Libros EL AUTOR Y SU OBRA

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5 Sep 2005
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En 1967 el mejicano Carlos Fuentes escribe a Julio Cortázar:

"Acabo de leer una obra maestra. La novela de Gabo nos libera a todos"


Hoy, en la misma ciudad en la que Fermina y Florentino consumían su vida amándose a quemarropa, he podido ver a Gabo agradeciendo no sé bien a quién el rumbo que tomó su vida hace ya 40 años. Las aventuras y desventuras que durante 18 meses de soledades le llevaron a escribir la que es, posiblemente, la novela más importante de toda la literatura latinoamericana.

Salud, maestro.


Pero no he abierto este hilo para homenajear a García Márquez, lo he hecho con la intención de interrogaros acerca de algo que siempre me viene a la cabeza cuando veo algún homenaje (en vida) de este tipo, ¿la obra deja de pertenecer en algún momento a su autor? ¿En qué momento deja de ser "Cien años de soledad" una visión del mundo interior de una persona para convertirse en la valedora de la literatura latinoamericana?
 
La novela no está mal, dicho sea de paso, pero es una caca al lado del peor de los cuentos de Borges. :lol: :lol: :lol:
 
Coincido en que Borges es superior, de hecho Borges es superior a casi todo el mundo, y pongo casi porque alguno habrá, digo yo.

Cuando uno da a los demás su obra literaria, ¿qué espera? ¿Seguir siendo su dueño? No, amigos, no. Es ya propiedad de cada uno, de los que la han leído y han hecho suya sus palabras. No existe la propiedad de las palabras.

Y desde luego, Cien años de soledad se erige en la cumbre de la novela sudamericana desde el momento en el que todo lo que vino después no es sino intento de superarla o bien imitándola o bien haciendo algo que la tirase abajo. Y abrió la puerta a una nueva novela, vaya.
 
No son obras comparables.

De todos modos (aunque si queréis seguimos con el debate Borges-Márquez) el hilo no iba por ahí. Lo que realmente me interesa es la última parte, ¿pensáis que en algún momento la obra deja de pertenecer a su autor? ¿El lector completa la obra o se limita a ser un mero espectador?

En el Club leíamos a Salinger y la gran mayoría somos conscientes de que muchos de los que lo han leído ha sido por esa mítica fama de "libro de asesinos" que tiene "El Guardián...", a un subnormal como Chapman se le ocurrió decir que su asesinato se podía justificar leyendo ese libro y todo fue rodado. La consecuencia: nos olvidamos de Salinger y El Guardián gana entidad propia, la obra supera al autor.

En la música (como en el resto de las artes) pasa lo mismo, Silvio Rodríguez compone esta canción y a una multitud le da por pensar que es un canto contra el régimen cubano y Fidel (qué ilusos):

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En este vídeo se ve muy bien a lo que me refiero, cada cual hace de la canción "su" canción, poco importa cuál fuese el impulso creador del autor, el sentimiento puede a la razón. Y con los libros me temo que pasa lo mismo, podría preguntar a mucha gente cuál es su definición de lo "kafkiano" y seguramente la opinión mayoritaria nos hablaría de injusticia social o mierdas por el estilo, debido a quién sabe qué; y yo les preguntaría si no creen necesario que para juzgar lo "kafkiano" debieran al menos conocer al autor o su obra, leer alguno de sus libros, y quizá no obtendría respuesta alguna.

Lo kafkiano es más importante que Kafka en sí mismo, lo maquiavélico nada tiene que ver con El Príncipe, es más importante cantar contra Castro que ligarse a una mulata, lo común, en suma, deja de ser vulgar para convertirse en justo.

Y sigo pensando que la deshumanización a la que se ha arrojado el hombre en el siglo XX puede que ya no tenga cura, no existimos como seres individuales sino como miembros de un grupo/sociedad y eso afecta irremediablemente al Arte. Poco importa la huella del autor en la obra si la "Justicia de lo común" considera más acertada otra interpretación. Por eso veo a Gabo en la tarima ante cientos de personas que consideran a "Cien años de soledad" la mejor novela de la cultura latina, que acaban de nombrar a "El amor en los tiempos del cólera" la mejor novela en habla española de los últimos 50 años, por eso -decía- lo veo hablando de sus 18 meses de hambre y soledad, de desesperación, y creo que él me entiende, creo que esos cien años de partos múltiples, muertes violentas, gitanos resabiados, vírgenes y putas, no cuajaron sobre el papel para servir de guía a nadie, ni a una generación ni a un pueblo; tan solo para alimentar a una familia y exorcizar un alma llena de contradicciones.

Ya he divagado bastante.
 
ilovegintonic rebuznó:
Coincido en que Borges es superior, de hecho Borges es superior a casi todo el mundo, y pongo casi porque alguno habrá, digo yo.

Cuando uno da a los demás su obra literaria, ¿qué espera? ¿Seguir siendo su dueño? No, hamijos, no. Es ya propiedad de cada uno, de los que la han leído y han hecho suya sus palabras. No existe la propiedad de las palabras.

Y desde luego, Cien años de soledad se erige en la cumbre de la novela sudamericana desde el momento en el que todo lo que vino después no es sino intento de superarla o bien imitándola o bien haciendo algo que la tirase abajo. Y abrió la puerta a una nueva novela, vaya.


vamos a ver....Borges no le podría ni limpiar las pelotillas de mierda a Dostoievski, Kafka o muchos otros.....así que menos lobos
 
rusas-macizas rebuznó:
vamos a ver....Borges no le podría ni limpiar las pelotillas de mierda a Dostoievski, Kafka o muchos otros.....así que menos lobos

Te parto la cara :lol:

Bueno, vamos a respetarnos, mejor. Tampoco te voy a reventar el hígado porque consideres a Kafka mejor que a Borges. Opina lo que quieras, y yo haré lo propio.

Y con respecto al tema del hilo, a mí me parece que cada uno, cada lector, hace de su capa un sayo, y habrá, de entre los lectores de una obra, a quien le sugiera algo y a quien le sugiera lo contrario, esto está claro. ¿Qué vamos ahora, a decir qué tiene que pensar cada uno sobre una obra sólo porque el autor quería que pensáramos algo concreto? Venga hombre... Cada uno es muy libre de interpretar lo que quiera, cada uno es muy libre de elegir con qué soga ahorcarse y el escritor sabe esto, es el precio que tiene que pagar: el ser malinterpretado. El que escribe leyes, que son claras, unívocas, también es malinterpretado mil veces, cuánto más no lo será el poeta o el novelista.

La obra es más importante que el autor. Mucho más. Y el tiempo, sólo el tiempo, la coloca en su sitio. Si "kafkiano" tiene hoy las connotaciones que tiene, ¿a quién le importa qué hubiera pensado Kafka? Ríndete, Kafka. Esto has conseguido, que se hable así de tí. ¿No te gusta? Da igual, te guste o no, así es.
 
No recuerdo exactamente quien y como fue, pero seguro que os suena con solo este esbozo.

- Yo soy el autor.
- ¿Y por eso ya crees que has entendido el libro?.
 
Me parece que el debate sigue siendo válido y más viendo esta noticia, que no hace más que incidir en el tema de fondo del hilo:

https://www.elpais.com/articulo/cul...ian/centeno/elpepucul/20090602elpepucul_2/Tes


20081230elpepucul_10.jpg
 
Nunca le he cogido el punto a Borges, pero no desespero, a lo largo de mi vida he vuelto sobre mis pasos y mis lecturas y he visto destellos que antes no habia advertido. Recuerdo como arrinconé durante años La montaña mágica, no habia nada en ella que me llamara a retomarla por la página 53 donde por fin desistí de continuar. Sin embargo, un día sin ningún motivo, más como un reto, por esa molesta sensación del libro que nos espera a medio terminar desafiándonos desde el anaquel donde le dejamos latente y expectante, lo volvi a intentar. Fue mágico, como la montaña que le daba título. Lo que antes me resultaba pesado, denso, reiterativo; ahora se convertía en algo excelso, elevado, sublime, en una prosa definitiva y llena de matices.

En cuanto a la pregunta que plantea el hilo, soy de opinión de que lo mejor que le puede pasar a un autor es que la masa le arrebate su obra y la convierte en cultura popular, en un clásico o en una pieza más del inconsciente colectivo. Escribir para peder lo escrito es la culminación de los genios de las letras.
 
Yo pienso que la obra nunca es sólo del autor, porque siempre se escribe pensando en un lector; no que se escriba para complacer o provocar, sino que al igual que el pintor, se crea algo y luego se retira uno unos pasos para convertirse en lector/contemplador durante unos momentos, y reintegrar esas impresiones a la creación, a la cual se vuelve de inmediato.

Es una dinámica sujeto/objeto en la cual siempre hay lector, siempre hay un "otro".

Luego, cuando ya el texto llega a los múltiples otros, a nosotros, es natural que al leer intentemos recomponer el sentido a nuestro modo, como si hicieramos ingeniería inversa de la creación, y a veces, si dicho sentido se puede integrar orgánicamente en nuestra experiencia vital, el libro puede ser tan tuyo como de su autor, dado que te puede abrir caminos o preguntas que te influyan para siempre. Una de las cosas que opino a este respecto es que hay ciertos libros que se deberían releer cada n años, porque sólo habiéndose ampliado nuestra experiencia en el lapso, podemos acceder a capas de sentido a las que antes no llegabamos, ergo nosotros somos el catalizador de lo que el libro esconde, y viceversa. Cómo si no hubiera libros malos, sino momentos inadecuados para leerlos.

Además de que, si un libro es leído y aprehendido por muchos, su sola influencia lo hará importante, y esto es lo que hace que el libro trascienda al autor y sea propiedad o parte de otros muchos, un cierto legado.

Con respecto a lo de Salinger, que él piense que ese otro libro es un plagio no lo convierte en un plagio. En cierto modo, el hecho de que Salinger se haya escondido todos estos años tal vez se deba a que no supo digerir que un libro suyo, tal vez resultado de una situación coyuntural (que no lo sé), se haya convertido en una parte integrante de la vida emocional de tanta gente. Creo que ese exceso de atención le ha alienado de su propia obra, y esto podría ser parte de causa de su aislamiento, y los motivos de esa demanda me parece que encajan con dicho comportamiento, para él puede que sea el colmo de la apropiación progresiva que ha sufrido su libro.
 
El problema de ligar inexorablemente obra con autor no es otra cosa que “culpa” de la imagen del arte que dejó el Romanticismo y su manera fantasiosa de ver y evaluar las cosas. No toda la literatura tiene por qué ser un análisis pormenorizado del subconsciente del autor, es imposible que escribir una obra pueda proceder de egolatrías genuinas tan enfermizamente profundas cuando tenemos tantos ejemplos en la historia, y de eso parece que se olvidan muchos críticos en muchas ocasiones, que más parecen psicólogos de segunda que observadores literarios. Decía Unamuno en su prólogo a Niebla, por boca de los personajes que después se le rebelan, que hablaba de su propio “yo” para que el resto de “yos” puedan sentirse identificados, y eso es prueba de que existen motivos más allá de la mera “descarga interior” canonizada hasta la excentricidad.

La obra deja de pertenecer a un autor desde el momento en que está hecha para que el resto la leamos. Objetivamente, con su obra ya acabada, el escritor es sólo un simple lector más, que fuera del propio texto no está capacitado en modo alguno para decirnos cómo debemos interpretarla.
 
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