57º FESTIVAL DE CANNES

TORBE

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28 Abr 2003
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Moore y Penn destrozan la América corrupta

El realizador y el actor presentan dos demoledores filmes sobre George Bush y Nixon



El festival tuvo ayer un claro predominio de un género cada vez más en auge en el mundo cinematográfico: aquel que reduce visiblemente la frontera entre realidad y ficción, bien porque utiliza material documental o bien porque reconstruye hechos basados en la realidad. Michael Moore y Sean Penn presentaron sus últimos trabajos, dos duros alegatos contra dos de los periodos presidenciales más turbios y oscuros: el actual del presidente George Bush, en el caso de Fahrenheit 911, realizado por Moore, y el papel protagonista en El asesinato de Richard Nixon, por Sean Penn, dirigida por Niels Mueller, sobre una historia real poco conocida de un intento de asesinato del presidente Nixon


MIGUEL MORA (ENVIADO ESPECIAL) - Cannes

Michael Moore: "Lo que va a hacer esta película es mostrar imágenes que nunca ha visto el público americano"
17-05-2004



Michael Moore: "Creo que es excelente que España haya salido de la coalición"



Sean Penn: "Este Gobierno es el mismo que está matando niños en Bagdad"




Fahrenheit 911 es, según Michael Moore, la temperatura a la que se derriten la libertad y la democracia. El director estadounidense coincidió ayer con su compatriota Sean Penn en Cannes, y juntos hicieron trizas a la Norteamérica corrupta y belicista, encarnada hoy por el Gobierno de Bush, y hace 30 años por el Gobierno de Nixon. Moore reventó el festival con las dos horas de documental-panfleto-reportaje contra "George de Arabia", al que pulveriza con una mezcla irresistible de ironía, investigación y un inmenso y muy inteligente poder de comunicación. Penn presentó El asesinato de Richard Nixon, una película de ficción que cuenta el brutal caso real de un inadaptado social que enloquece de honestidad en pleno Watergate.

"Jamás hubiera pensado que estaría hoy aquí sentado echando de menos a Nixon", dijo Penn entre las carcajadas generales. El actor y director es el protagonista absoluto de esta intensa película de Niels Mueller, producida por los mexicanos Jorge Vergara y Alfonso Cuarón, retrato feroz de la podredumbre moral que inundó a la sociedad americana durante los primeros años setenta. Con el telón de fondo de la guerra de Vietnam y el escándalo del Watergate, Penn da vida a un tipo honrado que se vuelve majara cuando intenta colocarse como vendedor: su jefe le sugiere que imite a Nixon, el hombre que vendió un coche para el desguace a 200 millones de personas, y poco a poco Penn lo pierde todo: el trabajo, la razón y la mujer (una estupenda Naomi Watts).

Penn defendió con convicción esta película que se presenta fuera de concurso, y con un par de frases puso fuera de juego a su Gobierno: "En teoría, está inspirado en principios fantásticos de libertad y democracia, pero al mismo tiempo es el Gobierno que está matando niños en las calles de Bagdad mientras nosotros estamos aquí hablando", dijo Penn, fumando como una fiera. El actor, que ha visitado Irak y ha rodado imágenes de la guerra, parecía verdaderamente tocado por la experiencia, y añadió que, aunque no había visto la película de Moore, estaba seguro de que ambas tienen mucho en común: "Las dos reflejan un estado de corrupción total".

Pocos minutos antes, en una conferencia de prensa atestada y vibrante, Michael Moore desplegó su gran sentido del humor, su aguda visión política y su inaudita capacidad para cantar verdades. "La reacción de Bush a las torturas de presos iraquíes diciendo que mostraban la falta de carácter de nuestros soldados sólo es un ejemplo más de que Bush no apoya a sus tropas, de que en realidad las desprecia", explicó. "Sólo alguien que desprecia a unos jóvenes que están dispuestos a dar la vida por su país puede mandarlos a una guerra basada en una mentira".

"Y ésa es la gran violación, la gran falta de carácter de Bush, Cheney y Rumsfeld", continuó el director. "La inmoralidad sólo trae más inmoralidad. Si tú has creado esa inmoralidad, no te extrañe que sucedan cosas así. No estamos en Irak para una misión noble, sino para defender los negocios de los amigos y benefactores de Bush". Eso es más o menos lo que cuenta el gran histrión de Flint (Michigan) en Fahrenheit 911. La cosa arranca en la noche electoral en la que Bush pasó de perder a ganar el Estado de Florida, después de que la cadena Fox, con un primo del gobernador al frente de los informativos, cambiara de repente el sentido de la información que llegaba del recuento. Moore no dudó tampoco en enseñar a la vez cómo finalmente los demócratas colaboraron en la investidura de su rival al ser incapaces de encontrar un senador que firmara las denuncias de los indignados individuos, casi todos afroamericanos, que habían contado las papeletas.

A partir de ahí, Moore disecciona las turbias y prolongadas relaciones comerciales entre la familia Bush y los jeques de Arabia Saudí, entre ellos la extraña familia Bin Laden, relacionada con los dueños del petróleo tejano desde los años setenta. Según revela el filme, las fortunas saudíes aportan el 7% del total del peso de la economía norteamericana, y Moore desentraña los intrincados vínculos entre James Blazer (abogado de cabecera de la familia Bush y de diversos saudíes procesados en EE UU tras el 11-S), las empresas Carlyle y Hallyburton, y el amigo de la mili de Bush, James R. Bath, un intermediario cuyo nombre fue tachado del informe militar del presidente por la Casa Blanca este año.

La guerra "ficticia, lenta y tardía" de Afganistán, la cena de Bush con el embajador saudí el 13 de septiembre, la represiva Patriot Act diseñada por el secretario de Justicia Ashcroft, la paranoia inoculada en las conciencias de los ciudadanos por el Gobierno y la paralela disminución de los fondos para la seguridad en las fronteras conforman un panorama terrorífico, que sólo empeora cuando Moore rueda cómo dos marines vestidos de gala intentan reclutar a jóvenes pobres, negros y desempleados en las zonas más deprimidas del país, mientras avanza el recorte de fondos dedicados a los heridos y veteranos de guerra.

La película ofrece otra novedad: las primeras imágenes de abusos y malos tratos de las fuerzas armadas, de lo que Rumsfeld bautizó como "la coalición de la buena voluntad" y "la madre de todas las coaliciones". Moore consideró "excelente que España haya salido de la coalición", agradeció a Francia y Alemania su negativa a participar, y calificó como una vergüenza que ninguna cadena americana, "con sus millones de dólares y sus decenas de enviados especiales", haya sido capaz de emitir todavía imágenes de lo que realmente sucede en Irak: "Todas colaboraron a que la gente tuviera miedo de Sadam Husein cuando no tenían por qué tenerlo. Y es verdad que el mundo siempre ha sido muy peligroso, pero si nos quitamos la libertad a nosotros mismos, les hacemos el trabajo a los terroristas. El 70% de los norteamericanos cree que había relación entre Al Qaeda y Sadam, pero las preguntas que tienen que responder ahora nuestros gobernantes son: ¿por qué había más policías en Manhattan que soldados en Afganistán buscando a Bin Laden? ¿Por qué el presidente estuvo dormido los meses anteriores al 11 de septiembre? ¿Por qué el secretario de Justicia le dijo a su asesor que no quería saber nada de la amenaza terrorista?".

La película termina con unas palabras de Orwell que dicen que las guerras no se montan para ganarlas, sino para que sean permanentes y para perpetuar en el poder a los que las organizan. Las palabras resuenan sobre otras imágenes aún no vistas: el estupor de los soldados en el frente, la sangre de las víctimas inocentes, el dolor de las familias que esperan el regreso de los suyos o que ya ni siquiera esperan. Moore explicó los motivos íntimos de su filme: "He tratado de hacer una película que me gustaría ver un viernes por la noche, entretenida, que te permita comer palomitas, reír, llorar, y de la que se pueda hablar una hora, un día o una semana después. Ésa es mi primera motivación. La segunda es contar algo sobre los días que vivimos, sobre lo que nos pasa, y divertirme todo lo posible haciéndola. Creo que es muy importante reírse en tiempos tan negros como éste y, curiosamente, Bush ha escrito las líneas más divertidas de mi documental".

Para acabar, Moore denunció públicamente que la productora de Mel Gibson, Icon, se descolgó de la película cuando llevaba ya dos semanas de rodaje: "Gibson llamó a mi agente diciendo que tenía que romper el contrato que había firmado tres meses antes porque había recibido presiones de altos líderes republicanos. Afortunadamente, Miramax le sustituyó enseguida y pudimos terminar".
 
...Deseando englutir todo lo que hagan estos dos... Que grande el Moore... se ha convertido la unica voz realmente crítica con el gobierno de su pais...
 
Siempre está bien escuchar la voz discordante, es la que te pone en perspectiva respecto al grito de la masa.

No dudaré en verlas.
 
Una voz discordante, que tiene un loft de 300 metros cuadrados en Manhattan gracias a su postura crítica.

El también es un estupido hombre blanco.

En España ha tenido una gran acogida claro, ahora todo está lleno de progres de escaparate.

Que le den al Moore, que haga dinero poniendo el culo y no a costa de temas serios.
 
Y eso lo dicen el hipoglucémico de Moore y el drogadicto-alcoholico sin rehabilitar de Penn. Interesantes pues sus puntos de vista. Tan válidos como los de un Furby fumao.
 
Vercetti rebuznó:
Una voz discordante, que tiene un loft de 300 metros cuadrados en Manhattan gracias a su postura crítica.

El también es un estupido hombre blanco.

En España ha tenido una gran acogida claro, ahora todo está lleno de progres de escaparate.

Que le den al Moore, que haga dinero poniendo el culo y no a costa de temas serios.

PLAS, PLAS, PLAS....

La descripción perfecta del mayor estúpido hombre blanco.
 
Vercetti rebuznó:
Una voz discordante, que tiene un loft de 300 metros cuadrados en Manhattan gracias a su postura crítica.

El también es un estupido hombre blanco.

En España ha tenido una gran acogida claro, ahora todo está lleno de progres de escaparate.

Que le den al Moore, que haga dinero poniendo el culo y no a costa de temas serios.

Habeis leido algo de Moore?

No es ningún asceta ni lider espiritual que tenga que predicar con su vida ejemplar. Tampoco es ningún fanático anti-EEUU. Más bien al contrario, es un tipo muy enamorado de su país y de su gente, y por eso precisamente le mete tanta caña.

La idea de Moore, por mucho que ponga a parir a sus gobernantes, es precisamente la confianza en el sistema. Sus libros y documentales no claman a la destrucción del país sino a una mayor implicación de los ciudadanos (algo para lo que hay medios, aunque no se suelan airear mucho).

Moore es un demagogo, un publicista y un jefe de pista circense. Sus obras no tienen demasiado rigor y sí mucha manipulación y espectacularidad. Pero la diferencia con tooooda la demagogia, publicidad y manipulación que día a día reciben los yanquis (bueno, y todos nosotros por extensión) por parte del Bush, de Exxon o de la televisión basura es que sus intereses no son embotar y mantener los privilegios de unos cuantos poderosos sino precisamente despertar y reducir dichos privilegios. La intención de Moore no es elaborar sesudas y rigurosas teorías socioeconómicas sino despertar el espiritu crítico de una manera amena (la unica manera de hacer llegar el mensaje a cuanta más gente mejor). No es ningún santo, pero al menos aspira a que sus conciudadanos se molesten en ir a votar y sepan qué votan.

?y eso está mal, porque vive en un loft? ?que debería hacer, enviar sus ahorros a Somalia?
 
Anquises rebuznó:
?y eso está mal, porque vive en un loft? ?que debería hacer, enviar sus ahorros a Somalia?

Evidentemente no. Lo que me parece demencial es que se haga multimillonario criticando un sistema en el que a el le va de perlas y se mueve como pez en el agua.

Y mucho más demencial que en España sea lider de ventas con un asunto que la verdad ni nos va, ni nos viene.
 
Churruca rebuznó:
...Deseando englutir todo lo que hagan estos dos... Que grande el Moore... se ha convertido (en) la única voz realmente crítica con el gobierno de su país...

Supongo que sabes que englutir es engullir, tragar sin masticar que viene a ser mirar sin ver...
 
Corrector rebuznó:
Churruca rebuznó:
...Deseando englutir todo lo que hagan estos dos... Que grande el Moore... se ha convertido (en) la única voz realmente crítica con el gobierno de su país...

Supongo que sabes que englutir es engullir, tragar sin masticar que viene a ser mirar sin ver...


Lo sé... soy parte de la masa tonta... boñiga que hacen... boñiga que me engluto...
masas.jpg




Vercetti rebuznó:
Evidentemente no. Lo que me parece demencial es que se haga multimillonario criticando un sistema en el que a el le va de perlas y se mueve como pez en el agua.

Y mucho más demencial que en España sea lider de ventas con un asunto que la verdad ni nos va, ni nos viene.

...Pues la verdad... a mi sí me va... me gustaria tener más visiones acerca del pavo que gobierna el planeta en el que vivo...
 
Vercetti rebuznó:
Anquises rebuznó:
?y eso está mal, porque vive en un loft? ?que debería hacer, enviar sus ahorros a Somalia?

Evidentemente no. Lo que me parece demencial es que se haga multimillonario criticando un sistema en el que a el le va de perlas y se mueve como pez en el agua.

Y mucho más demencial que en España sea lider de ventas con un asunto que la verdad ni nos va, ni nos viene.

Paece mentira que un tio tan documentado como tu, haga estos comentarios.


Moore no solo es un escritor, director, guionista y productor de sus peliculas.; tambien representa a casi la mitad de un pais, que por mucho que pensemos que es de tontos, pero no lo es.

Mooore es una de la pocas voces discordantes con poder, protagonismo y dinero para no ser asesinado ni undido en la miseria. En USA las cosas son siempre una paradoja, incluso dentro del poder. Es como si me dices que los Stones son una mierda porque lleven vendidos 80 millones de discos; a veces lo bueno tambien es lucrativo.

Cierto que vive en NY, pero es lo mismo que si tu vives en Velazquez. Puedes ser un capullo o ser un tio con suerte. Moore no es culpable de ser un tio con suerte y cerebro.
 
drmoriarty rebuznó:
Vercetti rebuznó:
Anquises rebuznó:
?y eso está mal, porque vive en un loft? ?que debería hacer, enviar sus ahorros a Somalia?

Evidentemente no. Lo que me parece demencial es que se haga multimillonario criticando un sistema en el que a el le va de perlas y se mueve como pez en el agua.

Y mucho más demencial que en España sea lider de ventas con un asunto que la verdad ni nos va, ni nos viene.

Paece mentira que un tio tan documentado como tu, haga estos comentarios.


Moore no solo es un escritor, director, guionista y productor de sus peliculas.; tambien representa a casi la mitad de un pais, que por mucho que pensemos que es de tontos, pero no lo es.

Mooore es una de la pocas voces discordantes con poder, protagonismo y dinero para no ser asesinado ni undido en la miseria. En USA las cosas son siempre una paradoja, incluso dentro del poder. Es como si me dices que los Stones son una mierda porque lleven vendidos 80 millones de discos; a veces lo bueno tambien es lucrativo.

Cierto que vive en NY, pero es lo mismo que si tu vives en Velazquez. Puedes ser un capullo o ser un tio con suerte. Moore no es culpable de ser un tio con suerte y cerebro.


...Gracias Drmoriarty... iba a contestar al señor Vercetti ahora mismo, ya ke antes no tuve tiempo de contestarle más a fondo... Pero me has ahorrado el trabajo...
 
Me han convencido con sus argumentos. Lo digo completamente en serio.

Acepto que mis premisas partían de un planteamiento erroneo.

Gracias Caballeros.
 
Vercetti rebuznó:
Me han convencido con sus argumentos. Lo digo completamente en serio.

Acepto que mis premisas partían de un planteamiento erroneo.

Gracias Caballeros.

...Que grande eres Vercetti...Lo digo completamente en serio... Gracias a usted...
 
Michael Moore gana la Palma de Oro

La china Maggie Cheung y el niño japonés Yagira Yuuya obtienen los premios de interpretación



La 57ª edición del Festival de Cannes finalizó anoche con el triunfo de Fahrenheit 9/11, del estadounidense Michael Moore. El filme, vitriólico documental anti-Bush, fue el más polémico y el más aplaudido de la competición de este año. Moore, que dedicó el premio al pueblo iraquí "y a los que sufren a causa de nosotros, Estados Unidos", expresó su esperanza de que el galardón permita que la película se exhiba en su país para que "el pueblo americano pueda verla" y "la verdad salga a la luz". El Jurado, presidido por Quentin Tarantino, otorgó el Gran Premio del Jurado a Old Boy, del surcoreano Park Chan-wook. Los mejores actores fueron la china nacida en Hong Kong Maggie Cheung y el niño japonés Yagira Yuuya.


El filme de Moore se estrenó aquí envuelto en un apoyo ambiental que rozó el entusiasmo


El filme documental y de lucha política Farenheit 9/11, del cineasta estadounidense Michael Moore, ganó anoche entre largas ovaciones unánimes la Palma de Oro, máximo galardon del festival de Cannes, sin duda la más alta distinción a que puede aspirar hoy un cineasta. El filme de Moore se estrenó aquí hace una semana envuelto en un apoyo ambiental que rozó el entusiasmo y fue sancionada por continuos ecos del acuerdo con las posturas de combate anti Bush, que el filme está despertando en su propio país.

No ha sorprendido por ello la concesión de la Palma de Oro a este inteligente, y en algunos aspectos temerario, alegato contra George W. Bush por parte de un cineasta francotirador de cámaraaguda de insobornable. El filme que era ambientalmente considerado aquí como el más merecedor de la Palma de Oro, que era 2046, del chino Wong Kar-wai, fue desplazado por Farenheit 9/11 sin que se oyese la más mínima disidencia en la enorme sala Debussy del Palacio de La Croisette, donde se apilaban anoche un par de miles de periodistas procedentes de todo el mundo.

Fueron igualmente aplaudidos los premios de interpretación, que mostraron tacto y sensibilidad en un jurado que supo distinguir las extraordinarias calidades de los premiados. Fue considerado mejor actor el niño japonés Yagira Yuuya, protagonista del magnífico filme Nobody knows. El premio a la mejor actriz distinguió el excepcional trabajo que la eminente intérprete china Maggie Cheung lleva a cabo en Clean, notable filme del francés Olivier Assayas.

También creó acuerdo y recibió una sonora ovación el Gran Premio del Jurado, considerado el segundo en relevancia tras la Palma de Oro. Fue destinado a la película coreana Old boy, una obra de tremenda dureza y negrura que lleva dentro uno de los más radicales e inquietantes diagnósticos que el cine reciente ha hecho sobre las conexiones entre violencia y vida cotidiana en las sociedades actuales que están en vías de desarrollo o lo han encontrado.

También fue aplaudido con generosidad y unanimidad el premio al mejor guión, que fue a parar a las manos de dos extraordinarios escritores de cine franceses, Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri, autores de la excelente Comme une image

. En cambio, el premio a la mejor dirección -o, en terminología francesa, a la mejor puesta en escena-, a Tony Gatlif por su filme Exils, topó bruscamente con algunas sonoras rechiflas de una parte del público de la sala Debussy, mientras el resto callaba o aplaudía sin aires de convicción. Este reparto de respuestas del público parece decirlo todo acerca de la condición desequilibrada de una película que combina y mezcla rasgos interesantes con otros que no tienen el menor interés, además de padecer cojeras de ritmo y caídas en una visión inane y folclorista, aunque sea de pasada, del mundo gitano andaluz.

Y queda, por último, la confluencia, en el llamado Premio del Jurado, donde éste mete lo que no le cabe en los anteriores capítulos, de un pleno acierto y de un estruendoso disparate. El acierto, que sin duda lo es de lleno, fue premiar a la maravillosa Irma P. Hall por su arrolladora actuación en The Ladykillers, de los hermanos Coen; y el disparate en hacérselo compartir con la infumable empanada thailandesa Tropical Malady, del impronunciable Apichatpong Weerasethakul, que en algunos aspectos está situada bajo mínimos profesionales y echa un absurdo borrón en una lista de premios, que podía haber sido limpia.

El jurado internacional que eligió las películas y los cineastas premiados anoche estaba presidido por el guionista y director estadounidense Quentin Tarantino, y formado por la escritora norteamericana Edwidge Danticat, la actriz francesa Emmanuelle Béart, la actriz estadounidense Kathleen Turner, la actriz británica Tilda Swinton, el director chino-hongkonés Tsui Hark, el realizador estadounidense Jerry Schatzberg, el crítico cinematográfico finlandés Peter von Bagh y el actor y guionista belga Benoît Poelvoorde.

Los únicos premios no oficiales que tienen relevancia de noticia y alcance mundial dentro del foco irradiador en que anoche se convirtió Cannes son únicamente dos. El primero es, sin duda, el Premio de la Crítica Internacional, o Premio Cipresci, que también fue a parar a las manos de Michael Moore y su Farenheit 9/11. El segundo es el Premio Ecuménico, que tiene cada día mayor consistencia y que este año distinguió a Diarios de motocicleta, de Walter Salles, por su empleo de tradiciones y convenciones del género road movie para hacer un vivo retrato del descubrimiento por el joven Ernesto Guevara de la opresión que se vivía en la Suramérica de 1952 y que es el origen del futuro icono revolucionario que luchó contra problemas sociales y políticos que aún siguen ahí, sin resolver.

Cerró el largo desfile de proyecciones en las pantallas de La Croisette la película estadounidense D-lovely, que quiere ser un retrato musical del célebre músico Cole Porter. Los intérpretes son dos rostros del mejor Hollywood, Kevin Kline y Ashley Judd, que afrontan la dura tarea de una misión imposible en las estrecheces de esta película: dar vida al tormentoso matrimonio de Cole y Linda Porter, en el que el genial compositor de algunas de las canciones depositarias de sonidos universales del siglo XX dejó ver una personalidad contradictoria y conflictiva.

En D-lovely, Porter evoca su pasado a la manera de un filme musical, materializando en la pantalla su recuerdo de los personajes y acontecimientos que dejaron huella en el libro de su vida. Asunto, como se ve, ambicioso y complicado, ante el que el buen productor y vulgar director Irving Winkler se muestra incapaz de arrancar algo de la luz y el fuego que esconde.

Mal broche para un festival que quiere buscar, y no los encontró este año abiertos, nuevos caminos formales, nuevos criterios de selección de películas y nuevos nombres de cineastas que intenten y logren recorrerlos. En su toma de la temperatura de la producción mundial de esta primavera, el Festival de Cannes deja entrever que se ha topado este año con una inquietante sensación de estancamiento, de inmovilidad y esclerosis imaginativa. No es éste un indicio nuevo, ya que asomó en otras recientes ediciones de este por lo general certero termómetro, pero su reiteración comienza ya a sonar en forma de alarma.
 
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