Le Déserteur
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Hoy mi padre me ha dado a conocer un análisis del País sobre los problemas de la izquierda que me ha parecido de lo más acertado y espero que el hilo sirva para conocer otros artículos de opinión de la prensa que den para debate o simplemente apunten algún detalle interesante.
No todos tenemos acceso a los diferentes diarios y de esta manera se puede estar al día. Una especie de resumen de la prensa desde la perspectiva de tipos que desde la coherencia y la racionalidad serían mejores políticos que los que desgraciadamente nos gobiernan.
Partidos políticos: El sexo de la izquierda | Opinión | EL PAS
El sexo de la izquierda, de Víctor Lapuente
A fuerza de insistir en los derechos de unos grupos, ha dejado de ser vista como representante de la sociedad en su conjunto
A diferencia de los ángeles y los partidos de derechas, la izquierda tiene sexo. Se declara feminista, como el PSOE desde Zapatero; o quiere feminizar la política, como Podemos. La izquierda ha ganado etiquetas. Además de socialista, es ecologista, feminista y defensora de las minorías. Esta diversidad ofrece oportunidades, pero también riesgos.
Por una parte, la izquierda se ha adaptado a los cambios sociales que han diezmado a su electorado clásico, los trabajadores varones. No se puede vivir de la nostalgia y, en el siglo XXI, la defensa de la igualdad debe incorporar consideraciones culturales, de género, o de orientación sexual. La izquierda hace bien en proponer medidas contra la discriminación de cualquier colectivo en cualquier frente: escuela, trabajo o esfera privada.
Pero todo lo bueno que tienen estas políticas integradoras lo tiene de malo el discurso político que las acompaña. Este es el telón de Aquiles de la izquierda contemporánea. A fuerza de insistir en los derechos de unos grupos, la izquierda ha dejado de ser vista como representante de la sociedad en su conjunto. Ha caído en lo que Bo Rothstein, para Europa, y Mark Lilla, para EEUU, denuncian como la política de la identidad. La izquierda enfatiza más las diferencias entre distintos grupos sociales que las semejanzas entre todos los ciudadanos.
La fallida campaña de Hillary Clinton es una seria advertencia para los progresistas en todo el mundo. Hillary sustituyó una visión general para el país por menciones a colectivos concretos: afroamericanos, latinos, LGTBI y, sobre todo, mujeres. En principio, parecía un buenmarketingpolítico. Singulariza tu producto. Pone nombre y apellidos, sexo y etnia, a tus potenciales clientes. Pero la política no es como la moda. Cuando apelas a un grupo concreto, alienas a otro. En este caso, al hombre blanco.
La izquierda en muchos países corre el peligro de deslizarse por la misma pendiente: que la defensa de políticas para los más desfavorecidos desemboque en un conflicto identitario. Para evitarlo, los progresistas tienen que ser como los ángeles, inteligentes y asexuados.
No todos tenemos acceso a los diferentes diarios y de esta manera se puede estar al día. Una especie de resumen de la prensa desde la perspectiva de tipos que desde la coherencia y la racionalidad serían mejores políticos que los que desgraciadamente nos gobiernan.
Partidos políticos: El sexo de la izquierda | Opinión | EL PAS
El sexo de la izquierda, de Víctor Lapuente
A fuerza de insistir en los derechos de unos grupos, ha dejado de ser vista como representante de la sociedad en su conjunto
A diferencia de los ángeles y los partidos de derechas, la izquierda tiene sexo. Se declara feminista, como el PSOE desde Zapatero; o quiere feminizar la política, como Podemos. La izquierda ha ganado etiquetas. Además de socialista, es ecologista, feminista y defensora de las minorías. Esta diversidad ofrece oportunidades, pero también riesgos.
Por una parte, la izquierda se ha adaptado a los cambios sociales que han diezmado a su electorado clásico, los trabajadores varones. No se puede vivir de la nostalgia y, en el siglo XXI, la defensa de la igualdad debe incorporar consideraciones culturales, de género, o de orientación sexual. La izquierda hace bien en proponer medidas contra la discriminación de cualquier colectivo en cualquier frente: escuela, trabajo o esfera privada.
Pero todo lo bueno que tienen estas políticas integradoras lo tiene de malo el discurso político que las acompaña. Este es el telón de Aquiles de la izquierda contemporánea. A fuerza de insistir en los derechos de unos grupos, la izquierda ha dejado de ser vista como representante de la sociedad en su conjunto. Ha caído en lo que Bo Rothstein, para Europa, y Mark Lilla, para EEUU, denuncian como la política de la identidad. La izquierda enfatiza más las diferencias entre distintos grupos sociales que las semejanzas entre todos los ciudadanos.
La fallida campaña de Hillary Clinton es una seria advertencia para los progresistas en todo el mundo. Hillary sustituyó una visión general para el país por menciones a colectivos concretos: afroamericanos, latinos, LGTBI y, sobre todo, mujeres. En principio, parecía un buenmarketingpolítico. Singulariza tu producto. Pone nombre y apellidos, sexo y etnia, a tus potenciales clientes. Pero la política no es como la moda. Cuando apelas a un grupo concreto, alienas a otro. En este caso, al hombre blanco.
La izquierda en muchos países corre el peligro de deslizarse por la misma pendiente: que la defensa de políticas para los más desfavorecidos desemboque en un conflicto identitario. Para evitarlo, los progresistas tienen que ser como los ángeles, inteligentes y asexuados.