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- 28 Jul 2003
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Dejando de lado programas de marujeo como los de las grandes Gil&Pollas de Empaña como la Mary Tere Campos o Alicia Selapilla, cuando enchufo la tele por las mañanas, siempre hay por ahí algun canalete en el que reponen en buen horario series de grato recuerdo como puedan ser Cosas de Casa (la del Urkel) o El Príncipe de Bel-Air. Dos series que la inmensa mayoría nos tragamos como cosacos y que estuvieron de moda durante largo tiempo…
¿Qué llamaba mucho la atención de estas series? Que tenían por protagonistas a personas negras, afroamericanas o como carallo queráis llamarlos… algo que por aquí nos parecía cuanto menos llamativo, por la falta de costumbre… (por cierto, sin menosprecio de ningún tipo, a partir de ahora diré “blancos” y “negros”, no lo considero un insulto y sí un modo de abreviar).
Además, las series eran bastante cachondas, al menos en sus primeras emisiones… claro que al final acababas deseando torturar lentamente al pesadísimo del Urkel y más aún a su alter ego Stephano (que no era más que él mismo en plan chulo-chanchi, y que sin las gafas lucía unos ojos de sapo que te cagas)… y en el caso del Will Esmit, a la octava reposición te sabías la frase que iba a decir en cada momento y la cosa perdía su gracia…
Pues bien, ahora, analizándolo con ojos más maduretes y con más experiencias y situaciones vividas, lo que me parece más sorprendente de estas series es la total diferenciación de razas de la que hacían gala y aún hoy la hacen sus secuelas:
Los protagonistas, los buenos, eran la familia, obviamente negra, ya que si apareciesen miembros color leche, habría que sospechar ciertos deslices… sin embargo, los malos, los tontos, los personajes a tener en baja estima en definitiva, acostumbraban a ser blancos.
Ejemplos: en el caso de la Urkel-serie, el jefe policía de Carr, que era tontolculo, hablaba con la Z y le daba el coñazo a Raquel, era blanco. En un episodio en el que robaban en la casa Winslow, los ladrones eran de raza blanca. Y aunque los pretendientes chulitos malo-malosos de Laura eran afros, los amigüitos pelotillas de estos, más rastreros aún, solían ser blancos.
En El Príncipe de Bel-Air: el amigo pringao imitador de Will, Kellog, el profesor de lengua medio imbécil, el preparador físico bigotudo del equipo de baloncesto, un amiguete que le pasa anfetaminas al Carton en otro episodio, un atracador que intenta robar la tienda de Will en la Universidad… todos ellos eran blancos.
Me llama poderosamente la atención el hecho de que la mayoría de personajes no negros, blancos específicamente, que aparecen en pantalla en estas series, suelen interpretar papeles negativos.
Del mismo modo, cuando hablan de héroes deportivos, o iconos culturales, sólo citan a los de su raza (cuando hablan belleza citan a Naomi Campbell o Tyra Banks, que están buenísimas, pero jamás a la Crawford o Schiffer, si es de deporte, a las hermanas Williams o Tiger Woods, pasando literalmente de Agassi, Sampras o Nicklaus, lo de la música lo veo más lógico, aún así todos sus favoritos son no blancos…). Una forma de reafirmarse que para algunos podría pasar por desprecio hacia los que no son de su color.
No sé cómo interpretar este hecho… ¿racismo inverso…? ¿…o simple reacción lógica de endogamia, de encerrarse en sí mismos, ante el racismo de la sociedad de la que son minoría…? En todo caso, a mi esta actitud, que según me han dicho es reflejo de la realidad social americana, y lo mismo en el caso de España en cuanto a otras razas, no me parece acertada por su parte…
Este es un tema delicaíllo, y más aún en este foro, si queréis opinar sin radicalizar y sin sacar el tema de nazis y antifascistas de turno, por mí cojonúo porque creo que la cuestión es interesante. Si se convierte en lo de siempre, Nako, cierra el hilo sin miramientos…
Quepassssa dixit
¿Qué llamaba mucho la atención de estas series? Que tenían por protagonistas a personas negras, afroamericanas o como carallo queráis llamarlos… algo que por aquí nos parecía cuanto menos llamativo, por la falta de costumbre… (por cierto, sin menosprecio de ningún tipo, a partir de ahora diré “blancos” y “negros”, no lo considero un insulto y sí un modo de abreviar).
Además, las series eran bastante cachondas, al menos en sus primeras emisiones… claro que al final acababas deseando torturar lentamente al pesadísimo del Urkel y más aún a su alter ego Stephano (que no era más que él mismo en plan chulo-chanchi, y que sin las gafas lucía unos ojos de sapo que te cagas)… y en el caso del Will Esmit, a la octava reposición te sabías la frase que iba a decir en cada momento y la cosa perdía su gracia…
Pues bien, ahora, analizándolo con ojos más maduretes y con más experiencias y situaciones vividas, lo que me parece más sorprendente de estas series es la total diferenciación de razas de la que hacían gala y aún hoy la hacen sus secuelas:
Los protagonistas, los buenos, eran la familia, obviamente negra, ya que si apareciesen miembros color leche, habría que sospechar ciertos deslices… sin embargo, los malos, los tontos, los personajes a tener en baja estima en definitiva, acostumbraban a ser blancos.
Ejemplos: en el caso de la Urkel-serie, el jefe policía de Carr, que era tontolculo, hablaba con la Z y le daba el coñazo a Raquel, era blanco. En un episodio en el que robaban en la casa Winslow, los ladrones eran de raza blanca. Y aunque los pretendientes chulitos malo-malosos de Laura eran afros, los amigüitos pelotillas de estos, más rastreros aún, solían ser blancos.
En El Príncipe de Bel-Air: el amigo pringao imitador de Will, Kellog, el profesor de lengua medio imbécil, el preparador físico bigotudo del equipo de baloncesto, un amiguete que le pasa anfetaminas al Carton en otro episodio, un atracador que intenta robar la tienda de Will en la Universidad… todos ellos eran blancos.
Me llama poderosamente la atención el hecho de que la mayoría de personajes no negros, blancos específicamente, que aparecen en pantalla en estas series, suelen interpretar papeles negativos.
Del mismo modo, cuando hablan de héroes deportivos, o iconos culturales, sólo citan a los de su raza (cuando hablan belleza citan a Naomi Campbell o Tyra Banks, que están buenísimas, pero jamás a la Crawford o Schiffer, si es de deporte, a las hermanas Williams o Tiger Woods, pasando literalmente de Agassi, Sampras o Nicklaus, lo de la música lo veo más lógico, aún así todos sus favoritos son no blancos…). Una forma de reafirmarse que para algunos podría pasar por desprecio hacia los que no son de su color.
No sé cómo interpretar este hecho… ¿racismo inverso…? ¿…o simple reacción lógica de endogamia, de encerrarse en sí mismos, ante el racismo de la sociedad de la que son minoría…? En todo caso, a mi esta actitud, que según me han dicho es reflejo de la realidad social americana, y lo mismo en el caso de España en cuanto a otras razas, no me parece acertada por su parte…
Este es un tema delicaíllo, y más aún en este foro, si queréis opinar sin radicalizar y sin sacar el tema de nazis y antifascistas de turno, por mí cojonúo porque creo que la cuestión es interesante. Si se convierte en lo de siempre, Nako, cierra el hilo sin miramientos…
Quepassssa dixit