American Graffiti

stavroguin 11

RangoClásico
Registro
14 Oct 2010
Mensajes
3.780
Reacciones
2.828
A los que no hayáis visto la peli, no sé que cojones estáis esperando, aunque probablemente llevéis muchos años escuchando su excelente banda sonora, tal vez la mejor de la historia (The Big Bopper, Buddy Holly, The Beach Boys...). Aparte del encanto de ver en su adolescencia a los que luego serían figuras del cine (Richard Dreyfuss, Harrison Ford...)

Y si para un servidor esta película es una referencia no es por esos valores, ni por la mítica recreación del (seguramente inexistente) mundo del ligoteo motorizado de un sábado noche americano. Sino por el dilema vital de los dos protagonistas masculinos.

Terminada su enseñanza secundaria, se disponen a abandonar su pueblo al día siguiente para ir a la Universidad. Uno de ellos, absolutamente convencido del paso que va a dar, el otro lleno de dudas hasta el último segundo. Pero las tornas se invierten: el primero, manipulado por la histeria de su novia pueblerina y limitada, se queda en casa para lamerle el coño a una maruja el resto de su vida. El segundo se marcha para llegar a convertirse en un escritor de éxito, a pesar de todos los reclamos y cantos de sirena que lo invitan a quedarse: acaba de superar las pruebas de entrada en una pandilla que le promete diversión y compañerismo a raudales, una misteriosa desconocida que conduce un glamouroso coche le promete una cita, todo le sonríe...pero se va.

Pieza clave para su decisión es el misterioso locutor de la radio local: un figura mítica a la que nadie conoce, apodada el Hombre Lobo. El protagonista consigue entrevistarse con él, y solo encuentra un hombre solitario arrepentido de no haber dejado el pueblo para labrarse un futuro en otra parte. La escena final de la película, mientras el avión lo lleva fuera para siempre y por la ventanilla ve el coche de la mujer a la que no conocerá nunca, me sigue poniendo los pelos de punta cada vez que la veo.

Y ello por haber tenido que vivir algo parecido hace años. La estabilidad laboral que disfruto y el nivel profesional que (modestamente) creo que tengo son fruto de una decisión parecida, tal vez la más difícil de mi vida: tenía a mi disposición un par de follaamigas muy por encima de mi nivel habitual, un proyecto de novia bastante prometedor (dejó de cogerme el teléfono 15 días después de marcharme), un grupo de amigos con los que disfrutar las cacerías nocturnas (que me olvidaron al día siguiente de desaparecer), y, por encima de todo, por primera y única vez en mi vida, era una persona popular entre las mujeres. Lo dejé todo para irme a un lugar inhóspito, solitario, aburrido, con la misma vida social que un caracol de jardín, donde no conseguí hacer un solo amigo, en donde tardé más de seis meses en echar un miserable polvo, en donde me despertaba en mitad de la noche escuchando las campanadas del reloj en una plaza solitaria, inmerso en una burbuja de soledad, frío y aislamiento emocional, agravada por el recuerdo de los recientes días de vino y rosas, que nunca volvieron. Mi lectura de aquellos días, que me ayudó a ponerlos en perspectiva, fue la obra autobiográfica de Dostoiewski: "Recuerdos de la casa de los muertos": sus memorias de la cárcel y el exilio, cuando, indultado "in extremis" delante del paredón, tuvo que cambiar la sofisticada vida de intelectual de moda por la compañía y la brutalidad de los peores delincuentes comunes de la Madre Rusia.

El tiempo tal vez me haya confirmado que la decisión fue correcta. Pero la amargura de aquel momento dulce perdido que jamás volvió, hace más de 15 años, permanece. Y de vez en cuando me da una punzada melancólica, breve pero intensa.

Pues eso, cuenten sus historias, señores.
 
Estamos todos muy jodidos últimamente. Yo lo achaco a los calores del verano, que me dejan aplatanado y no puedo pensar con claridad.
 
Para ver este contenido, necesitaremos su consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de cookies.
 
Me encanta como mezcla la melancolia existencial con la rememoración de una película, muy bien hilado, pero amigo stavro, su post es demasiado denso para el forero medio, entre los que me incluyo. Citas a Dostoyevski, buena redaccion, no se yo el recorrido del hilo aquí en el general será de su agrado. Aún así siempre es un placer leerle.
 
Sólo vi la susodicha peli una vez y ya ni me acordaba del argumento. Me apunto su re-visionado.

Leyendo su post, he de decir que me ha removido por dentro. Porque si usted decidió marcharse en aras de una vida mejor, yo me resistí a hacerlo. Tras haber gozado de la oportunidad de haber vivido en varios países del extranjero, y haber obtenido mejores experiencias que en el terruño (tanto laborales como personales), decidí quedarme. Aún no se si por comodidad, si por la cercanía de familiares y amigos (cuyo apoyo tampoco ha sido tan fuerte como me esperaba) o por miedo a lo desconocido.

De vez en cuando me atormento con estos recuerdos, de lo que pudo ser y no fue. De poder haber sido pionero en una época donde el españolito medio manejaba billetes con cualquier curro de mierda, perdí la oportunidad de plantar la pica en Flandes, en los Fiordos o Michigan. Al no ser seleccionado en una empresa francesa, probé suerte en Madrid y ahí se me fueron al carajo mi curriculum y expectativas profesionales.

Ahora me toca competir con todos esos que saben que las oportunidades están en el norte del hemisferio norte. Porca miseria.
 
LOLansky rebuznó:
Me encanta como mezcla la melancolia existencial con la rememoración de una película, muy bien hilado, pero amigo stavro, su post es demasiado denso para el forero medio, entre los que me incluyo. Citas a Dostoyevski, buena redaccion, no se yo el recorrido del hilo aquí en el general será de su agrado. Aún así siempre es un placer leerle.

Gracias por su opinión. Los hilos tienen vida propia independientemente de las intenciones del autor. Me da lo mismo que nadie lo responda, que se llene de sandeces o de opiniones inteligentes. Mi intención era que la gente contase sus historias sobre ese buen momento de sus vidas que, por voluntad propia o por accidentes externos, se interrumpió bruscamente para no volver. Esa sensación frustrante de tener que marcharte en lo mejor de la fiesta.

FatalDeLoMio rebuznó:
Sólo vi la susodicha peli una vez y ya ni me acordaba del argumento. Me apunto su re-visionado.

Leyendo su post, he de decir que me ha removido por dentro. Porque si usted decidió marcharse en aras de una vida mejor, yo me resistí a hacerlo. Tras haber gozado de la oportunidad de haber vivido en varios países del extranjero, y haber obtenido mejores experiencias que en el terruño (tanto laborales como personales), decidí quedarme. Aún no se si por comodidad, si por la cercanía de familiares y amigos (cuyo apoyo tampoco ha sido tan fuerte como me esperaba) o por miedo a lo desconocido.

De vez en cuando me atormento con estos recuerdos, de lo que pudo ser y no fue. De poder haber sido pionero en una época donde el españolito medio manejaba billetes con cualquier curro de mierda, perdí la oportunidad de plantar la pica en Flandes, en los Fiordos o Michigan. Al no ser seleccionado en una empresa francesa, probé suerte en Madrid y ahí se me fueron al carajo mi curriculum y expectativas profesionales.

Ahora me toca competir con todos esos que saben que las oportunidades están en el norte del hemisferio norte. Porca miseria.

Creo que aun no tiene los 40 cumplidos. No es tarde para usted. Yo tenía 32 cuando relato lo que cuento. Aquí solo tiene soledad, paro y depresión. Decídade y láncese a la vida.

Darkiano rebuznó:
Medice cura te ipsum

Sabia y pertinente cita. A veces lo más difícil es conocerse y cauterizarse a uno mismo, condición indispensable para ser útil al prójimo.
 
Desconozco si hay muchas películas que retraten (y tan bien) cómo se lo pasaba la juventud norteamericana en los cincuenta exactamente antes de los hippies. Y es una película meláncolica, sí. Me gustó mucho su homenaje en Los Simpsons, por cierto.
 
Siempre pensé que esa película sería una puta mierda, me han dado ganas de visionarla para formarme una opinión real.

Desde que le leí por el sucforo babas tuve especial interés en que el Señor Stavroguin reseñara con su particular estilo Perros de Paja, la original de Peckinpah, no se bien el porqué.

El mio es simple, ella es muy PUTA, como casi todas, cuando ve que se le ha ido de las manos, ya no puede evitar ser violeteada, lo que no esperaba es que fuese una violasión múltiple. Hoffman es otro rollo, intenta ser comedido, pero ella le presiona constantemente, al final, cuando se desata, ella tampoco está contenta, es violada dos veces, la segunda, la de Hoffman, una violación espiritual, es PEOR:
 
A mí se me mezcla todo, y no sé nunca qué pensar exactamente, por cuál de las varias posibilidades decantarme. Vosotros os habéis ido, u os habéis quedado... ok, ¿pero fue decisión propia? ¿O influyeron muchos factores, algunos conocidos, otros desconocidos, algunos externos, otros internos? A saber. Uno puede elucubrar infinitamente sobre las causas, los motivos... pero siempre puede estar equivocado. Eso sí, puede creer en su equivocada teoría y vivir con ella felizmente. Como quien cree en el Dios cristiano o en Allah. Qué más da, la cosa es creer en algo...

Bueno, a lo que iba. Yo nunca me fui, ni me quedé, pero a nivel psicológico sí que marché de algunos paraísos, y aún sigo intentando volver a ellos como puedo. Yo tuve una época en la que fui muy feliz, en la que me sentía libre, normal, igual a los demás. En las cenas, la gente hablaba, y a mí no me importaba no entender porque siempre podía preguntar a mi mami "¿qué dicen?, ¿qué dicen?", y ella me contaba... claro que como era tan pequeña y no sabía nada, pues no me importaba demasiado lo que me contara, así que ella lo resumía para "dummies" y tan contenta.

Luego, en el preescolar y en la primaria, yo siempre tomaba la iniciativa, era muy alegre y organizaba o participaba en los juegos que hacíamos en los recreos. También dibujaba, y mis compañeros envidiaban mis trazos y querían aprender de mí. Y, sobre todo, siempre estaba muy contenta y me gustaba hacer reír. Destacaba en todos los ámbitos prácticamente, y era la preferida de mis maestras.

Tan normal me sentía, que no supe que era sorda hasta que mi mejor amiga me lo dijo directamente una vez. Pensé que me insultaba, y me enojé. Luego en casa mis padres me lo explicaron bien.

No estoy segura de si eso significó algo... pues ocurrió dos años antes de lo que ocurriría. Pero supongo que ahí empezó a germinar la semilla de la anormalidad, no sé.

Lo que ocurrió fue que notaba que mis compañeros, en vez de salir fuera a jugar a la mancha o al escondite o a lo que fuera, empezaban a quedarse en el aula a hablar. Yo decía "¡venga, vamos afuera!", pero no me hacían caso, decían que querían hablar de algo importante. Empecé a sentirme fuera de lugar, sin saber qué hacer. Vagaba sola por los rincones, aburrida. De vez en cuando alguna de mis amigas venía a por mí y me hacía compañía... pero ya no era lo mismo. Lo que molaba era estar todos juntos, reírse, pasarlo condenadamente bien.

Recuerdo una ocasión en la que la maestra nos dijo que teníamos que describir a un extraterrestre: mis compañeros pensaban en el típico alien humanoide, y a mí me parecía absurdo, "¿por qué diablos un extraterrestre tiene que parecerse a un humano?", y dibujaba al Alien de H. R. Giger. Pero no me hicieron ni puto caso, y entonces entendí que la incomunicación estaba empezando a dar sus amargos frutos.

La verdad es que yo tenía buenas amigas, me lo pasaba muy bien con ellas... pero... de alguna manera, estaba empezando a encerrarme en mi mundo, disfrutaba más sola que con los demás, e incluso en ocasiones rehuía el contacto con mis mejores amigas ("papá, por favor, decíle a Debo que no puedo quedarme a dormir en su casa...").

Ese progresivo distanciamiento se acentuó hasta que llegó el clímax: la fiesta de fin de curso de 4º grado. Esas fiestas, en mi escuela, eran fascinantes e inolvidables, aún las recuerdo con mucho gusto. Era cuando más palpable se hacía la camaradería y el buen rollo entre todos los que íbamos allí. Pues bien, aquella noche fuimos mis padres y yo, como siempre, y desde la parte de atrás del rincón de las sillas vi a mi grupo de mejores amigas saludarme como locas para que fuese inmediatamente a por ellas. Entonces... no sé, simplemente empecé a temblar y me pegué a mis padres. "Andá con ellas", me apremió mi madre. "No quiero... no puedo". Lo pasé francamente mal, ya no era algo psicológico, se había somatizado en todo mi cuerpo. Lloraba por dentro al ver a mis amigas desconcertadas, que me saludaban efusivamente, y rendirse al fin para sentarse y disfrutar del espectáculo. No sé cuánto rato estuve en la fiesta, creo que poco; después de todo, estaba temblando tanto que mis padres habrían pensado que estaba enferma.

Días después, fuimos a recoger mi boletín. Estaban mis amigas por allí también, pero no quise ni verlas. Recuerdo la mirada desaprobatoria de mi maestra preferida, Elsa. Ella, que tanto me adoraba, ahora me miraba como si fuera la peor alumna de su clase. Me sentí realmente avergonzada.

Fue cuando decidí no volver nunca más a aquella escuela donde fui tan feliz y donde conocí a las únicas mejores amigas que tuve en toda mi vida. Fui firme en mi decisión, y mis padres nunca supieron por qué lo decidí. Total, yo aún a día de hoy sigo sin saberlo a ciencia cierta.

Desde entonces todo fue un peregrinaje por varios centros educativos en los cuales siempre fui como una burbuja flotando en un embravecido mar. Absolutamente cerrada en mí misma, melancólica y triste. Ni un amigo, salvo una honrosa excepción... que aún me duele recordar. Nunca pude volver a ser aquella niña abierta, feliz y pizpireta, sin miedo a relacionarse con los demás.

"Pero... ¡si antes eras una niña tan tierna!", me dijo mi padre una vez cuando ya alcanzaba la adolescencia. No supe qué decir, y él movió la cabeza con pesar: "Nada, da lo mismo...".


Muchos años más tarde, descubrí Internet, y con él se me abrió todo un mundo nuevo lleno de posibilidades. Volví a ser la niña de antes, y empecé a conocer y a salir con gente variopinta. Viví experiencias muy divertidas, loleantes, enriquecedoras, etc... Me di cuenta de que, si me lo proponía, podía pasármelo bien con la gente, siempre y cuando obviara las típicas dificultades de alguien sordo. Pero resultó que Internet no sólo daba cosas buenas, sino también malas; descubrí que era una tía RARA que agradaba a muy poca gente, y las continuas críticas empezaron a hacer mella en mi espíritu, haciendo que otra vez me recogiera en mí misma, salvo que en esta ocasión también debía plantearme ser de otra manera. Y buscaba referentes, modelos a seguir... ya no sólo me encerraba en mí misma, es que me deprimía por ser como era y no saber cómo cambiar para poder agradar a la mayoría.

De esta época, me acuerdo muchísimo de algo que me dijo uno de los amigos que conocí gracias a Internet: "¿Qué te pasó? Antes eras tan divertida, nos reíamos mucho... y ahora sólo tienes paranoias en tu cabeza".

Me acuerdo mucho de esa frase. Pero mucho, mucho. Y tengo claro que no se trata de cambiar, sino de ser yo misma de la manera correcta, sin tanto desfase ni inmadurez... no obstante, me temo que lo anterior me ha dejado tan jodida que no soy capaz de dar marcha atrás. Si ya era rara entonces, ahora lo soy aún más.

Cómo echo de menos a las yomismas de antes. Y cómo cuesta recuperarlas... pero no quiero rendirme, no, por favor.
 
emrknjp.gif
 
Pese a que tus posts esten cargados de nostalgica y melancolia, es un placer leerte stavroguin 11
 
Sois unos sentimentalistas, unos mimados, unos niños de papá caprichosos. Lo queréis todo, esto y aquello, y todo a la vez. Yo no he tenido nunca ese dilema de si seguir con la monotonía de una vida más o menos cómoda o salir a la aventura, a vivir de verdad. Es lo que tiene ser pobre, vivir en un pueblo, no tener ningún futuro en la zona, llevarse mal con los familiares y no haberte comido un rosco en la vida. En cuando pude me fui del pueblo, abandoné el nido de miseria (en todos los sentidos) en el que vivía y me embarque en una huida hacia delante. Fracase, pero no me arrepiento porque sé que si no hubiese intentado labrarme un futuro ahora no estaría vivo, ya me habría ahorcado hace tiempo.


Sorda, que historia tan bonita. Me hubiese gustado lamerte las lagrimas mientras la escribías.
 
Lance_Murdock rebuznó:
Siempre pensé que esa película sería una puta mierda, me han dado ganas de visionarla para formarme una opinión real.

Desde que le leí por el sucforo babas tuve especial interés en que el Señor Stavroguin reseñara con su particular estilo Perros de Paja, la original de Peckinpah, no se bien el porqué.

El mio es simple, ella es muy PUTA, como casi todas, cuando ve que se le ha ido de las manos, ya no puede evitar ser violeteada, lo que no esperaba es que fuese una violasión múltiple. Hoffman es otro rollo, intenta ser comedido, pero ella le presiona constantemente, al final, cuando se desata, ella tampoco está contenta, es violada dos veces, la segunda, la de Hoffman, una violación espiritual, es PEOR:

Esa película yace semiolvidada en el fondo de mis circunvoluciones cerebrales, pero recuerdo lo suficiente para percatarme de que plantea un interesante dilema...

¿Qué ocurre cuando un beta u omega, como el protagonista, se rebela contra uno o varios alfa (según el podrido criterio femenino)?

Pueden pasar dos cosas: que el alfa, o falso alfa, ponga al beta en su sitio, o que el supuesto alfa se revele como un perro de paja, es decir, lo que sucede en el peli.

Tendemos a olvidar un detalle: un alfa según criterio femenino puede ser chulesco, guaperas, prepotente...y al mismo tiempo cobarde en un enfrentamiento físico.

Un par de veces en mi vida invertí al jerarquía al agredir a dos supuestos alfas, en una de las ocasiones delante de su corte de admiradoras femeninas. Era de mi edad y mi tamaño, no fue ningún abuso, una persona dada a la difamación, al acoso sibilino, y que desbordó el vaso de mi paciencia: ni los gravísimos insultos a su familia, ni los escupitajos, ni la bebida que le lancé a la cara, ni los golpes le llevaron a demostrar un mínimo de hombría para levantarse y plantarme cara. Se quedó sentado y encogido, como una gallina mojada, ante la horrorizada mirada de su harén. Y curiosa fue la reacción femenina, obsequiándome desde entonces con un odio fuera de toda medida, tal vez fruto de su incapacidad para reconocer un error de valoración de las categorías masculinas, de su frustración al ver que un hombre insocial y antipático era capaz de arrastrar por el fango a su ídolo y salir de rositas. Pero al mismo tiempo me miran de otra manera, absolutamente carente de la indiferencia y el desprecio que mostraban antes: sigo siendo igual de feo, pero saben que no me falta testosterona.

VindiNardo rebuznó:
Pese a que tus posts esten cargados de nostalgica y melancolia, es un placer leerte stavroguin 11

Se agradece su opinión.

PD: sorda, su historia es interesante y pertinente al propósito del hilo, pero, ¿conoce el significado del verbo sintetizar? Porque entre este post y el del perro muerto el teclado de su ordenador debe de servir para asar sardinas.
 
Lolitonta rebuznó:
A mí se me mezcla todo, y no sé nunca qué pensar exactamente, por cuál de las varias posibilidades decantarme. Vosotros os habéis ido, u os habéis quedado... ok, ¿pero fue decisión propia? ¿O influyeron muchos factores, algunos conocidos, otros desconocidos, algunos externos, otros internos? A saber. Uno puede elucubrar infinitamente sobre las causas, los motivos... pero siempre puede estar equivocado. Eso sí, puede creer en su equivocada teoría y vivir con ella felizmente. Como quien cree en el Dios cristiano o en Allah. Qué más da, la cosa es creer en algo...

Bueno, a lo que iba. Yo nunca me fui, ni me quedé, pero a nivel psicológico sí que marché de algunos paraísos, y aún sigo intentando volver a ellos como puedo. Yo tuve una época en la que fui muy feliz, en la que me sentía libre, normal, igual a los demás. En las cenas, la gente hablaba, y a mí no me importaba no entender porque siempre podía preguntar a mi mami "¿qué dicen?, ¿qué dicen?", y ella me contaba... claro que como era tan pequeña y no sabía nada, pues no me importaba demasiado lo que me contara, así que ella lo resumía para "dummies" y tan contenta.

Luego, en el preescolar y en la primaria, yo siempre tomaba la iniciativa, era muy alegre y organizaba o participaba en los juegos que hacíamos en los recreos. También dibujaba, y mis compañeros envidiaban mis trazos y querían aprender de mí. Y, sobre todo, siempre estaba muy contenta y me gustaba hacer reír. Destacaba en todos los ámbitos prácticamente, y era la preferida de mis maestras.

Tan normal me sentía, que no supe que era sorda hasta que mi mejor amiga me lo dijo directamente una vez. Pensé que me insultaba, y me enojé. Luego en casa mis padres me lo explicaron bien.

No estoy segura de si eso significó algo... pues ocurrió dos años antes de lo que ocurriría. Pero supongo que ahí empezó a germinar la semilla de la anormalidad, no sé.

Lo que ocurrió fue que notaba que mis compañeros, en vez de salir fuera a jugar a la mancha o al escondite o a lo que fuera, empezaban a quedarse en el aula a hablar. Yo decía "¡venga, vamos afuera!", pero no me hacían caso, decían que querían hablar de algo importante. Empecé a sentirme fuera de lugar, sin saber qué hacer. Vagaba sola por los rincones, aburrida. De vez en cuando alguna de mis amigas venía a por mí y me hacía compañía... pero ya no era lo mismo. Lo que molaba era estar todos juntos, reírse, pasarlo condenadamente bien.

Recuerdo una ocasión en la que la maestra nos dijo que teníamos que describir a un extraterrestre: mis compañeros pensaban en el típico alien humanoide, y a mí me parecía absurdo, "¿por qué diablos un extraterrestre tiene que parecerse a un humano?", y dibujaba al Alien de H. R. Giger. Pero no me hicieron ni puto caso, y entonces entendí que la incomunicación estaba empezando a dar sus amargos frutos.

La verdad es que yo tenía buenas amigas, me lo pasaba muy bien con ellas... pero... de alguna manera, estaba empezando a encerrarme en mi mundo, disfrutaba más sola que con los demás, e incluso en ocasiones rehuía el contacto con mis mejores amigas ("papá, por favor, decíle a Debo que no puedo quedarme a dormir en su casa...").

Ese progresivo distanciamiento se acentuó hasta que llegó el clímax: la fiesta de fin de curso de 4º grado. Esas fiestas, en mi escuela, eran fascinantes e inolvidables, aún las recuerdo con mucho gusto. Era cuando más palpable se hacía la camaradería y el buen rollo entre todos los que íbamos allí. Pues bien, aquella noche fuimos mis padres y yo, como siempre, y desde la parte de atrás del rincón de las sillas vi a mi grupo de mejores amigas saludarme como locas para que fuese inmediatamente a por ellas. Entonces... no sé, simplemente empecé a temblar y me pegué a mis padres. "Andá con ellas", me apremió mi madre. "No quiero... no puedo". Lo pasé francamente mal, ya no era algo psicológico, se había somatizado en todo mi cuerpo. Lloraba por dentro al ver a mis amigas desconcertadas, que me saludaban efusivamente, y rendirse al fin para sentarse y disfrutar del espectáculo. No sé cuánto rato estuve en la fiesta, creo que poco; después de todo, estaba temblando tanto que mis padres habrían pensado que estaba enferma.

Días después, fuimos a recoger mi boletín. Estaban mis amigas por allí también, pero no quise ni verlas. Recuerdo la mirada desaprobatoria de mi maestra preferida, Elsa. Ella, que tanto me adoraba, ahora me miraba como si fuera la peor alumna de su clase. Me sentí realmente avergonzada.

Fue cuando decidí no volver nunca más a aquella escuela donde fui tan feliz y donde conocí a las únicas mejores amigas que tuve en toda mi vida. Fui firme en mi decisión, y mis padres nunca supieron por qué lo decidí. Total, yo aún a día de hoy sigo sin saberlo a ciencia cierta.

Desde entonces todo fue un peregrinaje por varios centros educativos en los cuales siempre fui como una burbuja flotando en un embravecido mar. Absolutamente cerrada en mí misma, melancólica y triste. Ni un amigo, salvo una honrosa excepción... que aún me duele recordar. Nunca pude volver a ser aquella niña abierta, feliz y pizpireta, sin miedo a relacionarse con los demás.

"Pero... ¡si antes eras una niña tan tierna!", me dijo mi padre una vez cuando ya alcanzaba la adolescencia. No supe qué decir, y él movió la cabeza con pesar: "Nada, da lo mismo...".


Muchos años más tarde, descubrí Internet, y con él se me abrió todo un mundo nuevo lleno de posibilidades. Volví a ser la niña de antes, y empecé a conocer y a salir con gente variopinta. Viví experiencias muy divertidas, loleantes, enriquecedoras, etc... Me di cuenta de que, si me lo proponía, podía pasármelo bien con la gente, siempre y cuando obviara las típicas dificultades de alguien sordo. Pero resultó que Internet no sólo daba cosas buenas, sino también malas; descubrí que era una tía RARA que agradaba a muy poca gente, y las continuas críticas empezaron a hacer mella en mi espíritu, haciendo que otra vez me recogiera en mí misma, salvo que en esta ocasión también debía plantearme ser de otra manera. Y buscaba referentes, modelos a seguir... ya no sólo me encerraba en mí misma, es que me deprimía por ser como era y no saber cómo cambiar para poder agradar a la mayoría.

De esta época, me acuerdo muchísimo de algo que me dijo uno de los amigos que conocí gracias a Internet: "¿Qué te pasó? Antes eras tan divertida, nos reíamos mucho... y ahora sólo tienes paranoias en tu cabeza".

Me acuerdo mucho de esa frase. Pero mucho, mucho. Y tengo claro que no se trata de cambiar, sino de ser yo misma de la manera correcta, sin tanto desfase ni inmadurez... no obstante, me temo que lo anterior me ha dejado tan jodida que no soy capaz de dar marcha atrás. Si ya era rara entonces, ahora lo soy aún más.

Cómo echo de menos a las yomismas de antes. Y cómo cuesta recuperarlas... pero no quiero rendirme, no, por favor.
dejate de gilipolleces, eres sorda, no estas incomunicada en una puta celda de plomo, deja de pensar en como deberias ser o como deberias haber sido y simplemente deja de tener miedo, no sabes cuando te va a salir un cancer en una teta o una mierda de esas que te hace estar jodido de verdad.

como habre dicho hasta el hastio, porque soy un cansino, lo se, en mi instituto habia varios tios y tias sordos en un programa de integracion que aun sigue vigente en el centro.

los habian que se encerraban en su grupo y no podian ni hablar casi porque solo se comunicaban en lenguaje de signos. Luego estaban los que les sudaba la polla que no les entendieramos bien y nos tenian que repetir las cosas ellos a nosotros varias veces y nosotros a ellos, y santas pascuas.

Habia uno que se llamaba tomas, que no se ponia ni los whisper, porque decia que con eso ni oia ni na, era un sordo outsider, que cuando haciamos bombas de agua fuerte y nos tapabamos los oidos antes del petardazo, el nos señalaba riendose y despues del pete nos decia "ahora no es tan bonito que os funcionen las orejas", cuando se iba en el autobus a casa le gritabamos "tomaaaaas, sordo hijo de puta" a lo que el sacaba medio cuerpo del bus y nos hacia un corte de manga al grito de "cabroneeeeees" y asi todos los dias.

El problema no es la sordera, el problema es ser un rajao.
 
Winner de Lavida rebuznó:
Sorda, que historia tan bonita. Me hubiese gustado lamerte las lagrimas mientras la escribías.

Me alegra que mi historia te sirviera para retrotraerte a tus orígenes.

stavroguin 11 rebuznó:
PD: sorda, su historia es interesante y pertinente al propósito del hilo, pero, ¿conoce el significado del verbo sintetizar? Porque entre este post y el del perro muerto el teclado de su ordenador debe de servir para asar sardinas.

Menos criticar y más actuar. Así pues, ¿cuánto cobra hustec por unas clasecitas? 8-)

Por cierto, gracias por el spoiler.

Benito rebuznó:
dejate de gilipolleces, eres sorda, no estas incomunicada en una puta celda de plomo, deja de pensar en como deberias ser o como deberias haber sido y simplemente deja de tener miedo, no sabes cuando te va a salir un cancer en una teta o una mierda de esas que te hace estar jodido de verdad.

(...)

El problema no es la sordera, el problema es ser un rajao.

Lo de "estar jodido de verdad" me ha hecho algo de gracia. No son pocas las veces que he leído a gente decir "joder, si me quedara sordo/ciego, no sé qué haría...". ¿Si usted se despierta sordo un día, qué le parecería? Como dijo Max Demian (el forero), la muerte no es necesariamente cosa mala.

En cuanto a lo de que el problema es ser un rajao, puede que tenga razón, o puede que no. Yo creo que debe haber algo más que la sordera... ¿o quizás no sea ni siquiera la sordera? De todos modos, gracias, lo pensaré (no, no es ironía, que ya sé que suele estar con la mosca detrás de la oreja).
 
Lo de "estar jodido de verdad" me ha hecho algo de gracia. No son pocas las veces que he leído a gente decir "joder, si me quedara sordo/ciego, no sé qué haría...". ¿Si usted se despierta sordo un día, qué le parecería? Como dijo Max Demian (el forero), la muerte no es necesariamente cosa mala.

En cuanto a lo de que el problema es ser un rajao, puede que tenga razón, o puede que no. Yo creo que debe haber algo más que la sordera... ¿o quizás no sea ni siquiera la sordera? De todos modos, gracias, lo pensaré (no, no es ironía, que ya sé que suele estar con la mosca detrás de la oreja).

Mi madre debido a unos potentes antibióticos ototóxicos se quedó completamente sorda. Si bien no aprendió ningún lenguaje de signos si aprendió a leer los labios y de esa forma (hablándole pausadamente y vocalizando) junto con una libreta en la que escribíamos siempre que podíamos, nos comunicábamos con ella. Según nos informaron los psicólogos, perder la capacidad de oír se daba la mano en cuanto a impacto psicológico a una ceguera completa por lo que imagino que debe ser terrible.

Benito dice que hay cosas mas jodidas, por supuesto, supongo que verte omniplégico, ciego, sordo y que todas las noches vaya un negro a violarte el ano debe ser peor, pero siendo realistas una discapacidad es algo muy chungo y de esto entiendo que también tengo una hermana en silla de ruedas (no hay fotos).

Lolitonta ¿Eres sorda de nacimiento? ¿Es una sordera total o tienes algún implante coclear o algo así?
 
Lolitonta rebuznó:
Lo de "estar jodido de verdad" me ha hecho algo de gracia. No son pocas las veces que he leído a gente decir "joder, si me quedara sordo/ciego, no sé qué haría...". ¿Si usted se despierta sordo un día, qué le parecería? Como dijo Max Demian (el forero), la muerte no es necesariamente cosa mala.

En cuanto a lo de que el problema es ser un rajao, puede que tenga razón, o puede que no. Yo creo que debe haber algo más que la sordera... ¿o quizás no sea ni siquiera la sordera? De todos modos, gracias, lo pensaré (no, no es ironía, que ya sé que suele estar con la mosca detrás de la oreja).

a mi si me quedara sordo me joderia por no poder oir a prodigy, el resto de cosas me daria exactamente igual, de hecho, si pones smack ma bitch up suficientemente alto, no te hacen falta las orejas, lo puedes sentir "en el pesho".

ciego seria mas movida, pero bueno, tocando me apañaria, y tranqui, que no sospecho de ironia contigo, que no tienes filtro.
 
Lolitonta rebuznó:
Menos criticar y más actuar. Así pues, ¿cuánto cobra hustec por unas clasecitas? 8-)

Por cierto, gracias por el spoiler.

.

Nada, son gratis para discapacitados y tarados de toda clase. Soy asi de altruista.

Atienda a la primera leccion de sintesis:

En mi primera infancia no era consciente de los limites sociales de mi discapacidad, arropada por el apoyo de mi familia y por la ingenuidad de la inexperiencia. Al ir creciendo pude palpar las paredes de la estrecha celda a la que me confinaba mi sordera, lo que progresivamente me fue convirtiendo en un ser huraño y propenso al solipsismo hasta el dia de hoy. Ello implico algunas escenas publicas realmente lamentables.

Ya lo ve, seis lineas y media.

Por cierto, compartimos discapacidad, aunque no en el mismo grado. Un desgraciado accidente de buceo hace años me dejo con sordera total para tonos agudos y un magnifico acufeno de banda sonora, aunque me manejo bien en frecuencias conversacionales. Pase una temporada con sordera total de un oido y aun me estremezco al recordarlo. En fin, que si me la follase a usted a cuatro patas, podria oir el sonido de las palmadas en los gluteos, mientras que usted solo notaria el dolor.
 
stavroguin 11 rebuznó:
Nada, son gratis para discapacitados y tarados de toda clase. Soy asi de altruista.

Atienda a la primera leccion de sintesis:

En mi primera infancia no era consciente de los limites sociales de mi discapacidad, arropada por el apoyo de mi familia y por la ingenuidad de la inexperiencia. Al ir creciendo pude palpar las paredes de la estrecha celda a la que me confinaba mi sordera, lo que progresivamente me fue convirtiendo en un ser huraño y propenso al solipsismo hasta el dia de hoy. Ello implico algunas escenas publicas realmente lamentables.

Ya lo ve, seis lineas y media.

Por cierto, compartimos discapacidad, aunque no en el mismo grado. Un desgraciado accidente de buceo hace años me dejo con sordera total para tonos agudos y un magnifico acufeno de banda sonora, aunque me manejo bien en frecuencias conversacionales. Pase una temporada con sordera total de un oido y aun me estremezco al recordarlo. En fin, que si me la follase a usted a cuatro patas, podria oir el sonido de las palmadas en los gluteos, mientras que usted solo notaria el dolor.
normalmente los sordos dais tantas vueltas para decirle a alguien que le quereis meter el pene alla donde a las rubias les crece el pelo negro y rizado?
 
Evidentemente que no les dan tantas vueltas, yo cuando me atrevo a pisar una ascociación de sordos, todos los varones se agolpan y corren hacia mí cual manada de ñús levantando polvo tras de sí mientras hacen esto con la mano insistentemente:

CIMG9525%2000_00_00-00_00_10.gif


Qué triste es la desesperación.

stavroguin, usted es amo y señor de la síntesis. Yo no lo hubiera podido hacer así, más que nada porque no tengo ni idea de qué diablos pasa por mi mente, me limito a vomitarlo todo y dejarlo allí a ver si ato cabos o algo.

Eso de los acúfenos es algo que siempre me ha llamado la atención, muchos sordos que conozco dicen que sufren de ello, pero yo vivo en el más completo silencio. A veces me pregunto si eso de los acúfenos no será el equivalente a la esquizofrenia en oyentes.
 
Arriba Pie