Sir Ano de Bergerac
La becaria de Aramís Fuster.
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Hoy es el día del vuelo nupcial -al menos así es en el lugar de Castilla en el que me encuentro-. Los hormigueros de toda la zona hacen acopio de los excedentes del frenético verano y permiten el alumbramiento de una enorme cantidad de hormigas macho y hormigas reina. El ambiente está repleto de hormigas aladas que se mueven de un modo mucho más torpe que cualquier otro insecto volador. En definitiva son bichos que solamente van a volar hoy; los machos perecerán al caer la noche -su único propósito es lograr la cópula y pocos lo conseguirán-, las hembras que consigan excavan un hoyo lo suficientemente seguro-no serán la mayoría-, empezarán a poner huevos y entrarán en un estado de hiberación para no volver a salir de ese agujero en toda su vida. Con una breve y única inseminación ya albergan en su cuerpo la matriz de un ejército que se contará por millares.
La reina es el bicho grande y el macho es el pobre infeliz que quedará a su suerte después de conseguir meterla unos segundos.
Mi amuleto contra la nostalgia ha sido pensar que muchas de las cosas que en su momento se encontraban acotadas al plano de lo teórico hoy se encuentran desparramadas a lo largo de la inmensidad de la vida. Si has leído acerca del vuelo nupcial en los libros es todo un espectáculo observar y saber leerlo en la misma naturaleza.
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