Mongüiver
Subnormal
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Música, por si gustáis
Antes de la internet, vuestro tito Mongüiver fue Mitch Buchannon (bueno, más que Mitch fui Cody, que soy blondo; aunque con el paso de los banes me he ido oscureciendo)
En esta tierra de dios, donde gran parte de la población no ha visto mayor concentración de agua que la pileta donde fregoteaba la abuela los bragueros
o la que se usaba para ahogar a los gatos (ahora la moda es enterrarlos alive "antes de que abran los ojiños")
la diputación de A Coruña mandó construír en todos los Ayuntamientos una picscina municipotal para que los gallegos pusiésemos a remojo la cotra sin tener que desplazarnos a la costa, donde, por cierto, podríamos asustar a las hordas de madri leños que nos hinvaden estivalmente
Total, que cuando cumplí la mayoría de edad, me saqué el título de little mermado (hábil juego de palabras :1), y me puse a currar de socorrista. Fijáos cuán férreo era, que en una pircina donde éramos más de 10 socorristas en plantilla, cuando el socorrista del
Bueno, mi garita era la que está más cercana al pórtico ese de la izquierda que tenía una ducha incorporada para que cuando la gente pasase por debajo, se duchase sí o sí. La gente, para evitarla, al principio pasaba por encima de los bancos de la izquierda, aunque la ducha esa no funcionó en su puta vida.
Bueno, al tema, los socorristas debemos de hacer un par de pruebas de Ph y cloración al agua del vaso dos veces al día; al inicio de la jornada y en el pico de asistencia. Ni que decir tiene que nunca daba bien, puesto que la bomba de cloro (o como coño se llame), no iba fina; Don Ángel, el boticario, amenazó gravemente al arcarde, pero no hubo cojones a chapar la charca, de tal guisa que el jefe de Protección Civil venía y echaba una cantidad random de hipoclorito sódico directamente al tanque que surtía (después de haber pasado por las areneras de filtro), a la piscina.
El cloro, fijáos si estaba concentrado, que podías tener las manos llenas de mierda que sumergirlas unos segundos en los tanques servía para que salieran relucientes
Pues un día llegó una incspectora de Sanidad de la Xunta, antes de la apertura, para ver los niveles, y claro, el Ph correcto, pero el cloro ni estaba ni se le esperaba
También teníamos un medidor de conductividad :1
De inmediato, me incorporé y miré avergonzado en derredor por si algún paisano me había cazando en tan abyecta pulsión, pero, para mi fortuna, nadie estaba de buena mañana por aquel recóndito paraje donde fueron a colocar la puta piscina.
That´s all folks, contad vuestras bizarras historias reales, hijos de puta.
Antes de la internet, vuestro tito Mongüiver fue Mitch Buchannon (bueno, más que Mitch fui Cody, que soy blondo; aunque con el paso de los banes me he ido oscureciendo)
En esta tierra de dios, donde gran parte de la población no ha visto mayor concentración de agua que la pileta donde fregoteaba la abuela los bragueros

o la que se usaba para ahogar a los gatos (ahora la moda es enterrarlos alive "antes de que abran los ojiños")

la diputación de A Coruña mandó construír en todos los Ayuntamientos una picscina municipotal para que los gallegos pusiésemos a remojo la cotra sin tener que desplazarnos a la costa, donde, por cierto, podríamos asustar a las hordas de madri leños que nos hinvaden estivalmente
Total, que cuando cumplí la mayoría de edad, me saqué el título de little mermado (hábil juego de palabras :1), y me puse a currar de socorrista. Fijáos cuán férreo era, que en una pircina donde éramos más de 10 socorristas en plantilla, cuando el socorrista del

aparecía, los nenes se cambiaban de picscina
Pero esta es otra historia.
Decía que curraba de verano como socorrista y un año me contrataron en un municipio limítrofe que, además, era el de moda a la hora de salir de marchuqui cuando estaba en el instituto y al que iban unas gogós antes de la hora de apertura por razones que no vienen al caso :1 y que ni siquiera se dignaron a esputarme desde lejos :cry:
Las piscinas, sufragadas por la Diputación y los empleados de Volkswagen/Bosch/Thyssen/Bayer via fondos FEDER, tenían todas una misma estructura que haría llorar a Moderador Incógnito. Básicamente era un galpón de hormigón al frente del vaso que estaba separado por unos tabiques para "cafetería", almacén y "enfermería". Las puertas eran láminas de madera corredizas sobre un riel del que tenían tendencia a salirse y que en no pocas ocasiones tuve que reencarrilar haciendo uso de mis titánicos tríceps.
Aquí fotos de diversas localidades para que os hagáis una idea de las instalaciones dignas de Ignacio Allende:

Decía que curraba de verano como socorrista y un año me contrataron en un municipio limítrofe que, además, era el de moda a la hora de salir de marchuqui cuando estaba en el instituto y al que iban unas gogós antes de la hora de apertura por razones que no vienen al caso :1 y que ni siquiera se dignaron a esputarme desde lejos :cry:
Las piscinas, sufragadas por la Diputación y los empleados de Volkswagen/Bosch/Thyssen/Bayer via fondos FEDER, tenían todas una misma estructura que haría llorar a Moderador Incógnito. Básicamente era un galpón de hormigón al frente del vaso que estaba separado por unos tabiques para "cafetería", almacén y "enfermería". Las puertas eran láminas de madera corredizas sobre un riel del que tenían tendencia a salirse y que en no pocas ocasiones tuve que reencarrilar haciendo uso de mis titánicos tríceps.
Aquí fotos de diversas localidades para que os hagáis una idea de las instalaciones dignas de Ignacio Allende:


Bueno, mi garita era la que está más cercana al pórtico ese de la izquierda que tenía una ducha incorporada para que cuando la gente pasase por debajo, se duchase sí o sí. La gente, para evitarla, al principio pasaba por encima de los bancos de la izquierda, aunque la ducha esa no funcionó en su puta vida.
Bueno, al tema, los socorristas debemos de hacer un par de pruebas de Ph y cloración al agua del vaso dos veces al día; al inicio de la jornada y en el pico de asistencia. Ni que decir tiene que nunca daba bien, puesto que la bomba de cloro (o como coño se llame), no iba fina; Don Ángel, el boticario, amenazó gravemente al arcarde, pero no hubo cojones a chapar la charca, de tal guisa que el jefe de Protección Civil venía y echaba una cantidad random de hipoclorito sódico directamente al tanque que surtía (después de haber pasado por las areneras de filtro), a la piscina.
El cloro, fijáos si estaba concentrado, que podías tener las manos llenas de mierda que sumergirlas unos segundos en los tanques servía para que salieran relucientes

Pues un día llegó una incspectora de Sanidad de la Xunta, antes de la apertura, para ver los niveles, y claro, el Ph correcto, pero el cloro ni estaba ni se le esperaba

También teníamos un medidor de conductividad :1

La inspectora (a quien apenas recuerdo ya pero que en la escala Clinton-Gaskinnen llegaba holgadamente al 8´25), pacientemente me dijo que bueno, que estábamos a principio de temporada, que había visto piscinas mucho peores y que me hacía una anotación en el libro oficial a la espera de corregir los fallos.
Bueno, yo babeando y con acúfenos le digo que se siente en mi silla de Schweppes y la tía cubre el formulario, se despide y se pira.
De repente miro para la silla y veo un hilillo de condesación justo a la altura de la raja; bizarra y poseído por una furia indómita me arrodillo y acerco mi nariz a la silla con intención de captar, cual Jean Baptiste Grenouille, el aroma coñil de la hembra que me había azorado; no sé si olí coño o qué coño olí, pero me sentí como Kevin Espeisy mirando embelesado a Mena Suvari
Bueno, yo babeando y con acúfenos le digo que se siente en mi silla de Schweppes y la tía cubre el formulario, se despide y se pira.
De repente miro para la silla y veo un hilillo de condesación justo a la altura de la raja; bizarra y poseído por una furia indómita me arrodillo y acerco mi nariz a la silla con intención de captar, cual Jean Baptiste Grenouille, el aroma coñil de la hembra que me había azorado; no sé si olí coño o qué coño olí, pero me sentí como Kevin Espeisy mirando embelesado a Mena Suvari
De inmediato, me incorporé y miré avergonzado en derredor por si algún paisano me había cazando en tan abyecta pulsión, pero, para mi fortuna, nadie estaba de buena mañana por aquel recóndito paraje donde fueron a colocar la puta piscina.
That´s all folks, contad vuestras bizarras historias reales, hijos de puta.