El Cuervo
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Menudo ridiculo, lo visteis chavalotes??? menos mal que uno es del Real Madrid pq q verguenza mas grande
Pesadilla! ¡Caos! ¡Humillación! ¡Sonrojo! Todos estos titulares se quedan cortos para expresar la actuación más vergonzosa desde que la Champions es Champions. Por desgracia, en esta ocasión tenemos que tirar piedras contra nuestro propio tejado y reconocer lo que no se puede maquillar, que no es sino el traspié más grave que un equipo de la era moderna ha tenido en Europa. Hablamos, tristemente, del Deportivo y del 8-3 que encajó en Monaco.
Como espectador, uno se acerca a comprender la sensación que tuvieron que vivir los defensas del Deportivo, que a la media hora ya habían encajado cuatro balazos en sus propias carnes. Lo mismo debía pensar Morientes desde la grada, que debió lamentar no poder participar del banquete. Y como asustados, congelados y avergonzados, los jugadores del Deportivo asistían a su propio funeral impertérritos. ¿Cómo llegaron a esa situación?
Sin apenas tiempo para que el Deportivo aterrizase sobre el césped del Luis II, el Mónaco ya había dado en la diana. A los dos minutos, Rothen aprovechó una cesión desastrosa de Manuel Pablo a Molina, para oficiar la primera estocada de la noche de vaselina. La primera en la frente. Y sin tiempo para que el Deportivo se levantara, Giuly se dio un homenaje y abanadonó su papel de pasador para regatear a Molina tras salir en posición correcta. Diez minutos y 2-0.
Sed de gol
Lejos de conformarse y con una voracidad encomiable, los jugadores rojiblancos se fueron a por la sentencia. Entre dos ocasiones desperdiciadas por Sergio, Prso daba una lección de lo que en boxeo llaman 'punch' y dejaba un 4-0 difícil de asumir para Irureta. Sólo Tristán y Scaloni bajaron de los infiernos para hacernos soñar con una remontada que nunca llegó. Porque, tras el prometedor 4-2 que ambos dejaron al filo del descanso llegó el tercer tanto de Prso. 5-2 y al vestuario a tragar.
A la vuelta de la reprimenda, los jugadores del Deportivo continuaron a cuestas con su ejemplar calvario. Corrían tres minutos de la segunda mitad y Plasil reanudaba la fiesta local o el suplicio visitante con el 6-2. A partir de entonces, uno se daba cuenta de que el 5 de noviembre del 2003 sería la mancha más negra de la historia del Deportivo. Y como cabía esperar, llegaron más goles... y sólo uno por parte gallega.
El 8-3 final deja poco espacio para las palabras, pero no debe castigar más de la cuenta a la plantilla del Deportivo. La difícil situación en Liga, aderezada por este mazazo en Europa, tendría que quedarse en una mala racha y en ningún caso debería poner problemas a la clasificación de los de Irureta para octavos. Ahora empieza la Champions, Jabo.
Pesadilla! ¡Caos! ¡Humillación! ¡Sonrojo! Todos estos titulares se quedan cortos para expresar la actuación más vergonzosa desde que la Champions es Champions. Por desgracia, en esta ocasión tenemos que tirar piedras contra nuestro propio tejado y reconocer lo que no se puede maquillar, que no es sino el traspié más grave que un equipo de la era moderna ha tenido en Europa. Hablamos, tristemente, del Deportivo y del 8-3 que encajó en Monaco.
Como espectador, uno se acerca a comprender la sensación que tuvieron que vivir los defensas del Deportivo, que a la media hora ya habían encajado cuatro balazos en sus propias carnes. Lo mismo debía pensar Morientes desde la grada, que debió lamentar no poder participar del banquete. Y como asustados, congelados y avergonzados, los jugadores del Deportivo asistían a su propio funeral impertérritos. ¿Cómo llegaron a esa situación?
Sin apenas tiempo para que el Deportivo aterrizase sobre el césped del Luis II, el Mónaco ya había dado en la diana. A los dos minutos, Rothen aprovechó una cesión desastrosa de Manuel Pablo a Molina, para oficiar la primera estocada de la noche de vaselina. La primera en la frente. Y sin tiempo para que el Deportivo se levantara, Giuly se dio un homenaje y abanadonó su papel de pasador para regatear a Molina tras salir en posición correcta. Diez minutos y 2-0.
Sed de gol
Lejos de conformarse y con una voracidad encomiable, los jugadores rojiblancos se fueron a por la sentencia. Entre dos ocasiones desperdiciadas por Sergio, Prso daba una lección de lo que en boxeo llaman 'punch' y dejaba un 4-0 difícil de asumir para Irureta. Sólo Tristán y Scaloni bajaron de los infiernos para hacernos soñar con una remontada que nunca llegó. Porque, tras el prometedor 4-2 que ambos dejaron al filo del descanso llegó el tercer tanto de Prso. 5-2 y al vestuario a tragar.
A la vuelta de la reprimenda, los jugadores del Deportivo continuaron a cuestas con su ejemplar calvario. Corrían tres minutos de la segunda mitad y Plasil reanudaba la fiesta local o el suplicio visitante con el 6-2. A partir de entonces, uno se daba cuenta de que el 5 de noviembre del 2003 sería la mancha más negra de la historia del Deportivo. Y como cabía esperar, llegaron más goles... y sólo uno por parte gallega.
El 8-3 final deja poco espacio para las palabras, pero no debe castigar más de la cuenta a la plantilla del Deportivo. La difícil situación en Liga, aderezada por este mazazo en Europa, tendría que quedarse en una mala racha y en ningún caso debería poner problemas a la clasificación de los de Irureta para octavos. Ahora empieza la Champions, Jabo.
