Doblegar el ego sin magufadas ni radicalismos

Alcaudon

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18 Abr 2005
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A mi parecer creo que esa es la clave, que te importe una mierda el qué dirán y centrarte en lo que te apetece y te hace feliz
Me han inspirado estas líneas del pana @scallone para abrir el hilo.

Personalmente, el ego me ha hecho sufrir mucho en la vida por cosas totalmente estúpidas.
Tías que te calientan la cabeza para luego irse con otro en tus narices, pérdidas de dinero, antiguos amigos que te han traicionado de alguna u otra manera, concursos en los que sabes que ha habido tongo, discusiones absurdas, politiqueos, abandonos, obsesionarnos con convencer de nuestra visión del mundo a los demás, metas autoimpuestas que nunca logramos conseguir, etc.
Bombas de relojería que acaban explotando hacia dentro en forma de estrés, ansiedad, insomnio, depresiones y demás cosas que no apetecen a nuestras edades.

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Le doy vueltas a estos temas en la cabeza cuando paseo y reflexiono al observar el mundo.
Descubrí que todo lo que tiene que ver con nuestros puntos de vista, no sirve de nada más allá de exponerlos y comentarlos con amigos y familiares, pero que es absurdo discutir acaloradamente sobre ellos: no vas a cambiar el mundo. Y aunque lograses convencer a medio millar de personas, tampoco. Vox necesitó a tres millones y medio de votantes para ser mínimamente escuchado, por poner un ejemplo, y aún así sólo son una anécdota sistémica. Lo que quiero decir es que ya no estamos en la época en la que tu voto como aldeano representaba algo. Ahora hay trillones de opiniones volátiles en las redes y la sociedad occidental avanza como un gólem sin cerebro, a base de estímulos más o menos aleatorios.
He aprendido que lo que tendrá que venir vendrá, y que los dioses se apiaden de nuestras almas.
Sólo podemos luchar para sobrevivir, tener ciertas comodidades y no volvernos demasiado locos.

Pero claro, hay cosas que nos afectan más directamente, donde el enfrentamiento es directo, ya sea en un grupo más reducido o en un cara a cara.
Lo primero que aprendí es que no cuesta nada complacer a los demás, pues aunque ellos se lleven pequeñas victorias que para ti realmente no significan nada, luego es más fácil acceder a tus ropias victorias, ya que ellos entenderán que no les cuesta demasiado dado lo que previamente han ganado. No hablo de ninguna táctica de embaucación, sólo de interactuar con los demás de forma más amable y sincera.
Por supuesto, habrá oligofrénicos y cabezotas, a los que habrá que ignorar activamente sabiendo lo que son: pobres almas desgraciadas que jamás se dejarán ayudar.
Otra cosa importantísima es entender que a patir de cierta edad, más temprana de lo que se piensa, la gente normalmente no se sale de sus ideas y prejuicios, por lo que discutir no va a cambiar nada, salvo para enturbiar el ambiente: ¿realmente te afecta que tu prójimo sea marxista-leninista, piense que el ser humano fue creado por alienígenas ancestrales, o que sea un ferviente católico? Claro que no, joder.
Apártate y déjale seguir su camino, es como más saldrás ganado.

¿Y qué pasa con las pérdidas?
Ese dinero que presté y nunca me devolverá nadie, esa chica que se fue con otro, o ese presunto amigo que te la jugó.
¿De verdad es para tanto?
Pues no.
Entendí que el dinero y las relaciones van y vienen, que habrá momentos en los que nos sobren los dólares y otros en los que estaremos sin un duro por lo que sea, que habrá momentos en los que estaremos rodeados de gente agradable y otros en los que te verás más sólo que la una. Es ley de vida, y enfadarse con eso es enfadarse con la Ley Natural, contra el azar de los bailes entrópicos.

En fin, seguro que me he dejado cosas y tampoco soy aquí ningún iluminado.
Pero creo que compartir nuestras experiencias y reflexiones puede ser útil.
También me gustaría hablar sobre las autoimposiciones intelectuales más adelante.
 
Última edición:
Ahora, respecto a las autoimposiciones intelectuales.
Pasé unos quince años de mi vida sintiendo la necesidad de saberlo todo, para estar al día y tener siempre tema de conversación.
Ya no sólo la escucha compulsiva de discos, visionado de clásicos y lecturas maratonianas para poder soltar un "Mobby Dick es más una descripción costumbrista sobre la faena ballenera del XIX disfrazada de relato que un relato en sí mismo" en el momento adecuado. Quería saberlo todo sobre física y cosmología, filosofía, economía, biología, psicología, etc.; y para historia ya estaba estudiando la carrera, que si no también. De hecho, partí la Licenciatura en siete años para coger menos asignaturas y poder profundizar más en ellas (total, para no terminarla por media docena de asignaturas, y que ahora me sería un quebradero de cabeza convalidar con el nuevo sistema, y tampoco la necesito para nada).
En fin, necesitaba saberlo y entenderlo todo.
Sin mencionar el tema de aprender y practicar con los instrumentos musicales, porque no hay nada más intelectualoide que participar en una Jam de café nocturno.
Y claro, me agobiaba.
El ego insistía y yo cedía.
Al final acabé por colapsar y dejé progresivamente de leer, hasta no leer prácticamente nada en los últimos siete años y pico, sintiéndome además mal por ello.

Con esto no quiero que se me malinterprete: tener una buena base cultural me parece algo necesario para mejorar como persona, pero no si es a costa de compulsividad para resarcir el ego.
Así que hace un tiempo decidí leer, visionar y escuchar sólo lo que me apetezca, aunque sea entretenimiento barato (salvo con la música, porque una vez hecho el oído, sólo te apetece escuchar cosas con cierta elegancia y un poco de temas nostálgicos -el Metal sólo lo escucho para conducir-; pero ya no me dedico a explorar nada por el mero hecho de saber más).
En general, he olvidado nueve décimas partes de todo lo que aprendí, pero me da lo mismo, porque entendí que no necesito impresionar a nadie con mis conocimientos, y tampoco tengo la necesidad de saberlo todo.
Simplemente me limito a disfrutar.

Y, por supuesto, todo esto se aplica al mundo laboral y el estatus social, porque no es lo mismo ser camarero o albañil que director de un museo de historia natural o guionista televisivo.
Pero, ¿en verdad merece la pena toda la tensión diaria de un cargo de responsabilidad a cambio de un poquito de estatus social y económico?
Pues no, ni de coña.
La cosa es encontrar algo relajado que te guste, que te motive, sin pretensiones...
-Quiero el puesto con la menor responsabilidad posible -decía el protagonista de 'American Beauty' durante la entrevista de trabajo en aquel restaurante de comida rápida.
Por supuesto que no hace falta llegar a esos extremos, pero yo mismo dejé mi agobiante puesto de trabajo para entrar en uno con un perfil mucho más bajo, a cambio de muchísima más tranquilidad y calidad de vida.

Con el deporte/gimnasio pasa más de lo mismo.
Y podría continuar, pero eso es todo por hoy.
 
Una de las trampas en las que caí fácilmente fue en la de intentar destacar en todo lo que hacía. Cualquier deporte, estudio, trabajo era una obligación intentar ser el mejor. Era una tensión constante, no podía existir relajación, drenaba energía a diario. Al final no se puede mantener para siempre y a más lo mantengas con más fuerza aborreces lo autoimpuesto. Me di cuenta paulatinamente que lo normal es ser mediocre, uno más entre muchos. La palabra mediocre no gusta en las historias de éxito, pero las historias de éxito son la excepción, aunque hoy en día y desde hace ya algunos años se vendan como la norma. Siempre va a haber mucha gente que es más guapa que tú o si no será más culta que tú, o puede ser más eficiente realizando tal trabajo y algunas incluso tendrán todas estas cualidades juntas y no por ello debes sentirte mal. Me llevó años comprenderlo y aceptarlo.

Un amigo de toda la vida también iba en esa línea sobre todo en temas musicales, de política y actualidad. Luego en conversaciones más profundas te das cuenta que el querer acaparar tanto no te salva de carencias y sentimientos de vacuidad que en todos afloran periódicamente.
 
Última edición:
La palabra mediocre no gusta en las historias de éxito, pero las historias de éxito son la excepción, aunque hoy en día y desde hace ya algunos años se vendan como la norma.

Toda la razón. Y en ese pensamiento se basan industrias enteras: la moda, el deporte, los postgrados... Muchos padres se piensan que tienen un Messi en casa, y se sacrifican para llevarlo de aquí a allá para ver si aparece un ojeador. Pero Messis solo hay uno, o poquísimos; por eso cobran ese pastizal. Recomiendo la lectura de Freakonomics: uno de sus capítulos trata de eso, Pareto y toda la vaina.

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Pero de unos años a esta parte está triunfando el reverso siniestro de esa misma ideología: la victimización. Como no todo el mundo puede destacar por arriba, lo intenta hacer por abajo. Si antes muchos aspiraban a ser héroes, cada vez más hay gente que busca ser víctimas. Cuanta más pena, solidaridad y empatía se despierte en los otros, mejor. Y eso también se ha convertido en un negocio (feminismo, ONGs...).

Al final eso nos deja a los mediocres, la immensa mayoría de la humanidad, como unos desgraciados sin gracia alguna. No somos ni una cosa ni otra, un huevo sin sal. Me niego a ver eso como un fracaso.

 
Una de las trampas en las que caí fácilmente fue en la de intentar destacar en todo lo que hacía. Cualquier deporte, estudio, trabajo era una obligación intentar ser el mejor. Era una tensión constante, no podía existir relajación, drenaba energía a diario. Al final no se puede mantener para siempre y a más lo mantengas con más fuerza aborreces lo autoimpuesto.
Me sucedía lo mismo, acabé hasta la punta de la polla.
¿Nunca te dijeron de niño la frase de "con tus capacidades harás todo lo que te propongas"?
A mí sí y me marcó, porque me hizo sentir durante muchísimos años que todo lo que no tenía era por mi culpa, además del ansia de tener más.

Me di cuenta paulatinamente que lo normal es ser mediocre, uno más entre muchos. La palabra mediocre no gusta en las historias de éxito, pero las historias de éxito son la excepción, aunque hoy en día y desde hace ya algunos años se vendan como la norma. Siempre va a haber mucha gente que es más guapa que tú o si no será más culta que tú, o puede ser más eficiente realizando tal trabajo y algunas incluso tendrán todas estas cualidades juntas y no por ello debes sentirte mal. Me llevó años comprenderlo y aceptarlo.
El Señor de los Anillos sería un coñazo si tratase sobre uno de los soldados que quedó lisiado en el primer asalto de los orcos, venden las grandes gestas, ya sea la de Aragorn o la de Heisenberg en Breaking Bad.
Respecto a la hostia de realidad, yo me la di con las redes sociales.
Destacar en tu barrio, si tienes algo de talento en un aspecto, es relativamente sencillo. Pero cuando te enfrentas a todos los usuarios globales de Instagram, siempre habrá alguien que no es que lo haga mejor que tú, sino infinitamente mejor que tú. Yo los utilizo para aprender de ellos y mejorar en lo que hago, que es para mí y mis colegas, no para enarbolarlo en la cima del mundo.
Un amigo de toda la vida también iba en esa línea sobre todo en temas musicales, de política y actualidad. Luego en conversaciones más profundas te das cuenta que el querer acaparar tanto no te salva de carencias y sentimientos de vacuidad que en todos afloran periódicamente.
Me pasa parecido, aprendí de tanto sin profundizar realmente en nada, que ya sólo era capaz de impresionar a los que son totalmente nulos en la materia.
Que esto no es el Renacimiento, donde el concimiento universal cabía en una enciclopedia; ahora es imposible abarcarlo todo, incluso de una sola materia.



Toda la razón. Y en ese pensamiento se basan industrias enteras: la moda, el deporte, los postgrados... Muchos padres se piensan que tienen un Messi en casa, y se sacrifican para llevarlo de aquí a allá para ver si aparece un ojeador. Pero Messis solo hay uno, o poquísimos; por eso cobran ese pastizal.
Mis padres eran de esos.
De pequeño me metieron a inglés (cuando sólo lo manejaban cuatro gatos), informática, ajedrez, natación, esquí en invierno, academia de pintura, guitarra (esto último sí que me ha servido y me gusta).
Sólo echo de menos el esquí, porque es caro de cojones y ya no tengo la musculación de piernas para aguantar descensos de dos mil metros como me gustaría.
Luego, pues lo típico, exigencia a tope en los estudios, más inglés.
Acabé repitiendo dos cursos en el instituto por pura aprensión, porque dejé de ir a clase, aunque al final me enderecé un poco.
Al final me entendieron y saben que ahora soy mucho más feliz.

Pero de unos años a esta parte está triunfando el reverso siniestro de esa misma ideología: la victimización. Como no todo el mundo puede destacar por arriba, lo intenta hacer por abajo. Si antes muchos aspiraban a ser héroes, cada vez más hay gente que busca ser víctimas. Cuanta más pena, solidaridad y empatía se despierte en los otros, mejor. Y eso también se ha convertido en un negocio (feminismo, ONGs...).
Otro extremo igual o más pernicioso.
Gente incapaz de asumir su carencia de talento, en lugar de hacer como mi abuelo y vivir tranquilamente con su huerto y sus gallinas.
A parte de ser una plaga social que está minando la hegemonía de Occidente hacia culturas más totalitarias o bárbaras, pero eso es otra historia.
La mayoría de los Z tendrán un aciago destino, por desgracia.

Al final eso nos deja a los mediocres, la immensa mayoría de la humanidad, como unos desgraciados sin gracia alguna. No somos ni una cosa ni otra, un huevo sin sal. Me niego a ver eso como un fracaso.

Mi padre siempre decía que la virtud está en el término medio, aunque él nunca lo cumplía.
El equilibrio del "mediocritas" es difícil de conseguir, y más en estos días, donde todo tiene que ser o blanco o negro, sin escala de grises.
 
Última edición:
Me sucedía lo mismo, acabé hasta la punta de la polla.
¿Nunca te dijeron de niño la frase de "con tus capacidades harás todo lo que te propongas"?
A mí sí y me marcó, porque me hice sentir durante muchísimos años que todo lo que no tenía era por mi culpa, además del ansia de tener más.


El Señor de los Anillos sería un coñazo si tratase sobre uno de los soldados que quedó lisiado en el primer asalto de los orcos, venden las grandes gestas, ya sea la de Aragorn o la de Heisenberg en Breaking Bad.
Respecto a la hostia de realidad, yo me la di con las redes sociales.
Destacar en tu barrio, si tienes algo de talento en un aspecto, es relativamente sencillo. Pero cuando te enfrentas a todos los usuarios globales de Instagram, siempre habrá alguien que no es que lo haga mejor que tú, sino infinitamente mejor que tú. Yo los utilizo para aprender de ellos y mejorar en lo que hago, que es para mí y mis colegas, no para enarbolarlo en la cima del mundo.

Me pasa parecido, aprendí de tanto sin profundizar de nada, que ya sólo era capaz de impresionar a los que son totalmente nulos en la materia.
Que esto no es el Renacimiento, donde el concimiento universal cabía en una enciclopedia, es imposible abarcarlo todo, incluso de una sola materia.




Mis padres eran de esos.
De pequeño me metieron a inglés (cuando sólo lo manejaban cuatro gatos), informática, ajedrez, natación, esquí en invierno, academia de pintura, guitarra (esto último sí que me ha servido y me gusta).
Sólo hecho de menos el esquí, porque es caro de cojones y ya no tengo la musculación de piernas para aguantar descensos de dos mil metros como me gustaría.
Luego, pues lo típico, exigencia a tope en los estudios, más inglés.
Acabé repitiendo dos cursos en el instituto por pura aprensión, porque dejé de ir a clase, aunque al final me enderecé un poco.
Al final me entendieron y saben que ahora soy mucho más feliz.


Otro extremo igual o más pernicioso.
Gente incapaz de asumir su carencia de talento, en lugar de hacer como mi abuelo y vivir tranquilamente con su huerto y sus gallinas.
A parte de ser una plaga social que está minando la hegemonía de Occidente hacia culturas más totalitarias o bárbaras, pero eso es otra historia.
La mayoría de los Z tendrán un aciago destino, por desgracia.


Mi padre siempre decía que la virtud está en el término medio, aunque él nunca lo cumplía.
El equilibrio del "mediocritas" es difícil de conseguir, y más en estos días, donde todo es o blanc o negro, sin escala de grises.

No me lo dijeron de esa forma pero si eran altas las expectativas porque era el tipo de persona que memorizaba fácil lo que leía y sacaba muy buenas notas hasta los últimos cursos de la ESO, luego todo se truncó. Pero si, los lemas positivos y los no hay límites han ganado todo el terreno y están repartidos por toda clase de industria (cine, literatura, deportes, series, etc). Y claro que hay límites y la inmensa mayoría de la población tenemos una vida rutinaria, sin esa exaltación de excelencia o momentos maravillosos.

Instagram solo es un escaparate de postureo en su mayoría, el algoritmo se encargará de mostrarte contendio relacionado con lo que buscas, pero solo el contendio excelso. Por ejemplo, si yo miro videos de tipos entrenando solo me mostrará de gente que compite que son armarios o de "influencers" (como odio esa palabra) que se ven anormalmente grandes. No me mostrará al usuario estándar de gimnasio, aquel con un cuerpo random y lo normal es esto último.

Si vas a cualquier lado verás que lo normal es ver a gente algo más guapa que tu pero también a gente más fea, si hablas con mucha gente comprobarás que hay gente mucho más culta que tu y gente que no saben crear cuatro frases con sentido o no saben pronunciar bien x palabras o desconocen el significado de palabras cotidianas. Hay de todo y lo normal es estar en el medio sin fustigarte por ello, no en los extremos.
 
Última edición:
No me lo dijeron de esa forma pero si eran altas las expectativas porque era el tipo de persona que memorizaba fácil lo que leía y sacaba muy buenas notas hasta los últimos cursos de la ESO, luego todo se truncó. Pero si, los lemas positivos y los no hay límites han ganado todo el terreno y están repartidos por toda clase de industria (cine, literatura, deportes, series, etc). Y claro que hay límites y la inmensa mayoría de la población tenemos una vida rutinaria, sin esa exaltación de excelencia o momentos maravillosos.
Jej, el segundo ciclo de la ESO es donde nos quebramos la mayoría de los que hemos sido expuestos a esas expectativas.
También porque conocemos un nuevo universo: cerveza, tías, la noche; y contra eso no hay sueños de ser astronauta que valgan.
Y sí, claro, toda la industria (incluyendo la académica) está dirigida a que te sientas especial, la diva entre las divas, confiando a ciegas en que "de mayor" serás un capo en equis rama, irás con tu Ferrari y tendrás que quitarte a las conejitas de Playboy a patadas.
Pero la cruda realidad es sencillamente que:

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Instagram solo es un escaparate de postureo en su mayoría, el algoritmo se encargará de mostrarte contendio relacionado con lo que buscas, pero solo el contendio excelso. Por ejemplo, si yo miro videos de tipos entrenando solo me mostrará de gente que compite que son armarios o de "influencers" (como odio esa palabra) que se ven anormalmente grandes. No me mostrará al usuario estándar de gimnasio, aquel con un cuerpo random y lo normal es esto último.
Pero es lo que vende y con lo que te van a comparar.
Ahí es donde entra conocer las reglas del juego y sudar de listones absurdos, en los que hemos caído muchísimos, pero que también estamos saliendo algunos a tiempo.
Sólo con pensar en la ansiedad de las adolescentes por parecerse mínimamente a las diosas de Instagram o la industria pornográfica, me da mareos.

Si vas a cualquier lado verás que lo normal es ver a gente algo más guapa que tu pero también a gente más fea, si hablas con mucha gente comprobarás que hay gente mucho más culta que tu y gente que no saben crear cuatro frases con sentido o no saben pronunciar bien x palabras o desconocen el significado de palabras cotidianas. Hay de todo y lo normal es estar en el medio sin fustigarte por ello, no en los extremos.
Eso es parte del quid de lo que quería expresar con el hilo.
¡NO PASA NADA POR NO SER UN SEMIDIÓS!
Sé feliz con tus pequeñas cosas y que le den por el orto a las expectativas, siempre ajenas.
 
Última edición:
Como me identifico plenamente con el auto del post, mi única aportación al respecto tiene que partir de la obra de uno de las más grandes filósofos.Gracias a mi conducta vagamente antisocial
Temo no verme nunca encaramado a un pedestal:
No alegrará mi efigie el censo de monumentos,
No vendrán las palomas a rociarme de excrementos.Y es una pena, la verdad,
Porque sería muy bonito
Seguir de adorno en mi ciudad
Sobre un bloque de granito.Pues qué penita y qué dolor,
No tendré estatua, no señor.Gracias a mi postura más bien anticlerical
No será un siglo de éstos cuando entre al santoral:
No acudirán beatas a pedirme un milagrillo,
No vendrán los ladrones a vaciarme mi cepillo.Y es una pena, la verdad,
Porque tenía cierta gana
De echarle un ojo a la deidad
Mientras me doran la peana.
Pues qué penita y qué dolor
No tendré culto no señor.
Gracias a que mi musa se las da de cerebral
Son pobres mis compases para expresión corporal:
No danzarán mis prosas las reinas de discoteca,
No vendrán los carrozas a hacer su gimnasia sueca.
Y es una pena, la verdad,
Porque sería algo inefable
Cambiar la torpe realidad
Y ser o Borges o bailable.
Pues qué penita y qué dolor
No tendré el Nobel, no señor.
Gracias a mi tozuda decisión existencial
No cabe entre mis planes dar ningún salto mortal:
No gozará las honras funerales mi alma en pena,
No vendrán los gusanos a tirar de la cadena.
Y es una pena, la verdad,
Porque sería algo divino
Ver cómo todo es vanidad,
Y yo en decúbito supino.
Pues qué penita y qué dolor
No tendré esquela, no señor
 
Como me identifico plenamente con el auto del post, mi única aportación al respecto tiene que partir de la obra de uno de las más grandes filósofos.Gracias a mi conducta vagamente antisocial
Temo no verme nunca encaramado a un pedestal:
No alegrará mi efigie el censo de monumentos,
No vendrán las palomas a rociarme de excrementos.Y es una pena, la verdad,
Porque sería muy bonito
Seguir de adorno en mi ciudad
Sobre un bloque de granito.Pues qué penita y qué dolor,
No tendré estatua, no señor.Gracias a mi postura más bien anticlerical
No será un siglo de éstos cuando entre al santoral:
No acudirán beatas a pedirme un milagrillo,
No vendrán los ladrones a vaciarme mi cepillo.Y es una pena, la verdad,
Porque tenía cierta gana
De echarle un ojo a la deidad
Mientras me doran la peana.

Pues se equivocó

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Si vas a cualquier lado verás que lo normal es ver a gente algo más guapa que tu pero también a gente más fea, si hablas con mucha gente comprobarás que hay gente mucho más culta que tu y gente que no saben crear cuatro frases con sentido o no saben pronunciar bien x palabras o desconocen el significado de palabras cotidianas. Hay de todo y lo normal es estar en el medio sin fustigarte por ello, no en los extremos.
En lo personal si voy a cualquier lado no me fijo en si un tanto por cien es más guapo que yo o más feo, imagino que no tengo esa necesidad de competir.

Respecto a lo demás si que he tenido alguna racha de creerte el puto amo y luego a poco qué seas un poco analítico te das cuenta de que has hecho el imbecil y viene bien para bajar el ego tener amigos y gente que te quiera de verdad y te diga las cosas tal cual.

También es verdad que por más que quieras bajar el ego a cero reconocerte igual que la masa de subnormales que por desgracia predomina es falsa modestia a lo guardiola, el más tonto de aquí (que no descarto que sea yo) es mas interesante de leer que la inmensa mayoría de gente que hace de npc en nuestra vida.

Tengo un ego enorme y me ha costado la vida darme cuenta y tratar de ver cuándo si y cuándo no.
 
Última edición:
viene bien para bajar el ego tener amigos y gente que te quiera de verdad y te diga las cosas tal cual.
Es lo que te salva la puta vida, tal cual.

También es verdad que por más que quieras bajar el ego a cero reconocerte igual que la masa de submormales que por desgracia predomina es falsa modestia a lo guardiola, el más tonto de aquí (que no descarto que sea yo) es mas interesante de leer que la inmensa mayoría de gente que hace de npc en nuestra vida.
Es que el NPC promedio tiene un ego gigantesco, para rellenar las carencias y la falta de amor propio, que es para lo único que lo crea nuestra psique.
Cada "story", "selfie" sobrecargado de filtros, vídeo mierda de TikTok y similares, sólo son formas de llenar la carencia interior, y ya de paso tratar de llamar la atención de forma inadecuada, porque lo hacen hacia un público anónimo e impasible. Si necesitas atención por la razón que sea, lo correcto es acudir a tus buenos amigos y familia, o un psicólogo si te ves más jodido.
Y si te ves solo por lo que sea, pues a sanjoderse, porque es lo que toca hasta que vengan biendadas.

La cosa es quererse un poco más, reflexionar sobre lo que realmente merece la pena y lo que no, aceptar las carencias, divertirte con tus virtudes y bajar las expectativas en general.

Tengo un ego enorme y me ha costado la vida darme cuenta y tratar de ver cuándo si y cuándo no.
Y quién no.
La cosa es identificarlo e ir purgándolo.
Tampoco nos vamos a deshacer por completo de él, porque no somos monjes tibetanos ni ascetas del desierto.
De hecho, la mayoría de "new agers" utilizan estas movidas para fliparse sin entender nada, consumiéndolo como algo de lo que presumir, como el "outsider" de Pantomima Full.

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Heil Hitler a todos.

@Alcaudon qué son magufadas en este caso?
Heil, César!

Las magufadas son especialmente los esoterismos New Age y las malinterpretaciones filosóficas, especialmente si son filosofías exóticas (orientales mayormente).
En términos más generales, una magufada es cualquier idea que proviene del pensamiento mágico.

En este hilo, me refiero a prescindir de tópicos y filosofía barata.
En mi caso parto de reflexiones cultivadas a partir del estoicismo clásico
 
Última edición:
Comprendo.

Yo tengo dos problemas: soy muy competitivo y casi siempre pierdo. Durante años he cultivado la [falsa] humildad para maquillar mis derrotas, pero ahora, asomándome a la cuarentena, empiezo a darme cuenta de que todo ha sido inevitable. He sufrido mucho y mi corazón ha albergado mucha envidia y mucho veneno.

De vez en cuando me vuelvo loco al pensar en lo poco que he conseguido en mi vida, de momento no he conseguido ponerle remedio. Al menos soy consciente de todo esto. Aceptar que uno no ha tenido el éxito que pensaba que iba a obtener y por qué causas ha sucedido esto es muy duro, pero no queda otra.

Las personas que más admiro son las que se conforman con lo que tienen, las que no necesitan mucho. Personas sencillas. Yo no soy así y no sé si algún día tendré la sabiduría necesaria para poder cambiarlo.

Modular el ego es el trabajo de toda una vida.
 
Comprendo.

Yo tengo dos problemas: soy muy competitivo y casi siempre pierdo. Durante años he cultivado la [falsa] humildad para maquillar mis derrotas, pero ahora, asomándome a la cuarentena, empiezo a darme cuenta de que todo ha sido inevitable. He sufrido mucho y mi corazón ha albergado mucha envidia y mucho veneno.

De vez en cuando me vuelvo loco al pensar en lo poco que he conseguido en mi vida, de momento no he conseguido ponerle remedio. Al menos soy consciente de todo esto. Aceptar que uno no ha tenido el éxito que pensaba que iba a obtener y por qué causas ha sucedido esto es muy duro, pero no queda otra.

Las personas que más admiro son las que se conforman con lo que tienen, las que no necesitan mucho. Personas sencillas. Yo no soy así y no sé si algún día tendré la sabiduría necesaria para poder cambiarlo.

Modular el ego es el trabajo de toda una vida.
Hamijo max, el odio es el veneno que tomamos nosotros mismos, esperando que les afecte a los demas.
 
Comprendo.

Yo tengo dos problemas: soy muy competitivo y casi siempre pierdo. Durante años he cultivado la [falsa] humildad para maquillar mis derrotas, pero ahora, asomándome a la cuarentena, empiezo a darme cuenta de que todo ha sido inevitable. He sufrido mucho y mi corazón ha albergado mucha envidia y mucho veneno.

De vez en cuando me vuelvo loco al pensar en lo poco que he conseguido en mi vida, de momento no he conseguido ponerle remedio. Al menos soy consciente de todo esto. Aceptar que uno no ha tenido el éxito que pensaba que iba a obtener y por qué causas ha sucedido esto es muy duro, pero no queda otra.

Las personas que más admiro son las que se conforman con lo que tienen, las que no necesitan mucho. Personas sencillas. Yo no soy así y no sé si algún día tendré la sabiduría necesaria para poder cambiarlo.
Hay personas que humildes y nada ambiciosas y por lo que sea poseen muchas cosas: cultura, formación, belleza, amor o bienes materiales. No veo una contradicción, porque igual se lo han ganado en la vida y sin hacer ostentación lo poseen. Pero pueden vivir con mucho menos menos.

Quiero decir que no es necesario ser espartano para ser humilde. Pienso.
Modular el ego es el trabajo de toda una vida.
 
Comprendo.

Yo tengo dos problemas: soy muy competitivo y casi siempre pierdo. Durante años he cultivado la [falsa] humildad para maquillar mis derrotas, pero ahora, asomándome a la cuarentena, empiezo a darme cuenta de que todo ha sido inevitable.
¿Has buscado maquillar la derrota para los demás o para ti mismo?
Si es para los demás, es una pérdida de tiempo, ya que quien te aprecia lo hace por lo que eres, no por lo que consigues. El resto son sólo interesados que te dejarán tirado en cuanto dejes de proveerles de eso que esperan de ti o encuentren a uno mejor, y esas "amistades" son de lo más nocivo.

He sufrido mucho y mi corazón ha albergado mucha envidia y mucho veneno.
Yo he tenido la suerte de jamás tener envidia de nadie, no recuerdo haber albergado ese sentimiento, ni de niño.
Por supuesto he querido tener lo que otros, pero no de esa forma. En lo material, me ponía ahorrar si veía que estaba a mi alcance. En lo habilidoso, especialmente artístico, les copiaba para mejorar e, incluso, les declaraba mi admiración y pedía consejos.
Lo más parecido a la envidia venenosa ha sido cuando estaba encoñado por una tía y se iba con otro, que sentía una especie de dolor agudo en el estómago, pero más por ella que por envidiar al otro. Era raro.

Lo que quiero decir es que no sé cómo ayudarte en esa batalla, porque nunca la he tenido que librar.

De vez en cuando me vuelvo loco al pensar en lo poco que he conseguido en mi vida, de momento no he conseguido ponerle remedio. Al menos soy consciente de todo esto. Aceptar que uno no ha tenido el éxito que pensaba que iba a obtener y por qué causas ha sucedido esto es muy duro, pero no queda otra.
Y ahí es donde entran las expectativas, de lo que hemos estado hablando a partir del segundo post.
Échale un ojo más a fondo y nos dices.

Las personas que más admiro son las que se conforman con lo que tienen, las que no necesitan mucho. Personas sencillas. Yo no soy así y no sé si algún día tendré la sabiduría necesaria para poder cambiarlo.
La cuestión tampoco depende de necesitar más o menos, eso es algo que no se puede elegir. Si sólo necesitas un curro mierda y una PlayStation, guay, muchisima gente es así. Pero si necesitas realizarte en áreas más complejas o creativas, eso te hace salir de la línea del NPC común.

La cuestión es hacer una profunda reflexión (o varias) para poner en orden la cabeza y estudiar qué es a lo que puedes llegar y a lo que no, sin presiones, y luego ir a tu ritmo disfrutando de lo que estás haciendo en lugar de obsesionarse con los resultados

Modular el ego es el trabajo de toda una vida.
Sabias palabras, dignas de un haiku proverbial.
 
Última edición:
Yo he tenido la suerte de jamás tener envidia de nadie, no recuerdo haber albergado ese sentimiento, ni de niño.
Por supuesto he querido tener lo que otros, pero no de esa forma. En lo material, me ponía ahorrar si veía que estaba a mi alcance. En lo habilidoso, especialmente artístico, les copiaba para mejorar e, incluso, les declaraba mi admiración y pedía consejos.
Lo más parecido a la envidia venenosa ha sido cuando estaba encoñado por una tía y se iba con otro, que sentía una especie de dolor agudo en el estómago, pero más por ella que por envidiar al otro. Era raro.

Se puede llamar envidia pero es una suma de emociones negativas. Es lo que siente un demonio ante el sacerdote que le expulsa de nuevo al infierno. Es un odio feroz, oscuro, agresivo, rabioso. Y no es envidia ante algo concreto, es envidia ante la desvergonzada exhibición de hybris.
Creo que esto se va un poco de la línea del hilo, de todas formas.
 
Se puede llamar envidia pero es una suma de emociones negativas. Es lo que siente un demonio ante el sacerdote que le expulsa de nuevo al infierno. Es un odio feroz, oscuro, agresivo, rabioso. Y no es envidia ante algo concreto, es envidia ante la desvergonzada exhibición de hybris.
¿Podrías definir qué es para ti el hibris, o poner ejemplos?
Es un concepto muy amplio.

Creo que esto se va un poco de la línea del hilo, de todas formas.
Bueno, eso ya es decisión tuya, pero yo creo que no si la cosa va de quitarse mochilas mentales innecesarias y agotadoras.
 
¿Podrías definir qué es para ti el hibris, o poner ejemplos?
Es un concepto muy amplio.


Bueno, eso ya es decisión tuya, pero yo creo que no si la cosa va de quitarse mochilas mentales innecesarias y agotadoras.

He venido a llamar hybris a cualquier tipo de presunción. Hay un problema de base, y es que yo soy una persona que juzga mucho a los demás. En el fondo esa turba de rostros grises, difuminados y de ideas sincronizadas me causa interés.
 
He venido a llamar hybris a cualquier tipo de presunción. Hay un problema de base, y es que yo soy una persona que juzga mucho a los demás.
Envidiar y juzgar son verbos que van de la mano pues, antes de envidiar, debes juzgar forzosamente que esa persona no se merece tal o cual cosa, al menos subconscientemente: nadie envidia a un fornido faenero del Mar del Norte, por mucho dinero que gane.

Ese juicio lo hace tu ego, considerando que esa persona es inferior a ti, puesto que no se envidia a quien se considera un igual o superior, ahí entra la admiración o directamente el fenómeno fan. Porque apuesto que no envidias a John Williams por sus logros, dinero y fama; o quien sea tu artista favorito, era un ejemplo.
Tu ego los juzga inferiores pese a su éxito, porque ves en ellos defectos y vicios que moralmente te parecen inaceptables, o al menos despreciables.
Y ahí es cuando entra la reflexión: ¿acaso ellos no son también el mismo trozo de carne defectuosa que tú, que yo, que cualquiera? Salvo que sean asesinos o pertenezcan a la escala más execrable de la raza humana, ninguno nos diferenciamos en lo más profundo del ser: hemos evolucionado para satisfacer nuestras necesidades y deseos con el mínimo esfuerzo. Y si alguien ha tenido la "suerte" de conseguir más por menos, sólo se debe al azar de los bailes entrópicos (las continuas configuraciones aparentemente aleatorias que se forman en la naturaleza a cada nanosegundo, por cada partícula fundamental que conforma un conjunto dado).

Hablo de esto con conocimiento de causa, porque yo también he juzgado mucho y he reflexionado profundamente sobre el tema, ya que me hacía sufrir.
No porque me provocase envidias, sino porque me derivaba a una autoexigencia nociva e insoportable: si estás continuamente juzgando, tu mente está continuamente alerta para cuando te vayan a juzgar a ti.
Y eso es agotador.
Te tienes que dar cuenta de que cada persona te va a juzgar bajo su prisma, dando igual lo que hagas o consigas. Siempre habrá quien te acepte tal y como eres, y quien te saque faltas hasta de un incipiente grano pajero en la sien.

Mi consejo es que te esfuerces cada día y de forma progresiva en aprender a sudar de lo que piensen los idiotas que te rodean y aprecies más a quien te valora por simplemente ser tú, porque esos idiotas siempre van a estar ahí, pero la gente que te valora puede dejar de hacerlo.

De momento, no sé qué más decirte.

En el fondo esa turba de rostros grises, difuminados y de ideas sincronizadas me causa interés.
Esto no lo entendí bien.
 
No hay una lógica detrás de nuestra conducta ni se puede prever lo que haremos.

Cree ustec en el historicismo, @Alcaudon?

Yo tengo muchas dudas. Quizás haya vanidad también en tratar de disminuir nuestros apetitos.
 
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No trate de entenderlo, sr alcaudon, simplemente no tiene sentido.
 
Heil, César!

Las magufadas son especialmente los esoterismos New Age y las malinterpretaciones filosóficas, especialmente si son filosofías exóticas (orientales mayormente).
En términos más generales, una magufada es cualquier idea que proviene del pensamiento mágico.

En este hilo, me refiero a prescindir de tópicos y filosofía barata.
En mi caso parto de reflexiones cultivadas a partir del estoicismo clásico
Esta respuesta es muy reveladora, pues da cuenta del principal problema del hilo y del hombre moderno por extensión. Un hombre moderno que ha conseguido lo más difícil y lo que más le es ajeno, que es cortar los lazos con el sentido trascedente de una vida que no ceja en su empeño en hacernos ver que la trascendencia está reflejada en cada mínimo detalle. Montamos paradigmas cognitivos que no son más que muros de contención ante esta realidad aplastante, que es que estamos vinculados de manera misteriosa a un todo que nos excede y del cual formamos parte indiferenciada.

No creo que puedas eliminar o doblegar el ego sin una idea de lo que hay más allá del mismo, de sobre qué tipo de conciencia te puedes instalar una vez abandones al ego, pregunta que debería conectar obligatoriamente con la pregunta sobre la divinidad.

La fantasía de eliminar o doblegar el ego desde la racionalidad o eso que llamas estoicismo (mucho cuidado con esto, tu forma de pensar y de entender el mundo difiere radicalmente de la de un estoico antiguo) solo puede lograr que te conviertas en una especie de neo gurú, un falso iluminado que a partir de una racionalidad hipertrofiada posee una vida emocional más parecida a la de una IA que la de un humano; esto es traducir al dominio de la lógica sensibilidades que van mucho más allá de ésta. A mí no me parece que sea el camino.

Haces bien en huir de la new age, pues no es más que otra secreción de una modernidad que quiere capturar todo el abanico de posibilidades vitales y transformarlas en mierda alienante, pero cuando se hace esto se suele confundir new age con las antiguas tradiciones y la verdadera espiritualidad. A casi todos los profanos les suena a lo mismo, pero no lo es en absoluto, es como comparar a Don Quijote de la Mancha con Fray Perico y su botijo.
 
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