Victor I
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Ea, a ver quien tiene huevos a leérselo entero...121:121
Ensayo sobre las consecuencias del reconocimiento social de la mujer como ciudadano con igualdad de derechos.
INTRODUCCIÓN
Os amo, os necesito, os deseo, os debo los mejores momentos de mi vida. Sois la luz de mi existencia, la dinámica de mis pajas, la savia de mis furibundas erecciones, el destino de mis huesos junto a los vuestros en la tumba final. Queridas mujeres, libidinosos ángeles, no soy nada sin vosotras, no somos nada ninguno de nosotros, pero lo emocional y los pecados románticos no deben imponerse sobre la Verdad: el espacio que habéis ganado lo ha perdido la Humanidad. Cuanto más peso tiene lo femenino, cuanto más se oye vuestra voz, cuanto más decisiones quedan en vuestras manos, más terrible es el futuro que nos espera. ¿Amáis a vuestros hijos y aún así os empeñáis en conducirles hacia la extinción?
Es innegable, vivimos la peor de las épocas. La Historia esta llena de guerras cruentas, de mortíferas hambrunas, de epidemias incurables, de locura y desesperación, de seres humanos fustigados por terribles pesares. En otro tiempo la disidencia se pagaba con la hoguera y los iconoclastas subían al patíbulo a probar su cabeza contra el hacha el verdugo. No existían derechos ciudadanos, ni amparo legal ni una mínima esperanza en la justicia de los poderosos. El pueblo no era más que una masa embrutecida sobre cuyas espaldas pacían las pezuñas de los satánicos aristócratas. Casi todo era peor pero compensaba, la vida era más dura pero....MENOS ESTÚPIDA.
Hoy no hay autos de fe ni derechos feudales, no hay campesinos famélicos prostituyendo a sus hijas, por desgracia todo eso pasó y un Apocalipsis mayor ocupa su lugar: hay mujeres en los despachos tomando decisiones, coños locos y hormonados dirigiendo los destinos de millones de personas. Esto si que es sufrir, esto son torturas y no las de la Inquisición; esto si que son latigazos y no los que caían sobre el lomo de los esclavos. Peor que la peste y la viruela es el virus de la idiocia, incurable, crónico, ignominioso. Es un enfermedad que desespera, que desarma y que, (¡oh, capitán, el barco se hunde!)… convence. Deja al enfermo sin capacidad de reacción, lo abduce, lo somete, lo anula, obligándole a participar en la gran Idiocracia Colectiva. Ha sido la mujer, cien veces impura, mil veces irresistible, la portadora del germen, el elemento contaminante, la génesis de la imbecilidad universal.
Antes éramos salvajes, ahora somos gilipollas
CONSECUENCIAS
-Divinización de la infancia. Para una hembra no existe otro dios que su camada. Vivimos en un mundo infantilizado de niños-dioses, de tiránicos pequeñuelos imponiendo sus caprichos y bienestar sobre el progreso y el sentido común. Todo está condicionado a los deseos y las necesidades de la infancia. La sociedad, la legislación, el sistema económico, las relaciones personales, todas las manifestaciones sociales, se han puerilizado, hemos convertido el mundo en una inmensa guardería. Lo “maternal”, lo “infantil”, han ocupado un espacio que antes quedaba reducido a las escuelas y los hogares y que hoy, gracias al cada vez más relevante papel de la mujer en la sociedad, se ha expandido como una plaga y lo domina absolutamente todo. Pon a una madre en tu vida, y lo primero que hará será enseñarte la foto de su nene y hablarte durante dos horas de las monerías de la criatura. Pon millones de madres en la sociedad haciendo el trabajo de un hombre y el mundo se despeñará por las colinas de la ñoñería y los cromos de Pokemon.
-Dramatización de la conducta humana. Todos los sabemos. Lo saben los productores televisivos y los gurús del marketing. También Corín Tellado estaba enterada. A la mujer le gusta el drama, ser la protagonista de una tragedia doméstica, recibir su ración diaria de paroxismo y pornografía emocional, sacarlo todo fuera y convertir el más mínimo incidente en un momento trascendental. Más mujeres, más lágrimas, más histeria, más indigencia mental y menos autocontrol. Neuras para todas, modelos de histrionismo y sobreactuación. Esto es lo que la mujer aporta, excesos dramáticos y berrinches de portera. Su descalabro hormonal y su irracionalidad inherente se extienden como una lepra hacia todos aquellos que se comparten su vida con estos maravillosos e inestables seres. Es obligación del marido soportarlas, apaciguar sus neuras, consolarlas en sus abismos de tristezas y llantinas. Pero no hay sociedad que resista un ejército de hembras ejerciendo a braga suelta su insania natural. No hay sistema económico que pueda sobrevivir si las mujeres no son capaces de asexualizarse y no dar muestras de su desesperante volatibilidad. La sensibilidad (de baja calidad) se deja en casa, queridas.
-"Psicologuización" de la sociedad. En pocas palabras, la sobredosis de profesionales de la psicología y sus demoledoras consecuencias. Cada psicólogo sale al mundo con la misión de ir recolectando clientes a base de crear toda clase de miedos, traumas y desequilibrios. El psicológo ve pacientes por todas partes, ve neuras, fobias y desórdenes en cada individuo con el que se cruza. Esto es terrible en si, la existencia de esta especialidad y las manías de sus acólitos. Pero mientras que Freud, Adler o el divino Jung, eran genios cuyas ideas nos enriquecen y divierten a todos, quienes han continuado su labor, no han sabido mantener el espíritu libertario y lúdico de sus próceres primigenios. ¿Por qué ha ocurrido esto? Las facultades se han llenado de mujeres, esta presunta ciencia ha caído en sus garras y hemos llegado a un descuadre absoluto donde es imposible distinguir al profesional del enfermo. Una explosión nuclear hubiera sido más benigna para nuestra civilización que esta miriada de psicólogas merodeando por nuestras calles con su título y sin bozal, iluminadas, redentoras, titulares del pendón de la salvación universal. El mundo sufre y ellas son la medicina. Nos quieren rescatar del agua con un salvavidas de plomo.
-Desactivación del sistema de selección. La imposición de cuotas y el establecimiento de un sistema educativo donde priman los valores femeninos: diálogo, negociación, trabajo en grupo, flexibilidad,...aniquila las opciones académicas de la mayoría de los varones. En esta coñocracía muchos de los genios que admiráis habrían terminado convertidos en estibadores portuarios. ¿Quien hubiera publicado un libro a Bukowski o a Celine? ¿Que universidad o academia hubiera rendido honores a tantos y tantos ilustres misóginos de bata blanca? ¿Dónde puede un iconoclasta dar salida a sus capacidades superiores? La organización del sistema educativo y los valores que promueven asesinan los fundamentos del talento masculino: competitividad, independencia, determinación, audacia,...Los tiempos y los sistemas que vivimos no están hechos para los grandes hombres. Hoy todo destello de heterodoxia queda sepultado por los protocolos, la rutina, la extrema convencionalidad, en un mundo timorato, cordial y femenino.
-La inercia. Es el movimiento natural de la mujer. Para la vida, para el pensamiento, para el amor y por supuesto, para la reivindicación. No saben parar, no pueden su sistema nervioso, sus sinapsis, su morfología cerebral las incapacita absolutamente. No es una cuestión racional, es una cuestión genética. Da igual el motivo, la razón, no importa la justicia o la ética. Quejarse, maullar, convertirse en las eternas agraviadas. Todo, siempre, en todas partes. Han convertido al machismo en un enemigo atmosférico, en un ente ubicuo, omnipotente, en un hidra que es necesario decapitar sin descanso. Todo es motivo de opresión, siempre está el patriarcado maltratador minusvalorando su talento, restándolas oportunidades del convertir el mundo en la nueva Atlántida de coños victoriosos. Merecen más, no importa en que inmerecido pedestal las haya puesto la vida. Son mejores, da igual la ponderación real de su talento. Su lamento, fundamentando o no, durará mil años más que la eternidad. Pero no actúan así por egoísmo o falta de empatía, no es el hambre o la represión los que la hacer hablar: es la inercia, la costumbre, una fuerza que arrancó generaciones atrás y sobre la que van montada.
-Feminización del hombre. Todo se perdona menos esto, porque este es precisamente el pecado original, lo que deja sin pilares la estructura de la Historia, de la Humanidad, de la Esencia. Un hombre que actúa y piensa como una mujer es la muerte de la Razón. El Ocaso de los Dioses, La decadencia de Occidente, ponerle el nombre que más os guste. Es el Fin, el Horror, la inevitable extinción de la especie humana. Desde los Australopitecus hasta el Homo Sapiens, el viaje más glorioso del Universo para terminar involucionando en una decadente e irrecuperable Coñocracia. El macho ha muerto y le ha sucedido otro ser, con el que comparte pene pero no virtudes. Entre las piernas lucen los mismos atributos pero ni sus formas, ni sus capacidades pueden igualarse. Observar a los hombres de ataño, hombres que aún caminan por nuestras calles, que supieron convertir lo excepcional en ordinario. Somos peluches a su lado, pura gelatina edulcorada, músculo degradado, las propias mujeres miran con repulsión su obra, reclamando machos dominantes, machos autoritarios y asertivos, hombres que ellas mismas han emasculados. Este es el resultado de haber pisoteado lo patriarcal, de haber educado a generaciones de polluelos bajo el ala de mama gallina, de millares de profesionales de la docencia, mujeres todas ellas, sirviendo como modelo, transmitiendo valores espurios, cuyas consecuencias no podían ser otra que esta laxitud moral, física e intelectual. Nunca existió tan poca distancia entre una catedrática y una ramera, nunca lo excelente fue tan vulgar, nunca lo grosero fue tan bien acogido.
CONCLUSIÓN
No debería haberlo escrito jamás. Pero hay obligaciones morales que están por encima de nuestras decisiones personales. Tengo el deber de hacerlo, hay razones superiores. No estoy ciego y debo hablar, debo poner voz a esta catástrofe que está a un milímetro de roer la última resistencia de cordura que aún no ha cedido. Dentro de unos años será tarde, será inútil, todo estará definitivamente perdido, incluso el recuerdo y la Historia como referencia y aliento. No habrá nada a nuestras espaldas, no habrá días de gloria, antiguos resplandores que reverdecer. También derribarán las estatuas, también castrarán a los héroes. El presente y el futuro ya es suyo, ahora van a por el pasado, a reconquistar la Historia, a convertir la anécdota en el hecho capital de los siglos.
El punto clave de este genocidio de género, no es que la mujeres, al igual y seguramente en menor medida que los hombres, tenga defectos y se solacen recreándose en ellos, la tragedia se define por una sociedad que las acoge con ramos de palma y lejos de tratar de corregirlos, los calla y los tolera, hace la vista gorda y deja que barco se hunda. La mujer, en su eterna perfección no debe ser molestada. Y no defiendo la maldad intrínseca de las mujeres, no digo que su esencia esté irremediablemente corrompida, que sean antídotos naturales contra el amor y la bondad humana, pero varias décadas de feminismo rampante nos han demostrado que el avance social, lo elevado, la genialidad, rebasar límites, salirse del camino y encontrar nuevos espacios ignotos de civilización, es una cuestión viril, hay que avanzar desde lo masculino, a pollazo limpio, como se han hecho las cosas toda la vida: CON DOS COJONES.
Anhelo una dolorosa catarsis, una destrucción purificadora, una tábula rasa que nos devuelva a las cavernas, cuando las virtudes esenciales decidían la supervivencia de los más válidos. No hay vuelta atrás, no esperanza posible en un reconocimiento de los errores cometidos, no existe la capacidad de arrepentimiento. Es un todo o nada, un salto en el tiempo, una voltereta mortal que nos devuelva varios siglos atrás. Hay que recuperar los valores clásicos, abortar el experimento del "Todos iguales" y las cuotas por decreto, que vamos a perder más por buenos que por tontos.
No me odiéis, queridas mías, a vuestros pies, caballeroso y rendido, estaré siempre. Mandareis sobre mi corazón, dominareis mi deseo, daréis hálito a mis esperanza y mi felicidad, gobernaréis mi alma entera, pero no puedo dejaros las llaves del coche ni la redacción de las leyes. Elegid el color de las cortinas y el hotel de las vacaciones, ser como Mercedes Alcántara aka Miss Cuéntame, pero no queráis salvar el mundo, que eso son cosas de hombres
¡OOOHHHH YEEAHHHHHH! :25:25:25:25
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