Mago_Gonedo
Forero del todo a cien
- Registro
- 21 Ene 2011
- Mensajes
- 288
- Reacciones
- 0
Me gustaría ser breve pero lo que contaré será un poco ladrillo. No obstante, como es una historia que me pasó donde hay una larga conversación de por medio espero que se haga ameno.
Resulta que me mola que te cagas una que está por aquí conmigo de erasmus. Contaré su actitud hacia a mí, para dar los mayores detalles acerca de la relación que tiene conmigo:
La piba me da toques de atención. Es simpática, bonita y muy divertida. Y siempre tiene la manía de contarme chistes, me lo paso muy bien con ella. A pesar de que no es de mi grupo, y la veo poco, me habla por el "feisbu" y hasta a veces me llama para ver donde estoy y si he salido (No sé por qué, joder, siempre me viene mal u estoy con otra gente en otro lado y al final se hace imposible vernos), y entonces como no quedo con ella nunca, pues a veces se muestra reacia. No sé si es porque le molo o es que sencillmente es muy buena gente. La chavala se junta con otro grupo claro, entre las que abundan tías buenas (en los dos sentidos) y orcos de la meseta de Gorgoroth. Una en concreto es un orco de Moria...
El Orco de Moria Ay sí... el Orco de Moria. A veces hacemos locuras. Lo admito, fuí un gilipollas, tenéis todo el derecho del mundo a reíros de mí. En septiembre, al inicio de mi erasmus, era un lobo en un territorio nuevo... un disparatado lobo que cazó la primera tipa que le dio coba más por guarrear y decir: "aquí está mi polla, enteráos todas", que por hacer las cosas bien. Lo admito... fallo jodido. Y me lié con esa tía.
Entonces. Aclarando el tema... la historia va tristemente sobre el Orco de Moria, no sobre la pibita que me quita el aliento:
Noche, recreo nocturno de fin de semana, emociones a flor de piel. Dulce néctar del alcohol acompañado de pasiones y expectativas sobre el deseo de conocernos entre todos. Las pollas están armadas para la batalla y listas para descargar, los coños se abren lubricados ante la seguridad de que se saben lejos de sus sitios de orígenes, a salvo de las miradas conocidas que las pongan en el cajón de putas. Allí estoy yo, mirando el coto. La chavala que me gusta la tengo conocida de unas dos semanas, pero es la segunda vez que la veo... Sí... es muy receptiva. Rara, pero receptiva. Estamos en la discoteca, bailando, hablando de vez en cuando. Sólo falta una cosa: apartarla del grupo con cualquier excusa y tirarle el beso. Pero aparece el Orco de Moria. Mi mente debería ser fuerte, pero el orco se muestra receptivo... y el alcohol y el ansia en el que todos alguna vez hemos caído juega en mi contra. Pienso "bah! obsesionarse con una es de maricones, pilla lo que puedas. ¿Y si al final no te follas a la otra? Fóllate a esta pedazo de mierda y deja de quejarte" Empiezo a vender mi dignidad...
La beso, nos vamos. La otra lo ve. Estamos en una esquina liándonos (Al menos yo ponía de mi parte, ella pegaba los labios a los míos y movía la lengua en un repugnante baile de saliva). Y de repente me dice: "¿Qué haces?"
Yo-¿Qué hago?
Ella-Sé que te gusta X.
Yo-Sí... pero tú también, has encartado y ahora sólo quiero estar contigo.
Ella-Pero es que tú no me gustas.
Yo-Psss, entonces? Yo distingo entre distintos grados de gustarme una tía, aquí hay 20 mil q me gustan más que tú, pero me has parecido simpática (empezaba a no resultármelo), y ahora sólo quiero estar contigo. Sé que a tí también te pasa lo mismo.
Ella-Perdona. Sí, no te enfades.
Nos seguimos liando. A mí empieza a repugnarme. Entonces llega el momento, el momento de la calentura. El momento en que uno de los dos lo dice:
Ella- ¿Qué hacemos ahora? (magreándome)
Yo- No sé, ¿conoces un sitio íntimo?
Ella- Pero es que yo no quiero hacerlo (dicéndolo como si tuviera preparada la respuesta, para chulearme).
Yo- Psss... no vamos a hacer nada que tu no quieras. Si estás comoda sin hacerlo, yo también. Ahora sólo quiero besarte y conocerte. (Mentira de las gordas, lo único que quería era irme lejos de esa loca, porque me estaba repugnando).
Ella- Sí bueno... pero ahora follamos y... ¿qué? Te acuestas y ya está, ¿no?
Yo- Poco me conoces.
Me intento ir pero me para. Me pide perdón por segunda vez, por si me ha ofendido. Me invita a que nos vayamos a su casa. Acepto a regañadientes. Pero ocurre algo más. Su trastorno de personalidad límite (seguramente lo tenga), modifica su actitud de culpabilidad rápidamente por:
Ella- Pero es que no te conozco... tú ves esto normal?
Yo- Tía. Que ya está, que paremos de hacer esto. Que parecemos con 20 años. Vamos con los demás.
Ella- Perdón, perdón. No quería ofenderte. Venga vamos a pagar y nos vamos. No te mosquees, si lo decía porque no sé, quiero conocerte más...
Acepto ir a pagar (sí, en Oporto para salir de la disco pagas todo lo que has bebido al final de la noche en la puerta) pero para una cosa. En cuanto llegue a la puerta le digo: "mira estoy cansando. Ya nos vemos otro día, vale? me encuentro mal,no sé que me pasa en la barrida" o una chorrada de estas. Y me largo con la excusa y ya otro día santas pascuas.
Entonces ella va subiendo las escaleras que nos lleva a la puerta y se da la vuelta:
-Pero es que no sé qué me vas a apotar tú como persona.
Acto seguido le digo: Adios tía. Me doy la vuelta para volver a la pista de baile, donde están las otras. Me coge del brazo y le pego un tirón: "quita, por favor". Y me largo. Allí están las otras. Pero están apaticas. No les digo nada, me pido algo, hablo un poco con una, jijijaja, me echo unas risas con una anécdota típica de conversación. Y luego me despido.
Me revienta la pena en la cama y me cago en mi puta nación.
El problema. El Orco de Moria se junta con ella. Ahora estamos meses después, y sé que le ha dicho que soy un guarro, un tío cualquiera como los demás de cabrón. Un puto embustero y similares. Lo sé... esas cosas se saben, vosotros lo sabéis. Creo que la chavala es tan distante como asertiva conmigo por eso. Como si quisiera acercárse, pero en el último momento se lo pensara mejor. Esa es la actitud que le veo a la piba.
Y me quema por dentro. Porque me gusta tela...
Por favor, algún consejo, porque a veces uno se siente en situaciones que no ha vivido y no sabe que hacer.
Perdón por la mierda de ladrillo.
Representación alegórica del error de aquella noche.
Resulta que me mola que te cagas una que está por aquí conmigo de erasmus. Contaré su actitud hacia a mí, para dar los mayores detalles acerca de la relación que tiene conmigo:
La piba me da toques de atención. Es simpática, bonita y muy divertida. Y siempre tiene la manía de contarme chistes, me lo paso muy bien con ella. A pesar de que no es de mi grupo, y la veo poco, me habla por el "feisbu" y hasta a veces me llama para ver donde estoy y si he salido (No sé por qué, joder, siempre me viene mal u estoy con otra gente en otro lado y al final se hace imposible vernos), y entonces como no quedo con ella nunca, pues a veces se muestra reacia. No sé si es porque le molo o es que sencillmente es muy buena gente. La chavala se junta con otro grupo claro, entre las que abundan tías buenas (en los dos sentidos) y orcos de la meseta de Gorgoroth. Una en concreto es un orco de Moria...
El Orco de Moria Ay sí... el Orco de Moria. A veces hacemos locuras. Lo admito, fuí un gilipollas, tenéis todo el derecho del mundo a reíros de mí. En septiembre, al inicio de mi erasmus, era un lobo en un territorio nuevo... un disparatado lobo que cazó la primera tipa que le dio coba más por guarrear y decir: "aquí está mi polla, enteráos todas", que por hacer las cosas bien. Lo admito... fallo jodido. Y me lié con esa tía.
Entonces. Aclarando el tema... la historia va tristemente sobre el Orco de Moria, no sobre la pibita que me quita el aliento:
Noche, recreo nocturno de fin de semana, emociones a flor de piel. Dulce néctar del alcohol acompañado de pasiones y expectativas sobre el deseo de conocernos entre todos. Las pollas están armadas para la batalla y listas para descargar, los coños se abren lubricados ante la seguridad de que se saben lejos de sus sitios de orígenes, a salvo de las miradas conocidas que las pongan en el cajón de putas. Allí estoy yo, mirando el coto. La chavala que me gusta la tengo conocida de unas dos semanas, pero es la segunda vez que la veo... Sí... es muy receptiva. Rara, pero receptiva. Estamos en la discoteca, bailando, hablando de vez en cuando. Sólo falta una cosa: apartarla del grupo con cualquier excusa y tirarle el beso. Pero aparece el Orco de Moria. Mi mente debería ser fuerte, pero el orco se muestra receptivo... y el alcohol y el ansia en el que todos alguna vez hemos caído juega en mi contra. Pienso "bah! obsesionarse con una es de maricones, pilla lo que puedas. ¿Y si al final no te follas a la otra? Fóllate a esta pedazo de mierda y deja de quejarte" Empiezo a vender mi dignidad...
La beso, nos vamos. La otra lo ve. Estamos en una esquina liándonos (Al menos yo ponía de mi parte, ella pegaba los labios a los míos y movía la lengua en un repugnante baile de saliva). Y de repente me dice: "¿Qué haces?"
Yo-¿Qué hago?
Ella-Sé que te gusta X.
Yo-Sí... pero tú también, has encartado y ahora sólo quiero estar contigo.
Ella-Pero es que tú no me gustas.
Yo-Psss, entonces? Yo distingo entre distintos grados de gustarme una tía, aquí hay 20 mil q me gustan más que tú, pero me has parecido simpática (empezaba a no resultármelo), y ahora sólo quiero estar contigo. Sé que a tí también te pasa lo mismo.
Ella-Perdona. Sí, no te enfades.
Nos seguimos liando. A mí empieza a repugnarme. Entonces llega el momento, el momento de la calentura. El momento en que uno de los dos lo dice:
Ella- ¿Qué hacemos ahora? (magreándome)
Yo- No sé, ¿conoces un sitio íntimo?
Ella- Pero es que yo no quiero hacerlo (dicéndolo como si tuviera preparada la respuesta, para chulearme).
Yo- Psss... no vamos a hacer nada que tu no quieras. Si estás comoda sin hacerlo, yo también. Ahora sólo quiero besarte y conocerte. (Mentira de las gordas, lo único que quería era irme lejos de esa loca, porque me estaba repugnando).
Ella- Sí bueno... pero ahora follamos y... ¿qué? Te acuestas y ya está, ¿no?
Yo- Poco me conoces.
Me intento ir pero me para. Me pide perdón por segunda vez, por si me ha ofendido. Me invita a que nos vayamos a su casa. Acepto a regañadientes. Pero ocurre algo más. Su trastorno de personalidad límite (seguramente lo tenga), modifica su actitud de culpabilidad rápidamente por:
Ella- Pero es que no te conozco... tú ves esto normal?
Yo- Tía. Que ya está, que paremos de hacer esto. Que parecemos con 20 años. Vamos con los demás.
Ella- Perdón, perdón. No quería ofenderte. Venga vamos a pagar y nos vamos. No te mosquees, si lo decía porque no sé, quiero conocerte más...
Acepto ir a pagar (sí, en Oporto para salir de la disco pagas todo lo que has bebido al final de la noche en la puerta) pero para una cosa. En cuanto llegue a la puerta le digo: "mira estoy cansando. Ya nos vemos otro día, vale? me encuentro mal,no sé que me pasa en la barrida" o una chorrada de estas. Y me largo con la excusa y ya otro día santas pascuas.
Entonces ella va subiendo las escaleras que nos lleva a la puerta y se da la vuelta:
-Pero es que no sé qué me vas a apotar tú como persona.
Acto seguido le digo: Adios tía. Me doy la vuelta para volver a la pista de baile, donde están las otras. Me coge del brazo y le pego un tirón: "quita, por favor". Y me largo. Allí están las otras. Pero están apaticas. No les digo nada, me pido algo, hablo un poco con una, jijijaja, me echo unas risas con una anécdota típica de conversación. Y luego me despido.
Me revienta la pena en la cama y me cago en mi puta nación.
El problema. El Orco de Moria se junta con ella. Ahora estamos meses después, y sé que le ha dicho que soy un guarro, un tío cualquiera como los demás de cabrón. Un puto embustero y similares. Lo sé... esas cosas se saben, vosotros lo sabéis. Creo que la chavala es tan distante como asertiva conmigo por eso. Como si quisiera acercárse, pero en el último momento se lo pensara mejor. Esa es la actitud que le veo a la piba.
Y me quema por dentro. Porque me gusta tela...
Por favor, algún consejo, porque a veces uno se siente en situaciones que no ha vivido y no sabe que hacer.
Perdón por la mierda de ladrillo.
Representación alegórica del error de aquella noche.