Libros Charles Bukowski, el ‘viejo indecente’

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23 Abr 2006
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Hilo dedicado a uno de mis dipsómanos preferidos, uno de los últimos viejos lobos de la literatura, el rey del realismo sucio -en muchas ocasiones, apestoso- Hablo como no, del gran

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Charles Bukowski (1920-1994) nació en la ciudad alemana de Aldernach. Su madre, Katharina Fett, era alemana y su padre, Henry Bukowski, un militar estadounidense que sirvió durante la ocupación en Alemania al final de la Primera Guerra Mundial.

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A los dos años se trasladó con su familia a Los Ángeles, donde vivió toda su vida.

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La Gran Depresión, la falta de trabajo y dinero frustraron al padre, quien tomó como salida la opción de hostiarlo. Su vida y literatura estuvieron marcados por dos hechos:

Primero, el haber tenido a los padres que tuvo ("tuve unos padres terribles, y ellos construyen el mundo de uno")

"Cuando alguien te golpea durante mucho tiempo y tan fuerte, te preguntas qué significas. Cualquiera que sea severamente castigado durante su niñez, o sale de esa situación, o termina siendo un violador o un asesino, o en un manicomio, o se pierde en todo tipo de direcciones. Así que mi padre fue un gran maestro de literatura, me enseñó el sentido del dolor, un dolor sin razón"

Así describe su 1ª paliza -chispas- en "La senda del perdedor" ("Ham on rye")

-8-
Oí llegar a mi padre. Siempre cerraba de un portazo, caminaba pesadamente y hablaba a gritos. Estaba en casa. Después de unos momentos se abrió la puerta del dormitorio. Medía casi dos metros, era un hombre grande. Todo se desvaneció, la silla en la que estaba sentado, el papel pintado de la pared, la pared, todos mis pensamientos. Era como la oscuridad eclipsando al sol, su violencia hacía desaparecer todas las cosas. Era todo orejas, nariz, boca; no, podía mirarle a los ojos, sólo era una cara enrojecida de ira.
—Está bien, Henry. Entra en el baño.
Entré y él cerró la puerta tras nosotros. Las paredes eran blancas. Había un espejo de baño y una pequeña ventana, con una cortinilla negra rota. Estaban la bañera y el retrete y los azulejos del suelo. Cogió la badana de cuero para afilar la navaja de afeitar que colgaba de un gancho. Iba a ser la primera de una serie incontable de palizas que se fueron haciendo más y más frecuentes. Siempre, me parecía a mí, sin una verdadera razón.
—Bueno, bájate los pantalones.
Me bajé los pantalones.
—Bájate los calzoncillos.
Me los bajé.
Entonces me atizó. El primer golpe me produjo más impresión que dolor. El segundo me hizo más daño. Cada golpe iba incrementando el dolor. Al principio yo era consciente de las paredes, la bañera, el retrete. Al final, no podía ver nada. Mientras me pegaba me insultaba, pero yo no podía entender las palabras. Pensé en sus rosas, en las rosas que cultivaba en el patio. Pensé en su automóvil en el garaje. Traté de no gritar. Sabía que si me ponía a gritar quizás parase, pero sabiéndolo, y sabiendo que él deseaba que me pusiera a gritar, me hacía el valiente y aguantaba. Se me saltaban las lágrimas de los ojos, pero permanecía en silencio. Después de un rato todo se convirtió en un mareante remolino, en una vorágine donde sólo quedaba la posibilidad mortal de que no acabase nunca. Finalmente, como si me pusiera en marcha, comencé a sollozar, atragantándome con la baba salada que me corría por la garganta. El se detuvo.
Desapareció de allí. Comencé a visualizar de nuevo la pequeña ventana y el espejo. La badana de cuero colgaba de su gancho, larga, marrón y doblada. Yo no me podía agachar para subirme los calzoncillos y los pantalones, así que anduve hasta la puerta a duras penas con los pantalones alrededor de los tobillos. Abrí la puerta del baño y allí estaba mi madre, de pie en el salón.
—No ha estado bien —le dije—. ¿Por qué no me has ayudado?
—El padre —dijo ella —siempre tiene la razón.

Aprendió el valor del autocontrol soportando las palizas que le propinaba su padre. Pasados unos años, empezó a aguantarlas en silencio. Al parecer, eso confundía a Henry Bukowski, que dejó de castigar a su hijo. En su lucha contra el dolor, el niño alcanzó una especie de estoicismo ante la adversidad que se convirtió en un rasgo esencial de su carácter. Bukowski era un hombre que raramente perdía los estribos, salvo cuando estaba muy borracho.

Lo relata en "Escritos de un viejo indecente":

aunque el dolor era terrible, yo, yo mismo, me sentía completamente al margen de él. quiero decir que, real¬mente, aquello no me interesaba; no significaba nada para mí. no tenía ningún lazo con mis padres y así no sentía que hubiese nin¬guna violación de amor o confianza o cariño. lo más difícil era el llanto. no quería llorar. era trabajo sucio, como segar el pradillo. como cuando me daban el cojín para que me sentara después, después de la paliza, después de regar el pradillo. yo tampoco quería el cojín, así que, no queriendo llorar, un día decidí no hacerlo. lo único que podía oírse era el chasquido del asentador de cuero contra mi culo desnudo. era un sonido extraño, carnoso y horrendo en el silencio y yo miraba fijamente los azulejos del baño. llegaban las lágrimas pero yo no emitía sonido alguno. dejó de pegarme. normalmente me atizaba entre quince y veinte golpes. paró cuando me había dado sólo siete u ocho. salió corrien¬do del baño:
—¡mamá, mamá, creo que nuestro chico está LOCO, no llora cuando le pego!
—¿crees que estás loco, Henry?
—sí, mamá.
—oh, ¡qué fatalidad!
no era más que la primera aparición IDENTIFICABLE de El Muchacho Congelado. yo sabía que tenía algún problema pero no me consideraba loco. era sólo que no podía entender cómo otras personas eran capaces de enfadarse con tanta facilidad, luego ol¬vidar su enfado con la misma facilidad y ponerse alegres, ni cómo podían interesarse tanto por TODO cuando todo era tan aburrido.


El segundo hecho inalterable en su vida, fue el haber sufrido un caso atípico de acné que le dejó marcada la cara y el alma.

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Nos lo cuenta en los capítulos 28 a 35 de "La senda del perdedor". Aquí unos fragmentos:

-28-

Yo estaba avergonzadísimo de mis granos. En Chelsey podías escoger entre hacer gimnasia o instrucción militar. Escogí la instrucción porque no había que llevar el equipo de gimnasia y así nadie podría ver las erupciones que infestaban mi cuerpo. Pero odiaba el uniforme. La camisa estaba hecha de lana que irritaba mis granos. El uniforme había que llevarlo desde el lunes hasta el jueves. El viernes nos permitían llevar ropas normales.
Estudiábamos el Manual de Armamentos. Trataba sobre estrategias bélicas y mierda por el estilo. Teníamos que pasar exámenes. Hacíamos marchas por el campo. Practicábamos el Manual de Armamentos, y llevar el fusil colgando durante distintos ejercicios era fatal para mí porque tenía granos en los hombros. A veces, cuando encajaba el fusil en mi hombro, se rompía alguno y empapaba mi camisa. La sangre atravesaba la tela, pero como era espesa y hecha de lana, la mancha era menos obvia y no parecía ser de sangre.
Le conté a mi madre lo que me pasaba y ella forró las hombreras con trapos blancos que tan sólo ayudaron un poco.
Una vez vino un oficial en visita de inspección y asió mi fusil quitándomelo de las manos —para mirar por el cañón y comprobar que no había polvo en el ánima. Me devolvió el fusil dándome un golpetazo y entonces se fijó en las manchas de mi hombro.
—¡Chinaski! —espetó el oficial—, ¡tu fusil pierde aceite!
—Sí, señor.
Pasé el primer trimestre pero los granos empeoraron más y más. Eran tan grandes como nueces y cubrían toda mi cara. Yo estaba tremendamente avergonzado. Algunas veces, en mi casa, me plantaba frente al espejo del cuarto de baño y me reventaba un grano. Eran como pequeños fosos repletos de mierda blanca. En un cierto y morboso sentido era fascinante que estuvieran rellenos de toda esa basura, pero sabía muy bien lo difícil que se les hacía a los demás el mirarme a la cara.
El colegio debió de avisar a mi padre. Al término de ese trimestre me sacaron del colegio, fui a la cama y mis padres me cubrieron de ungüentos. Había un potingue marrón que apestaba. Era el preferido de mi padre. Y quemaba. El insistía en ponérmelo durante más rato del que aconsejaban las instrucciones. Una noche me obligó a aplicármelo durante horas. Me desperté chillando, corrí hasta la bañera, la llené de agua y me desprendí del potingue con dificultad. Mi cara, mi espalda y el pecho estaban quemados. Esa noche hube de sentarme al borde de la cama porque no podía tumbarme.
Mi padre entró en la habitación.
—Te dije que te dejaras puesto el ungüento.
—Mira lo que ha pasado —le informé.
Mi madre entró en la habitación.
—El hijo de puta no quiere curarse —explicó mi padre—. ¿Por qué he tenido que tener un hijo como éste?

-29

Mi madre perdió su trabajo. Mi padre continuaba saliendo todas las mañanas en su coche como si fuera a trabajar. «Soy ingeniero» le decía a la gente. Siempre había querido ser ingeniero.
Se dispuso que acudiera al Hospital General del Condado de Los Angeles. Me dieron una gran tarjeta blanca. Cogí la tarjeta blanca y monté en el tranvía de la línea 7. El billete costaba siete centavos (los abonos de cuatro valían veinticinco centavos). Me guardé el billete y anduve hasta la trasera del tranvía. Tenía cita a las 8.30 de la mañana.
Unas pocas manzanas más adelante un niño y una mujer subieron al tranvía. La mujer era gorda y el niño tendría cerca de cuatro años. Se sentaron en el asiento posterior al mío. Yo miraba por la ventanilla. Todos rodábamos juntos. Me gustaba ese tranvía de la línea 7. Marchaba realmente rápido y cabeceaba adelante y atrás mientras el sol brillaba en el exterior.
—Mamá —oí decir al niño—. ¿Qué tiene ese señor en la cara?
La mujer no respondió.
El niño hizo otra vez la misma pregunta.
Ella no respondió. Entonces el niño chilló:
—¡Mamá! ¿Qué es lo que tiene ese señor en la cara?
—¡Cállate! ¡No sé qué es lo que tiene en la cara!

-30-​

Al día siguiente tuve suerte. Anunciaron mi nombre. Era un doctor distinto. Me desnudé. El encendió una cálida y blanca luz y me examinó. Yo estaba sentado al borde de la mesa de exploración.
—Hmmm, hmmmm —dijo él—, uh, uhh...
Permanecí sentado.
—¿Desde cuándo tienes este problema?
—Desde hace un par de años. Cada vez empeora más.
—Ah, aaah.
Siguió examinándome.
—Bien, ahora espera unos instantes, volveré en seguida.
Pasaron unos minutos y de repente la habitación se llenó de gente. Todos eran doctores. Al menos tenían el aspecto y hablaban como doctores. ¿De dónde habían salido? Creía que apenas había doctores en el Hospital General del Condado de Los Angeles.
—Acné vulgaris. ¡El peor caso que he visto en todos mis años de ejercicio!
—¡Fantástico!
—¡Increíble!
—¡Mirad su cara!
—¡El cuello!
—Acabo de examinar a una joven con acné vulgaris. Su espalda estaba cubierta de granos. Ella lloró y me dijo: «¿Cómo podré jamás ligarme a un hombre? Mi espalda quedará marcada para siempre. ¡Quiero suicidarme!» ¡Y ahora mirad a este tipo! Si ella pudiera verlo, sabría que no tenía razón para quejarse.
Gilipollas de mierda, pensé, ¿no te das cuenta de que estoy oyendo lo que dices?
¿Cómo llegó este tipo a ser doctor? ¿Es que aceptan a cualquiera?
—¿Está el paciente dormido?
—¿Por qué?
—Parece muy tranquilo.
—No, no creo que esté dormido. ¿Estás dormido, chaval?
—Sí.
Siguieron explorando distintas partes de mi cuerpo bajo esa cálida y blanca luz.
—Date la vuelta.
Me di la vuelta.
—Mirad, ¡tiene una lesión en el interior de su boca!
—Bueno, ¿cómo la podríamos tratar?
—Con la aguja eléctrica, creo yo...
—Sí, claro, la aguja eléctrica.
—Sí, la aguja.
Estaba decidido.

-31-​

Me llamaron casi una hora después. Seguí al doctor a través de unas puertas pivotantes y entramos en otra sala. Era mayor que la habitación de las consultas. Me dijeron que me desnudara y me sentara sobre una mesa. El doctor me miró.
—Realmente lo tuyo es un caso especial, ¿no es verdad?
—Sí.
Me apretó un forúnculo de la espalda.
—¿Te ha dolido?
—Claro.
—Bien —dijo—, vamos a intentar secarlos.
Le oí poner en marcha una máquina que rechinaba y zumbaba. Podía oler come se calentaba el aceite.
—¿Preparado? —preguntó.
—Sí.
Aplicó la aguja eléctrica sobre mi espalda. Me estaban perforando. El dolor era inmenso. Llenaba la habitación. Sentí como la sangre corría por mi espalda. Luego sacó la aguja.
—Ahora vamos a por otro —explicó el doctor.
Me incrustó la aguja. Luego la extrajo y atacó un tercer grano. Otros dos hombres habían entrado y permanecían en pie mirando. Probablemente eran doctores. La aguja se introdujo de nuevo en mis carnes.
—Nunca he visto a un muchacho soportar la aguja de este modo —dijo uno de los hombres.
—No se queja en absoluto —dijo el otro.
—¿Por qué no os dais una vuelta y le pincháis el culo a alguna enfermera? —les pregunté.
—¡Mira, hijo, no nos hables de ese modo!
La aguja se hincó en mi espalda. Yo no contesté.
—Este chico evidentemente es un amargado...
—Sí, claro, eso es.
Los hombres se fueron.
—Esos son unos magníficos profesionales —dijo mi doctor—. No está bien que abuses de ellos.
—Usted siga perforando —le contesté.
Lo hizo. La aguja se calentó pero él siguió y siguió. Me perforo completamente la espalda, luego dedicó su atención a mi pecho. Entonces me tendí y me trabajó el cuello y la cara.

Enfrentó esas frustraciones principalmente escuchando música clásica y refugiándose en la lectura.

La senda del perdedor:
-36-​
Cada día andaba hasta la biblioteca en Adams esquina a La Brea y ahí estaba mi bibliotecaria, severa, infalible y silenciosa. Seguí sacando los libros de sus estantes. El primer libro auténtico que encontré estaba escrito por un tipo llamado Upton Sinclair. Sus párrafos eran simples y llenos de furia. Escribía con furia. Escribía sobre las inmundas cárceles de Chicago. Decía las cosas lisa y directamente. Entonces encontré otro autor. Su nombre era Sinclair Lewis y el libro se llamaba Calle Mayor. Mondaba las capas de hipocresía que cubrían a la gente. Pero parecía carecer de pasión.
Volví en busca de más libros. Me leía cada libro en una sola tarde.

Cuando murió el padre de Bukowski, el escritor heredó su casa del barrio de temple City, Los Ángeles. Mientra se tramitaba la venta, Bukowski y Jane se instalaron en la casa, y solían beber con su vecino Francis Billie, un ornitólogo que tenía una colección de pájaros exóticos. Bukowski escribió un gracioso relato basado en las veladas con el señor Billie (al que en la historia llama Harry), qué más tarde se publicó en Escritos de un viejo indecente.

cuando murió la madre de Henry, las cosas no fueron mal. un bonito funeral católico. el sacerdote quemó unas barritas de in¬cienso y nada más. no abrieron el ataúd. Henry fue derecho del funeral al hipódromo. tuvo un buen día. se ligó allí a una rubia y fueron al apartamento de ella. ella preparó unos filetes y lo hi¬cieron. cuando murió su padre fue más complicado. dejaron abier¬to el ataúd y tuvo que echarle el último vistazo. antes de eso, le novia del viejo, a la que él no conocía, una tal Shirley, llegó y se lanzó sobre el ataúd, gimiendo y llorando y agarró la cabeza del muerto y le besó. tuvieron que quitárselo. luego, cuando Henry bajaba las escaleras, esta Shirley le agarró y empezó a besarle.
—¡oh, eres igual que tu padre!
él se puso caliente cuando ella le besaba y cuando la apartó
algo sobresalía en sus pantalones. ojalá la gente no se dé cuenta, pensó. tomó nota de que tenía que echarle un tiento a Shirley. no era mucho mayor que él. fue del funeral a las carreras, pero esta vez no hubo rubia. y perdió algún dinero. el viejo le había pasado su estigma.
el abogado dijo que no había testamento. no había dinero, pero sí una casa y un coche. Henry no trabajaba, así que se mudó. y se dedicó a beber. bebía con su buena novia Maggie. sé levantaba hacia el mediodía y regaba el maldito prado. y las flores. al viejo le gustaban las flores. regaba las flores. se plantaba allí sobre ellas recordando cómo le odiaba el viejo porque no le gustaba trabajar. sólo beber y acostarse con tías. ahora él tenía la maldita casa y el coche y el viejo estaba bajo tierra. llegó a conocer a los veci¬nos, sobre todo al que vivía hacia el norte. uno que era encargado de una lavandería. Harry. este Harry tenía un prado lleno de pá¬jaros. lleno de cinco mil dólares de pájaros. de todas clases. de todas partes. de extraños colores y extrañas formas y algunos ha¬blaban, uno de ellos decía una y otra y otra vez: «¡vete a la mier¬da vete a la mierda!». Henry le echó agua pero sin resultado. el bicho dijo: «¿quieres pelea?» y luego siguió «vete a la mierda» cinco o seis veces, muy deprisa. todo el pradillo estaba lleno de aquellas jaulas de alambre. Harry vivía para los pájaros. Henry vivía para el trago, y las tías. ¿y si probase alguno de aquellos pájaros? ¿cómo se jode a un pájaro?
Maggy era buena en la cama, pero era india-irlandesa y tenía un temperamento endiablado cuando bebía. de vez en cuando, él tenía que pegarla. llamó por teléfono a Shirley y le pidió que vi¬niera. empezó a besarle otra vez, diciendo que era exactamente igual que su padre. él la dejó y contestó a sus besos. no lo hizo aquella noche, decidió esperar y asegurarse. no quería herirla.
Harry iba casi todas las noches con su mujer y bebían. Harry hablaba de la lavandería y de los pájaros. los pájaros odiaban a la mujer de Harry. la mujer de Harry cruzaba las piernas muy alto mientras explicaba cuánto odiaba a los pájaros y Henry em¬pezó a notar algo que se movía bajo los pantalones. las malditas mujeres torturándole siempre. luego Shirley empezó a venir y be¬bían todos juntos. A Maggy no le gustaba que estuviese Shirley allí y Henry no hacía más que mirar a Shirley y a la mujer de Harry preguntándose cuál sería mejor. en fin, todo pasó la misma noche. la mujer de Harry se emborrachó y soltó a todos los pájaros. cinco mil dólares de pájaros. y Harry se quedó allí sentado, borracho, estremecido, y de pronto empezó a gritar y a pegarle a su mujer/ cada vez que le pegaba, ella se caía y Henry miraba debajo de la falda. le vio las bragas varias veces. empezó a ponerse muy caliente. Maggy corrió fuera a intentar coger los pájaros y meterlos en las jaulas, pero parecía que no podía cogerlos. corrían por to¬das partes calle arriba y calle abajo, se posaban en los árboles, en los tejados, cinco mil dólares de pájaros locos, todos de formas y colores distintos, saboreando la confusión de la libertad.
Henry no pudo soportarlo más y agarró a Shirley y la metió en el dormitorio. la desnudó y la montó. casi estaba demasiado borra¬cho para funcionar. cada vez que Henry pegaba a su mujer, su mujer chillaba y él daba un empujoncito extra. luego entró Maggy con un pájaro, un pájaro con un mechón anaranjado en la cabeza y un mechón anaranjado en el pecho y dos mechones anaranjados en las patas. el resto del pájaro eran plumas grises y estúpidas. le había costado a Harry trescientos dólares. Maggy gritó: «¡cogí un pájaro!» y al no ver a Henry entró en el dormitorio y cuando vio lo que pasaba se limitó a sentarse en una silla con el pájaro en el regazo, mirando y llorando. y Harry seguía tirando al suelo a su mujer y ella seguía llorando, y así estaban las cosas cuando entró la policía. dos polis jóvenes. los polis separaron a Henry, les hicieron vestirse a todos y los bajaron a la comisaría. vino otro coche patrulla con otros dos polis jóvenes. a Maggy le entró la mala leche y le atizó a uno de los polis y se la llevaron en uno de los coches patrulla, se turnaron los dos al volante mientras el otro se jodia a Maggy en el asiento trasero. tuvieron que espo¬sarla. el otro poli llevó a Henry, Harry, Shirley y la mujer de Harry a la comisaría, los empapelaron y los enchironaron, y to¬dos los pájaros corriendo calle arriba y calle abajo.
Aquel domingo el predicador habló de los «alcohólicos luju¬riosos que traen pecado y vergüenza a nuestra comunidad». Maggy era la única que no estaba en la cárcel. era muy religiosa. estaba allí sentada en la primera fila con las piernas cruzadas muy altas.
desde el pulpito, el predicador podía ver piernas arriba. casi po¬día verle las bragas. empezó a notar algo bajo de los pantalones. el púlpito, afortunadamente, ocultaba esta parte de él. tuvo que mirar por el ventanal hacia fuera y seguir hablando hasta que lo de debajo de los pantalones desapareció.
Harry perdió su empleo. Henry vendió la casa. el predicador lo hizo con Maggy. Shirley se casó con un reparador de televiso¬res. Harry se sentaba por allí mirando las jaulas vacías y los pá¬jaros hambrientos y muertos en las calles. Cada vez que veía otro pájaro muerto en la calle volvía a pegarle a su mujer. Henry se jugó y se bebió el dinero en seis meses.
me llamo Henry. Henry Charles. cuando murió mi madre no estuvo mal. un bonito funeral católico. incienso. el ataúd cerrado. cuando murió mi padre fue más complicado. dejaron abierto el ataúd y la novia del viejo se acercó al ataúd... besó aquella cabe¬za muerta, y así empezó todo.
posdata: no puedes joderte a un pájaro si no puedes cazarlo.

Francis Billie había acabado conociendo bastante bien a Henry Bukowski, y le escuchaba cuando éste le hablaba del escritor. “Lo había decepcionado. El hijo siempre le pedía dinero –explicaba-. Decía que su hijo bebía demasiado.”

Empezó a escribir cuentos muy joven pero, tras un primer relato publicado por una revista en 1944, abandonó la literatura por muchos años, en los que sentó los cimientos de su leyenda alcohólica.

CONTINUARÁ...

Fin de la 1º parte de la trilogía (Post en obras - Disculpen las molestias)
 
La bibliografía que pongo a continuación, creo que hace referencia a todo el material editado en España, y comprende los más importantes escritos del autor en prosa. Los textos los puse en un orden cronológico, que no es el de las fechas de su publicación, sino el de los acontecimientos y períodos de la vida del autor que los originaron.

BIBLIOGRAFÍA en prosa (novelas, relatos, autobiografías, diarios, entrevistas y antologías).

La senda del perdedor

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Título original: Ham on rye Traducción: Jorge G. Berlanga y Ernesto Giménez-Caballero Alba
Fecha de publicación: 1982 (Santa Bárbara)

La infancia, adolescencia y juventud de Henry Chinaski, en Los Ángeles, durante los años de la Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Un padre brutal que cada día finge acudir puntualmente al trabajo para que sus vecinos no sospechen que está en paro; una madre apaleada por el padre, que sin embargo está siempre de su parte; un tío a quien busca la policía; un mundo de jefes, de superiores aterrorizados por otros superiores. El joven Chinaski algo así como un hermano paria de Holden Cauldfiel, el dulce héroe de Salinger en The Catcher in the Rye (al que Bukowski parece aludir en el título original Ham on Rye) tiene que aprender las reglas implacables de una durísima supervivencia.



Factotum


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Fecha de publicación: 1975 (Santa Bárbara)
Título original: Factotum Traducción: Jorge Berlanga

En esta novela autobiográfica de sus años de juventud, el autor nos describe la vida de su alter ego Henry Chinaski -saltando de un empleo a otro, todos sórdidos, duros, sin sentido, emborrachándose a muerte, con la obsesión de follar, intentando materializar su vida de escritor. Nos ofrece una visión brutalmente divertida y melancólicamente horrorizada de la ética del trabajo, de cómo doblega el "alma" de los hombres. Esta su segunda novela, publicada en 1945, sigue los pasos de Henry Chinaski (el alter ego de Bukowski) en una peregrinación por trabajos sin futuro entre días y noches de alcohol y mujeres, y sus continuos esfuerzos para plasmarlo todo en lo que escribe.



Se busca a una mujer

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Título original: South Of No North Traducción: Jorge Berlanga
Fecha de publicación: 1973 (Santa Bárbara)

En este libro ambientado en Los Ángeles se nota la contínua presencia de la gran urbe en toda su escritura, ciudad infernal, a pesar de estar situada en medio del paraíso californiano, sueño de todo pobre ciudadano USA, con sus naranjas, su sol y su vino, vino del que Bukowski da buena cuenta toda su vida, como el Whisky, como la cerveza, que habrán de ser, inevitablemente, su fuente de inspiración. Bukowski toma una actitud de ermitaño loco, de lucidez exasperada, de humorista borracho en la barra de un bar solitario. Se ríe de todo, trata de ganar algo de dinero para un trago o una puta sin trabajar mucho, frecuenta otras ratas urbanas enloquecidas, odia a la humanidad, se encierra en su habitación y se entretiene en contarnos las historias que le ocurren o se le ocurren.


Escritos de un viejo indecente

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Título original: Notes of a Dirty Old Man Traducción: J.M. Álvarez Florez y Ángela Pérez
Fecha de publicación: 1973 (San Francisco)

Con sus relatos, reunidos en este volumen, escritos en total libertad para la revista underground `Open City´, Charles Bukowski se convirtió de inmediato en una celebridad, en una `leyenda viviente´ (New York Review of Books), cuya fama fue aumentando vertiginosamente con la publicación de sus otros libros de relatos y poemas: `el sucesor de Miller y Burroughs´, comentó Le Nouvel Observateur.

Aquí uno de mis relatos favoritos: https://www.blogs.ya.com/mariaenvena/c_3.htm



Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones

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Título original: Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary (Selección aprobada por el autor) Traducción: J.M. Álvarez Florez y Ángela Pérez
Fecha de publicación: 1974 (San Francisco)

Este es el primer libro que se publicó en España de un autor entonces desconocido, Charles Bukowski, que alcanzó de inmediato gran popularidad.



La máquina de follar

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Título original: Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary (Selección aprobada por el autor) Traducción: J.M. Álvarez Florez y Ángela Pérez
Fecha de publicación: 1974 (San Francisco)

Charles Bukowski se dió a conocer en España con sus relatos de `locura cotidiana´, publicados en dos tomos: Erecciones, eyaculaciones y Exhibiciones y La máquina de follar, que le valieron una inmediata popularidad



Cartero

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Título original: Post Office Traducción: Jorge Berlanga
Fecha de publicación: 1976 (Santa Bárbara)

Charles Bukowski, escritor eminentemente autobiográfico, nos cuenta en esta obra otro fragmento de la vida de su alter ego Chinaski. Así como `Factotum´ había relatado sus duros años de juventud y vagabundeo y en `Mujeres´ sus experiencias de escritor cincuentón, `maldito´pero ya consagrado y acosado por las mujeres, en `Cartero´ describe los doce años en que estuvo empleado en una sórdida oficina de correos de Los Ángeles. El libro termina cuando Chinaski/Bukowski abandona la miserable seguridad de su empleo, a los 49 años, para dedicarse exclusivamente a escribir. Y escribe precisamente `Cartero´, su primera novela. Chinaski, un antihéroe y considerable bastardo, trabaja en la oficina de correos, una vida de monotonía y brutal esfuerzo físico, hostigado por jefes quisquillosos y caseras insoportables. Borracho contumaz y jugador insultantemente triunfante, Chinaski se traslada con tempo napoleónico de carrera de caballos en carrera de caballos y de cama en cama.

Shakespeare nunca lo hizo

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En la primavera de 1978, invitado por sus editores europeos, Bukowski emprende una gira que comenzará en París y transcurrirá entre ríos de alcohol, y amenizada por algunos escándalos. Buk viajó con su joven novia Linda Lee, y también con un fotógrafo amigo. Algunas de las fotos que tomó, se pueden encontrar junto a la narración de los hechos, en "Shakespeare nunca lo hizo" (ed. Anagrama)


Mujeres

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Título original: Women Traducción: Jorge Berlanga
Fecha de publicación: 1979 (Santa Bárbara)

`Hay algo en mí descontrolado, pienso demasiado en el sexo. Cuando veo a una mujer la imagino siempre en la cama conmigo. Es una manera interesante de matar el tiempo en los aeropuertos´ (Charles Bukowski). En `Mujeres´, una de las más aclamadas novelas de Bukowski, su alter ego Henry Chinaski, el `viejo indecente´, un perdedor nato, se encuentra a los cincuenta años con una creciente reputación literaria, algún dinero en el banco y mujeres: montañas de mujeres. Se le ofrecen en los recitales de poesía, le escriben cartas procaces, le telefonean sin cesar. Y Chinaski las quiere todas, quiere desquitarse de sus largos años de forzadas abstinencias. Y a la vez, este gigantesco maratón sexual es un proceso de aprendizaje, de conocimiento, en el que Bukowski no escatima sarcásticas observaciones sobre sí mismo, y en el que el machismo de textos anteriores queda seriamente erosionado. Todo ello unido a incontables borracheras: el alcohol en tanto que mecanismo que le permite seguir viviendo, a la par que le destruye. Bukowski parece sugerir que las alternativas -es decir, una carrera más respetable, literaria o la que fuere- son aún más deshumanizadas.


Lo que más me gusta es rascarme los sobacos

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Título original: Quello che mi importa e' grattarmi sotto le ascelle Traducción: Joaquín Jordá
Fecha de publicación: 1982 (Milán)

Este libro contiene una extensa y apasionante entrevista con Bukowski -el escritor `maldito´, que ya va dejando de serlo, de la Norteamérica actual-, en la que éste cuenta, sin reticencias ni pudores, cómo empezó a escribir, las mujeres de su vida, las borracheras, los escritores que admira y los que desprecia, su filosofía de la existencia y sus proyectos futuros. La entrevista viene precedida por un estudio de la entrevistadora Fernanda Pivano, que analiza minuciosamente la escritura y el mundo poético de Bukowski e investiga sus antecedentes literarios. Se incluye, además, la primera bibliografía completa de su obra.


Música de cañerías

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Título original: Hot Water Music
Fecha de publicación: 1983 (Santa Bárbara)
Traducción: J. M. Álvarez Flórez y Angela Pérez
serie de relatos cortos y rápidos de Charles Bukowski en los que incide una vez más en sus temas de siempre; la miseria moral, la ruina del ser humano, el alcoholismo, la estupidez que rodea al mundo de la cultura, el triunfo y el fracaso.


Hollywood

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Título original: Hollywood Traducción: Cecilia Ceriani
Fecha de publicación: 1989 (Santa Rosa)

Henry Chinaski siempre ha estado en pie de guerra, sin bajar la guardia, contra el establishment y sus infinitos tentáculos. Pero en Hollywood no le será nada fácil: John Pinchot, un enloquecido director de cine, se empeña en llevar a la pantalla los relatos de juventud de Chinaski, autobiografía de un alcóholico empedernido, crónica del acceso a la literatura y a la vida por la vía de la embriaguez. Chinaski desconfía del proyecto, aunque acepta a regañadientes escribir el guión de la película. Y aquí comienzan los verdaderos problemas. En un momento de lucidez probablemente nefasto, se arriesga a seguir los consejos de Van Marbad, un asesor fiscal convencido de que nadie debería pagar jamás impuestos, para quien `en Estados Unidos, si uno no se gasta el dinero, se lo quitan´. Para eludir al fisco, Chinaski debe convertirse en una `corporación´, adquirir una máquina de escribir eléctrica, renunciar a su viejo coche y, lo más terrible, comprar unasólida e inamovible casa... Bukowski cuenta en Hollywood -por medio, como siempre, de su famoso alter ego Chinaski- sus experiencias con la filmación de la película Barfly dirigida por Barbet Schroeder e interpretada por Mickey Rourke y Faye Dunaway.

Hijo de Satanás

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Título original: Septuagenarian Stew Traducción: Cecilia Ceriani y Txaro Santoro
Fecha de publicación: 1990 (Santa Rosa)

Si hay alguien que pueda ser un divertidísimo guía al infierno, sin duda ése es Charles Bukowski: con 72 años, 45 libros publicados y varias películas basadas en textos suyos, es ya una contraseña universal de la más impactante prosa de alcantarilla. Nadie sale ileso: ni el boxeador al que entre round y round le recomiendan tirarse, ni el escritor que va al hipódromo buscando una `acción´ que lo arruina, ni el joven aburrido que lleva a una prostituta a su casa, ni el actor que trata de escapar de la tiranía de la fama... Ni mucho menos, el lector.


Peleando a la contra

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Título original: Run with the haunted
Fecha de publicación: 1993 (Nueva York)
Traducción: Cecilia Ceriani, Txaro Santoro, Jorge Berlanga, Ernesto Giménez-Caballero, J.M. Álvarez Flórez y Ángela Pérez.

`Peleando a la contra´ reúne por primera vez sus mejores textos autobiográficos -cuentos, novelas y poemas-, y arroja una nueva luz sobre la vida y la obra del `poeta laureado del underground de Los Angeles´, uno de los más auténticos e insobornables escritores de nuestros tiempos. Trabajos inusuales, mujeres muy poco comunes, inspiradas perversiones, la locura de la vida cotidiana y los triunfos literarios constituyen las hebras de la trama `bukowskiana´, entretejidas de manera fascinante.`Peleando a la contra´ trasciende, pues, el ámbito de las antologías para convertirse en unas auténticas memorias de Bukowski (compiladas por su fiel editor norteamericano, John Martin) que arrancan con su primer recuerdo consciente, cuando en 1922 gateaba debajo de una mesa, y culminan en las sabias e irónicas reflexiones de un septuagenario.

Pulp

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Título original: Pulp Traducción: Cecilia Ceriani y Txaro Santoro
Fecha de publicación: 1994 (Santa Rosa)

`Pulp´, la última novela de Bukowski, es una parodia y un homenaje a todas las `pulp fictions´ que sobre el papel han sido, y una real, literaria y sangrante `pulp fiction´ por derecho propio, que recurren a la tragedia y al humor, a la literatura y a claves de la más pura y dura realidad, a lo real y a lo surreal.

Fragmento de "Pulp", por Charles Bukowsky
Código:
Me senté en un compartimiento. La camarera vino hacia mí. Llevaba una minifalda, tacones altos, una blusa transparente y sostén bien relleno. Todo le estaba demasiado pequeño: su uniforme, el mundo, su cerebro. Tenía un rostro duro como el acero. Cuando sonreía dolía. Le dolía a ella y me dolía a mi. Siguió sonriendo. Aquella sonrisa era tan falsa que se me erizaron los pelos del brazo.

(...)

Se alejo con paso suave, tratando de menear el trasero provocativamente. No lo consiguió.

De repente empecé a deprimirme.

No, no Belane, me dije a mi mismo.

No dio resultado. Todo el mundo estaba jodido. No había ganadores. Solo había ganadores aparentes. Todos íbamos detrás de un montón de nada. Día tras día. Sobrevivir parecía ser lo único necesario. Y eso no parecía suficiente. No con la señora Muerte esperando. Me volvía loco cuando pensaba en eso.

No pienses en eso, Belane, me dije a mi mismo.

No dio resultado.


El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco

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El libro es un diario de los últimos meses de su vida, cuajado de reflexiones hechas desde la cima de su experiencia. Todo ha cambiado para seguir igual; Bukowski vive en una casa cómoda, con piscina y jacuzzi y un buen coche en el garaje, pero la desesperación es la misma: «No sé lo que le pasará a otra gente, pero yo, cuando me agacho para ponerme los zapatos por la mañana, pienso: Ah, Dios mío, ¿y ahora qué? Estoy jodido por la vida, no nos entendemos. Tengo que darle bocados pequeños, no engullirla toda. Es como tragar cubos de mierda. Nunca me sorprende que los manicomios y las cárceles estén llenos, y que las calles estén llenas...» Charles Bukowski conocía el único secreto que merece ser conocido: que lo único que importa es que nada tiene importancia.


Hank: la Vida de Charles Bukowski de Cherkovski Nelli

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Esta biografía traza un vívido retrato del creador de Henry Chinaski, su alter ego y protagonista de novelas tan míticas como Cartero, Factotum, Mujeres, La senda del perdedor y Hollywood. Así, Cherkovski nos presenta al bardo de perdedores y miserables, al cronista despiadado de Los Ángeles, al narrador que carga su pluma con cinismo y rebeldía, habitual de baruchos y de las ventanillas de apuestas de los hipódromos.

Bukowski: una vida en imágenes

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es la primera biografía ilustrada de Bukowski; cuenta la historia de su vida mediante aproximadamente doscientas fotografías, en color y en blanco y negro. La mayoría de esas fotografías se publican aquí por primera vez. Amigos de Bukowski, familiares y amantes han aportado sencillas fotografías. También hay excelentes retratos realizados por destacados fotógrafos, como Gottfried Helnwein; Tony Lane, antiguo director artístico de Rolling Stone; y el ex ayudante de Andy Warhol, Gerard Malanga. Los ilustradores Dave Geiser y R. Crumb han aportado varias ilustraciones. Los fragmentos de cartas personales y de insólitos documentos, como el expediente del FBI sobre Bukowski, ofrecen una nueva visión del personaje público.
 
Gran hilo y además muy necesario(creí que ya habría uno por ahí).

El primer libro suyo que leí(y que he vuelto a leer repetidas veces)fue "Cartero",poco tiempo después me compré "Factotum" y deseaba seguir conociendo más acerca de este gran hombre.

Música de cañerías fue el siguiente libro y así sucesivamente hasta completar toda la colección y es una de las que me siento mas orgulloso de tener.

Obviamente hay algunos aspectos sobre su obra que no es que me disgusten pero creo que su poesía nunca fue tan brillante como su prosa.

Mil estofadas gracias por el hilo,una vez mas.
 
Tengo que acercarme a la biblioteca a por un libro de este hombre (administrador de este foro, nada menos :lol:) pero ya. Siempre he oído maravillas de su estilo crudo y sucio, y este hilo (muy currado, por cierto) ya me obliga a leer algo suyo de una puta vez.
 
Yo voy a ser muy crítico con el hilo.

No en serio. A mi tb me gustó bastante Bukowski hasta mis veintipocos, me he leido el 80% - 90% de los posteados y demás. No quiero decir que no me guste ahora, ahora solamente destacaría los primeros, La senda del perdedor, Cartero, factotum. El resto, incluso esos, es más de lo mismo, es repetitivo, es fácil, es monocorde y monotemático, hasta llegar a los últimos dd Chinasky ya es una caricatura de sí mismo. Pero eso no es lo peor para mí es nocivo por:

-Si tienes ínfulas literarias, es una influencia claramente nociva. Tiene un estilo simple (aunque no tan simple como parece) y pegajoso. Se pueden encontrar rastros bukowskianos en la mayoría de los jovenes escritores cool (los que no abrazan la tradición sudamericana, incluso diría que el Ezcritor es un ejemplo de los que no lo han digerido, si Ez fuese Es, claro). Para los que quieran dedicarse en serio a escribir, muy pocos de los acólitos han triunfado. Se me ocurre PJ Gutierrez, cubano y bukowskiano hasta las cejas, pero ya digo, pocos hay.

-Si no las tienes y crees que es cool ir por la vida de Chinasky, bueno, tienes que ir asumiendo que las tías que en los libros de chinasky tienen buenas tetas o buenas pantorrillas son en general putillas de segunda o tercera división de un atractivo físico limitado (hay fotos), y que han llegado a ella por méritos propios. No es que Bukowski se tope con las locas, es que no hay forma de toparse con otras. La vida del alcoholico no es cool. Te jodes el higado y te salen almorranas, además lo tienes chungo para ir al hipodromo en españa a pasar el rato.

En resumen, creo que Chinasky debe permanecer recluido en un momento de la vida del lector. Es un descubrimiento de pubertad que dura unos añitos. Es divertido, se lee bien, habla de putas, coños y tetas, pero poco más. Según escribo esto pienso que no se me ocurren motivos para releerlo y que de hecho creo que no lo he hecho nunca.

Nota: ¿en serio no había hilo de Bukowski?
 
Tengo ganas de responder a Hikaru. Más que nada porque hace bien poco que empecé a leer a Buks y mi opinión es bastante diferente a la suya.

Pero tendrá que ser otro día. Me falta tiempo.

Sólo quería comentar algo, y es que yo no creo en las casualidades. En poco más de un mes voy a vivir junto a este antro:

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La vida es bella.
 
Charles es uno de mis escritores favoritos. Creo que su forma de ver la vida es única, increible, maravillosa.

Sacando humor del dolor, amor de la podredumbre, experiencias inolvidables de la pobreza. Pero ante todo, expresando una humanidad inusitada para alguien que aparenta en todo momento ser el que pasa de todo y de todos, excepto del vino (siempre) y de la cerveza (cuando era joven).

Tengo TODA su obra, excepto las poesías, que no me interesan mucho, la verdad.

Sus relatos cortos son muy recomendables, pero sus novelas SI que hay que leerlas. Todo junto forma una COMPLETA autobiografía que nos dice cómo fue su vida.

El último escritor maldito. Mi primer amor literario.
 
Tengo ganas de responder a Hikaru. Más que nada porque hace bien poco que empecé a leer a Buks y mi opinión es bastante diferente a la suya.

Mi opinión sobre buks a variado con los años y los libros. Comprendo que usted tenga otra opinión y más o menos me hago una idea de lo que va a decir.

Jose David rebuznó:
Creo que su forma de ver la vida es única, increible, maravillosa.

¿Se da cuenta de que esa frase es perfectamente aplicable a sujetos de la calaña de Coelho o similares?. Desde luego no lo aplicaría a Buko dd hay sordidez, desengaño y cinismo.

Jose David rebuznó:
Sacando humor del dolor, amor de la podredumbre, experiencias inolvidables de la pobreza. Pero ante todo, expresando una humanidad inusitada para alguien que aparenta en todo momento ser el que pasa de todo y de todos, excepto del vino (siempre) y de la cerveza (cuando era joven)

Si, amaba tanto la pobreza que en cuanto comenzó a ganar pasta se pasó al bando de los burgueses. Seamos serios. Respecto a las experiencias, si ha tenido usted contacto con gente de la calle le aseguro que experiencias inolvidables va a tener a mansalva. En cierto modo, son las historias que cuentan y le aseguro que reales o falsas, la mayoría de desarrapados tienen más de una historia inolvidable.

Luego que no le gusten los poemas.... pues es a lo que dedicó sus esfuerzos, creo que incluso le desagradaba el hecho de que hubiera triunfado la realidad sobre la poesía. Buko es lo que es, tiene el merito de ser una de las primeras voces que criticaban el american way of life, la alienación y un par de novelillas salvables. El resto es material de segunda. Aún así comprendo la fascinación que genera xq yo mismo leí todos sus libros.
 
Para mí el mejor es "Música de cañerías", sin duda. Tiene relatos que te dan collejas como soles.
 
Suscribo totalmente lo dicho por el señor Hiraku.Bukowski es el ejemplo perfecto del oportunismo,en términos literarios,al igual que otros mucho escritores
 
Yo solo digo que Bukowskino dice toda la verdad por que yo soy como él; no por ser un borracho, sino por ser cartero.

Eso sí; Hikaru ha clavado su crítica: Buks ha gustado a muchos por su retrato del perdedor americano que tantísimo gusta a nuestros críticos euro-progres.
 
Weiz rebuznó:
Para mí el mejor es "Música de cañerías", sin duda. Tiene relatos que te dan collejas como soles.

Estoy muy, muy confuso, creo que es la primera vez en mi vida que mientras en mi mente oigo la guitarra y el inolvidable "Ey, Joe", estoy teniendo deseos sexuales por Hendrix, y la culpa es de la chica de las tetas perfectas y la cabeza privilegiada.

Chisnasky fue el personaje que reflejaba el SER que era Charles. Creo que fue una de mis principales inspiraciones a la hora de escribir.
 
All along the watchtower, my friend. Como escarpias. Mis tetas son normales. Tengo la cabeza suficientemente amueblada. Mujeres iría el segundo. Sus poemas no me gustan. Aunque le daban pasta. Y aunque hubiera pagado por verle recitar borracho, sudándosela todo.
 
Weiz rebuznó:
Sus poemas no me gustan.


hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres joder
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.

luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?


Muy buenas las críticas a Buks del hilo hechas desde la perspectiva del siglo XXI. Ahora basta con decir que Cervantes era pedante escribiendo.
 
¿Has escogido ese poema adrede, maldito? :lol:
 
Tras leer eso dan ganas de abrazar a ese viejo borracho como se abraza a un semejante, como uno se abrazaría a sí mismo. Pero eso sería, como él mismo dijo, "ser un Dostoievski cualquiera. Vivimos en un mundo donde la bondad gratuíta no se comprende."

O sí:


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:lol:
 
Yo no creo que sea meramente una cuestión de perspectiva, aunque está claro que influye. Bukowski es uno de los pioneros en detectar la caída del imperio y eso le sirvió para obtener el apoyo del establishment cultural del momento que fue quien lo sacó del hoyo para regocijo de la generación de los 60, pero yo no diría que es una moda, puesto que sigue generando lectores en la actualidad cuando las críticas al sistema no son moda ni son valientes (aunque sigan funcionando)

Bukowski entra muy bien a cierta edad o circunstancias y ya digo que tiene varios libros destacables y luego se olvida, pero no porque pertenezca a otra etapa temporal, sino porque te haces mayor. Por poner un simil es como los doors (o grupos de juventud), hasta los 20 estás flipado por Jim Morrison pero creces, escuchas más música y la pasión se desvanece. Está claro que la música sigue siendo igual de buena y que te gustan, y que si los ponen en un bareto sonríes. Pero no es lo mismo. Eso sucede con Buko.

Cervantes es más popular que los churros con chocolate, lo fue en su momento y lo es ahora.
 
¿Pero el Buks no chuleaba tanto de medir 1,90? ¿Pues cuánto mide la tía que está a su lado, la de la foto de A LA PUTA QUE SE LLEVÓ MIS POEMAS?
 
Quiero al viejo Hank hasta los tuétanos. Pocos escritores me han salvado de la mierda como él. En una época en la que la vida no pararme de zurrarme sin piedad, el único refugio seguro, a salvo de la tormenta de esos días más negros que el culo de la muerte, fueron los libros de este entrañable cabrocente.
Es verdad lo que dice Hikaru, que es un escritor para una edad y un momento. No hay nada de malo en ello, ni le resta ningun mérito. Yo vivi ese momento y tuve esa edad, y ahi estaba el señor Chinaski, alumbrando el camino a miles de perdedores como yo que veíamos en sus libros un pequeño rincón de dignidad, un espacio para la derrota y el orgullo. La de malos momentos de los que me rescataron sus poemas.
Aquellos años pasaron y sus libros se han quedado en la estanteria. No los leo, no creo que vuelva hacerlo. Pero me gusta mirarlos y recordar que estuvieron ahi, en los malos tiempos, cuando leer alguno de sus relatos era como encontrar la cuerda con la que salir del pozo.
Esta cerveza y este solo de Charlie Parker, va por ti, Don Charles Bukowsky. Donde quieras que estes que no te falte el vino ni las putas.


Bienvenido y eso, que por este subforo somos pocos y se nota a los nuevos.

Ahora ponte un ínclito avatar, son las normas.

(cuellopavo)
 
Bueno, creo que definitivamente "Hijo de satanás" es mi libro de relatos favorito escrito por Buks. Lo he visto más cercano a la línea de Carver que sus otros escritos de "juventud", aunque sigue tan contundente como siempre.
 
Un poema que dice verdades como templos

La ducha
Nos gusta ducharnos después
(a mí me gusta el agua más caliente que a ella)
y su rostro siempre es suave y tranquilo
y ella me lava primero
me extiende el jabón por los huevos
los levanta
los aprieta,
luego me lava la polla:
“¡oye, esto sigue duro!”
luego me lava el vello de ahí abajo,
la tripa, la espalda, el cuello, las piernas,
yo sonrío, sonrío, sonrío,
y después la lavo yo a ella…
primero el coño,
me pongo detrás, mi polla en sus nalgas
suavemente enjabono los pelos del coño,
lavo ahí con un movimiento suave
tal vez me detenga más de lo necesario,
luego las piernas por detrás, el culo,
la espalda, el cuello, la hago girar, la beso,
enjabono los pechos, luego la tripa, el cuello,
las piernas por delante, los tobillos, los pies,
y luego el coño, una vez más, para que me dé suerte…
otro beso, y ella sale primero,
se seca, a veces canta mientras yo sigo allí
pongo el agua más caliente
disfrutando los buenos momentos del milagro amoroso
luego salgo…
normalmente es por la tarde y todo está tranquilo
ý mientras nos vestimos hablamos sobre qué otra cosa
podríamos hacer,
pero el estar juntos lo resuelve casi todo,
en realidad, lo resuelve todo

porque mientras esas cosas están resueltas
en la historia de un hombre y
una mujer, es diferente para cada uno
mejor y peor para cada uno…
para mí, es tan espléndido como para recordarlo
después de la marcha de los ejércitos
y de los caballos que pasan por las calles fuera
depués de los recuerdos del dolor y el fracaso
y la desdicha:

Linda, tú me has traído esto
cuando te lo lleves
hazlo lenta y suavemente
hazlo como si estuviera muriéndome en sueños
en lugar de en vida,
amén."


Charles Bukowski, en Peleando a la contra
 
ruben_vlc rebuznó:
Bueno, creo que definitivamente "Hijo de satanás" es mi libro de relatos favorito escrito por Buks. Lo he visto más cercano a la línea de Carver que sus otros escritos de "juventud", aunque sigue tan contundente como siempre.

Es que a priori se puede considerar uno de los últimos cartuchos pero es un libro de relatos acojonante.
 
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