Con Franco ahora tú y yo estaríamos casados con dos señoritas educadas en la Sección Femenina que nos lavarían la ropa, nos guisarían, nos tendrían a mesa y mantel, ropa planchá, casa limpia, hijos educados y criados. Al llegar a nuestro hogar, y digo nuestro(del varón) porque así figuraría en las escrituras, nos traerían las zapatillas de lana, la copa de coñac y nos acercarían el mando la tv y un cenicero limpio para el puro.
Los niños en su habitación con los deberes del cole sin hacer ruido, la casa impoluta, la comida siempre en su punto de sal y de temperatura, servida en el plato y después de comer a recostarse en el sofá a leer el periódico.
Se follaría cuando nosotros quisiéramos porque así se lo explicó bien explicadito el cura en las clases esas prematrimoniales. Y si de vez en cuando se echa una cana al aire, pues se echa, porque los hombres tenemos nuestras necesidades y ellas lo entenderían, la sociedad lo entendía y toleraba dentro de unos límites.