A mí me pasa igual, no uso redes sociales ni nada, pero aún así me he vuelto a poner en contacto con zorros y también zorras que se han cruzado y he atropellado a lo largo de mi carretera sexual, y realmente me da hasta cierta sensación de alivio de que se hayan quedado en la cuneta.
Me hace sentir mal la satisfacción que me entra cuando veo sus cuerpos deformados por el tiempo y sus deshechos genéticos con cara de retrasados, o sus parejas calvas y gordas, y ya cuando sé que se han divorciado me produce incluso alivio. No soy así en la vida real, pero en esa vida interior me convierto en un monstruo.
Laura, una de las gemelas de las que conté alguna aventura, se había puesto como una puta cerda de gorda. Después de dos fracasos amorosos se pone ahora a correr como una puta imbécil y es chica fitness. Las marcas en su rostro marcan parte de su destierro existencial.
Mar tenía mucho dinero, mucho. Lo nuestro era imposible. Tras varias parejas encontró el amor en un tío en apariencia mayor que ella, con cara de pringado. Sigue igual de guapa la hija de puta.
Noemí pues eso, sigue mendigando en Tinder y en aplicaciones de carne en saldo un poco de amor intentando recuperar los años perdidos, sí, esos que no se recuperan porque ya están gastados. Era algo increíble, guapa a rabiar, yo no sabía qué hacía conmigo. Al verla sabía que no podía durar. Sigue buscando su príncipe azul, y sin animo de ofender, creo que lo encontró en este que escribe. Pero siempre quieren más, siempre merecen más. Dos hijos, separada, varias relaciones, y 20 kilos de más es el resultado.
Carmen se fue a vivir lejos, y ahora toma antidepresivos. Su cara se ha deformado, imagino que sus inmensas tetas cuelgan como los relojes de Dalí. No tiene redes sociales, me escribo semanalmente con ella. Se le nota cansada y agotada. Dejó la urbe y se fue a tomar por culo a un pueblo de Castilla intentando encontrar paz. Y esa paz es su guerra interna. Era buena chica, pero le faltaba mucho por vivir.
Iris sigue siendo una puta yonqui, ya conté por aquí que todavía tengo contacto para ver el final de la historia. No me regodeo en su desgracia ni en su mierda, es más, se atisbaba algo así. Está recogiendo lo que sembró, y no comprende el porqué de su entorno, con gente igual que ella. Es evidente.
Vidas súper mediocres, en resumidas cuentas.
Déjalo escapar porque ya no es más que un recuerdo. Y sino intenta recuperar alguna de esas relaciones y luego dime qué tal el desencanto.
Ni se me ocurriría recuperar aquello. No solo porque ahora estoy en pareja, también porque recuperar el pasado es volver a vivirlo, y eso es imposible. El pasado se alimenta de recuerdos, de situaciones, y cuando uno viaja a ese momento se da cuenta que nada es igual, que todo se ha ido a tomar por culo. Y sí, como bien dices, después solo queda el desencanto.