Doc_Triviño
Veterano
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- 22 Abr 2004
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- Nunca he tenido una plática con un órgano antes, menos con uno tan íntimo...
- Pues mejor que lo tengas, hombre. Nunca sobra dialogar con elementos los cuales uno da por sentado su existencia.
- Es verdad... tal vez haya tenido un par de discusiones ético-instintivo con mi propio pene, y de ahí nada más.
- Estoy segura que eso son más tira y hala entre deseos e imposiciones, ¿no?
- Muy lejana de la verdad no te encuentras. Pero en fin, respóndeme unas cosas. Como por ejemplo: ¿Disfrutas lo mismo que tu dueña o sientes algo distinto por tí?
- Es mi señora, si no te molesta...
- Bueno, tu señora.
- Por suerte, entre mi señora y yo hay una conexión profunda, que hace que no sólo lo que yo recepte ella sienta sino en viceversa. En cambio ustedes parece que el sobajeo de su pene es una condición sine qua non para percibir el placer sexual.
- No lo creo, yo con pensamientos tengo erecciones.
- ¿Pero es sólo la erección o también sientes disfrute sin necesidad de que te toques o que te toquen?
- Hmmm... tendría que pensar en eso. Pero no me has de negar que con cosas como ésta te ha de sentar maravilloso.
(Tomo entre mis dedos el clítoris y lo froto de arriba a abajo)
- ¡¡AUCH!!
- Qu.. ¿qué pasó?
- ¡Me apretaste muy duro, so bruto!
- Lo lamento... pensé que eso te iba a gustar.
- El hecho que veas en una porno que el hombre mete todo el puño dentro de alguna como yo y que su señora gime como sirena de ambulancia, NO significa que lo está disfrutando.
- ¿Y no que son muy elásticas?
- Claro, podemos albergar hasta un melón el día que ayude a mi señora a expulsar a su hijo. Pero de ahí a hacer malabarismos como ése no me parecen nada atractivos.
- ¿Y qué opinas con eso de que el tamaño sí importa?
- Yo tengo ahí una leve discrepancia con mi señora. Si esa regla se cumpliera a rajatabla, entonces disfrutaría enormemente con que me introdujeran un pepino ganador de feria. Eso sí, no discrepo en que un micropene no hará mella en mí.
- Oe, eso de micropene es ofensivo.
- Pero verdadero. Algunos infortunados tienen su pene como un dedo meñique. Podré sentir algo, pero transmitir placer a mi señora será algo muy difícil. Una vez albergué uno simplemente lamentable, y mi señora hasta se rió del pobre al verlo. No pude evitar sentir pena por ambos.
- Mierda. Entonces la ley del más fuerte se sigue imponiendo por mucho que querramos disimularlo.
- La ley del más dotado, dirás.
- Como sea. Por cierto, no quise ser tan brusco contigo, voy a tocarte un poco más suave.
- Mejor hazlo según te indique. A ver, prueba abriéndome los labios con tus dedos. Así... tocando despacit...¡Espera, despacio dije, no como si fueras ginecólogo!
- Lo siento.
- Ves mi clítoris, ¿no?, no todas reaccionamos con las mismas caricias. Es algo que tú, hombre, tienes que descubrirlo solo.
- A ver...
- Hmmm, no. Eso no me hace nada.
- ¿Y esto?
- Algo, pero aún no me llega. Mira el rostro de mi señora. ¿Tiene señales de gusto o disfrute? Entonces no lo haces bien.
- ¿Y si introduzco mi dedo en tí?
- ...
- ...
- Sí, eso está mejor. Ya me está gustando. Ve despacito, que aunque tienes las uñas cortas, no quisiera un rasmillón dentro. ¿Sabes lo que duele? A ver.. a ver... sí. Justo ahí. Mmmm. Eso mismo. Y ahora mi señora está gimiendo. ¿Te das cuenta la conexión?
- Me doy cuenta. Deja ver hasta dónde puedo llegar. Vaya, estoy tocando tu cérv...
- ¿¡AAHHN!?
- Vaya, veo que eso te encantó.
- Sí... me pareció riquísimo cuando me rodeabas el cérvix con tu d...¡Oh! Eso, eso...
- ¿Así?
- Mhhhh sí, así, me encanta, me encanta...¡Ahhh!
- Mira tú, he hallado tu punto más sensible en el lugar menos imaginado.
- ¿No te dije que cada vagina, al igual que su respectiva señora, son totalmente diferentes una de otra?
- Definitivamente, linda. Ahora voy a ver qué ocurre si...
- ¡OYE! Llevas como media hora mirándomela y toqueteándola. Si te vas a dedicar sólo a eso mejor me visto.
- Tranquila mija, estaba aprendiendo un par de cositas nuevas.
- Ya dice... vente papi, quiero sentirte... mmmmmhhhhh
- (Gracias por la charla.)
- (No puedo responderte. Tengo la boca llena.)
- Pues mejor que lo tengas, hombre. Nunca sobra dialogar con elementos los cuales uno da por sentado su existencia.
- Es verdad... tal vez haya tenido un par de discusiones ético-instintivo con mi propio pene, y de ahí nada más.
- Estoy segura que eso son más tira y hala entre deseos e imposiciones, ¿no?
- Muy lejana de la verdad no te encuentras. Pero en fin, respóndeme unas cosas. Como por ejemplo: ¿Disfrutas lo mismo que tu dueña o sientes algo distinto por tí?
- Es mi señora, si no te molesta...
- Bueno, tu señora.
- Por suerte, entre mi señora y yo hay una conexión profunda, que hace que no sólo lo que yo recepte ella sienta sino en viceversa. En cambio ustedes parece que el sobajeo de su pene es una condición sine qua non para percibir el placer sexual.
- No lo creo, yo con pensamientos tengo erecciones.
- ¿Pero es sólo la erección o también sientes disfrute sin necesidad de que te toques o que te toquen?
- Hmmm... tendría que pensar en eso. Pero no me has de negar que con cosas como ésta te ha de sentar maravilloso.
(Tomo entre mis dedos el clítoris y lo froto de arriba a abajo)
- ¡¡AUCH!!
- Qu.. ¿qué pasó?
- ¡Me apretaste muy duro, so bruto!
- Lo lamento... pensé que eso te iba a gustar.
- El hecho que veas en una porno que el hombre mete todo el puño dentro de alguna como yo y que su señora gime como sirena de ambulancia, NO significa que lo está disfrutando.
- ¿Y no que son muy elásticas?
- Claro, podemos albergar hasta un melón el día que ayude a mi señora a expulsar a su hijo. Pero de ahí a hacer malabarismos como ése no me parecen nada atractivos.
- ¿Y qué opinas con eso de que el tamaño sí importa?
- Yo tengo ahí una leve discrepancia con mi señora. Si esa regla se cumpliera a rajatabla, entonces disfrutaría enormemente con que me introdujeran un pepino ganador de feria. Eso sí, no discrepo en que un micropene no hará mella en mí.
- Oe, eso de micropene es ofensivo.
- Pero verdadero. Algunos infortunados tienen su pene como un dedo meñique. Podré sentir algo, pero transmitir placer a mi señora será algo muy difícil. Una vez albergué uno simplemente lamentable, y mi señora hasta se rió del pobre al verlo. No pude evitar sentir pena por ambos.
- Mierda. Entonces la ley del más fuerte se sigue imponiendo por mucho que querramos disimularlo.
- La ley del más dotado, dirás.
- Como sea. Por cierto, no quise ser tan brusco contigo, voy a tocarte un poco más suave.
- Mejor hazlo según te indique. A ver, prueba abriéndome los labios con tus dedos. Así... tocando despacit...¡Espera, despacio dije, no como si fueras ginecólogo!
- Lo siento.
- Ves mi clítoris, ¿no?, no todas reaccionamos con las mismas caricias. Es algo que tú, hombre, tienes que descubrirlo solo.
- A ver...
- Hmmm, no. Eso no me hace nada.
- ¿Y esto?
- Algo, pero aún no me llega. Mira el rostro de mi señora. ¿Tiene señales de gusto o disfrute? Entonces no lo haces bien.
- ¿Y si introduzco mi dedo en tí?
- ...
- ...
- Sí, eso está mejor. Ya me está gustando. Ve despacito, que aunque tienes las uñas cortas, no quisiera un rasmillón dentro. ¿Sabes lo que duele? A ver.. a ver... sí. Justo ahí. Mmmm. Eso mismo. Y ahora mi señora está gimiendo. ¿Te das cuenta la conexión?
- Me doy cuenta. Deja ver hasta dónde puedo llegar. Vaya, estoy tocando tu cérv...
- ¿¡AAHHN!?
- Vaya, veo que eso te encantó.
- Sí... me pareció riquísimo cuando me rodeabas el cérvix con tu d...¡Oh! Eso, eso...
- ¿Así?
- Mhhhh sí, así, me encanta, me encanta...¡Ahhh!
- Mira tú, he hallado tu punto más sensible en el lugar menos imaginado.
- ¿No te dije que cada vagina, al igual que su respectiva señora, son totalmente diferentes una de otra?
- Definitivamente, linda. Ahora voy a ver qué ocurre si...
- ¡OYE! Llevas como media hora mirándomela y toqueteándola. Si te vas a dedicar sólo a eso mejor me visto.
- Tranquila mija, estaba aprendiendo un par de cositas nuevas.
- Ya dice... vente papi, quiero sentirte... mmmmmhhhhh
- (Gracias por la charla.)
- (No puedo responderte. Tengo la boca llena.)