Eso os pasa por tiraros al ruedo puteril en plan maletilla.
Tenía yo ganas de una buena charleta post folleteo y que destaparan el tarro de las esencias del escapulario carmelita. Manías que tiene uno trons.
Es una dama de compañía con un culo de toma pan y moja, me invitó a un botellín de agua y bien rica que me supo.
Unos preliminares bien largos, como le gustan a jamonines, sacando la lengua a pasear y tomando nuestro tiempo en ello, aunque eso ya queda entre ella y yo.
Me hizo sudar la titi, cabalga como que la persiguen los pieles rojas, con entrega e implicación mutua, como debe ser un buen polvo.
Me hizo sudar tinta china cuando me cubrió el prepucio con los labios, ahí si que bajó dios de los cielos.
Si hubiera tenido un picardías negro con ribetes rosas igual la había llevao a merendar a una bodega.
Fue un polvete de los buenos. Creo que todo pudo ser gracias al cunnilingus que le hice. Se ponen como motos y las tienes comiendo de la mano.
La media hora son 60 euros, sin prisas y cumpliendo bien. Particularmente me gustó mucho, pero igual es la típica ninfa que según la pilles o según tenga el día.
Me sorprendió que al terminar se abrazó a mi de forma efusiva, gesto que no me esperaba y me puso de nuevo a punto de caramelo, sin darle las gracias marché.
Eso sí, tuve que estrecharla entre mis brazos para sentir el perfume de la piel de debajo de su oreja y pensar por un momento que podría haberme quedado ahí el resto de la tarde. Esos son los detalles por los que también merece la pena ir de putas. Si es que no sabéis hacer las cosas bien.
Hay que ir arregladines, con camisina de las que usaba el presentador del parte en 1976. Con esas cosinas nada puede salir mal.
Tuvimos una buena charleta post folleteo muy amena en la que llegamos a intimar y nos dio tiempo a tocar temas muy interesantes. No os digo más que hasta hablamos de la devoción religiosa, la creencia popular, dicotomías y demás. De las mejores charletas que he tenido.