El compañero rico de la clase

Terminanor

Imán sexual de ancianos
Registro
14 Nov 2018
Mensajes
627
Reacciones
335
Por una serie de catastróficas desdichas acabé estudiando la primaria en un colegio bastante alejado de mi casa, situado en un barrio históricamente nada bueno. Si bien en mis años había mejorado muchísimo, arrastraba la mala fama y a los hijos de la misma gentuza que le había dado esa misma fama. Al pasar a secundaria fui al instituto de al lado porque iban la mayoría de mis compañeros, y aquí la fauna empeoró. Por eso, entre todos los hijos de gente obrera, haraganes y gitanos, destacaba un chaval cuyo padre había hecho fortuna con el azulejo. Qué hacía allí es algo que no entenderé nunca, pero hicimos amistad pese a que con la edad del pavo gestionó como un gilipollas el ser rico. Aquí van algunas anécdotas relacionadas con él.

-Empezaré por una que me dejó marcado porque la viví en primera persona y fue la primera vez que dejó clara su superioridad económica. Si bien es cierto que en primaria llegó a presumir de que su padre llevaba un Mercedes cuando el resto tenían Seats, Fords, etc...no fue hasta entonces que ni él ni nosotros éramos conscientes del poder económico de la familia y lo mucho que le gustaba dejarlo claro. Estando en su casa haciendo algún trabajo (de literatura o vete tú a saber), el tío se encaramó a un armario para bajar la hucha y sacar de dentro dos billetes de 500. Tal y como los saco me los pasó por la cara, como si me abofetease con ellos, diciéndome “estos no los has visto tú en tu vida”. Y era cierto, pero no hacía falta restregármelo de ese modo.

-Pronto entendió que con dinero las cosas son mucho más fáciles Uno puede permitirse el lujo de esforzarse menos o nada, porque ya habrá alguien por debajo que por unos euros se esfuerce por ti. No sé en qué punto empezó a pasar de los estudios y comprar todos los trabajos que nos mandaban, gastándose unos 20 euros por cada uno. Puede no parecer una fortuna, pero cuando te mandan un trabajo por asignatura y mes, más de 100 euros mensuales no es algo que pueda afrontar un chaval normal. Yo, que era gilipollas y colega, no se los cobraba o se los cobraba barato. Hasta que un día el tío ni se molestó en cambiar el tipo de letra (yo usaba Comic Sans, así que era fácil saber cuándo eran míos los trabajos) y nos pillaron. Al aire ese trimestre.

-El siguiente paso en su lucha por no esforzarse fue pagar por dejarte copiar en los exámenes. En esta época estábamos en clases diferentes, pero el precio venía siendo el mismo que por los trabajos. 20 euros si le ayudabas durante el examen pasándole las respuestas. Alguno lo llegó a exprimir, recibiendo 20 euros un día antes del examen y luego exigiéndole otros 20 ese mismo día bajo amenaza de no dejarle copiar. Le jodía, pero soltaba los billetes. Llegó incluso a suspender con este método, y le costó un par de suspensos (o tres) el dejar de pagar por examen.

-Fuera de los estudios también resolvía cualquier 'problema' con dinero. El caso más llamativo fue el del Comunio, que en su momento la gente se lo tomaba muy en serio, y si estás acostumbrado a solventarlo todo con dinero y que nada te salga mal, perder era algo duro. Así que el tío empezó a gastar dinero para que el resto de compañeros le dejasen los fichajes baratos. La primera vez fue descarado, dos o tres le vendieron todo el equipo regalado, así que el tío se gastaría unos 60 euros para nada, porque el resto dejaron de jugar cuando vieron el tinglado. Se montó uno nuevo donde prometió no hacer uso del dinero, pero evidentemente lo hizo, solo que con más sutileza. Ni que decir tiene que el tío se pagaba el premium.

-No sé cómo conseguí que mis padres me permitiesen comprarme la Sie7e y la FHM, así que mi casa se convirtió en un centro de ocio rápidamente. Pero yo no estaba siempre para tener gente en casa, pero él no podía entenderlo. Así que en ocasiones el tío venía sin previo aviso y cuando me negaba abrirle, pasaba un billete de 20 por debajo de la puerta. Sí, 20 euros era como el precio estándar por el que nos vendíamos cuando los euros se establecieron. Yo no iba a decir que no a un dinero que de otro modo me costaba muchísimo conseguir. Más de un billete pasaría en futuras ocasiones por debajo de la puerta para que le dejase pasar por diferentes motivos.

-Otra que recuerdo y que a día de hoy me sigue suponiendo un misterio fue el día que vino a pedirme que le dejara unas revistas de esas de hombres. Este chico se las quería llevar a casa, y finalmente lo conseguiría a cambio de 20 euros. Cuando se la pedí de vuelta se la había dejado a otro compañero, el cuál sí me la devolvió pero...la habían recortado. Pero no habían recortado a las chicas, no. Habían recortado a los jugadores de fútbol de esa misma sección. Sigue siendo un misterio porque ambos negaron haber sido ellos y a día de hoy no sé quién de los dos es maricón.

-Como ya habréis observado, el tío no podía admitir un no por respuesta y eso, su dinero, se lo proporcionaba. Cuando se popularizó el Smackdown vs Raw el tío se obsesionó muchísimo. Se sabía los luchadores y sus movimientos, vivía los combates al máximo, como si de un forofo de fútbol se tratase. Pronto haría caso omiso a los mensajes de no intentar hacerlo en casa. Pero claro, no eran movimientos que pudieses practicar solo y al final, más de uno acabó en la enfermería del instituto o incluso urgencias del hospital...por 20 euros.

Y vosotros, ¿habéis tenido algún compañero/amigo de este estilo?
 
Yo tuve (y sigo teniendo que estamos en contacto) uno hijo de un magnate de joyerías local.

La anécdota más LoL es que pago las 5000 pelas de la matrícula de selectividad con la visa oro porque no llevaba “cash”.

La verdad que todo ese poderío no hizo mella en su carácter, era y es un tío humilde y se ha labrado una carrera de tío normal sin tirar de enchufes ni de favores de papi.
 
Yo he visto cosas, pero hasta la hora de la cena no podré ponerme a inventar cosas como Dios manda. Una bratso.
 
Última edición:
Como ha dicho Verruga, aquí tenemos a Herodes, que hace del niño repelente y con pasta que alguno nunca tuvimos como compañero de clase. @Terminanor ¿Qué fue de semejante subnormal?
 
Yo tenía un vecino que desentoba muchísimo en el paisaje de pobreza de mi barrio.
El chaval era hijo de banquero y su puta casa era la rehostia. Muchísimos juegos de mesa, trajes de equipos de fútbol verdaderos, balones Adidas, consolas de todos los colores, fue el primero en tener ordenador y el primero en tener móvil.
Era el único que tenía una segunda vivienda en las afueras para los fines de semana y vacaciones y además tenia una rulote de esas en un camping, también a las afueras.
Fue en ese camping cuando ( si, otro que lo intentó) intentó mantener relaciones sexuales conmigo.
El chaval no hacía gala ni ostetación de su poderío económico pero se le escapaba en detalles: no entendía que no pudieses ir al cine o a la piscina o que no pudieses comprar tal cosa por temas económicos, si quería algo al día siguiente lo tenía etc.
La mayor extrenticidad fue que en verano organizamos nuestro habitual campeonato interbarrios. Pues nada, al nene se le antojó que debía haber equipación para nuestra mierda de equipo y medallas para el ganador. Ante la negativa por temas económicos de la mayoría de jugadores, al día siguiente el padre vino con camisetas compradas por él y con medallas y copa también compradas por él.
Iniciativa privada, lo llaman.
 
Última edición:
Yo tenía un vecino que desentoba muchísimo en el paisaje de pobreza de mi barrio.
El chaval era hijo de banquero y su puta casa era la rehostia. Muchísimos juegos de mesa, trajes de equipos de fútbol verdaderos, balones Adidas, consolas de todos los colores, fue el primero en tener ordenador y el primero en tener móvil.
Era el único que tenía una segunda vivienda en las afueras para los fines de semana y vacaciones y además tenia una rulote de esas en un camping, también a las afueras.
Fue en ese camping cuando ( si, otro que lo intentó) intentó mantener relaciones sexuales conmigo.
El chaval no hacía gala ni ostetación de su poderío económico pero se le escapaba en detalles: no entendía que no pudieses ir al cine o a la piscina o que no pudieses comprar tal cosa por temas económicos, si quería algo al día siguiente lo tenía etc.
La mayor extrenticidad fue que en verano organizamos nuestro habitual campeonato interbarrios. Pues nada, al nene se le antojó que debía haber equipación para nuestra mierda de equipo y medallas para el ganador. Ante la negativa por temas económicos de la mayoría de jugadores, al día siguiente el padre vino con camisetas compradas por él y con medallas y copa también compradas por él.
Iniciativa privada, lo llaman.
Es volver a trabajar, y volver a tus trolas.....
No falla.
 
Mi hermana fue a un colegio de monjas pijas y tenía una compañera que se le caían los bishetes. El caso es que mi madre le decía que lo de esa chica no podía ser normal, que con una simple joyería de pueblo que tenían sus padres no era normal el nivel de vida que llevaba la niña en bachillerato. Así pasó, pillaron a los padres por tráfico de drogas y no sé si también de diamantes.
 
Si en tu barrio había pobreza, imagínate en el mío. Nadie desentoba.
No creo que hubiese grandes diferencias entre tu barrio y el mío.
No es que hubiese pobreza estilo las 3.000 viviendas o la cañada real.
Lo que había era un ambiente similar al de películas como Barrio.
 
En mi clase no había ricos, pero al ser yo tan pobre sí que notaba la diferencia. Había como un grupito de niños y niñas que tenían otro nivel socio-económico que se notaba bien claramente. Hijos de funcionarios o de padres con pequeña empresa, y con pequeña me refiero a un simple negocio. Claro, los demás éramos hijos de campesinos o jornaleros. Hablo de la Extremadura de los 80, pa situarnos. Este grupito se llevaban bien entre ellos, vivían por el mismo barrio que era un barrio nuevo a las afueras con chalet y no las casa de adobe donde vivíamos los demás. Vestían bien, ropa nueva y de su talla, buen material escolar, no les faltaba un boli bic de cualquier color y los lápices no los apuraban hasta que casi no se podían ni sujetar en la mano. Se intercambiaban libros de su librería privada que adquirían motu proprio sin estar obligados por algún trabajo de clase ni nada. El pelo les brillaba, siempre bien peinados y limpios. De tez blanquita y sonrosadas mejillas, redonditos y lustrosos. Un estilo a Sayko, pa que nos entendamos. En contraposición estábamos los harapientos con ropas heredadas de nuestros hermanos o primos, ya desteñidas y dadas de sí, zapatos de plástico maloliente siempre rotos con la suela despegada o agujeros por donde se veía el tomate del calcetín que a su vez enseñaba la uña sucia. Eran los que mejores notas sacaban, todo sobresalientes, hasta en educación física. Iban por las tardes a academias de inglés al pueblo de al lado que al no ser una aldea tenía ese tipo de servicios. Se reían de nosotros por nuestro leismo y laismo, por hablar como se habla en los pueblos, estos tenían otra forma de hablar, más de la ciudad. Nos miraban por encima del hombre, como a hanalfabetos, que era lo que éramos en realidad en comparación. Todos ellos ahora son triunfer, funcionarios o con puesto de mando en grandes empresas gracias a sus másteres.
Nunca me invitaron a ninguno de sus cumpleaños, pocas veces jugué con ellos y menos todavía me invitaron a sus casas, no me querían como compañero cuando se hacían grupos para los trabajos de clase, no disimulaban el mohín al oír al profesor nombrar el grupo y ver que les tocaba con uno de los que sacábamos el suficiente raspado y copiando, pelos sucios y malos modales. Siempre nos despreciaron, y ahora, con la edad y sabiendo lo que sé de la vida no se lo reprocho, aunque entonces sí lo hacía. Los de mi calaña estamos todos en el fango metidos hasta la barbilla, gordos, calvos, canosos, con cara de pan y pellejos arrugados por los rigores del agro. Trabajos mierderos y de los jornales al PER. Mientras que ellos están guapos, los veo en el facebook, y tienen tipín, barbitas arregladas, pelos limpios y brillantes con peinados a la moda. Ellas están estupendas, unos tipines de la hostia, no sé si es que no paren o que después de parir se cuidan como la reina Letizia. Viajan, se ve en las afotos, ríen y disfrutan de la vida junto a sus parejas que también son ideales como ellos. Si esta gente nos hubiesen intentado ayudar les hubiésemos hundido hasta el fondo del pozo con nosotros, hicieron bien en dejarnos caer e intentar salvarse ellos. Porque es en vano luchar contra la alineación de los planetas y lo que estos nos tienen destinado.
 
Última edición por un moderador:
Por circunstancias bastante peculiares de la vida, me encontré de jovenzuelo haciendo varios cursos en un colegio TOP de Ciudad Capital.
No puedo hablar del compañero rico, pero el resto de la gentuza que anidaba por ese estrato sí podría hablar del compañero pobre.
Ahí adquirí conciencia de clase, ahí vi los estratos y castas. Ahí vi que yo tendría que currar diez veces más para lograr diez veces menos, tanto en los estudios, como en la vida que empezaba a abrirse camino ante mí.

Ellos veían más adelante el paraíso, ángeles jugando al futbito entre nubes de algodón, fuentes y manantiales de cocacola fresca y sin límite, vírgenes quinceañeras de potorros tan peludos como dispuestos ante la abundancia. Yo, sin embargo, veía el rechazo constante por las féminas de la casta, la marginación social y el escarnio por llegar en el autobús de línea o en un 127, la mofa y burla como antesala a se objeto casi constante de la versión ochentera del bullying, en la que los hijosdalgo en connivencia con un claustro lameculos de Das Kapital, hacían y deshacían a su antojo.

Así que a pajas, a bocatas de casa y a hostias las más de las veces, pase parte de mi infancia entre ricos.

Algunas conclusiones que saqué:
-No por ser rico se es menos miserable, hijo de puta, subnormal ni ladrón.
-Ser rico no evita que uno sea buena gente
-Las ricas solo se arrejuntan con los ricos.
-El sistema te coloca y te aísla de acuerdo a tu casta.
-Hay que ser subnormal para pretender que, siendo pobre, el hijo pobre de uno se trate de tú a tú con el hijo de un rico.
 
No te quejes, Matarratas, que aprendiste mucho en ese colegio. Yo creo que el sistema social actual tiene algo de meritocracia, pero sigue imperando el sistema de castas que dice Matarratas. Es como una carrera de natación, unos se ponen río arriba y otros río abajo, con la misma distancia a la meta. Cuando suena el pistoletazo de salida todos al agua, pero mientras unos nadan cómodamente y avanzan sin mucho esfuerzo, los otros, bracean y patalean con furia en el agua pero la corriente les arrastra. Los de río arriba llegan a la meta los primeros y salen del agua con fuerzas para sonreír y saludar al público, los de río abajo acaban fatigados, muchos, la mayoría, no llegan a la meta y extenuados dejan de nadar y que les arrastre la corriente hasta el mar. Algún buen nadador habrá río abajo que llegue a la meta, sí, pero son los menos.
 
Como ha dicho Verruga, aquí tenemos a Herodes, que hace del niño repelente y con pasta que alguno nunca tuvimos como compañero de clase. @Terminanor ¿Qué fue de semejante subnormal?

Con la llegada de los 18 y el carnet, llegó un coche nuevo y, con él, las temeridades. Tras un susto muy gordo donde casi se mata empezó a replantearse las cosas. Estudió un máster muy prestigioso en una universidad muy prestigiosa y de ahí salió con trabajo. Para entonces ya no hacía ostentación de su dinero, imagino que ver a la muerte cara a cara te cambia la vida radicalmente.
 
Mi hermana fue a un colegio de monjas pijas y tenía una compañera que se le caían los bishetes. El caso es que mi madre le decía que lo de esa chica no podía ser normal, que con una simple joyería de pueblo que tenían sus padres no era normal el nivel de vida que llevaba la niña en bachillerato. Así pasó, pillaron a los padres por tráfico de drogas y no sé si también de diamantes.

Esto me recuerdo a uno de mi clase en el colegio, juguete que se ponía de moda aparecía con él, incluso siendo uno de esos que el resto no oleriamos en la vida, empezó a ser bastante cantoso cuando ya iba a juguete casi diario y ante la pregunta de donde sacaba la pasta decía "me lo paga mi hermana" eso o verle día si y día tambien quemando monedas al Street Fighter, que tenía al de la riñonera de cuero más contento que unas castañuelas.

No sé que fué de él, igual está muerto o en la carcel por trafico de iguanas, quien sabe.
 
No te digo que no, nunca lo supe, pero si era puta tenía que ser puta reputa.
 
El chaval este que he comentado tenía la.costumbre de, una vez el juguete en cuestión había pasado de moda y él ya no lo quería, me lo daba o dejaba, según de caro fuera el trasto.
Al principio mi selebro infantil no me daba para advertir algo negativo en esa conducta y recuerdo que fue con el puto tamagochi ese cuando me enteré del pastel.
Me pasé una temporada diciéndole ya no que me dejase el puto trasto para jugar, sino que me dejase cogerlo en mis manos y ver cómo era y el chaval se negaba en rotundo.
Un día me llegó el soplapollas con el tamagochi medio quemado y que apenas aguantaba un minuto encendido. No sé qué pollas habría hecho con él. El caso que me dijo " toma, te lo regalo, ya no lo quiero"
Me sentó tan mal ver que me regalaba algo que era una puta mierda inservible. Salvando las distancias fue como si pidiesen comida y te tiraran comida de gato a la cara y todavía tenias que agradecerle el gesto.
En su cara reventé el trasto contra el suelo y como buen gilipollas en vez de reventarle la cara ya de paso, pues me subí a mí casa llorando de impotencia.
 
En mi clase no había ricos, pero al ser yo tan pobre sí que notaba la diferencia. Había como un grupito de niños y niñas que tenían otro nivel socio-económico que se notaba bien claramente. Hijos de funcionarios o de padres con pequeña empresa, y con pequeña me refiero a un simple negocio. Claro, los demás éramos hijos de campesinos o jornaleros. Hablo de la Extremadura de los 80, pa situarnos. Este grupito se llevaban bien entre ellos, vivían por el mismo barrio que era un barrio nuevo a las afueras con chalet y no las casa de adobe donde vivíamos los demás. Vestían bien, ropa nueva y de su talla, buen material escolar, no les faltaba un boli bic de cualquier color y los lápices no los apuraban hasta que casi no se podían ni sujetar en la mano. Se intercambiaban libros de su librería privada que adquirían motu proprio sin estar obligados por algún trabajo de clase ni nada. El pelo les brillaba, siempre bien peinados y limpios. De tez blanquita y sonrosadas mejillas, redonditos y lustrosos. Un estilo a Sayko, pa que nos entendamos. En contraposición estábamos los harapientos con ropas heredadas de nuestros hermanos o primos, ya desteñidas y dadas de sí, zapatos de plástico maloliente siempre rotos con la suela despegada o agujeros por donde se veía el tomate del calcetín que a su vez enseñaba la uña sucia. Eran los que mejores notas sacaban, todo sobresalientes, hasta en educación física. Iban por las tardes a academias de inglés al pueblo de al lado que al no ser una aldea tenía ese tipo de servicios. Se reían de nosotros por nuestro leismo y laismo, por hablar como se habla en los pueblos, estos tenían otra forma de hablar, más de la ciudad. Nos miraban por encima del hombre, como a hanalfabetos, que era lo que éramos en realidad en comparación. Todos ellos ahora son triunfer, funcionarios o con puesto de mando en grandes empresas gracias a sus másteres.
Nunca me invitaron a ninguno de sus cumpleaños, pocas veces jugué con ellos y menos todavía me invitaron a sus casas, no me querían como compañero cuando se hacían grupos para los trabajos de clase, no disimulaban el mohín al oír al profesor nombrar el grupo y ver que les tocaba con uno de los que sacábamos el suficiente raspado y copiando, pelos sucios y malos modales. Siempre nos despreciaron, y ahora, con la edad y sabiendo lo que sé de la vida no se lo reprocho, aunque entonces sí lo hacía. Los de mi calaña estamos todos en el fango metidos hasta la barbilla, gordos, calvos, canosos, con cara de pan y pellejos arrugados por los rigores del agro. Trabajos mierderos y de los jornales al PER. Mientras que ellos están guapos, los veo en el facebook, y tienen tipín, barbitas arregladas, pelos limpios y brillantes con peinados a la moda. Ellas están estupendas, unos tipines de la hostia, no sé si es que no paren o que después de parir se cuidan como la reina Letizia. Viajan, se ve en las afotos, ríen y disfrutan de la vida junto a sus parejas que también son ideales como ellos. Si esta gente nos hubiesen intentado ayudar les hubiésemos hundido hasta el fondo del pozo con nosotros, hicieron bien en dejarnos caer e intentar salvarse ellos. Porque es en vano luchar contra la alineación de los planetas y lo que estos nos tienen destinado.
Te llega a conocer Dickens y hace una trilogía literaria contigo.
 
El chaval este que he comentado tenía la.costumbre de, una vez el juguete en cuestión había pasado de moda y él ya no lo quería, me lo daba o dejaba, según de caro fuera el trasto.
Al principio mi selebro infantil no me daba para advertir algo negativo en esa conducta y recuerdo que fue con el puto tamagochi ese cuando me enteré del pastel.
Me pasé una temporada diciéndole ya no que me dejase el puto trasto para jugar, sino que me dejase cogerlo en mis manos y ver cómo era y el chaval se negaba en rotundo.
Un día me llegó el soplapollas con el tamagochi medio quemado y que apenas aguantaba un minuto encendido. No sé qué pollas habría hecho con él. El caso que me dijo " toma, te lo regalo, ya no lo quiero"
Me sentó tan mal ver que me regalaba algo que era una puta mierda inservible. Salvando las distancias fue como si pidiesen comida y te tiraran comida de gato a la cara y todavía tenias que agradecerle el gesto.
En su cara reventé el trasto contra el suelo y como buen gilipollas en vez de reventarle la cara ya de paso, pues me subí a mí casa llorando de impotencia.

Ese puto trasto da para un hilo completo, a mi alguien me dejó uno y se me resbaló de las manos con la mala suerte de que fué a un charco. Era gracioso ver como chirriaba con un sonido extraño antes de morir del todo, pero como era de esos del chino que seguramente eran más baratos que los oficiales pues parece ser que no pasó nada.
 
Pues a mí de niño no me regalaron un tamaguochi de esos, pero sí que me encomendaron una tarea para inculcarme el sentido de la responsabilidad. Mi tarea era echar de comer a los cerdos y limpiar las corralejas. Era igual de divertido que un tamaguochi de esos que decís, ME CAGO EN VUESTRAS PUTAS MADRES, CABRONES.
 
Pues a mí de niño no me regalaron un tamaguochi de esos, pero sí que me encomendaron una tarea para inculcarme el sentido de la responsabilidad. Mi tarea era echar de comer a los cerdos y limpiar las corralejas. Era igual de divertido que un tamaguochi de esos que decís, ME CAGO EN VUESTRAS PUTAS MADRES, CABRONES.

Así andas metiendola ahora en cualquier coño tres delicias, te faltó el toque asiático en cuanto a juguetería y ocio de pequeño y ahora andas recuperando el tiempo perdido.
 
Atrás
Arriba Pie