Texas Hold´em
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- 19 May 2010
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Supongo que todos alguna vez en la vida nos hemos encontrado en situaciones tan increíbles que parecen ''de chiste''. Pero cuando te paras a analizar cuál es el significado de que te pasen cosas de chiste, te encuentras con que es una frase hecha que algún hijo de puta blandengue utilizó para no llenarse la boca y exclamar al aire qué cojones estaba pasando y cagarse en la hostia puta. En mi caso no es así.
Cuando hago referencia a que soy el de los chistes tampoco quiero referirme a que soy el tío gracioso que en las comidas se levanta con sonrisa de gilipollas, copa en mano, y pronuncia un chiste propio de Esteso y Pajares para que todos se rían mientras expulsan a ráfagas trozos de comida de la boca y se ponen rosados como cerdos. No, ese no soy yo.
Cuando digo que soy el de los chistes, me refiero a que, si analizo la situación, soy como el personaje desdichado y con poca fortuna al que los chistes mencionan en situaciones rocambolescas. ¿Dijo (literalmente) que iba a por tabaco y nunca más volví a verla? Me sucedió hace ahora unos dos años. ''Te han dejado por una tía, cómo de mal follarás jajaja'' pronunciado por un hijo de puta, también considerado amigo. Me sucedió hace un año. ¿Habéis visto alguna vez ese video de youtube en el que un tío chuta, el disparo da en el poste de atrás y le revienta la cara al portero al girarse para verlo entrar? Me ha pasado al menos tres veces. Por nombrar algunas situaciones, claro.
Algunas de esas historias ya las conté aquí en su momento, otras no. Ahora, me llevará un rato, pero os contaré la historia de cómo mi novia acabó con una lesbiana y yo me quedé con la polla en la mano:
Como no podía ser de otro modo, la conocí en Badoo. Foto tumbada en el sofá culo arriba, cuerpazo y guapa. Le hablé por inercia y cayó la burra. De ahí, un par de días de charla en la página y a Whatsapp. Para más información sobre estos procesos, váyanse ustedes a la mierda, o en su defecto al hilo de Badoo. Pero aténganse a las consecuencias.
La cosa es que seguimos conociéndonos y en principio la cosa pintaba estupendamente. Simpática y sin visos aparentes de tara mental alguna. Pero ya mientras nos íbamos conociendo, veo que la tía en cuestión iba siempre con una chica bastante poco agraciada, que además tenía la costumbre de vestir siempre con camisetas anchas de baloncesto o del Barça. Soy del Barça, pero eso no implica que no sintiera el impulso de recomendarle una estilista. Sobre todo para ver si así dejaba de intentar acaparar a la chica a la que trataba de conocer. Yo, que no soy tonto y además me sé a la perfección personaje de chiste, ya me olí que, como mínimo, la comefelpudos fea estaba pillada por la chica. Y también tenía la sospecha de que era a la inversa. Se lo pregunté varias veces y ella negaba ambos opuestos. No había nada entre ellas, eran solo amigas. Y así resultó ser. Bueno, a decir verdad, la lesbiana (la que ya lo era, quicir) sí quería en efecto poner su almeja en la boca de la que sería mi futura novia, pero al final acabé poniendo yo mi chorra. Y qué manera de chuparla.
Del tiempo que estuvimos juntos no creo que merezca la pena mencionar nada en esta historia. El asunto es que un día de repente me pasa fotos de una chica, de nuevo poco agraciada, y me dice que le habló en Badoo y que era muy simpática y le gustaba mucho hablar con ella. Y yo, que me sé personaje de chiste, ya avisté el abanico de posibilidades, pero supuse que era mejor rechazarlas de facto. No tenían mucho sentido por más que supiera que tenía una novia que se reconocía bisexual. Porque bisexual nunca significa lesbiana. Es algo que la mayoría dicen ser, pero que no suele llegar más allá de darse un par de picos con alguna amiga, o comerle la polla a dúo a algún tío en un ménage à trois. Ante la posibilidad de ese último aspecto, me sentía afortunado. Faltaría más.
El asunto es que una tarde me dice que este fin de semana íbamos a quedar con su ex para tomar algo. Recuerdo que ese día le había venido la regla. Eso, sumado a que por norma general era bastante bromista, me hizo pensar en un primer momento que era broma, o que simplemente quería llamar la atención. En cualquier caso, mejor no arriesgar. Ni de puta coña fue la respuesta adecuada. Pero para mi sorpresa, veo que insite sin cesar en que vamos a quedar con él sí o sí. Y yo le digo que obviamente no pienso hacerlo, porque ni tiene sentido, ni me importaba una mierda conocerle en absoluto. Y que no insistiera más. Así que me dice que si no voy yo, quedará ella sola. Y así lo hizo la hija de satán.
De ahí, una discusión y varios días sin hablar. Yo daba por hecho que posiblemente lo dejaríamos. Y de repente al tercer o cuarto día sin hablar salta y me dice ''mira, no aguanto más. No sé si quiero seguir contigo. Estoy conociendo a una tía y me están entrando dudas de si me gustan los hombres. Me gustas, pero por ti no siento lo que parece que estoy sintiendo por ella''. Le digo que entonces mejor dejarlo y me dice que no, que alomejor era una fase de confusión. Que simplemente quería quedar con ella y conocerla y salir de dudas. Le digo que bueno, que hiciera lo que quisiera. Realmente, incluso la perspectiva de que se liara con ella no me importaba. De hecho, ya le sugerí meses antes que se liara con una chica un día para que matara la curiosidad. Se dió un triste pico. En cualquier caso, como digo, hasta ese momento para mi aquellas cosas no habían sido más que males menores basados en el supuesto de un trío futuro.
Pero a partir de ahí, como buen personaje de chiste, te encuentras como un Will Ferrel en ''Más extraño que la ficción''. El problema es que quién te narra no es una escritora prolífica con una historia emocionante que contar, aún cuando te lleve a morir. Te narra un hijo de puta borracho con una copa en la mano y tu destino está sellado por los dichos y mofas de la España cañí. Así que así fue. La primera vez que quedó con ella me vino diciendo que se habían besado. La segunda no me dijo nada, pero cuando le pregunté no me negó que le habían comido el coño. Obviamente, llegados a ese punto insistí en que la mejor opción si pensaba seguir quedando con ella era dejarlo. Una cosa es experimentar y otra seguir en una relación que ni siquiera tenía pinta de ser un quid pro quo, porque la otra además de ser lesbiana cerrada, era más fea que picio la hija de puta. Un machorro en toda regla. Pelo corto con tupé y un lado de la cabeza rapado, vistiendo chaquetas anchas de tío y torciendo el gesto para parecer menos fea en todas las fotos. No cabe mencionar que todas esas opciones llevaban no sólo a que su gesto no surtiera efecto, sino a que me dieran ganas de ponerle a mi novia cianuro en el coño.
La cosa se prolongó así durante un mes, hasta que me harté, porque vi que lo suyo con ella ya no era experimentar, si no que había sentimientos claros y además le hacía más caso a ella que a mi, porque ni siquiera quería que quedáramos casi nunca, mientras quedaba con la otra constantemente. Y, por supuesto, su mayor temor era que su nueva novia se enterara de que yo existía. De que no sólo no era una lesbiana de manual como supongo que pretendía aparentar con ella, si no que tenía novio y que, además, le encantaban las pollas. Al principio, esa fue mi mayor premisa. ¿Cómo podía aceptar que una chica que hacía unas mamadas tan bestiales era lesbiana? No tenía sentido. Se lo dije, pero no supo que decir. No sabía nada.
Y yo, que soy enemigo de la incertidumbre, me la jugué al todo. Me puse la pistola en la sien y ella disparó. La hice elegir y, como diría el templario de Indiana Jones, eligió mal. Ahí fue cuando me quedé sin novia, pero no cuando acabó la historia. Me propuso, obviamente y como todas las mujeres, ser amigos. Opción que por supuesto rechacé de facto. Le dije que mejor dejar de hablar y que ya si eso con tiempo veríamos si íbamos hablando. En el fondo, pensaba que más pronto que tarde se cansaría de su novia y quizá podríamos volver a estar juntos. No es que lo pensara, es que era lo que ella decía. ''Espérate a que me canse de manflorriana. Ya me cansaré, no sé cuándo''. Y realmente no me importaba. Cuando tienes que asumir que el primer plato es una tía, no te importa ser el segundo plato. Es una percepción extraña, pero así es como me sentía. Mientras tanto, períodos largos sin hablar. Hasta que un día hablamos y decidimos quedar.
Quedamos. Me tonteaba mucho, aunque me hizo la cobra cuando intenté liarme con ella. Lo cual no implica que no me dejara agarrarla o meterle mano. Me dice lo de siempre ''aún no, cuando me canse de ella. No quiero ponerle los cuernos''. Al cabo de varios días seguimos hablando y me dice que tiene ganas de que, literalmente, le meta una follada bestial. Le digo que nos vamos a un hotel y me dice que perfecto. Yo ya me frotaba las manos. Quizá no volvería a estar con ella, pero echar polvos ocasionalmente no era una mala perspectiva dentro de lo que cabe. Pero claro, es un chiste. Si me la follara bien ya no lo sería. El día antes de ir al hotel me dice que no está segura, que no quiere engañar a su novia, que no sabe si quiere hacer nada. Y claro, me lo dice después de reservar una Suite Junior en pleno mes Julio en una hotel AC de una capital costera. Yo le digo que ya se vería qué pasa, pero que a esas alturas quedar teníamos que quedar. Le digo que no le diga nada a su novia, para que no le diera por culo, o si no quería que sospechara nada. Fue hablarle a la pared.
Al día siguiente la novia venga a llamarla llorándole, que por qué se iba con un tío a un hotel y yo que cojones más sé. Al principio le digo que se corte un poco, porque está todo el tiempo pendiente del teléfono, pero al final me rindo y me voy al sofá de la suite y paso de su puta cara. No era una estrategia, pero funcionó. Bueno, a medias. La tía viene, se me pone encima. Todo sigue su curso. Pero a la hora de follar, me dice que no. Yo, que no me rindo tan fácilmente, decidí que lo mejor sería hacerle un dedo. Se dejó. Pero el saldo final del día fue de varios dedos, comidas de coño y orgasmos para ella. Y, por supuesto, cero pajas, cero mamadas y cero orgasmos para mi. A decir verdad, como único argumento posible en su defensa, he de decir que se ofreció a hacerme una paja varias veces. Pero las rechacé todas. Era una cuestión de orgullo. No había llegado hasta allí para que me hicieran lo que podía hacerme yo solo. Además, todos sabemos que las tías no saben hacer pajas. Y las lesbianas menos. Su argumento era ''no es que no quiera chupártela, claro que quiero. Pero no puedo chupártela y mañana ir y besarla a ella como si nada. Me sentiría mal''. Obviamente me redimí y me harté. Al día siguiente nos fuimos del hotel y nunca más hemos vuelto a vernos, ni tampoco hemos hablado demasiado.
Como anécdota, al margen de la relación en sí, tengo que decir que es hermana de una Pornostar española muy conocida de la que por supuesto no diré el nombre. Lo gracioso es que un día un amigo me vino diciendo que había ido a un puticlub de lujo y por 500 euros se había follado a esa actriz. No pude contenerme. Eché Cocacola por la nariz, le dije que era mi cuñada y nos dimos un abrazo de niggah.
Durante un tiempo pensé en ejecutar mi venganza. Pensé en sabotear su relación contándole a su novia la verdad. Pensé en decirle que su hermana no era actriz porno, si no que era puta. Pero preferí no decir nada. Bueno, miento, sí le dije que su novia no podía ser más fea ni aunque lo intentara, la hija de puta. Pero no importa. Al fin y al cabo, a los personajes de chiste nos suceden cosas así.
PD: No. No voy a poner fotos de ellas.
Cuando hago referencia a que soy el de los chistes tampoco quiero referirme a que soy el tío gracioso que en las comidas se levanta con sonrisa de gilipollas, copa en mano, y pronuncia un chiste propio de Esteso y Pajares para que todos se rían mientras expulsan a ráfagas trozos de comida de la boca y se ponen rosados como cerdos. No, ese no soy yo.
Cuando digo que soy el de los chistes, me refiero a que, si analizo la situación, soy como el personaje desdichado y con poca fortuna al que los chistes mencionan en situaciones rocambolescas. ¿Dijo (literalmente) que iba a por tabaco y nunca más volví a verla? Me sucedió hace ahora unos dos años. ''Te han dejado por una tía, cómo de mal follarás jajaja'' pronunciado por un hijo de puta, también considerado amigo. Me sucedió hace un año. ¿Habéis visto alguna vez ese video de youtube en el que un tío chuta, el disparo da en el poste de atrás y le revienta la cara al portero al girarse para verlo entrar? Me ha pasado al menos tres veces. Por nombrar algunas situaciones, claro.
Algunas de esas historias ya las conté aquí en su momento, otras no. Ahora, me llevará un rato, pero os contaré la historia de cómo mi novia acabó con una lesbiana y yo me quedé con la polla en la mano:
Como no podía ser de otro modo, la conocí en Badoo. Foto tumbada en el sofá culo arriba, cuerpazo y guapa. Le hablé por inercia y cayó la burra. De ahí, un par de días de charla en la página y a Whatsapp. Para más información sobre estos procesos, váyanse ustedes a la mierda, o en su defecto al hilo de Badoo. Pero aténganse a las consecuencias.
La cosa es que seguimos conociéndonos y en principio la cosa pintaba estupendamente. Simpática y sin visos aparentes de tara mental alguna. Pero ya mientras nos íbamos conociendo, veo que la tía en cuestión iba siempre con una chica bastante poco agraciada, que además tenía la costumbre de vestir siempre con camisetas anchas de baloncesto o del Barça. Soy del Barça, pero eso no implica que no sintiera el impulso de recomendarle una estilista. Sobre todo para ver si así dejaba de intentar acaparar a la chica a la que trataba de conocer. Yo, que no soy tonto y además me sé a la perfección personaje de chiste, ya me olí que, como mínimo, la comefelpudos fea estaba pillada por la chica. Y también tenía la sospecha de que era a la inversa. Se lo pregunté varias veces y ella negaba ambos opuestos. No había nada entre ellas, eran solo amigas. Y así resultó ser. Bueno, a decir verdad, la lesbiana (la que ya lo era, quicir) sí quería en efecto poner su almeja en la boca de la que sería mi futura novia, pero al final acabé poniendo yo mi chorra. Y qué manera de chuparla.
Del tiempo que estuvimos juntos no creo que merezca la pena mencionar nada en esta historia. El asunto es que un día de repente me pasa fotos de una chica, de nuevo poco agraciada, y me dice que le habló en Badoo y que era muy simpática y le gustaba mucho hablar con ella. Y yo, que me sé personaje de chiste, ya avisté el abanico de posibilidades, pero supuse que era mejor rechazarlas de facto. No tenían mucho sentido por más que supiera que tenía una novia que se reconocía bisexual. Porque bisexual nunca significa lesbiana. Es algo que la mayoría dicen ser, pero que no suele llegar más allá de darse un par de picos con alguna amiga, o comerle la polla a dúo a algún tío en un ménage à trois. Ante la posibilidad de ese último aspecto, me sentía afortunado. Faltaría más.
El asunto es que una tarde me dice que este fin de semana íbamos a quedar con su ex para tomar algo. Recuerdo que ese día le había venido la regla. Eso, sumado a que por norma general era bastante bromista, me hizo pensar en un primer momento que era broma, o que simplemente quería llamar la atención. En cualquier caso, mejor no arriesgar. Ni de puta coña fue la respuesta adecuada. Pero para mi sorpresa, veo que insite sin cesar en que vamos a quedar con él sí o sí. Y yo le digo que obviamente no pienso hacerlo, porque ni tiene sentido, ni me importaba una mierda conocerle en absoluto. Y que no insistiera más. Así que me dice que si no voy yo, quedará ella sola. Y así lo hizo la hija de satán.
De ahí, una discusión y varios días sin hablar. Yo daba por hecho que posiblemente lo dejaríamos. Y de repente al tercer o cuarto día sin hablar salta y me dice ''mira, no aguanto más. No sé si quiero seguir contigo. Estoy conociendo a una tía y me están entrando dudas de si me gustan los hombres. Me gustas, pero por ti no siento lo que parece que estoy sintiendo por ella''. Le digo que entonces mejor dejarlo y me dice que no, que alomejor era una fase de confusión. Que simplemente quería quedar con ella y conocerla y salir de dudas. Le digo que bueno, que hiciera lo que quisiera. Realmente, incluso la perspectiva de que se liara con ella no me importaba. De hecho, ya le sugerí meses antes que se liara con una chica un día para que matara la curiosidad. Se dió un triste pico. En cualquier caso, como digo, hasta ese momento para mi aquellas cosas no habían sido más que males menores basados en el supuesto de un trío futuro.
Pero a partir de ahí, como buen personaje de chiste, te encuentras como un Will Ferrel en ''Más extraño que la ficción''. El problema es que quién te narra no es una escritora prolífica con una historia emocionante que contar, aún cuando te lleve a morir. Te narra un hijo de puta borracho con una copa en la mano y tu destino está sellado por los dichos y mofas de la España cañí. Así que así fue. La primera vez que quedó con ella me vino diciendo que se habían besado. La segunda no me dijo nada, pero cuando le pregunté no me negó que le habían comido el coño. Obviamente, llegados a ese punto insistí en que la mejor opción si pensaba seguir quedando con ella era dejarlo. Una cosa es experimentar y otra seguir en una relación que ni siquiera tenía pinta de ser un quid pro quo, porque la otra además de ser lesbiana cerrada, era más fea que picio la hija de puta. Un machorro en toda regla. Pelo corto con tupé y un lado de la cabeza rapado, vistiendo chaquetas anchas de tío y torciendo el gesto para parecer menos fea en todas las fotos. No cabe mencionar que todas esas opciones llevaban no sólo a que su gesto no surtiera efecto, sino a que me dieran ganas de ponerle a mi novia cianuro en el coño.
La cosa se prolongó así durante un mes, hasta que me harté, porque vi que lo suyo con ella ya no era experimentar, si no que había sentimientos claros y además le hacía más caso a ella que a mi, porque ni siquiera quería que quedáramos casi nunca, mientras quedaba con la otra constantemente. Y, por supuesto, su mayor temor era que su nueva novia se enterara de que yo existía. De que no sólo no era una lesbiana de manual como supongo que pretendía aparentar con ella, si no que tenía novio y que, además, le encantaban las pollas. Al principio, esa fue mi mayor premisa. ¿Cómo podía aceptar que una chica que hacía unas mamadas tan bestiales era lesbiana? No tenía sentido. Se lo dije, pero no supo que decir. No sabía nada.
Y yo, que soy enemigo de la incertidumbre, me la jugué al todo. Me puse la pistola en la sien y ella disparó. La hice elegir y, como diría el templario de Indiana Jones, eligió mal. Ahí fue cuando me quedé sin novia, pero no cuando acabó la historia. Me propuso, obviamente y como todas las mujeres, ser amigos. Opción que por supuesto rechacé de facto. Le dije que mejor dejar de hablar y que ya si eso con tiempo veríamos si íbamos hablando. En el fondo, pensaba que más pronto que tarde se cansaría de su novia y quizá podríamos volver a estar juntos. No es que lo pensara, es que era lo que ella decía. ''Espérate a que me canse de manflorriana. Ya me cansaré, no sé cuándo''. Y realmente no me importaba. Cuando tienes que asumir que el primer plato es una tía, no te importa ser el segundo plato. Es una percepción extraña, pero así es como me sentía. Mientras tanto, períodos largos sin hablar. Hasta que un día hablamos y decidimos quedar.
Quedamos. Me tonteaba mucho, aunque me hizo la cobra cuando intenté liarme con ella. Lo cual no implica que no me dejara agarrarla o meterle mano. Me dice lo de siempre ''aún no, cuando me canse de ella. No quiero ponerle los cuernos''. Al cabo de varios días seguimos hablando y me dice que tiene ganas de que, literalmente, le meta una follada bestial. Le digo que nos vamos a un hotel y me dice que perfecto. Yo ya me frotaba las manos. Quizá no volvería a estar con ella, pero echar polvos ocasionalmente no era una mala perspectiva dentro de lo que cabe. Pero claro, es un chiste. Si me la follara bien ya no lo sería. El día antes de ir al hotel me dice que no está segura, que no quiere engañar a su novia, que no sabe si quiere hacer nada. Y claro, me lo dice después de reservar una Suite Junior en pleno mes Julio en una hotel AC de una capital costera. Yo le digo que ya se vería qué pasa, pero que a esas alturas quedar teníamos que quedar. Le digo que no le diga nada a su novia, para que no le diera por culo, o si no quería que sospechara nada. Fue hablarle a la pared.
Al día siguiente la novia venga a llamarla llorándole, que por qué se iba con un tío a un hotel y yo que cojones más sé. Al principio le digo que se corte un poco, porque está todo el tiempo pendiente del teléfono, pero al final me rindo y me voy al sofá de la suite y paso de su puta cara. No era una estrategia, pero funcionó. Bueno, a medias. La tía viene, se me pone encima. Todo sigue su curso. Pero a la hora de follar, me dice que no. Yo, que no me rindo tan fácilmente, decidí que lo mejor sería hacerle un dedo. Se dejó. Pero el saldo final del día fue de varios dedos, comidas de coño y orgasmos para ella. Y, por supuesto, cero pajas, cero mamadas y cero orgasmos para mi. A decir verdad, como único argumento posible en su defensa, he de decir que se ofreció a hacerme una paja varias veces. Pero las rechacé todas. Era una cuestión de orgullo. No había llegado hasta allí para que me hicieran lo que podía hacerme yo solo. Además, todos sabemos que las tías no saben hacer pajas. Y las lesbianas menos. Su argumento era ''no es que no quiera chupártela, claro que quiero. Pero no puedo chupártela y mañana ir y besarla a ella como si nada. Me sentiría mal''. Obviamente me redimí y me harté. Al día siguiente nos fuimos del hotel y nunca más hemos vuelto a vernos, ni tampoco hemos hablado demasiado.
Como anécdota, al margen de la relación en sí, tengo que decir que es hermana de una Pornostar española muy conocida de la que por supuesto no diré el nombre. Lo gracioso es que un día un amigo me vino diciendo que había ido a un puticlub de lujo y por 500 euros se había follado a esa actriz. No pude contenerme. Eché Cocacola por la nariz, le dije que era mi cuñada y nos dimos un abrazo de niggah.
Durante un tiempo pensé en ejecutar mi venganza. Pensé en sabotear su relación contándole a su novia la verdad. Pensé en decirle que su hermana no era actriz porno, si no que era puta. Pero preferí no decir nada. Bueno, miento, sí le dije que su novia no podía ser más fea ni aunque lo intentara, la hija de puta. Pero no importa. Al fin y al cabo, a los personajes de chiste nos suceden cosas así.
PD: No. No voy a poner fotos de ellas.
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