Cláusulas escondidas

Black Adder

Plagiador de mierda
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22 Feb 2009
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La historia que estáis a punto de leer está basada en hechos reales, pero algunos de sus personajes y situaciones han sido adaptados con finalidades narrativas. No hace falta especificar cuáles porque es muy evidente, como por ejemplo el hecho de que hablen en castellano normativamente correcto.

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Es una tarde gris en la ciudad que un enfermo terminal quiere convertir en cocapital de una república bananera. Los primeros rayos centelleantes se abren paso entre las lóbregas nubes que dibujan un cielo oscuro, presagiando desastre, como un póster de Melendi en la pared del cuarto de una moza que te acabas de ligar. A pesar de todo, nuestro Héroe se calza una cazadora con capucha y arremete el asfalto con la decisión del que está a punto de afrontar un momento crucial, definitivo.

Avanza con paso acelerado entre las calles de un barrio típico de la Catalunya real. El típico barrio donde el enfermo terminal consigue la confianza de los votantes, los Bershka necesitan seguratas en la puerta y los cajeros automáticos son del Banco Pastor en lugar del Deutsche Bank. El agua empieza a caer del cielo con insistencia, bañando con fruición de polvo y mierda los coches limpios y recompensando injustamente los cerdos que nunca lo lavan, copando los bancos de diseño soldados al cemento de las avenidas, añadiendo un handicap adicional a su cosustancial incomodidad congénita.

Ahora nuestro Héroe se abre paso entre afluentes de personas buscando refugio en los salientes de los bloques dormitorio, luchando por medio metro de techo. A veces arriesgando los globos oculares delante del clásico hijo de puta que no tiene bastante con llevar, sino que también tiene que blandir, el paraguas. Pero nada puede detenerlo: tiene un objetivo claro, y está muy loco.

Avistando el fin del trayecto, acelera la cadencia de paso y se planta a la puerta de la tienda. Como si lo estubiera aguardando, el obstáculo se abre automáticamente invitándolo a pasar. La tienda está vacía: al fondo y detrás del mostrador, su presa, está indefensa ante la acometida.

-Hola. Quiero un Samsung Galaxy 2 y LO QUIERO GRATIS.
-Buenas tardes. Me llamo Jessi. ¿Es usted cliente de Vodafone?
-Sí.
-¿Me deja ver su DNI, por favor?

Nuestro héroe extrae diligentemente el documento de la cartera y lo entrega con la presteza del que ha ensayado lo bastante el movimiento como para saberse el papel de memoria. La dependienta se exilia detrás de la pantalla a introducir DATA. Vuelve con una sonrisa de cursillo quincenal.

-Muy bien, sr Héroe. Veo que ha agotado el contrato de permanencia. ¿Quiere que le muestre qué terminales tenemos disponibles?
-Lo tengo clarísimo. Quiero un Samsung Galaxy... DOS. Y lo quiero cambiar por este nokia.

Nuestro Héroe saca el dispositivo de su bolsillo derecho y lo estampa contra el tablero con contundencia, como el que enseña la mano ganadora en una timba ilegal contra unos narcos.

-¿Funciona bien? -pregunta ella, con desconfianza.
-Sí. Es INDESTRUCTIBLE.

Tras unas breves gestiones, la dependienta tasa la carta ganadora en 11€ y suelta la bomba.

-Gratis no te lo puedo dejar pero si nos vendes tu antiguo terminal el Samsung Galaxy SII te saldría SÓLO por 289€.

La noticia es devastadora, cae como un jarro de agua fría sobre una tribu de gitanos, pero nuestro Héroe no está dispuesto a rendirse tan fácilmente.

-¿Y con los puntos?
-Ya los he contado.
-¿Y si firmo la permanencia?
-Esta oferta ya incluye una permanencia de 18 meses. ¿Te interesa?

-Pues no -objeta él.

Y de repente el silencio. Un pulso titánico de miradas para discernir quién dará su brazo a torcer. Es ella quien, por la cuenta que le trae, se cansa primero. Quizás presurada por la cola que poco a poco empieza a formarse detrás de nuestro Héroe.

-Si quieres te miro cómo te quedaría con un cambio de tarifa.

Él asiente con la cabeza y escucha con detenimiento la contraoferta. Una subida de 10€ a la tarifa mensual, con mejoras absurdas de prestaciones que no usará, y una rebaja del nuevo teléfono a 129€, que se reducen a 119 vendiendo el antiguo.

-Si no es por el precio. Es una cuestión de principios. Tampoco te pido un iPhone 5. Es un móvil antiguo, de hecho ya han sacado el 3. Y si no me lo dais gratis...

Este es el momento que nuestro Héroe esperaba para invocar el poder de Greyskull, para sacar a pasear el uranio empobrecido, la canción del verano, la analogía con la Alemania de Hitler, el arma de destrucción masiva, el argumento definitivo. Lo dirá con desgana, como de pasada, pero consciente del poder de las palabras que está a punto de pronunciar. Y cuando lo hace, espera una rendición incondicional e inmediata.

-... tendré que cambiar de compañía.

Sale de la tienda Vodafone con una oferta firmada que se compromete a entregarle un Samsung Galaxy S2 por 0 euros, condicionado a un cambio de tarifa. Pero su aventura, amigos, no ha hecho más que empezar.
 
Nunca un amago de portabilidad estuvo tan bien relatado, enhorabuena.
 
¿Y ésto dónde encaja aquí? Igual soy muy retrasado y no lo entiendo, pero lo que hubiera hecho jraciah y encajado en el sector R de este lodozal era tirarle a la dependienta.
 
Otro que pagará su móvil en 24 cómodos plazos camuflados en tarifa de datos...

Lo sabes pero te lo digo, te han rapiñado.
 
Texas Hold´em rebuznó:
¿Y ésto dónde encaja aquí? Igual soy muy retrasado y no lo entiendo, pero lo que hubiera hecho jraciah y encajado en el sector R de este lodozal era tirarle a la dependienta.

Copón, busca la moraleja, que la tiene.
 
Spawner rebuznó:
Copón, busca la moraleja, que la tiene.

Se fue de putas pero quería ir de gratis y al final se creyó que le salió gratis, pero a la larga no. Verdad? :lol:
 
Le propones sexo anal a tu novia y te dice que no. Le dices que tendrás que cambiarte de novia, y entonces se pone culo en pompa y toma toma toma. ¿Va por ahí la moraleja?
 
Hoy he dormido poco y a la hora que es no descansaré más hasta la noche.

Mañana ya si eso le daré otra oportunidad a la historia de cómo ganó en dignidad a una panchita de vodafone.
 
Texas Hold´em rebuznó:
Hoy he dormido poco y a la hora que es no descansaré más hasta la noche.

Mañana ya si eso le daré otra oportunidad a la historia de cómo ganó en dignidad a una panchita de vodafone.

Ese es un detalle importante de mi teoría. Porsupu, la puta es sudaca.
 
Coño, pues tiene muchas moralejas. Como los cuentos de Bucay.
 
Cuanta nostalgia me trae esa postal de las tres chimeneas de San Adrian del Besós, nochevieja del 2001, justo debajo, en lo que era el polígono abandonado, lo que empezó como una rave ilegal de tres o cuatro días terminó durando quince, dos putas semanas rindiendo culto a la politoxicomanía destroyer más salvaje, el público fundamentalmente travellers ravers franchutes e italianos como si a partir de aquella noche no hubiese un día después , muchos de ellos con hijos de ocho o diez años deambulando por ahí untados en mugre y con cresta asimilando con toda naturalidad como los adultos se chutaban ketamina y caballo en un rincón, manipulaban speed como pan rallado y pastilluzas como palomitas.


A cada amanecer ya con luz las postales visuales eran en el jodido museo de la putrefacción humana, peña por los suelos con el viaje cósmico de su puta vida retorciéndose en la mierda , otros con la cara lila al borde del colapso sinó ya sobrepasado, fantasmas con la capucha de la sudadera puesta aquí y allá deambulando como zombies, otros tantos con un viaje chungo de tripis montando su opereta esquizofrénica , de tanto en cuanto partían coches con dirección al hospital con individuos con sobredosis, murió gente estoy convencidísimo, pero allí no apareció ni un coche de la bofia en dos semanas así que la fiesta no podía, no debía terminar hasta que el cuerpo dijese basta.


A los quince días llegó la municipal y se les cayeron los cojones al suelo, tanto es así que a la mañana siguiente derrumbaron con excavadoras las naves del polígono, allí no sucedió nada, ni un solo titular en la prensa, aquello no existió jamás.


Fue algo muy tordo, demasiado tordo, y no será por no haber estado en guateques chunguísimos , pero aquello jugaba en otra liga, hace poco encontré en Youtube un video de putísima casualidad, la piel del forro de los huevos se me puso de gallina.


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Me llevé una chupadita bien maja :oops:
 
La puta que me parió, no lo he podido ver hasta el final, es lo más triste y lúgubre que he visto en mi jodida vida. Parece la preview de un episodio de The Walking Dead :face:
 
Texas Hold´em rebuznó:
La puta que me parió, no lo he podido ver hasta el final, es lo más triste y lúgubre que he visto en mi jodida vida. Parece la preview de un episodio de The Walking Dead :face:

Precisamente por eso, es cojonudo. Te puedes montar una partida de Left4Dead con tu equipo de Airsoft en cero coma. La organización pone los zombies.
 
FatalDeLoMio rebuznó:
Precisamente por eso, es cojonudo. Te puedes montar una partida de Left4Dead con tu equipo de Airsoft en cero coma. La organización pone los zombies.

No, ir ahí con pistolitas de airsoft es de maricón putapénico. O con hachas o con nada.
 
NO TAN DEPRISA AMIGOS. La aventura urbana de nuestro amigo lejos está de concluir.

EN CAPÍTULOS ANTERIORES...

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Nuestro Héroe camina confiado los 40 metros que separan la tienda Vodafone de la tienda Orange del barrio. La lluvia calando su ropa, ahora, le parece un glorioso baño de multitudes. Espera al final de la cola con una sonrisa condescentente, prácticamente psicópata. Cuando llega su turno incluso se permite experimentar un poco de lástima por su nueva presa: se trata de una dependienta novata. Se equivoca constantemente pero intenta compensarlo con simpatía. Aún no ha acumulado bastante experiencia como para detestar su trabajo y esto se nota en su trato con los clientes. Incluso se podría aventurar que la disfruta. Pero el Plan Maestro no admite contemplaciones. Nuestro Héroe escupe el discurso estudiado al milímetro. Pone sobre la mesa una capa de decepción con Vodafone, sobre una fina base de remordimientos de cliente de toda la vida. Como Gregory, contando que nunca pondría los cuernos si no es por amor. Alude sutilmente a una situación de maltrato sistemático ahorrándose los detalles sórdidos de una relación deteriorada por el tiempo. Lo barniza con una pizca de esperanza en la redención de las compañías telefónicas y lo gratina de desconfianza justificada por la experiencia. Listo para servir. A continuación pone, a modo de salsa, su oferta signada por Vodafone en el mostrador, y sencillamente deja que lo enjabonen.

La dependienta novata cae en la trampa hasta el fondo. Se hace la comprensiva y prácticamente se corre de alegría cuando descubre que a Orange por el mismo tochomóvil le ofrecen más del doble del precio que ofrece Vodafone. Guiña un ojo picarón antes de lanzarse sobre el ordenador a la búsqueda del Santo Grial de las ofertas en telefonía. Adora complacer.

-Si contratas la tarifa Ballena te puedo dejar el Galaxy S2 gratis y sin que tengas que venderte el móvil actual. Pero si decides venderlo, podemos mirar el Galaxy S3 o el iPhone 5!
-Que no! -exclama él. SAMSUNG... GALAXY... DOS.
-Entonces no hace falta que te vendas el terminal antiguo -replica ella, con incredulidad.
-¿Y yo por qué quiero dos móviles? Págame la diferencia.
-Es que no podemos hacer pagos en efectivo...
-...y en especie?

Todo va como la seda, cavila nuestro Héroe, mientras la chica se retira a deliberar después de un breve momento de duda. Habiendo recibido consejo de otra dependienta más experimentada, que lo contempla todo desde la distancia mientras simula que trabaja, vuelve al mostrador.

-Te puedo hacer un vale de 54€ para comprar cualquier otra cosa de la tienda.
-¿Cualquier cosa, dices?

Nuestro Héroe deshace los 40 metros que separan una tienda de la otra bajo un cielo ya nocturno y encapotado, plantándose de nuevo delante de la aviciada dependienta de Vodafone, una chica morena de labios carnosos y con rictus de oler mierda permanentemente que a buena fe exhibirían una sonrisa preciosa si tropezara con las ganas. Bajo el polo corporativo se adivinan unas tetas deliciosas exceliendo una anatomía espléndidamente proporcionada.

-Seré breve. La chica de Orange me ha ofrecido el Samsung Galaxy II gratis y me ha dado su número.
-¿Qué chica? -interroga ella, con unos ojos marrones, atónitos y ávidos de curiosidad.
-La rubita. La más nueva, supongo.
-Mira la furcia, cómo espavila. Pues felicidades -añade, con indisimulado enojo.

El anzuelo ya está en la boca del pez. Sólo hace falta un pequeño tirón para llevarlo hasta la palangana, pero es una operación delicada. Tirar con demasiada fuerza conduce a romper el hilo y quedarse demasiado corto malbarata el cebo. Nuestro Héroe procede con pies de plomo.

-Mira, no te quiero presionar pero... si igualas la oferta, entre su número y el tuyo lo tengo clarísimo -la tienta.

De nuevo los 40 metros. Otro cambio de escenario. Ahora, enfrente, la rubia de Orange. Una cara bonita pero sobrealimentada, camuflándose bajo un peinado estrafalario con flequillo y extensiones cayendo por todos lados. Un cuerpo con más curvas que las costas del Garraf, excesivo y poco práctico, como la carretera del Garraf. En su proverbial candidez, se alegra de ver a nuestro Héroe. Ignora que su destino lo ha escrito una mano enemiga.

-Ya lo tenía muy claro, pero cuando he ido a renunciar la de Vodafone me ha ofrecido una cita y... algo más.

Está tan metido en su papel que casi se ruboriza pronunciando las palabras. Como si se avergonzara de sacar provecho en una subhasta que, por otra parte, ha maquinado con la frialdad de un maníaco.

-Cuál de Vodafone? -replica escandalizada.
-Una morena. Veintipico años. Así, altita.
-Espera, espera... ¿una cita y qué mas?
-No tendría que habértelo contado. Ahora me siento violento.
-Que no! Si no es culpa tuya, tu cuenta! Te juro que no saldrá de aquí! -miente ella.
-Pues una... ya te lo puedes imaginar.

Nuestro Héroe finje atragantarse con el palabro que está a punto de brotar de sus labios. La dependienta empuja el discurso del interlocutor con tanto ímpetu que incluso inclina la cabeza en un acto reflejo.

-Una... una mamada.
-Qué fuerte! Pues que te aproveche. Y que tengas suerte con esa lagarta.
-¿Por qué?
-Mira, yo de ti no me fiaría. Que esa es capaz de dejarte con las ganas.
-¿Tú crees?

La deja hablar y aleccionar como si su opinión fuera la más importante del universo. La escucha maldecir durante cinco minutos de reloj. Otro pez a la palangana. Se añaden a la conversación dos dependientas más que ya hace rato que estaban sintonizando el satélite y se han librado del resto de clientes con ligereza. Es como pescar con dinamita, piensa nuestro Héroe. Y ya ha llegado la hora de recoger (¿sabéis que había escrito recoger con j? así de cateto y de subnormal soy) la red.

-Pero, ¿vosotras me habéis visto bien? No estoy en condiciones de rechazar ofertas como esa. Tendré que arriesgarme...
-Que no. Que tienes que valorarte más, nen.
-Si tampoco está tan buena -puntualiza la segunda dependienta.
-Oye tú haces deporte verdad? -la tercera, adelantando por la izquierda.
-Decidido! Manda a la mierda a esa y esta noche sales con nosotras de fiesta. Por mis ovarios que te encontramos una chica como Dios manda! - concluye la rubia, erigiéndose en portavoz.

Cinco minutos después, tiempo suficiente para rematar los detalles de la salida con las voluntariosas dependientas de Orange, nuestro Héroe entra por última vez a la tienda Vodafone. A medio camino del tablero tropieza con las dos dependientas de Vodafone, que ya se dirigen hacia la salida del establecimiento con las llaves en la mano.

-Estamos a punto de cerrar -advierte la morena con su tono de voz grave y seco.
-Sólo he venido a decirte que me sabe mal pero que al final me cambio de compañía. Adiós.

La dependienta figurante, la que no conocemos ni nos interesa, se marcha escopeteada y sin despedirse. No tiene cuerpo para minutos extra o es que ha quedado con alguien, qué putilla.

-¿Y ahora qué te ha ofrecido esa foca? ¿Una mamada? -dice, sarcástica. Porque esa contraoferta sí que no la igualo.
-No me han especificado los detalles pero ahora me llevo a las tres dependientas de Orange a mi casa. Van a saco las de la competencia.
-Me parece que tú tienes mucha imaginación -opina ella con incredulidad.
-No te lo crees? Ven, que te lo demuestro.

La dependienta sigue a nuestro Héroe hasta la entrada de la tienda de Vodafone, desde donde él señala en dirección a la puerta de la tienda Orange. A escasos 40 metros de distancia las tres dependientas de Orange vestidas de calle permanecen delante de una persiana metálica bajada, acechando lo que ocurre dentro de la tienda rival. Cuando ven a la morena de Vodafone asomando se ríen de ella de forma ostensible, bromeando entre ellas con complicidad, gesticulando a modo de mofa, como sólo las putas saben hacer.

-Serán hijas de puta! Aún se sentirán orgullosas! -escupe la morena, echando fuego por la boca.
-Si tú quieres, aún puedo cambiar de opinión... -deja caer nuestro Héroe.
-¿A cambio de qué?
-Ya sabes lo que quiero -susurra maléficamente con la boca pequeña.

La dependienta de Vodafone lanza una última mirada a sus rivales de Orange, con rabia contenida.

-A la mierda! Tú y yo, aquí y ahora, pero que sea rapidito. Ah, y antes firmas la permanencia. Que ya está bien de tanto marear, hostia!


Llegados a este punto os preguntaréis dónde está la gracia de esta aventura. Al fin y al cabo esto es PL, y en el rapiñas todo lo que se postea son historias de terror y hasta ahora nuestro Héroe siempre se ha salido on la suya. Pero esto es porque habéis olvidado un detalle importante. Un hecho clave que habéis tenido delante de las narices todo el rato y habéis elegido obviar: las ofertas de telefonía nunca son lo que parecen, siempre tienen cláusulas escondidas. Esto es lo que se encontró nuestro Héroe después de firmar el contrato.

morenapolla.jpg

El Mal había vuelto a vencer.
 
Coño, Black, fabuloso, símplemente!

Muy bien llevado. El final un poco precipitado pero me he reido de lo lindo.

Gracias.
 
Manda huevos que algunos travellings sean mil veces más atractivas que muchas tipas. La foto ya está guardada en la carpeta pertinente y bueno creo que este jailo le pega más al jeneral.
 
Pues claro que hay claúsulas escondidas... y otras cosas.

Muchas tiendas ponen tias buenas de dependientas, sobre todo son zapaterías, tiendas outlet y de telefonía, pillan los datos de las tarjetas de crédito, las clonan y muchas veces se quedan la fotocopia del DNI.

Esas tiendas suelen cerrar muy rápido.

Luego llegan las sopresas, la libreta de ahorros tiene extracciones de dinero brutales efectuadas por caballeros de aspecto rumano cuyas imagenes grabadas en cajeros maneja la policia, pero no pueden hacer nada porque no saben sus nombres ni direcciones.

Luego empiezan a llegarte querellas criminales de empresas que reclaman que hay a tu nombre camiones enteros de ordenadores, neveras, lavadoras y demás parafernalia electrónica que ha sido llevados fuera del país.

Muy guapas y simpáticas las dependientas, pero que caras salen sus sonrisas...



:0)
 
Y de Movistar qué?

P.D.

Tiene más cobertura que yo.
 
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