Anécdotas hospitalarias, intentos locos de follar con enfermas, colonoscopiadas y similares

FlorianSotoPeña

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16 Ago 2009
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Buenos días, apreciada forisma, quería relataros una serie de anécdotas que me han acontecido a lo largo de los años en el interior de recintos hospitalarios en diferentes circunstancias, algunas de ellas bastante trágicas, mientras que otras son más rutinarias con situaciones un tanto surrealistas. Procedo a relatarlas:

-Hace tres años, en 2017, como consecuencia de unos problemas digestivos me vi obligado a concertar una visita con el digestólogo, un tipo bastante agradable y simpático de mediana edad, que tras relatarle el cuadro de síntomas que padecía me diagnosticó enseguida una hernia de hiato. No obstante era necesario hacer una endoscopia para confirmarlo y ver el alcance de la misma. Como me pago un seguro privado y me niego a compartir sala de espera con moromierders y demás scum, me citaron a la semana siguiente en un hospital privado. En el transcurso de esa semana estuve pensando en la prueba que me iban a hacer, porque la anestesia era completa y no me hacía mucha gracia que me durmiesen del todo, quedando yo a merced de cualquiera y con la posibilidad de que se pasasen con la anestesia y me condenasen al sueño eterno. De todos modos, al final hice de tripas corazón y como la salud es un tema serio no me eché atrás. El subnormal de mi cuñado estuvo medio mofándose con el tema porque el muy anormal se creía que me iban a meter un tubo por el culo, cuando realmente era por la boca, pero en su retraso mental no era capaz de diferenciar una cosa de la otra. Juro que algún día mataré a ese hijo de la gran puta y los primeros en saberlo seréis vosotros, porque soltaré el ladrillo aquí, con todo lujo de detalles.

Pues bien, al cabo de una semana acudí a la cita, con cierto acojonamiento, no lo niego, y me encontré con una sala repleta de gente más o menos variada en sexos y edades, aunque con predominio de viejales y charos. Enseguida me fijé en una tipa jovencita, de unos 25 años diría yo, y como había sitios libres al lado me senté allí disimuladamente, para tantearla un poco con una conversación informal e intrascendente de mierda, nunca mejor dicho, porque a la tipa le tenían que hacer una colonoscopia. La moza iba con su madre, una charo alta y algo gruesa, y a ella se le veía nerviosa. Con la excusa de relajar la tensión comencé a hablar con ella, y como no sabía muy bien como romper el hielo le pregunté: "¿Nerviosa?", y a raíz de ahí empezó a fluir la conversación y me contó que tenían que hacerle una colonoscopia. Aunque sé que os va a parecer algo degenerado y una perversión sexual enfermiza, cuando me contó que le iban a abrir ese culazo con un tubo de plástico sentí envidia sana del digestólogo, que era el mismo que me visitó, pensando en que tendría a la moza totalmente desnuda boca abajo y palpando sus nalgas turgentes. Además a la tipa se le adivinaba ya un buen culote cuando estaba sentada, con una pierna sobre otra, con unas caderas bien formadas y tal. La conversación no duró lo suficiente como para que me lanzara a la desesperada a conseguir algún medio de contacto con ella para hacerle yo una raboscopia con tremenda lefada, porque la llamaron antes que a mi y se marchó abruptamente sin que pudiera ni tan siquiera intentar pedirle nada. Seguramente me hubiera mandado a la mierda, pero era la única oportunidad de tirarle la caña, aunque con escasas expectativas de éxito.

Al cabo de unos minutos un enfermero orondo y afeminado abrió una de las puertas que rodeaban la sala y pronunció mi nombre, una vez dentro de aquella sala, en una especie de vestuarios, me dijo que tenía que despojarme de mis ropas de la parte superior y ponerme una ridícula prenda de plástico. Con posterioridad me pusieron sobre una camilla, y el enfermero maricón, muy atento, me empezó a preguntar gilipolleces para calmar mi tensión y nerviosismo. En principio no me pareció mal su actitud en ese sentido porque estaba bastante nervioso, pero poco antes de que me administrasen la anestesia, empezó a acariciarme la mano el muy hijo de puta a la vez que decía con su voz aterciopelada de mascaculos, "Tranquilo, tranquilo". No sé por qué razón vi mi hombría y mi ojete en peligro en esos momentos, aquello me resultó muy molesto, y al mismo tiempo la tipa encargada de suministrarme la anestesia no me ofrecía mucha confianza, era una sudaca de unos 40-50 años, que no paraba de quejarse porque decía que no me encontraba la vena. De modo que entre el maricón y la pancha me hicieron pasar un mal rato antes de que la cuerpo-peonza me terminara de inyectar y se me fundieran los plomos por un rato. Por lo visto la cosa duró 30-40 minutos, y ni siquiera me enteré cuando me quedé gagá. Desperté en una sala llena de gente en mi situación, y medio aturdido me acordé de la tipa de la sala de espera, de tal modo que cuando recuperé algo de conciencia sondee la habitación en busca de la moza sin éxito, solo detecté a viejales babeando y algún joven entre lamentos y frases entrecortadas. Enseguida me permitieron bajarme de la camilla para volver a cambiarme y volver a la sala para que se me comunicasen los resultados en un rato. Cuando volví a susodicha sala no había ni rastro de la tipa, o al menos yo, que todavía andaba medio aturdido, no la vi. Me comunicaron los resultados en unos minutos para confirmarme que tenía una pequeña hernia de hiato, nada preocupante. Sin embargo lo más frustrante fue no poder lograr un contacto con la citada moza, que me pareció digna de un buen anal, de una raboscopia hasta la traquea y sendas bukkakes.

La otra historia digna de mención tuvo lugar durante la agonía de mi abuela en el hospital hace muchos años. La pobre mujer, ya de avanzada edad, con la que no tenía mucho trato fue ingresada de urgencia por un ictus y la misma noche de su ingresó se quedó moñeca. El escenario fue el mismo, una sala de espera ya tarde, debían ser las 10 de la noche o algo así. Nos reunimos unos cuantos familiares a la espera de un previsible y fatídico desenlace. Había maś gente por allí, concretamente una familia de monguers que también tenían a algún enfermo grave. Yo, haciendo gala de mi proverbial gusto por la estética y por la moda iba vestido de forma desastrosa, con una camiseta deshilachada de Don Pelayo, que era una burla a la pretensión del juez projodío Baltasar Garzón, que había insinuado en su día encausar a Don Pelayo por crímenes contra la humanidad o no sé que gilipolleces. Entonces un joven de la citada familia se me acercó para leer lo que ponía en ésta, y cuando lo vi detrás mío me giré bruscamente, pero el monguer me dijo "Solo estoy leyendo tu camiseta" al tiempo que esbozaba una sonrisa. Ni siquiera le contesté porque sabía que retrocedería horrorizado si entendía un poco de qué iba el asunto. Tenía pinta de ser un monguer mugroso de la izquierda globalista. Y así fue, el muy mongolo retrocedió al cabo de un minuto y cuando me giré de nuevo lo vi en unas butacas a unos metros con sus progenitores, contándoles que yo era un malvado "facha" o algo así, y los tres me miraban con cierto odio. Yo me los quedé mirando fijamente con la misma expresión de asco y desagrado, y se sintieron tan violentados por la situación que salieron fuera durante unos minutos.

Seguidamente vi aparecer por la sala a una enfermera que conocía de mi etapa universitaria, una morena de fenotipo mediterráneo, con buenas berzas y culamen, algo más mayor que yo, no mucho, con la que coincidí en algunas clases, dado que la tipa, muy hacendosa ella, quería complementar sus estudios de enfermería en una sed insaciable de conocimientos, y yo esperaba que esa avidez por ampliar conocimientos y horizontes también se extendiera al ámbito del folleteo. En cuanto al vi y me reconoció se acercó a saludarme. Tuvimos una conversación durante unos minutos y, como no, le propuse quedar un día para tomar un café, aunque tampoco llegué a trabar una amistad ni relación excesivamente cercana con la susodicha porque ella no quiso, claro está. La breve conversación con la tipa me puso bastante morcillón, y más al verla vestida con su uniforme habitual de trabajo, que incrementó el morbo que ya de por sí me daba. Entre la gente cariacontecida que tenía alrededor yo andaba de cháchara distendida e incluso elevando algo la voz en un ambiente tenso y bastante cargado con la familia bastante preocupada y sin alboroto alguno. Hasta que mi tío me cogió por el brazo y me llevó fuera de la sala, a los pasillos, donde trató de censurar y reprochar mi comportamiento por la poca seriedad y respeto que mostraba ante la situación. Yo era un mozalbete y solamente quería hincarla, no quería dramas ni tensiones, y ya entonces aprovechaba cualquier circunstancia para el fornicio.

Al final todos se cabrearon conmigo e incluso me retiraron la palabra por cierto tiempo porque no quise participar en todo el espectáculo lacrimógeno, y sin duda justificado, que sucedió a la muerte de mi abuela. Pero estaba algo molesto y cabreado por el tinglado que me montaron en la sala de espera, y por la reprimenda de mi tío, que creía pontificar cada vez que hablaba. Al final no pude hincársela a la enfermera, porque además, cosa que no supe en ese momento, estaba casada con otro jambo que era enfermero y que trabajaba en el mismo hospital.

De momento esto es todo, no voy a prolongar más la agonía de quienes podáis leerme. Aquí concluye el ladrillaco por ahora.
 
Florian, tus masunos siempre son bienvenidos, escribes muy bien, pero hijo de la grandísima puta, de qué anécdotas hospitalarias hablas si lo único que has contado es tu cita para hacerte una endoscopia y tu estancia en una sala de espera mientras tu abuela entregaba la cuchara?
Quieres anécdotas hospitalarias? Pues espérate que va a salir de toriles @Pussyeater
 
Yo no voy a contar la mia, que seguro que acaba entrando en este foro y me acaba denunciando.
Cuenta bien tu historia del cancro, hdp.
Y cuenta a la enfermera a la que le metiste los cojones en la boca
 
Florian, tus masunos siempre son bienvenidos, escribes muy bien, pero hijo de la grandísima puta, de qué anécdotas hospitalarias hablas si lo único que has contado es tu cita para hacerte una endoscopia y tu estancia en una sala de espera mientras tu abuela entregaba la cuchara?
Quieres anécdotas hospitalarias? Pues espérate que va a salir de toriles @Pussyeater

Bueno, son anécdotas acontecidas en hospitales, no te me enerves. Ya sé que vende más y es mucho más morboso contar que me abrieron en canal para magrearme las tripas o tuve una experiencia cercana al amoñecamiento y similares, pero de momento no me he visto expuesto a tales situaciones límite.

El título del hilo ya te revela parte de la intención, yo a los hospitales también voy a follar si puedo, y no solo a que me metan tubos por la boca o por el culo, o ver morir a gente. Hay que desdramatizar la estancia en los hospitales.
 
Bueno, son anécdotas acontecidas en hospitales, no te me enerves. Ya sé que vende más y es mucho más morboso contar que me abrieron en canal para magrearme las tripas o tuve una experiencia cercana al amoñecamiento y similares, pero de momento no me he visto expuesto a tales situaciones límite.

El título del hilo ya te revela parte de la intención, yo a los hospitales también voy a follar si puedo, y no solo a que me metan tubos por la boca o por el culo, o ver morir a gente. Hay que desdramatizar la estancia en los hospitales.
Pero cabrón, si solo cruzaste un saludo con una desconocida y cuatro vaguedades con una ex compañera. Vaya intentos de follar!
El maricón de pussyeater fue pajeado por una enfermera y eso que pussy es un gordo de 500 arrobas
 
Pero cabrón, si solo cruzaste un saludo con una desconocida y cuatro vaguedades con una ex compañera. Vaya intentos de follar!
El maricón de pussyeater fue pajeado por una enfermera y eso que pussy es un gordo de 500 arrobas
Bueno, nadie asegura el éxito final, por algo son "intentos locos" y añadiría que "desesperados" de follar con enfermas y enfermeras. Yo me ciño a la estricta realidad de los hechos, no me invento nada. el conforero que mencionas probablemente nos esté tomando el pelo con historias húmedas que solamente han ocurrido en su mente para alimentar sus veleidades pajeriles.

Además imagínate hacerle un anal a una golfa cualquiera después de que le hagan una colonoscopia, con todo el ojete petado, todavía palpitante, o en plena prueba para auscultar su intestino grueso a base de pollazos. Es una anécdota morbosísima ya solo por ese detalle.
 
Hace un par de años tuve celulitis. Una celulitis, es una infección en la pierna, también es lo que a las chicas les sale en el culo, pero son cosas diferentes. Tenía heridas en un dedo pie producido por un eczema, y por ahí entró el bicho. Rascarse un eczema es lo más parecido a un orgasmo que puede haber, da un gusto de la puta hostia.


Bueno, pues la pierna se me puso rollo cenobitico, y mi pareja me llevó al Hospital. Era de noche, así que ya iba allí preparado para pasarla hasta el fin de los tiempos, y rezando para que no hubiera una piara de gitanos exigiendo que trataran a su patriarca o a alguna mascota familiar. Bueno, llego allí, me tumban en una camilla, me hacen análisis y me dicen que me espere. Me visita una doctora al cabo de 2 horas. Era pequeña, con su bata, se notaban sus pechitos y tal, era un objetivo. Me dice que la puerta de entrada para el virus pudo haber sido una herida y tal. Mi pareja le comenta lo del pie. Yo con los pies soy muy maniático, no tengo garras rollo @Darkiano, pero prefiero enseñar el agujero del culo o las pelotas que los pies. Cosas mías.


Bueno, pues la doctora me hizo descalzar, y empezó a mirarme los pies. Mientras hablaba con mi pareja, la doctora empezó a acariciarme los dedos, algo que no hago ni yo mismo con los míos, pues esa mujer estaba acariciando el pie mientras hablaba de no se que mierdas de pastillas, inyecciones o amputaciones, y me empecé a poner berraco perdido. Empecé a imaginar que me chupaba los pies y de ahí al culo mientras la otra me hacía una mamada y bueno, pues lo normal. Cuando acabó ella misma me puso el calcetín... la madre que la parió, salí de allí con un calentón de la ostia.


La otra mierda anécdota fue una vez que a mi madre le operaron las almorranas del culo, era verano. Clínica privada. Las enfermeras iban con la batita esa. No se transparentaba nada, evidentemente, pero yo estaba al quite, atento a cualquier momento en que asomara un muslito, una tetilla, unas braguitas... vamos, lo normal. Al segundo día ya sabía como funcionaba la dinámica. Mi madre salió al pasillo por la mañana a dar una vuelta, y yo le dije que tirara que tenía que hacer gestión con el ordenador. Era la hora en que las enfermeras fulanas entraban para hacer la cama. Gestión ni mierdas, entró la auxiliar para empezar su trabajo técnico, y yo ya estaba con los ojos de enfermo preparado. Yo allí haciendo ver que escribía no se que en el portátil y la chica ahí haciendo la cama, al hacer los bajos se le veían todos los idems, unos muscalos bien torneados y musculosos. A punto estuve de ver braga, de llegar al éxtasis en un fatality que ni los del Mortal Kombat. Ni que decir tiene que cuando acabó me fui al lavabo a cascarme un sendo pajote. Luego ya fui a por mi madre. Los románticos somos asín.
 
Vaya endoscopia, espero que le revisaran pliegue por pliegue de fauces a recto.
Con la mía tardaron 5 minutos, y la puta anestesia duró 5:30 exactamente. Menudo gusto, lo mejor que me ha pasado en la vida.
Tampoco me durmieron entero, me hicieron dormir entre algodones de azúcar y Chopin durante ese ratillo y ya.
¿No le harían una colono y no se acuerda? mire que hay dronjas a disposición de los anestesistas que le borran a uno la memoria.
O le hicieron las dos cosas aprovechando el ratejo, la facturita a la aseguradora y, para el LOL en instagram de las enfermeras, la misma manguera.
 
Última edición:
A mi me tuvo que depilar el ciruelo una enfermera muy parecida a esta y vestida igual.
 

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Florian, tus masunos siempre son bienvenidos, escribes muy bien, pero hijo de la grandísima puta, de qué anécdotas hospitalarias hablas si lo único que has contado es tu cita para hacerte una endoscopia y tu estancia en una sala de espera mientras tu abuela entregaba la cuchara?
Quieres anécdotas hospitalarias? Pues espérate que va a salir de toriles @Pussyeater
HILAZO:
 
Última edición:
A mí me utilizaron de conejillo, tenía una fístula y me dijo que si no le importaba esperar un poco a que vinieran los nuevos, o los de prácticas.
6 o 7 fulanos urgando en mi culo, y hablando cosas raras de medicos.
Eso sí me la dejaron finita, no me ha vuelto a salir ni una más
 
Que dedito mas rico me metió por el ojal una enfermerita para curar mi ataque de hemorroides.

Tengo una amiga en limpieza de hospital y hasta el coño de barrer condones en la sala de guardias
 
Un detalle, el que mete el tubo por el culo no es el digestólogo, es un/a auxiliar. Y el que lo hace maniobrar también. El digestólogo juega a la play mirando la pantalla cortando pólipos o biopsiando mierdas que encuentra.
 
Esos añitos ahí 10 horas estudiando al dia para acabar metiendo cosas en culos de viejos.
 
Vaya endoscopia, espero que le revisaran pliegue por pliegue de fauces a recto.
Con la mía tardaron 5 minutos, y la puta anestesia duró 5:30 exactamente. Menudo gusto, lo mejor que me ha pasado en la vida.
Tampoco me durmieron entero, me hicieron dormir entre algodones de azúcar y Chopin durante ese ratillo y ya.
¿No le harían una colono y no se acuerda? mire que hay dronjas a disposición de los anestesistas que le borran a uno la memoria.
O le hicieron las dos cosas aprovechando el ratejo, la facturita a la aseguradora y, para el LOL en instagram de las enfermeras, la misma manguera.
Con una endoscopia no te meten nada por el culo, sino por la boca, es una prueba que te permite mantener indemne tu virilidad. Yo creo que quizás fue otra prueba la que te hicieron, porque las endoscopias o colonoscopias suelen durar como 40 minutos, y te duermen del todo porque si no no sería posible hacerte absolutamente nada. Te meten un tubo fino por la boca hasta el estómago y te miran bien las tripas y eso requiere de un tiempo.

En la historia que relato estábamos mezclados los que recibíamos por la boca y los que recibían por el culo, todos juntos, en la misma sala de espera.
Un detalle, el que mete el tubo por el culo no es el digestólogo, es un/a auxiliar. Y el que lo hace maniobrar también. El digestólogo juega a la play mirando la pantalla cortando pólipos o biopsiando mierdas que encuentra.
Cuando todo eso se puso en práctica yo estaba anestesiado, era como un moñeco, un autómata en sus manos y no me enteré de nada. Así que si me hubieran querido bukkakear en grupo o someterme a cualquier cerdada en ese sentido estaba entregado, sin posibilidad de defenderme.

Vamos, que no no te comiste un torrao, dejaste morir sola a tu pobre abuela, y nos has dejado acojonados pensando en cuando vayamos a hacernos una colonoscopia.

HIJO DE PUTA.

Solamente es cierto lo primero, finalmente no me follé ni a la enferma ni a la enfermera, la primera porque me faltó tiempo y otra situación menos tensa, y la enfermera porque no tenía interés en mi y ya andaba con un maromo. Mi abuela murió bien acompañada. Y respecto a la prueba médica yo tenía miedo porque nunca me habían operado de nada ni he tenido grandes problemas de salud, entonces temía que me durmieran, nada más. Un miedo incrementado por las gilipolleces de mi cuñado que, por cierto, tiene almorranas.
 
Con una endoscopia no te meten nada por el culo, sino por la boca, es una prueba que te permite mantener indemne tu virilidad. Yo creo que quizás fue otra prueba la que te hicieron, porque las endoscopias o colonoscopias suelen durar como 40 minutos, y te duermen del todo porque si no no sería posible hacerte absolutamente nada. Te meten un tubo fino por la boca hasta el estómago y te miran bien las tripas y eso requiere de un tiempo.

En la historia que relato estábamos mezclados los que recibíamos por la boca y los que recibían por el culo, todos juntos, en la misma sala de espera.

A lo mejor es que la prueba que me hicieron a mi, biopsia para la puta úlcera, es distinta a lo de la hernia. Ni puta idea, pero fueron 5 minutos porque me lo dijo un amiguete que me acompañaba por si salía grogri. Seguro que @stavroguin 11 lo aclara.
Lo que sí le garantizo es que me hicieron la endoscopia. Es más, intentaron meterme la manguera por el buche a las bravas y no había cojones, me asfixiaba como una oca tragando pienso para engordar.
De esas, viendo que me debatía por mi vida como una cucaracha panza arriba, el fenómeno del dostol llamó al de las anestesias a que me metiera un viaje bueno. Vive Dios que casi salgo toxicómano del gusto que me dieron, qué placer más grande. El éxtasis de la relajación.
Eso sí, el culo, intacto. Es verdad que en las esperas estábamos los de la penetración del buche y los de la del ojete. Y que, por lo que pude ver antes de mi turno,los del ojete salían más para allá que para acá.
Una paisana con ganas de palique me vino a decir que a su paisano le habían hecho tantas penetraciones que se estaba volviendo maricón, pero que no se acordaba más que de bajar del tasis y ya hasta el día siguiente. O sea, que no era mi dronja buena, que debía de ser una tipo burundanga.
 
A mí también me metió los dedos por el culo una médico. Sin piedad, me los metió y se puso a hurgar. Yo creo que era feminazi, vio a un jovencito con pinta de follador y dijo 'a verás cabrón...'. Una maravilla.

Pero eso no fue lo mejor, tras la operación las curas me las hacía una chavalita que estaba fetén. Joder, qué placer me daba ir, bajarme los pantalones delante de ella y ponerme boca a bajo en la camilla. Tendríamos la misma edad, y en circunstancias normales le habría atacado con mis mejores trucos y muy probablemente me la habría follado. Pero en esa ocasión me conformé con que manipulara mi ano.
 
En una ocasión comencé a notar tirones bastante molestos y grimosos en la ingle. Asustado después de investigar en Google, fui al médico de cabecera para que me redirigiese a un experto más especializado. Este médico de cabecera supuso que se trataría de varices entre la ingle y los cojones, una mierda que puede ir empeorando con los años y dejarte sin capacidad de engendrar, aunque se pueden operar también.

Total que me metió en el sistema para que me diesen cita, y al poco tiempo llegó una carta para acudir al hospital, concretamente a urología.

La carta la interceptó mi padre. Y eso fue una tremenda cabronada porque yo era muy hermético con él, no le contaba nada personal y no le tenía ni un ápice de confianza, mucho menos si se trataba de mis gónadas. Mi vida era un misterio para él. Es muy importante esta parte de mi personalidad para comprender la anécdota.

Total que ante una carta del hospital se empeñó en acompañarme, porque no sería ninguna tontería. Yo por aquella tendría 22 años o así, me creía muy listo cuando en realidad era un completo imbécil, y cuando me vino con la carta le dije que se trataba de molestias sin importancia en el antebrazo que el médico de cabecera se había empeñado en exagerar.

Llegó el día y yo estaba lívido, porque si no se me había ocurrido contárselo al principio, ni cuando llegó la carta, no iba a reconocer el embuste hasta que cayese por su propio peso o salvase el lío, convertido en bola de nieve creciente, por milagro espontáneo.

El caso es que llegamos tras un trayecto en el que no dije ni palabra, y nos sentamos frente al letrerito de UROLOGO durante un buen rato.

En este punto yo confiaba en que mi padre, a sus sesenta años o por ahí, no estuviese familiarizado con la palabra, o que se confundiese en su cabeza con podólogo, oftalmólogo y términos similares. Era el clavo ardiendo al que me agarraba. Que se descubriese la mentira era algo intolerable que no concebía ni podría afrontar de ninguna manera.

Llegó el momento en que me llamaron. Ahí ya un sudor frío me humedecía la frente. Pretendí convencer a mi padre de que esperase fuera, pero no le dio la puta gana, lo cual hizo que mi ya de por sí alta presión arterial se disparase hasta niveles de muerte por patatazo.

Entré a la consulta cómo gorrino en el matadero, resignado a ser descubierto, y a que mi padre montase algún numerito frente al alucinado urólogo y la enfermera que tenía de ayudante. Recordemos que yo estaba ahí por unos dolores sin importancia en el brazo.

Después de saludar el tipo se puso a hablar, y ya en una disparatada y desesperada paja mental recé a todos los dioses que conocía para que de la boca del médico no saliese ninguna palabra delatora, tipo testículos o pene. En este momento yo ya tenía que estar poniéndome azul, de apretar los dientes y aguantar la respiración. Total que el tipo rajó durante unos minutos, sin que yo o mi padre emitiesemos ni media palabra, luego sacó un dibujo de venas y arterias* en el que no me pareció que se adivinase un pollote, rajó un poco más, y finalmente dijo si teníamos alguna pregunta. Cuando vi la oportunidad de terminar aquello respondí que ningún pregunta, que todo claro y que hasta luego, y escapé de allí sin mirar atrás y teóricamente sin que se hubiese desvelado el engaño. El tipo no usó, en siete u ocho minutos de monólogo, ni una palabra que yo pudiese relacionar con el aparato masculino.

De vuelta al coche y del coche a casa hubo casi completo silencio, porque así ha sido siempre la relación con mi padre, y ya desde entonces no acabo de recordar si llegó a preguntar en algún momento por mi brazo o por si me había vuelto a doler. Por lo tanto a día de hoy no sé si escapé de aquel disparate o si mi padre lo sabía y prefirió callarse, tal vez porque le resultaba incómodo el tema.

La verdad me cuesta ahora creer que no se diese cuenta porque años después cenando con mi tío mi padre reveló como si tal cosa y ante mi asombro que después de nacer yo se hizo la vasectomia. Así que digo yo que la palabra urólogo le será familiar.

Ya veis que la historieta a ojos de cualquiera es una tontada. Pero dado mi hermetismo con él aquello fue como caminar varias horas por un campo de minas.

Por cierto hace ya años que no detecto ni rastro de aquellas varices. No volvieron a molestarme.

*nota editada: acabo de recordar no era un dibujo, sino una radiografía de mis pelotas que me habían hecho pocos días antes como parte del proceso.
 
Última edición:
Historia 1. Sotopeña entabla conversación con jaquetona en la sala de espera. La paciente entra antes y se va.

Historia 2. Un sujeto lee la camiseta de Sotopeña, hay tensión

Historia 3. Sotopeña entabla conversación con excompañera, ahora enfermera, durante las últimas horas de su abuela

Pero está muy bien contado, un 8 en filmaffinity
 
Vaya endoscopia, espero que le revisaran pliegue por pliegue de fauces a recto.
Con la mía tardaron 5 minutos, y la puta anestesia duró 5:30 exactamente. Menudo gusto, lo mejor que me ha pasado en la vida.
Tampoco me durmieron entero, me hicieron dormir entre algodones de azúcar y Chopin durante ese ratillo y ya.
¿No le harían una colono y no se acuerda? mire que hay dronjas a disposición de los anestesistas que le borran a uno la memoria.
O le hicieron las dos cosas aprovechando el ratejo, la facturita a la aseguradora y, para el LOL en instagram de las enfermeras, la misma manguera.

A mi me hicieron una endoscopia tal cual la cuenta florian, me durmieron entero, pero antes me dijeron piensa en algo fermoso, y me puse a imaginar aguas color turquesa una playa de aguas cristalinas, cuando desperté no me había enterado de nada, me dejaron en un rincón para que fuera despejándome, esos momentos de semiconsciencia fueron muy felices, le pregunté a la enfermera donde vendían esa droga, y me dijo que todos preguntaban lo mismo con cara de decir otro con la puta gracia de siempre con su putamadre.

Al final aunque es endoscopia tambien duele un poco el culo, supongo que es normal, pese a que el tubo es por la boca, no?
 
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