Juro por dios que yo he leído en un libro de mitología que, Heimdall, si en algo destacaba era por ser el más blanco de los dioses. Lo he buscado por curiosidad y resulta que así se dice en el, Thrymskvida o Cantar de Thrym.
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Irritóse Freyja, resopló de furia,
tembló por su ira la mansión de los Aesir;
quebróse Brísingi su gran collar:
“de mí no has de hacer una mujerzuela
marchando contigo hasta el Jötunheim.”
A la reunión fueron todos los Aesir,
las Aesirinas también, todos hablaban,
discutían los dioses, las nobles potencias,
cómo habrían de encontrar de Hlórridi el martillo.
Dijo entonces Heimdall, el más blanco de los dioses,
- era el más sabio, como si fuera un Vanir - :
“Pongamos a Thor el velo de novia,
y que lleve Brísingi, el gran collar.”
“Se entrechocaron las llaves en su ceñidor
la ropa femenina cubra sus rodillas,
en el pecho pongamos piedra preciosas,
y con atención hagámosle el tocado.”
Dijo entonces Thor, el Aesir poderoso:
“Los Aesir, seguro, me dirán afeminado
si me dejo cubrir con el velo de novia.”
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No sé si lo hacen por ignorancia, por mala leche, por cuestiones de agenda y enjuague social, o por yo qué sé, pero sobre todo me decanto por lo primero aunque al final, sin saberlo o quererlo, también vistieran a Thor de novia para recuperar el martillo.
Qué ironía.