Barley
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- 29 Mar 2008
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Hubo un tiempo en el que el hombre vivió en un mundo conocido como la Arcadia, idealizado por los autores de Occidente -o eso nos tienta pensar-; así fue hasta que surgió el Estado, institución con la que nacieron los impuestos, los cargos sociales y las instituciones totales.
Para distinguir las sociedades en las que no había instituciones estatales de otras en las que existían aquéllas se usa el concepto acuñado por Fried de Estado prístino, el cual se diferencia de Estado secundario. El primero hace referencia a aquellos Estados en los que no existían situaciones preexistentes que estimulasen el proceso de formación estatal -mientras que en el segundo caso sí que se dan algunas facilidades-; aun así el mero hecho de que una sociedad tenga que convivir con otras hace que existan situaciones que suponen la modificación de sus rasgos.
Son pocas las civilizaciones que la antropología arqueológica considera como prístinas, a saber: Mesopotamia -civilizaciones mesopotámicas, más bien-; Perú; Mesoamérica -sociedades indias-; Egipto; Valle del Indo; culturas del Río Amarillo y Creta, serían las principales. En todos estos lares no existían condiciones previas que augurasen que pequeñas aldeas se convirtiesen en grandes imperios, ya que tenían un contacto reducido con otras culturas.
Algo que podría ayudar a comprender la aparición de los Estados prístinos sería el surgimiento de la agricultura, inequívoco rasgos de las civilizaciones hidráulicas. Una civilización hidráulica es aquella en la que el uso de técnicas relacionadas con el control de fuentes cercanas de agua permite el desarrollo de la misma.
¿Y por qué la agricultura desempeña un papel protagonista en este proceso? Pues porque permite algo que de ninguna manera otorga la vida errante del cazador: estabilidad. Los agricultores podían desarrollar, en espacios sedentarios, instituciones especiales que estimulaban la mayor producción de alimentos.
Algunos antropólogos han bautizado a los primeros intensificadores de la producción como big men, es decir: jefes o grandes hombres. Estos líderes suponían para sus súbditos tanto un referente ético como una fuente de sustento para los mismos. Es bastante plausible el que estos sujetos, en ciertas circunstancias en las que el grupo necesitaba estar especialmente unido, se convirtiesen progresivamente en líderes fuertes, los primeros guías anónimos de nuestra especie; tenían el poder de hacer que los hombres combatiesen o trabajasen para ellos, según les resultase conveniente.
Es importante hacer hincapié en la idea de que no bastaba el que se recurriese tan sólo a la fuerza, también tenía mucho peso en la reputación ante los miembros de la aldea el papel redistribuidor, sirviendo los banquetes en ese sentido de refuerzos de los lazos intragrupales.
En suma, un hombre podía tener el poder absoluto a través de la conquista guerrera y la intensificación de la producción, pero, ¿y qué hay acerca del hecho de que su dominio pudiese perpetuarse en el tiempo? No bastaba con que fuese hábil en diferentes aspectos, necesitaba reproducirse, por lo que no tenía más remedio que casarse, en otras palabras: fundar una dinastía. Por lo tanto, se concluyen que tres fueron las formas originales de concentrar el poder: la fuerza, la producción y el matrimonio.
Haciendo un resumen, se podría decir que los axiomas aquí presentados, o que se deducen del contenido del texto, son los siguientes:
+ No existen situaciones que favorezcan la formación del Estado o el cambio social, salvo si una aldea contacta con otra -para bien o para mal de la misma-, se ve forzada a emigrar, o sufre alguna situación adversa que la obligue a buscar refugio en conductas sedentarias.
+ El contacto con otras culturas es una de las principales causas que explican, dependiendo del caso, tanto la prosperidad como la ruina de una sociedad.
+ El agua es vital: sin fuentes de agua, sencillamente, no es posible ningún tipo de asentamiento estable o posible civilización (este factor quizá es el más importante).
+ Los jefes guerreros y redistribuidores se convirtieron progresivamente en gobernantes permanentes responsables del control coactivo de la producción y el consumo.
+ A medida que crecía la producción, más crecía el poder de las dinastías y sus dirigentes; y a largo plazo, también la extensión geográfica de los territorios dominados.
Y finalmente, os dejo un interesante vídeo acerca del que fue uno de los más grandes imperios de la antigüedad, hoy olvidado prácticamente por completo.
Para distinguir las sociedades en las que no había instituciones estatales de otras en las que existían aquéllas se usa el concepto acuñado por Fried de Estado prístino, el cual se diferencia de Estado secundario. El primero hace referencia a aquellos Estados en los que no existían situaciones preexistentes que estimulasen el proceso de formación estatal -mientras que en el segundo caso sí que se dan algunas facilidades-; aun así el mero hecho de que una sociedad tenga que convivir con otras hace que existan situaciones que suponen la modificación de sus rasgos.
Son pocas las civilizaciones que la antropología arqueológica considera como prístinas, a saber: Mesopotamia -civilizaciones mesopotámicas, más bien-; Perú; Mesoamérica -sociedades indias-; Egipto; Valle del Indo; culturas del Río Amarillo y Creta, serían las principales. En todos estos lares no existían condiciones previas que augurasen que pequeñas aldeas se convirtiesen en grandes imperios, ya que tenían un contacto reducido con otras culturas.
![image004.jpg](https://ies-sapereaude.org/pps/TECNOLOGIA/web%20tecnologia/web%20Demian%20Romero/El%20Antiguo%20Egipto_archivos/image004.jpg)
Algo que podría ayudar a comprender la aparición de los Estados prístinos sería el surgimiento de la agricultura, inequívoco rasgos de las civilizaciones hidráulicas. Una civilización hidráulica es aquella en la que el uso de técnicas relacionadas con el control de fuentes cercanas de agua permite el desarrollo de la misma.
¿Y por qué la agricultura desempeña un papel protagonista en este proceso? Pues porque permite algo que de ninguna manera otorga la vida errante del cazador: estabilidad. Los agricultores podían desarrollar, en espacios sedentarios, instituciones especiales que estimulaban la mayor producción de alimentos.
![foto_trigo.jpg](https://www.imss.gob.mx/recetarios/common/images/img_ensaladas/foto_trigo.jpg)
Algunos antropólogos han bautizado a los primeros intensificadores de la producción como big men, es decir: jefes o grandes hombres. Estos líderes suponían para sus súbditos tanto un referente ético como una fuente de sustento para los mismos. Es bastante plausible el que estos sujetos, en ciertas circunstancias en las que el grupo necesitaba estar especialmente unido, se convirtiesen progresivamente en líderes fuertes, los primeros guías anónimos de nuestra especie; tenían el poder de hacer que los hombres combatiesen o trabajasen para ellos, según les resultase conveniente.
Es importante hacer hincapié en la idea de que no bastaba el que se recurriese tan sólo a la fuerza, también tenía mucho peso en la reputación ante los miembros de la aldea el papel redistribuidor, sirviendo los banquetes en ese sentido de refuerzos de los lazos intragrupales.
En suma, un hombre podía tener el poder absoluto a través de la conquista guerrera y la intensificación de la producción, pero, ¿y qué hay acerca del hecho de que su dominio pudiese perpetuarse en el tiempo? No bastaba con que fuese hábil en diferentes aspectos, necesitaba reproducirse, por lo que no tenía más remedio que casarse, en otras palabras: fundar una dinastía. Por lo tanto, se concluyen que tres fueron las formas originales de concentrar el poder: la fuerza, la producción y el matrimonio.
![isis-osiris2-small.jpg](https://www.phoenician.org/isis-osiris2-small.jpg)
Haciendo un resumen, se podría decir que los axiomas aquí presentados, o que se deducen del contenido del texto, son los siguientes:
+ No existen situaciones que favorezcan la formación del Estado o el cambio social, salvo si una aldea contacta con otra -para bien o para mal de la misma-, se ve forzada a emigrar, o sufre alguna situación adversa que la obligue a buscar refugio en conductas sedentarias.
+ El contacto con otras culturas es una de las principales causas que explican, dependiendo del caso, tanto la prosperidad como la ruina de una sociedad.
+ El agua es vital: sin fuentes de agua, sencillamente, no es posible ningún tipo de asentamiento estable o posible civilización (este factor quizá es el más importante).
+ Los jefes guerreros y redistribuidores se convirtieron progresivamente en gobernantes permanentes responsables del control coactivo de la producción y el consumo.
+ A medida que crecía la producción, más crecía el poder de las dinastías y sus dirigentes; y a largo plazo, también la extensión geográfica de los territorios dominados.
Y finalmente, os dejo un interesante vídeo acerca del que fue uno de los más grandes imperios de la antigüedad, hoy olvidado prácticamente por completo.