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pulga
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Baltasar Gracián nos dice que, en sus primeros momentos,a la muerte quiso guiarse conforme a su entendimiento y justicia, eligiendo a sus víctimas entre aquellas que tenían el vivir muy lastimado y la desaparición de este mundo, lejos de fastidiarles, tenía que parecerles una bendición del cielo.
Sin embargo, este proceder de la muerte fue duramente criticado por los que quedaban vivos; finalmente, la muerte se dijo a si misma que de ahora en adelante nada la guiaría sino el azar cínico y torticero; cambió el arco, su primera manera de matar, según el ilustre autor de "El Criticón", por la guadaña, un utensilio oscuro y tenebroso que traía las muertes generalizadas, las pestes, la injusticia, y la destrucción de los inocentes.
Gracián, un poco rusoniamente, nos vino a decir que la muerte es culpa de los hombres, o que los hombres habían de hecho de ella un negocio descabellado.
A mí la visión de la muerte de Gracián me parece alambicada y retorcida, y por tanto, inútil, falsa y farisea.