Hacía muchos años que no acercaba mi nariz a unas bragas. Hoy he olido estas:
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Son de mi madre, que está pasando unos dias de vacaciones conmigo.
¿Soy un degenerado? La verdad es que me he visto empujado por la curiosidad por culpa de este hilo. Después de hacerles la foto he dudado un momento antes de acercar mis narices a ellas. Me parecía que sería algo así como incurrir en incesto, y solo me ha animado la constancia de que estaban inmaculadamente limpias, sin rastros de flujo ni de orina.
¿A qué olían?, diréis. Ahora entiendo la frase aquella del anuncio, "¿a qué huelen las nubes?" (al que mi padre solía contestar con un "¡¡guarras!!").
Porque la verdad es que no olían a NADA; quizá a un leve dejo de suavizante. Tanta ha sido mi sorpresa, que he olido otras, y lo mismo. Casi le grito "¡Mama, ¿por qué echas bragas limpias al cesto?" Pero no procedía, claro.
He salido renacido del baño, con el orgullo del hijo que sabe que su madre es limpia y decente en un grado máximo. No se si vosotros os atreveréis a enfrentar esta prueba, llena de riesgos. Yo ahora sé que, si la Virgen existe, sus bragas huelen igual que las de mi madre.