Trujamán
Asiduo
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A TUS PIES
En mi boca, los dedos de tus pies
se convierten en perlas, uvas, dátiles.
Mi saliva transforma piel y hueso,
albergo un mar que nada en brujerías.
Confiando el pie al masaje de mi lengua,
o hundiéndolo en el pozo de mi risa,
tú sientes que caminas por arenas
a las que un mar succiona con buen ritmo,
con un jadeo y palpitar de sales.
La sensación te inunda y te satura,
pues te abraza la piel y las entrañas,
e intuyes lo que siente el que penetra,
hombre que hurga humedad caliente y rosa.
Culebrean espasmos, no cosquillas,
que hasta tu muslo ascienden y se clavan,
mientras se va estancando un charco lácteo
allá abajo al alcance de mis dedos:
es tu segunda boca y su saliva,
que segregas con hambre siempre nueva.
Ambos fluidos tu pierna los enlaza:
hay uno en un extremo, otro en su arranque.
El agua de mi boca, la que juega
con el tesoro astral de tus zapatos,
quiere desembocar en la otra agua,
beber y ser bebida y confundirse
en tan sólo un sabor y un chapoteo.
¿Y vosotros qué podéis decirme de los pies de vuestras mujeres presentes o pasadas?
En mi boca, los dedos de tus pies
se convierten en perlas, uvas, dátiles.
Mi saliva transforma piel y hueso,
albergo un mar que nada en brujerías.
Confiando el pie al masaje de mi lengua,
o hundiéndolo en el pozo de mi risa,
tú sientes que caminas por arenas
a las que un mar succiona con buen ritmo,
con un jadeo y palpitar de sales.
La sensación te inunda y te satura,
pues te abraza la piel y las entrañas,
e intuyes lo que siente el que penetra,
hombre que hurga humedad caliente y rosa.
Culebrean espasmos, no cosquillas,
que hasta tu muslo ascienden y se clavan,
mientras se va estancando un charco lácteo
allá abajo al alcance de mis dedos:
es tu segunda boca y su saliva,
que segregas con hambre siempre nueva.
Ambos fluidos tu pierna los enlaza:
hay uno en un extremo, otro en su arranque.
El agua de mi boca, la que juega
con el tesoro astral de tus zapatos,
quiere desembocar en la otra agua,
beber y ser bebida y confundirse
en tan sólo un sabor y un chapoteo.
¿Y vosotros qué podéis decirme de los pies de vuestras mujeres presentes o pasadas?