Hola de nuevo.
En ocasiones veo como gente totalmente incompatible y que se llevan a matar son pareja por el mero hecho de "no estar solos". Hipotecan su vida a costa de poder estar con alguien y después de un tiempo(l@s mas afortunad@s) se dan cuenta de cuan vacia es su vida.
Aqui os dejo un corto articulo sobre esto:
"Nos lo pensamos mucho antes de comprar un piso o un coche. Primero sopesamos las ventajas de la posible inversión (frenos ABS, elevalunas eléctricos, cuatro balcones, calefacción central...) frente a los inconvenientes (guardabarros espantosos, escasa aceleración, paredes de gotelet, cañerías en mal estado...). Si los primeros superan a los segundos, nos preguntamos: ¿Vale lo que cuesta? (¿Es un chollo, es un capricho?, ¿merece la pena pagar dos millones, o veinte?...). Si la respuesta es sí, nos queda un segundo interrogante: ¿Es financiable el precio? (¿Accederá nuestro banco a respaldar esa hipoteca?, ¿podemos, con nuestro sueldo, comprometernos a pagar religiosamente unas letras más o menos onerosas cada mes?...). Si la respuesta vuelve a ser sí, compramos.
Algo parecido sucede con el amor. Primero nos sentimos atraídos por determinadas cualidades de una persona (timidez -a quien le guste-, extroversión -a quien le divierta-, esa forma tan particular de rascarse la nariz o su encantadora manera de encoger los hombros...), y si compensan a lo que consideremos sus imperfecciones (es demasiado tímido, o excesivamente sociable, o no nos gusta esa forma tan particular de rascarse la nariz o resulta fastidioso que encoja los hombros cada vez que se le propone algo...), optamos por seguir adelante e invitarle al cine, o enviarle flores, o llevarle a cenar, o meterle una pastilla de Viagra en el gin tonic, qué sé yo, y decidimos pagar por su compañía con lo que quiera que se nos exija (no demasiados polvos con otras personas, propósito de ser menos tímidos o menos parlanchines, dejar de rascarnos la nariz o de encoger los hombros...).
La pregunta que nunca nos hacemos, y deberíamos hacernos, es ¿soy emocionalmente solvente para financiar esta relación?, ¿me conceden crédito mis propias fuerzas? Porque hay personas incompatibles, que jamás deberían compartir una cama, y mucho menos plantearse vivir juntas. Hay parejas que viven en una situación constante de terrorismo íntimo en la que cada uno va minando inexorablemente la felicidad, la autoestima, incluso la salud del contrario. Hay parejas que nunca deberían haberse enamorado: las que no comparten una misma concepción de la existencia.
Un consejo: si es usted celoso, no se enamore de un promiscu@; si es usted un obsesC de la limpieza, no se líe con un desordenadC; si es usted un defensor a ultranza de la familia nuclear y los valores morales, no persiga a un bisexual o un politoxicómano. No funcionará. Su banco emocional no puede respaldarle, por mucho que esa persona le atraiga como la luz a la polilla, por mucho que crea que sus virtudes eclipsan a sus defectos. Y no crea, jamás se le ocurra pensar, que las personas cambian. No se enamore de alguien por cómo es para intentar transformarle acto seguido.
La redención no existe, excepto en los catecismos, porque las cualidades más profundas de una persona, las que conforman definitivamente su personalidad son, afortunadamente, inamovibles. (Excepto tras largos y tortuosos procesos de terapia, y no querrá usted perder los mejores años de su vida intentando que un psiquiatra le transforme a su pareja.)
Y me dirán ustedes que no se puede comparar a un amante con un piso o con un coche... ¿Y por qué no? Al fin y al cabo, un amor puede influir mucho más en nuestras vidas que cualquier posesión material, así que ¿por qué no vamos a ser igual de cuidadosos al elegir una relación que a la hora de adquirir un inmueble? Pero no lo somos. Desgraciadamente la pasión es inevitable e incendiaria. Pasión niega reflexión, pasión meditada es oxímoron. Y las arcas de nuestros bancos emocionales nunca estarán lo suficientemente saneadas como para subvencionar nuestros enamoramientos."
La Eva Futura - Lucía Etxebarría
Pues lo dicho, que muchas veces, mejor sol@ que mal acompañad@.
Salu2!
En ocasiones veo como gente totalmente incompatible y que se llevan a matar son pareja por el mero hecho de "no estar solos". Hipotecan su vida a costa de poder estar con alguien y después de un tiempo(l@s mas afortunad@s) se dan cuenta de cuan vacia es su vida.
Aqui os dejo un corto articulo sobre esto:
"Nos lo pensamos mucho antes de comprar un piso o un coche. Primero sopesamos las ventajas de la posible inversión (frenos ABS, elevalunas eléctricos, cuatro balcones, calefacción central...) frente a los inconvenientes (guardabarros espantosos, escasa aceleración, paredes de gotelet, cañerías en mal estado...). Si los primeros superan a los segundos, nos preguntamos: ¿Vale lo que cuesta? (¿Es un chollo, es un capricho?, ¿merece la pena pagar dos millones, o veinte?...). Si la respuesta es sí, nos queda un segundo interrogante: ¿Es financiable el precio? (¿Accederá nuestro banco a respaldar esa hipoteca?, ¿podemos, con nuestro sueldo, comprometernos a pagar religiosamente unas letras más o menos onerosas cada mes?...). Si la respuesta vuelve a ser sí, compramos.
Algo parecido sucede con el amor. Primero nos sentimos atraídos por determinadas cualidades de una persona (timidez -a quien le guste-, extroversión -a quien le divierta-, esa forma tan particular de rascarse la nariz o su encantadora manera de encoger los hombros...), y si compensan a lo que consideremos sus imperfecciones (es demasiado tímido, o excesivamente sociable, o no nos gusta esa forma tan particular de rascarse la nariz o resulta fastidioso que encoja los hombros cada vez que se le propone algo...), optamos por seguir adelante e invitarle al cine, o enviarle flores, o llevarle a cenar, o meterle una pastilla de Viagra en el gin tonic, qué sé yo, y decidimos pagar por su compañía con lo que quiera que se nos exija (no demasiados polvos con otras personas, propósito de ser menos tímidos o menos parlanchines, dejar de rascarnos la nariz o de encoger los hombros...).
La pregunta que nunca nos hacemos, y deberíamos hacernos, es ¿soy emocionalmente solvente para financiar esta relación?, ¿me conceden crédito mis propias fuerzas? Porque hay personas incompatibles, que jamás deberían compartir una cama, y mucho menos plantearse vivir juntas. Hay parejas que viven en una situación constante de terrorismo íntimo en la que cada uno va minando inexorablemente la felicidad, la autoestima, incluso la salud del contrario. Hay parejas que nunca deberían haberse enamorado: las que no comparten una misma concepción de la existencia.
Un consejo: si es usted celoso, no se enamore de un promiscu@; si es usted un obsesC de la limpieza, no se líe con un desordenadC; si es usted un defensor a ultranza de la familia nuclear y los valores morales, no persiga a un bisexual o un politoxicómano. No funcionará. Su banco emocional no puede respaldarle, por mucho que esa persona le atraiga como la luz a la polilla, por mucho que crea que sus virtudes eclipsan a sus defectos. Y no crea, jamás se le ocurra pensar, que las personas cambian. No se enamore de alguien por cómo es para intentar transformarle acto seguido.
La redención no existe, excepto en los catecismos, porque las cualidades más profundas de una persona, las que conforman definitivamente su personalidad son, afortunadamente, inamovibles. (Excepto tras largos y tortuosos procesos de terapia, y no querrá usted perder los mejores años de su vida intentando que un psiquiatra le transforme a su pareja.)
Y me dirán ustedes que no se puede comparar a un amante con un piso o con un coche... ¿Y por qué no? Al fin y al cabo, un amor puede influir mucho más en nuestras vidas que cualquier posesión material, así que ¿por qué no vamos a ser igual de cuidadosos al elegir una relación que a la hora de adquirir un inmueble? Pero no lo somos. Desgraciadamente la pasión es inevitable e incendiaria. Pasión niega reflexión, pasión meditada es oxímoron. Y las arcas de nuestros bancos emocionales nunca estarán lo suficientemente saneadas como para subvencionar nuestros enamoramientos."
La Eva Futura - Lucía Etxebarría
Pues lo dicho, que muchas veces, mejor sol@ que mal acompañad@.
Salu2!