Asta
Freak
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- 26 Nov 2003
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Muchas veces me admiro al comprobar (especialmente cuando
la circulación no es fluida) que la gente, cuando va sentada en
sus coches, se aplica a realizar prácticas de lo más vergonzantes
y que por nada del mundo harían, por ejemplo, durante una
comida de trabajo o en una reunión familiar multitudinaria con
abuelo y periquito incluido.
Es como si sintieran que, en su coche, van en un micromundo
privado al que nadie tiene acceso visual y que por ello pueden
hacer las mayores cochinadas y/o actividades fuera de lugar
porque les envuelve una especie de manto de la invisibilidad.
Esta gente, si piensa así, es gilipollas perdida.
Primero están esas tias vagas - joder que se levanten quince
minutos antes, coño - o apresuradas, que se van restaurando
completamente (desde la crema base hasta las pestañas pasando
por la pintada de ojos, de morros, de cejas y ¡hasta depilándoselas!
como vi hacer a una que, tras la operación, hasta se quitó pelillos
del bigote..).
Algunas se ve que ya tienen experiencia (las vagas), y se hacen
el apaño entre punto muerto y primera; pero las que por “h” o
por “b” no han tenido tiempo, suelen quedar bastante chafarrinadas:
Luego está el sempiterno hurgue de nariz.
Me resulta especialmente repugnante ver a esta gente, entregada
en la faena de buscarse bígaros sin respeto alguno hacia los demás conductores que hasta pueden tener un accidente por culpa de una
arcada.
Los hay “normales”
Y los hay que son verdaderos prospectores petrolíferos
Hace tiempo, mis ojos tuvieron la desgracia de ver a una tipa que,
nó solo se estaba metiendo el dedo hasta el colodrillo, con
movivientos giratorios para pillar mejor el bicho; sino que una
vez atrapado el infeliz, fué separando cuidadosamente el dedo
de la napia para extraerlo: primero en su morfología reseca-crispis,
para pasar segundos más tarde a la parte del mocarro que es como
una baba. Y la tia tiraba, y tiraba y ¡para evitar que por el peso,
la “comba” se cayera, fué enrollando en el dedo el infecto
producto!. Un puto asco, de verdad. Que pedazo de guarra.
Su dedo parecía un muestrario de zarajos (ese aperitivo típico
castellano a base de tripas enrolladas en un palo)
(No encuentro foto, coñoya)
No podemos olvidar tampoco el entrañable mundo del hurgador
de orejas. Esos cerdos que se trabajan el paebellón auricular
hasta que logran material suficiente para fabricarle un cirio a San
Pascual Bailón.
Por si eso no fuera poco, ¡cuando acaban se huelen el dedo!
(y he aquí el motivo de mi post, que pasaré a explicar más
tarde)
Este caballero, al menos, es aseado y no emplea el dedo para
sacarse el sebo
También me han hablado de tios que se afeitan en el coche,
de copilotas dando de mamar, luego hay gente que lee libros,
y un largo etcétera de actividades entre las que incluso está
la bonita costumbre de dejar que la pareja le coma el nardo
bernardo al conductor por aquello de hacer más ameno el atasco...
PEEEEROOO... fijaté tú que esta misma mañana he visto hacer
en un coche la cosa más asquerosa del mundo y que me ha
producido un asco insuperable:
Un tio, en una furgoneta, en pleno atasco de la carretera de
Burgos. Echa el freno de mano, se levanta un poco de nalgas,
se “arrasca” parsimoniosamente el hueco y, tras sentarse
¡SE HUELE EL DEDO, SE RIE Y SE LO VUELVE A OLER!.
Creo que no exagero si digo que se ha estado oliendo el dátil
cerca de un minuto
¿Se estaría poniendo cachondo al oler a puerco?
la circulación no es fluida) que la gente, cuando va sentada en
sus coches, se aplica a realizar prácticas de lo más vergonzantes
y que por nada del mundo harían, por ejemplo, durante una
comida de trabajo o en una reunión familiar multitudinaria con
abuelo y periquito incluido.
Es como si sintieran que, en su coche, van en un micromundo
privado al que nadie tiene acceso visual y que por ello pueden
hacer las mayores cochinadas y/o actividades fuera de lugar
porque les envuelve una especie de manto de la invisibilidad.
Esta gente, si piensa así, es gilipollas perdida.
Primero están esas tias vagas - joder que se levanten quince
minutos antes, coño - o apresuradas, que se van restaurando
completamente (desde la crema base hasta las pestañas pasando
por la pintada de ojos, de morros, de cejas y ¡hasta depilándoselas!
como vi hacer a una que, tras la operación, hasta se quitó pelillos
del bigote..).
Algunas se ve que ya tienen experiencia (las vagas), y se hacen
el apaño entre punto muerto y primera; pero las que por “h” o
por “b” no han tenido tiempo, suelen quedar bastante chafarrinadas:
Luego está el sempiterno hurgue de nariz.
Me resulta especialmente repugnante ver a esta gente, entregada
en la faena de buscarse bígaros sin respeto alguno hacia los demás conductores que hasta pueden tener un accidente por culpa de una
arcada.
Los hay “normales”

Y los hay que son verdaderos prospectores petrolíferos

Hace tiempo, mis ojos tuvieron la desgracia de ver a una tipa que,
nó solo se estaba metiendo el dedo hasta el colodrillo, con
movivientos giratorios para pillar mejor el bicho; sino que una
vez atrapado el infeliz, fué separando cuidadosamente el dedo
de la napia para extraerlo: primero en su morfología reseca-crispis,
para pasar segundos más tarde a la parte del mocarro que es como
una baba. Y la tia tiraba, y tiraba y ¡para evitar que por el peso,
la “comba” se cayera, fué enrollando en el dedo el infecto
producto!. Un puto asco, de verdad. Que pedazo de guarra.
Su dedo parecía un muestrario de zarajos (ese aperitivo típico
castellano a base de tripas enrolladas en un palo)
(No encuentro foto, coñoya)
No podemos olvidar tampoco el entrañable mundo del hurgador
de orejas. Esos cerdos que se trabajan el paebellón auricular
hasta que logran material suficiente para fabricarle un cirio a San
Pascual Bailón.
Por si eso no fuera poco, ¡cuando acaban se huelen el dedo!
(y he aquí el motivo de mi post, que pasaré a explicar más
tarde)
Este caballero, al menos, es aseado y no emplea el dedo para
sacarse el sebo

También me han hablado de tios que se afeitan en el coche,
de copilotas dando de mamar, luego hay gente que lee libros,
y un largo etcétera de actividades entre las que incluso está
la bonita costumbre de dejar que la pareja le coma el nardo
bernardo al conductor por aquello de hacer más ameno el atasco...
PEEEEROOO... fijaté tú que esta misma mañana he visto hacer
en un coche la cosa más asquerosa del mundo y que me ha
producido un asco insuperable:
Un tio, en una furgoneta, en pleno atasco de la carretera de
Burgos. Echa el freno de mano, se levanta un poco de nalgas,
se “arrasca” parsimoniosamente el hueco y, tras sentarse
¡SE HUELE EL DEDO, SE RIE Y SE LO VUELVE A OLER!.
Creo que no exagero si digo que se ha estado oliendo el dátil
cerca de un minuto
¿Se estaría poniendo cachondo al oler a puerco?