El otro «Día D». Sobre las bondades de los americanos en Eur

Frente Negro

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16 Mar 2004
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Gracias a la impagable y pedagógica tarea de Hollywood, hoy sabemos que los soldados norteamericanos intervinieron en la segunda guerra mundial con armas tales como sonrisas, terrones de azúcar, chicles y biblias de la factoría John Smith. En Madrid, estos días, al socaire del aniversario del famoso “Día D” —6 de junio— se expone incluso una colección de fotografías de soldados de color que cayeron en las costas de Normandía y que, por tanto, jamás regresarían a casa. Fueron, sin duda, víctimas de aquellos esbirros de Mefistófeles, las “bestias pardas” y sus aliados que, éstos sí, combatían con armas mortíferas y además pretendían —muy aviesos ellos— quitarnos los domingos de fútbol y las vacaciones pagadas.

El problema de este cuento de hadas es que luego vienen los historiadores —a los que ahora hay que sumar a algunos soldados “irresponsables” que no tienen otra ocurrencia que llevar encima cámaras digitales— y nos aguan la fiesta. ¿Por qué digo esto? Ediciones Payot, de Francia, publicó el año pasado un libro del profesor J. Robert Lilly titulado La face cachée des GI’s. Les viols commis par les soldats américains en France, en Anglaterre et en Allemagne pendant la Seconde Guerre mondiale que, a mi juicio, debería ser de obligada lectura para nuestros escolares y para algún madurete que aún sigue enganchado a sus pulgares.

Según este historiador norteamericano, especializado en cuestiones de criminología, entre 1942 y 1945, alrededor de 17.000 mujeres y niños fueron violados en territorio europeo por soldados de las barras y las estrellas. Lilly data en 2.420 violaciones en Inglaterra, 3.620 violaciones en Francia y 11.040 violaciones en Alemania, y añade un dato más: el 84% de los violadores eran militares de color. Sólo la mitad de los violadores fueron, en mayor o menor grado, sancionados. En Francia, país “aliado” —como Inglaterra, no nos olvidemos de este dato—, únicamente 21 militares —18 negros y 3 blancos— fueron fusilados sumariamente por estas prácticas aberrantes. En Alemania, por contra, la situación fue infinitamente más permisiva: sólo una tercera parte de los violadores fueron sancionados y no hubo ni una sola condena a la pena capital. “À l’époque des viols en Allemagne —escribe J. Robert Lilly—, les soldats noirs bénéficièrent par ailleurs d’une sorte de réhabilitation en raison de leur contribution à l’effort de guerre” [“Durante la época de las violaciones en Alemania, los soldados negros se beneficiaron por otra parte de una especie de rehabilitación en razón de su contribución al esfuerzo de guerra”].

El libro contiene una minuciosa tipología sobre los autores de las agresiones y sus víctimas, así como interesantes precisiones sobre un gran número de actos vandálicos cometidos por los norteamericanos. Desgraciadamente, el texto no aborda la “liberación” de Italia donde las violaciones a mujeres y niños —con la inestimable ayuda humanitaria de los “partisanos” y las bandas mafiosas, que colaboraron ampliamente con los invasores a cambio de inmunidad para sus actividades delictivas—, alcanzaron momentos verdaderamente dantescos y cifras aún más espeluznantes.

Conviene desmitificar, al calor de aquella fecha, las “ansias liberadoras” de los europeos durante la segunda guerra mundial. Baste recordar, escasos días después del desembarco norteamericano en las costas normandas, los informes del periodista Rex North, censurados por la Psychological Warfare Division, el aparato de guerra psicológica del ejército norteamericano, y que, en 2001, en el n. 73 del The Journal of Modern History, fueron reproducidos ampliamente. En uno de sus párrafos podemos leer: “El sesenta por ciento de la población local nos detesta. Lo peor es que incluso uno de cada dos [franceses] prefiere a los alemanes, y así es imposible tomar confianza con los indígenas [sic.]. Como todos, yo esperaba que las tropas aliadas serían acogidas como liberadoras, pero he aquí que una semana después me siento rechazado por los franceses. Creía encontrar una población hambrienta y oprimida que esperaba a nuestros soldados con impaciencia, y el caso es que la mitad de los franceses que he encontrado en Normandía no tienen ningunas ganas de ser ‘liberados’”.

El prólogo es de Fabrice Virgili.

Juan C. García
5.VI.2004

couv_face_cachee_gi.jpg

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https://es.geocities.com/miamigopic/
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La guerra saca al exterior lo peor del ser humano.El caos en que se halla una zona en conflicto
hace que cosas inadmisibles en tiempos de paz sean algo normal.
 
Es increible la manipulacion de muchos documentales y libros de historia.
En los que incluso se llega a decir que el uso de la bomba "H" era practicamente necesario. Y es que como siempre se dice, la historia la escriben los que ganan, y ganaron los americanos.
 
Tambien es cierto que posiblemente el autor tenga unas marcadas ideas ultraderechistas.
Con esto no quiero decir que todo lo que se cuenta no sea cierto. No creo que nadie piense realmente que los americanos llegaron como salvadores castos y angelicales. Una guerra es una guerra...
Pero tambien es cierto que depende de quien escriba la crónica se pueden sacar conclusiones muy distintas.

Como ejemplo: toma un libro de historia Español y otro Francés, y compara lo que hablan de las diversas guerras que ha habido entre ambos.

P.D. Como sigas hablando mal de los yankis vendran a por tiiii...

captain_america.jpg
 
Re: El otro «Día D». Sobre las bondades de los americanos en

Frente Negro rebuznó:
Gracias a la impagable y pedagógica tarea de Hollywood, hoy sabemos que los soldados norteamericanos intervinieron en la segunda guerra mundial con armas tales como sonrisas, terrones de azúcar, chicles y biblias de la factoría John Smith.

Esto es insultante para casi todos. Supongo que sería el autor del texto el que se creía eso y un día leyó un libro y se enteró de lo que es una guerra, pero que no nos venga de iluminado, que eso la mayoría ya lo sabíamos.
 
Dredd rebuznó:
Tambien es cierto que posiblemente el autor tenga unas marcadas ideas ultraderechistas.

Va a ser eso.

A estas alturas nadie va a dudar que harían lo que podrían porque como bien se ve, es una ley del universo esto de las violaciones y demás parafernalia. En tiempos de guerra y en tiempos de paz.

Pero intentar enturbiar con ello la deuda histórica que tenemos con los americanos (y no sólo en la Segunda Guerra Mundial, sino hasta el año 89), parece poco elegante.

Saludos

O
 
¡Y que les explote un portaviones!

A mi los americanos me deben Cuba.

Y los cruceros acorazados de Oquendo, Teresa, Vizcaia y colón...
 
Re: El otro «Día D». Sobre las bondades de los americanos en

Frente Negro rebuznó:
Gracias a la impagable y pedagógica tarea de Hollywood, hoy sabemos que los soldados norteamericanos intervinieron en la segunda guerra mundial con armas tales como sonrisas, terrones de azúcar, chicles y biblias de la factoría John Smith. En Madrid, estos días, al socaire del aniversario del famoso “Día D” —6 de junio— se expone incluso una colección de fotografías de soldados de color que cayeron en las costas de Normandía y que, por tanto, jamás regresarían a casa. Fueron, sin duda, víctimas de aquellos esbirros de Mefistófeles, las “bestias pardas” y sus aliados que, éstos sí, combatían con armas mortíferas y además pretendían —muy aviesos ellos— quitarnos los domingos de fútbol y las vacaciones pagadas.

El problema de este cuento de hadas es que luego vienen los historiadores —a los que ahora hay que sumar a algunos soldados “irresponsables” que no tienen otra ocurrencia que llevar encima cámaras digitales— y nos aguan la fiesta. ¿Por qué digo esto? Ediciones Payot, de Francia, publicó el año pasado un libro del profesor J. Robert Lilly titulado La face cachée des GI’s. Les viols commis par les soldats américains en France, en Anglaterre et en Allemagne pendant la Seconde Guerre mondiale que, a mi juicio, debería ser de obligada lectura para nuestros escolares y para algún madurete que aún sigue enganchado a sus pulgares.

Según este historiador norteamericano, especializado en cuestiones de criminología, entre 1942 y 1945, alrededor de 17.000 mujeres y niños fueron violados en territorio europeo por soldados de las barras y las estrellas. Lilly data en 2.420 violaciones en Inglaterra, 3.620 violaciones en Francia y 11.040 violaciones en Alemania, y añade un dato más: el 84% de los violadores eran militares de color. Sólo la mitad de los violadores fueron, en mayor o menor grado, sancionados. En Francia, país “aliado” —como Inglaterra, no nos olvidemos de este dato—, únicamente 21 militares —18 negros y 3 blancos— fueron fusilados sumariamente por estas prácticas aberrantes. En Alemania, por contra, la situación fue infinitamente más permisiva: sólo una tercera parte de los violadores fueron sancionados y no hubo ni una sola condena a la pena capital. “À l’époque des viols en Allemagne —escribe J. Robert Lilly—, les soldats noirs bénéficièrent par ailleurs d’une sorte de réhabilitation en raison de leur contribution à l’effort de guerre” [“Durante la época de las violaciones en Alemania, los soldados negros se beneficiaron por otra parte de una especie de rehabilitación en razón de su contribución al esfuerzo de guerra”].

El libro contiene una minuciosa tipología sobre los autores de las agresiones y sus víctimas, así como interesantes precisiones sobre un gran número de actos vandálicos cometidos por los norteamericanos. Desgraciadamente, el texto no aborda la “liberación” de Italia donde las violaciones a mujeres y niños —con la inestimable ayuda humanitaria de los “partisanos” y las bandas mafiosas, que colaboraron ampliamente con los invasores a cambio de inmunidad para sus actividades delictivas—, alcanzaron momentos verdaderamente dantescos y cifras aún más espeluznantes.

Conviene desmitificar, al calor de aquella fecha, las “ansias liberadoras” de los europeos durante la segunda guerra mundial. Baste recordar, escasos días después del desembarco norteamericano en las costas normandas, los informes del periodista Rex North, censurados por la Psychological Warfare Division, el aparato de guerra psicológica del ejército norteamericano, y que, en 2001, en el n. 73 del The Journal of Modern History, fueron reproducidos ampliamente. En uno de sus párrafos podemos leer: “El sesenta por ciento de la población local nos detesta. Lo peor es que incluso uno de cada dos [franceses] prefiere a los alemanes, y así es imposible tomar confianza con los indígenas [sic.]. Como todos, yo esperaba que las tropas aliadas serían acogidas como liberadoras, pero he aquí que una semana después me siento rechazado por los franceses. Creía encontrar una población hambrienta y oprimida que esperaba a nuestros soldados con impaciencia, y el caso es que la mitad de los franceses que he encontrado en Normandía no tienen ningunas ganas de ser ‘liberados’”.

El prólogo es de Fabrice Virgili.

Juan C. García
5.VI.2004

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El escritor este ademas es del kkk, no me jodas los violadores eran en su mayoria de color( en la segunda guerra mundial el numero de soldados de minorias etnicas de los estados unidos no llegaban al 1%) No os acordais de las luchas en los años 50 por los derechos de los negros(Martin Luther King, Malcom X...), estaban relejados a un segundisimo plano.
Eso si los yankis son han sido y son unos hijos de puta en toda intervencion militar en la que han intervenido( guerra de corea, segunda guera mundial, vietnam, guerra del golfo...)
Por cierto nadie habla del papel tan importante que tuvo la URSS en la segunda guerra mundial
 
O rebuznó:
Dredd rebuznó:
Tambien es cierto que posiblemente el autor tenga unas marcadas ideas ultraderechistas.

Va a ser eso.

[]
Saludos

O

No queria decir que eso lo justificara todo, solo era una suposición. Me basaba en que escribe un libro sobre los abusos de los soldados americanos, que ni por un segundo he dudado de ellos, pero lo hace cargando la culpa mayoritariamente en los negros. Si eso no es ser de la ultraderecha yanky... Como han puesto, los soldados de color en la segunda guerra mundial eran una pequeña minoria. Y ni por asomo ocupaban puestos de oficiales, que en definitiva son los últimos responsables de los abusos por permitirlos.


Y como ejemplo de lo que se hace en una guerra, recordad que los rusos al princio eran aliados de Alemania, y cometieron alguna que otra atrocidad entre los polacos; los cuales despues pasaron a ser aliados, con lo que toco manipular "un poco" la historia para enterrar ciertos asuntos.
 
Creo que las "ansias liberadoras"de los amigos yanquis es algo que estamos observando gracias a la tecnología en camaras digitales de última generación :taca
 
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