Famobilette
Forero del todo a cien
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- 13 Ene 2012
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La margarita y el huevo frito.
La margarita estaba muy contenta por lucir, al Sol, y ser lugar de apoyo para los turistas, que son insectos de toda índole, capaces de abarcar todo un jardín, en una hora y media, tan sólo. Charlaba, con las hadas y los duendes, que la protegían, porque, manque traviesos, éstos eran unas energías muy potables, que se dejaban sorber el coco, de vez en cuándo. Invisibles, pero, en el fondo, buenos. Los tímidos trolls, y las ninfas, tan aguerridas como impresionantes... Intentaban hacer hijos, pero no cabía esa virtud, entre los Elementales de la Naturaleza. Los elfos y los devas, que eran enormes, engatusaban a los altos y frondosos árboles de aquella zona. Incluso alguna montaña se dejaba acariciar por los nobles y hermosos, y lozanos, vástagos primeros. Sin embargo, la margarita ansiaba algún contacto terrenal, como les pasaba a los huevos fritos. Ella había leído en el periódico que el país de los huevos fritos era un lugar muy feliz. " Si te hincan el diente, majo, lo pasas pipa. " Era el slogan de aquel lugar. ¿Cómo puedo convertirme en un nutritivo alimento, y estar emparentada con las aves de corral? ¿Cómo adopto esa forma de huevo? La pobre, discurría, y estaba acorralada, en ese vergel. Porque ya, de por sí, estaba encantada y no debía elucubrar demasiado. No era su función, viajar... ¡Por algo era una planta! Así que... Dejar las cosas donde están y como están es otro Mandamiento, no escrito. Dejemos a la gente en paz. Están bien, como están. " Ven al país de las salchichas picantes. Ya verás cómo no duele tanto la sartén, al rojo vivo. " ¡Maldita revista del Corazón!
La margarita estaba muy contenta por lucir, al Sol, y ser lugar de apoyo para los turistas, que son insectos de toda índole, capaces de abarcar todo un jardín, en una hora y media, tan sólo. Charlaba, con las hadas y los duendes, que la protegían, porque, manque traviesos, éstos eran unas energías muy potables, que se dejaban sorber el coco, de vez en cuándo. Invisibles, pero, en el fondo, buenos. Los tímidos trolls, y las ninfas, tan aguerridas como impresionantes... Intentaban hacer hijos, pero no cabía esa virtud, entre los Elementales de la Naturaleza. Los elfos y los devas, que eran enormes, engatusaban a los altos y frondosos árboles de aquella zona. Incluso alguna montaña se dejaba acariciar por los nobles y hermosos, y lozanos, vástagos primeros. Sin embargo, la margarita ansiaba algún contacto terrenal, como les pasaba a los huevos fritos. Ella había leído en el periódico que el país de los huevos fritos era un lugar muy feliz. " Si te hincan el diente, majo, lo pasas pipa. " Era el slogan de aquel lugar. ¿Cómo puedo convertirme en un nutritivo alimento, y estar emparentada con las aves de corral? ¿Cómo adopto esa forma de huevo? La pobre, discurría, y estaba acorralada, en ese vergel. Porque ya, de por sí, estaba encantada y no debía elucubrar demasiado. No era su función, viajar... ¡Por algo era una planta! Así que... Dejar las cosas donde están y como están es otro Mandamiento, no escrito. Dejemos a la gente en paz. Están bien, como están. " Ven al país de las salchichas picantes. Ya verás cómo no duele tanto la sartén, al rojo vivo. " ¡Maldita revista del Corazón!