El triunfo del ruido

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El triunfo del ruido

El crítico estadounidense Alex Ross analiza en ‘El ruido eterno’ (Seix Barral) por qué la música clásica del siglo XX sigue enfrentada a la incomprensión de las masas

ÁLEX VICENTE - Nueva York - 18/08/2009

Estemos donde estemos, casi todo lo que oímos es ruido. Cuando lo ignoramos, nos molesta. Cuando escuchamos con atención, lo encontramos fascinante". La cita es de John Cage, el revolucionario compositor que alternó sonidos estridentes y silencios interminables en un buen puñado de piezas deliberadamente caóticas, destinadas a dinamitar el peso de la tradición y los prejuicios de nuestro oído musical. "El resto es silencio", decía Hamlet. Cage parecía afirmar todo lo contrario: el ruido está por todas partes y, en función del grado de atención que le destinemos, puede ser percibido como un espantoso zumbido o como una sinfonía asombrosa.

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Para muchos melómanos, la música clásica compuesta durante el siglo XX suena como un ruido insoportable. Mientras Jackson Pollock se vende por millones de euros en las casas de subastas y David Lynch se estudia con devoción en las escuelas de cine, su equivalente musical sigue generando inquietud y malestar entre una aplastante mayoría de espectadores. Compositores como el austriaco Arnold Schönberg (1874-1951), auténtico artífice del cambio de paradigma en la cultura contemporánea, siguen siendo ignorados e incomprendidos un siglo más tarde.


Sin embargo, la música clásica del siglo XX ocupa un lugar central en el arte de nuestros días, muy a menudo sin que ni siquiera nos demos cuenta. El sistema atonal -el que prescindía de las armonías que habían marcado la música hasta el romanticismo- dio lugar a los ritmos sincopados del jazz. Los sonidos de vanguardia, que tanto impactaron en su día, se pueden escuchar hoy en la banda sonora de cualquier película supercomercial hollywoodiense. Y el minimalismo, que han abanderado compositores como Philip Glass y Steve Reich, basado en la repetición constante de frases musicales cortas, ha sido una influencia perceptible en la mayor parte del rock desde que The Velvet Underground debutó en la escena del Café Bizarre de Nueva York.

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Picasso es estudiado en colegios, pero su equivalente musical genera malestar

Así suena la tesis del libro El ruido eterno, un celebrado ensayo a cargo del crítico Alex Ross, que Seix Barral publicará en castellano a finales de septiembre, después de haber logrado un éxito sin precedentes en Estados Unidos y de haber sido traducido en quince países. Ross, experto en la música del siglo XX, ha logrado una especie de milagro en el mundo editorial: que un estudio de más de seiscientas páginas sobre un tema supuestamente intragable consiga despertar el interés del gran público.

De la Viena de principios de siglo al Nueva York de los años sesenta, pasando por la Rusia de Stalin y la Alemania de Hitler, el libro conduce al lector "por el laberinto del sonido moderno", a través de las vidas de decenas de los compositores más influyentes del siglo pasado. Y lo hace de una forma amena, didáctica y novelesca, alternando largos pasajes sobre la época histórica que les tocó vivir con comentarios técnicos sobre sus partituras, aunque aptos para todos los públicos.

"Ha sido toda una sorpresa, aunque tuve claro desde el principio que quería llegar a un gran número de lectores. Quería que la gente no especialmente aficionada se diera cuenta de que la música clásica no es una forma de arte anticuada y aburrida, sino que está ligada a los acontecimientos más importantes de la historia reciente. Que es un arte que importa y que todos deberíamos conocer mejor", cuenta Ross. El autor atiende en su pequeño despacho en la redacción de la revista The New Yorker, para la que trabaja como crítico desde hace década y media.
El ruido puede percibirse como un zumbido o como una sinfonía asombrosa

Cuando publicó por primera vez en este prestigioso semanario, emblema de la intelectualidad neoyorquina, Ross era un joven de 25 años recién llegado a la gran ciudad desde los suburbios residenciales de Washington. Este hijo de geólogos nunca pensó en dedicarse a la crítica musical, aunque la composición clásica le cautivó desde pequeño. Mientras sus amigos veían la MTV, él escuchaba a Haydn y Mendelssohn.

"Sí, mis amigos del colegio creían que era un poco raro. Más tarde, durante los años de universidad me obsesioné con la música clásica contemporánea. Solía decir que toda la música pop era una basura. Pero un día empecé a escuchar patrones comunes que el jazz y el rock compartían con la música clásica. Y de ahí surgió la idea de escribir El ruido eterno", cuenta Ross. "Quise demostrar que la composición clásica está por todas partes", dice.

En el libro, Ross se refiere a los numerosos compositores que colaboraron o se rebelaron contra las dictaduras, así como a los que contribuyeron a alentar los nacionalismos, como Sibelius durante la independencia de Finlandia. Habla de los maestros como Aaron Copland, compositor nacional durante el New Deal de Roosevelt que caería en desgracia en tiempos de la caza de brujas. Y también de Kurt Weill en el Berlín de los años veinte, cuando pareció estar a punto de rozar una proeza: romper la barrera que separaba la música clásica de la sociedad moderna, hasta que la irrupción del nazismo invalidó todos sus esfuerzos.

Ross analiza cómo los compositores abandonaron las melodías tradicionales para intentar encontrar nuevas combinaciones de tonos que condujeran a nuevas formas de expresión. La armonía que imperaba en el conjunto fue la gran perjudicada en este proceso, tal como sucedió en la sociedad europea a causa de las tormentas políticas. "De la misma manera que los pintores del siglo XX abandonaron la figuración por el arte abstracto, los compositores hicieron algo parecido con la música. El misterio es que hoy seamos capaces de admirar un cuadro de Rothko, pero que las piezas de Schönberg sigan siendo abucheadas", apunta Ross.


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Philip Glass y Steve Reich se basan en la repetición constante de frases musicales cortas
El enigma sigue sin resolverse del todo, aunque el autor nos ofrece algunas pistas para entenderlo mejor. "La gran diferencia es que crecemos observando arte moderno desde niños. En la escuela nos llevan a los museos y estudiamos las obras de los grandes pintores modernos en clase. A través de esta educación, la sociedad ha dejado de lado el shock inicial que provocaron algunos pintores y ha decidido abrazar su creatividad", dice Ross. "En cambio, con la música contemporánea no sucede lo mismo. No recibimos ningún tipo de educación al respecto. Si, cuando somos adultos, decidimos ir a escuchar un concierto, es muy probable que no sepamos cómo encontrarle sentido alguno. La ironía es que se encuentre por todas partes, como un lenguaje universal, pero siga irritando tanto a la gente cuando se encuentra en estado puro".

El autor divide la culpa entre la falta de curiosidad de los oyentes y el elitismo de ciertos compositores. Los primeros suelen decir que no hay belleza en la música contemporánea. "Como si, según el canon tradicional, el Guernica pudiera considerarse bello", protesta Ross. Los segundos decidieron menospreciar al gran público. Schönberg, el más radical con diferencia, llegó a escribir lo siguiente: "Si es arte, no es para todos. Y, si es para todos, no es arte". Parafraseando al autor, la antítesis perfecta de este libro. Ross, quitándose el uniforme de experto, confiesa que últimamente se ha sorprendido a sí mismo tarareando alguna canción de Justin Timberlake.


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Fuente: publico.es
 
jorgevm rebuznó:
Mientras Jackson Pollock se vende por millones de euros en las casas de subastas y David Lynch se estudia con devoción en las escuelas de cine, su equivalente musical sigue generando inquietud y malestar entre una aplastante mayoría de espectadores.

No entiendo esta jodida mierda, de que va esto? Acaso Pollock y Lynch son amados por una mayoría de espectadores. Pues NO. Seguro que Glass es estudiado en las escuelas de música. Es que esta parte del texto me parece una gilipollez como un piano.
 
Apasionante corta y pega. Puede ser altamente interesante la tertulia junto a auténticos entendidos del tema como Madeira, Gñemesis o los retardeds que vienen preguntando por la música de tal vídeo aunque ponga el autor en el titulo.

Impagable también la parte del post en la que nos cuentas tu punto de vista. Esta mierda esta más muerta que Jarque.
 
Emile Berliner rebuznó:
No entiendo esta jodida mierda, de que va esto? Acaso Pollock y Lynch son amados por una mayoría de espectadores. Pues NO. Seguro que Glass es estudiado en las escuelas de música. Es que esta parte del texto me parece una gilipollez como un piano.

Lynch se ha proyectado en todas las filmotecas del mundo. Busque en la agenda cultural conciertos de Stockhausen.
 
Ales rebuznó:
Apasionante corta y pega. Puede ser altamente interesante la tertulia junto a auténticos entendidos del tema como Madeira, Gñemesis o los retardeds que vienen preguntando por la música de tal vídeo aunque ponga el autor en el titulo.

Qué andas hablando de Madeira y tal si tú eres el primero que no tiene ni puta idea.
 
Bueno, la cosa pinta bien para un debate sobre música académica contemporánea. ¿Quién se apunta? :lol:

Es raro que ese buen hombre no mencione el estreno de La Consagración de la Primavera, de Stravinsky, donde literalmente volaron sillas.
 
jorgevm rebuznó:
Busque en la agenda cultural conciertos de Stockhausen.

Pues el 29 de Agosto va con Holger Zcukay al Nasti.

Uncle Meat rebuznó:
Bueno, la cosa pinta bien para un debate sobre música académica contemporánea. ¿Quién se apunta?

Yo me apunto... ¿Que qué? Así, así hacía ET!!

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Menuda puta mierda, yo pensaba que esto seria un hilo de Emperor.

El Ladrillaco se lo va a leer algun cani fan de Primal Scream, porque lo que es yo como que no.
 
Uncle Meat rebuznó:
Es raro que ese buen hombre no mencione el estreno de La Consagración de la Primavera, de Stravinsky, donde literalmente volaron sillas.

Quizá fue ese el momento simbólico en que el público dio la espalda a la música de su tiempo para siempre y refugiarse en los clásicos. De todas formas, eso se ha superado, Stravinsky viene siendo de los más interpretados y es un ineludible en el día a día de las emisoras de clásica, junto con algunos coetáneos. Pero si nos vamos a compositores de los 50, y de ahí en adelante, la difusión va con cuentagotas, no vaya a perturbar a la señora del abrigo de piel que manda callar con altanería a los que aplauden cuando se acaba un movimiento.

Las vanguardias son algo prohibido, música desagradable que es mejor ocultar de los oídos inocentes. En las clases de música de la educación obligatoria se habla de la música clásica como algo del pasado. Todos los compositores están muertos. Y cuando alguno de esos chavales, o ya de mayores, escuche a Ligeti de casualidad se escandalizará y dirá enfadado "esto no es música".

Quizá la parte más interesante del debate sea plantearse si la música contemporánea es para cualquiera. Respuesta: para quien tenga la voluntad acercarse a ella.
 
Jark Prongo rebuznó:
Pues el 29 de Agosto va con Holger Zcukay al Nasti.

¿Más información, please? Yo tenía pensado ir a ver un ciclo en Lisboa (de sus últimas composiciones, habrá obras jamás interpretadas), pero a lo mejor me convence más esto.

Y Stockhausen, personalmente, dudo que vaya.
 
Eskizoide rebuznó:
Ahora esta consolidado como un compositor de prestigio, muy ecliptico, alabado y odiado ferozmente por muchos. Ha desarrollado trabajos para algunas películas.

Patético. Y mal editado, se escribe ecléctico, lechón.
 
jorgevm rebuznó:
Quizá fue ese el momento simbólico en que el público dio la espalda a la música de su tiempo para siempre y refugiarse en los clásicos. De todas formas, eso se ha superado, Stravinsky viene siendo de los más interpretados y es un ineludible en el día a día de las emisoras de clásica, junto con algunos coetáneos.

Stravinsky ya se asimiló desde hace bastante, pero aquí pasa como en todo. En el mismo estreno de la Quinta de Beethoven, el maestro de Berlioz, de cuyo nombre no quiero acordarme, dijo que aquello era un despropósito y que probablemente aquella cosa caería en el pozo del olvido a los pocos años. :137

Pero si nos vamos a compositores de los 50, y de ahí en adelante, la difusión va con cuentagotas

Sí, la verdad es que se sabe muy poquito de autores más contemporáneos.

jorgevm rebuznó:
Y Stockhausen, personalmente, dudo que vaya.

¿No le han invitado? :lol:
 
Eliminator Jr rebuznó:
Patético. Y mal editado, se escribe ecléctico, lechón.

Joder, ¿qué pasa?, ¿qué si no me equivoco al escribir una palabra no posteas?.
 
En la versión impresa del artículo aparecen además unas reseñas de la relación entre la música contemporánea y algunos de los grupos más arrolladoramente populares, que es a lo que se refiere con "el triunfo del ruido". Destaca la afición que tenían los Beatles a Karlheinz Stockhausen, el cual se manifiesta no sólo en la portada del Sgt. Pepper's, sino en Tomorrow never knows, la bienintencionada Revolution #9, la sección orquestal de A day in the life... Resulta paradójico que la más popular de las bandas de pop acogiera en su sonido al más incomprendido de los vanguardistas.

Ross también dedica unas palabras a Radiohead, que trasladan al rock muchos planteamientos de la música contemporánea y, lo más importante, lo hace de una forma orgánica, no como hacen muchos otros grupos, añadiendo ruiditos a una base pop para parecer vanguardistas.

Sobre Björk admira su formación vanguardista, que usa para fusionarla con distintas tradiciones, algo que no es nada nuevo en la música, pues Mozart o Chopin ya combinaban el elemento académico y el tradicional. "Medúlla" es un álbum vocal que lleva los arreglos corales tradicionales a terrenos experimentales de música contemporánea. Medúlla no es más asequible al oído profano que muchas óperas contemporáneas, pero fue número 1 en ventas en muchos países, y alabado por críticos de pop. Otro triunfo enmascarado de la música contemporánea.

También destaca que la repetición de la Velvet viene inspirada por Glass y Reich, o que el jazz debe parte de su explosión creativa a los músicos contemporáneos. Los músicos de jazz escuchaban con atención a sus coetáneos de traje y corbata y envidiaban la libertad absoluta que tenían, ya fuera componiendo música atonal o creando en un estudio música que el ser humano jamás podría interpretar. El jazz de vanguardia no puede ser explicado sin tener en cuenta a los pioneros que lo impulsaron: los temibles académicos.
 
Bueno, hay músicos de rock influenciados por la música académica de forma mucho más evidente: Zappa, Can, Kraftwerk, Ayers, etc; lo que pasa es que, obviamente, no son tan populares como los Beatles.

Con lo del jazz no lo tengo tan claro; no sé qué influyó en qué. El mismo Shostakovich se inspiró más de una vez en el jazz; y las raices del jazz, creo, tienen más que ver, por ejemplo, con las ragas indias que con la música clásica. A ver si algún jazzero se pasa por este hilo y nos arroja algo de lulz.
 
jorgevm rebuznó:
¿Más información, please? Yo tenía pensado ir a ver un ciclo en Lisboa (de sus últimas composiciones, habrá obras jamás interpretadas), pero a lo mejor me convence más esto.

Y Stockhausen, personalmente, dudo que vaya.

A ver si aquí en el ticket dice algo acerca de cambiar detectores defectuosos, porque menuda mierda, HOYGAN...

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Las cosas claras, en la música moderna encontramos mil referencias a estos señores, lo que pasa es que estamos educados en que la música son instrumentos sonando con un ritmo y una melodía. Hay grupos, como los mencionados Radiohead, que limitan su "modernez" a fragmentos o bases, creando atmósferas nuevas, o como Pink Floyd, que utilizan ruidos como latidos, máquinas registradoras y tal para crear música.

Pero de ahí a que me digan que me monto unos minutos de silencio para que la gente perciba el ambiente del exterior como música, me parece un timo. Creo que Uncle sabe de quién hablo, porque ya hubo una discusión al respecto. Aún así, hay cosas de Stockhausen que chanan un poco, al menos las que he encontrado buscando por youtube.

Ah, y Battiato, como DIOS que es, ganó el premio Stockhausen de música experimental por L'Egitto Prima delle Sabbie:

http://www.youtube.com/watch?v=grzV7gMQp-4

La versión original es de 14 minutos :lol:
 
Pero de ahí a que me digan que me monto unos minutos de silencio para que la gente perciba el ambiente del exterior como música, me parece un timo.

Más que un timo yo lo percibo como un "alguien tenía que hacerlo". En un ambiente de innovar y hacer una ruptura mediante la música, la pintura o cualquier otro arte, todo vale. Y a veces pasa que el resultado final no es tan molón como el planteamiento, que puede tener toda una filosofía detrás. Y la pieza que más pasiones enfrenta de John Cage, tiene mucha. En fin, está bien saber que la música abarca límites que no estamos dispuestos a aceptar.

Pero ojo, no todo lo que sea extremadamente rompedor es una boutade, podemos tomar otro famoso ejemplo de irreverencia musical como es el cuarteto de los helicópteros del bendito Stockhausen. No es sólo una idea de locos, sino que su audición puede ser una experiencia estimulante, la música ascendiente y descendiente a gran velocidad se mezcla con el zumbido ensordecedor de las aspas que sube y baja, que recrea el vértigo de volar o de una caída libre.

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A ver, lo de los helicópteros estaba bien hasta que los músicos han empezado a gritar como mongolos en celo :lol:
 
Uncle Meat rebuznó:
Sí, creo que fue con brassneck, sobre el famoso 4'33''. Qué tiempos aquellos.
No sé si participé en esa discusión, pero sé que he discutido sobre 4'33'' en particular poco después de tener una conversación sobre música clásica contemporánea con mi director, donde salió John Cage como tema y demás.

Que la música es arte, sí, pero hasta cierto punto. Cuando la música deja de resultar musical, deja de ser música para convertirse en ruido artístico, y yo por ver ruido artístico no pago, así de simple, y menos para un pedante como Cage.
 
_Memnoch_ rebuznó:
Que la música es arte, sí, pero hasta cierto punto. Cuando la música deja de resultar musical, deja de ser música para convertirse en ruido artístico, y yo por ver ruido artístico no pago, así de simple, y menos para un pedante como Cage.

Creo que concluimos que 4'33'' era más teatro que otra cosa.

Y ahora, unos minutos musicales:

Beatles: Tomorrow Never Knows

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The Mothers Of Invention: Suzy Creamcheese

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Can: Aumgn

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Faust: Mamie Is Blue

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Kraftwerk: Radio-activity

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:D
 
O sabeis mucho u os habeis leido la wiki de Stockhausen en el apartado "legado" :lol:

A mi no me duelen prendas en decir que hasta el corte que sale en Watchmen de Glass no había escuchado nada en profundidad. Posteriormente, anda que no hay ni na en el spotify.
 
Emile Berliner rebuznó:
O sabeis mucho u os habeis leido la wiki de Stockhausen en el apartado "legado" :lol:

Pues acabo de mirarlo y sí, la verdad es que aparecen todos los grupos que he posteado más arriba. Menos mal que lo que no viene en la wiki son los temas de estos grupos con más claras influencias de Stockhausen.

Por cierto, he encontrado un vídeo de los Mothers bastante mejor que el anterior. :D
 
Ya que este hilo no da más de sí, así que he decidido reconvertirlo y pasar yo también a ser uno de esos monguers que postean discos que nadie se baja, pero que le dan como mucho estilo al foro.


Edgar Varèse - The Complete Works. CD 1: Royal Concertgebouw Orchestra


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https://rapidshare.com/files/134141130/Disc_01.rar.html


Un buen comienzo a la música contemporánea son las obras completas de Edgar Varèse, porque aglutina corrientes muy variadas, y porque todo cabe en dos simpáticos cedés: el que nos ocupa hoy de la Royal Concertgebouw Orchestra y el segundo de la ASKO Ensemble. Diciendo algo del estilo de Varèse, le gustan mucho las disonancias y las percusiones, muchas percusiones. A lo largo de su carrera no se mantuvo ajeno a la evolución de la música académica, y se apuntaba a un bombardeo.


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Tuning up, nos da una idea de las ideas de Varèse para orquesta, con un fuerte regusto a Stravinski en lo más atrevido, en las disonancias superpuestas y en una rica y compleja sección de percusiones.


Amérique, un pedazo de monstruo orquestal de 24 minutos, brumoso y en continua transformación. Comienza con un tímido viento intentando tocar su frase, pero no paran de interrumpirle percusiones desagradables y disonancias desafiantes, hasta que unas brutales percusiones consiguen acallarlo finalmente. A partir de ahí es un clímax constante, a cada poco rato tenemos a la sección de viento soplando a todo trapo un acorde disonante, los tambores redoblando, las bocinas, las sirenas... :lol: La pieza no tiene un motivo que se repita hasta los últimos minutos, y lo lleva a cabo, cómo no, la brutal percursión “varesiana” que insiste en ejecutar un tajante ritmo hasta que Amérique se apaga y nos quedamos sin aliento.


Ahora le toca el turno a Poème Électronique, una abstracta pieza electrónica que compuso Varèse y que es parte de un conjunto de arquitectura, luz, música, y película, del que también participan Le Corbusier, Iannis Xenakis, Jean Petit y Phillippe Agostini (a estos dos últimos les corresponde el film). Una experiencia de fusión artística sin precedentes. Para su “interpretación” se distribuían 425 altavoces en un pabellón de Le Corbusier en sitios estratégicos, que reproducían los sonidos y que hacían oscilar al público entre la fascinación y la incertidumbre. El significado de todo esto es una visión oscuramente negativa del ser humano, la evolución y el progreso, una constante en el arte del siglo XX.


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Culo a tope de vanguardia



Con Arcana vuelve la gran orquesta en una obra oscura, dinámica, pero eso sí, más moderada y menos inspirada que Amérique. Pero tengo que quitarme el sombrero ante el buen gusto con que se ha usado la percusión.


Nocturnal, para soprano, coro masculino y orquesta fue la última obra que compuso y quedando inacabada, en 1961. Aquí Varèse saca más partido al silencio y utiliza el coro “al estilo contemporáneo de dar voces”.


Para finalizar el primer CD, está la preciosísima pieza para soprano Un grand sommeil noir, que contrasta con la obra vocal anterior por ser de 1906, la primera pieza de Varèse que se conserva. Esto es una maravillosa prueba de la evolución compositiva de Varèse, a lo largo de de seis décadas ha conseguido estar siempre a la vanguardia y que de hacer bellas piezas románticas como ésta, se subió al carro de las disonancias, de la composición electrónica y de lo que hiciera falta.




Otro día pondré el segundo CD con sus respectivos comentarios, si lo escucha alguien habrá merecido la pena.
 
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