Libros Entrevistas a autores

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14 Dic 2004
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STAN LEE, EL REY DEL CÓMIC
Me encanta crear villanos

<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0"><tbody><tr><td>
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</td></tr><tr><td style="text-transform: uppercase;" align="right">JAVIER OCAÑA</td></tr><tr><td align="left">Stan Lee pasea por Beverly Hills, a unos metros de su oficina. Solicita al fotógrafo que no lo haga posar en plena calle: «Por aquí me conocen».</td></tr></tbody></table>
Sus superhéroes han cautivado a niños y adultos de todo el mundo. Pero pocos conocen al cerebro detrás de Spider-Man, Hulk, Los 4 Fantásticos o X-Men. Ante el estreno de Iron Man, la nueva película de Marvel, visitamos en Los Ángeles al hombre que empezó como chico de los recados en una editorial y acabó revolucionando la historia del cómic.


Stanley Martin Lieber nació en Nueva York el Día de los Inocentes de 1922. Han pasado 85 años y parece no haber perdido esa inocencia, cuando habla de sus superhéroes, al menos. Por lo demás, este hijo de inmigrantes rumanos pobres de solemnidad es hoy uno de los pocos millonarios del mundo del cómic. En 1940, con 17 años, se puso a trabajar como chico de los recados en una editorial llamada Timely y, en noviembre de 1961, un tebeo titulado Los 4 Fantásticos, firmado por Stan Lee y el dibujante Jack Kirby, veía la luz. Nacía el Universo Marvel, una saga de héroes que cambiaría la historia del cómic para siempre. Bajo la batuta de Stan Lee, artistas como Kirby, Steve Ditko o Don Heck hicieron de Marvel una superpotencia editorial de la historieta, posición que mantiene casi 50 años después. Lee sigue vinculado a la empresa de su vida, disfrutando, como fan y beneficiario, de éxitos cinematográficos como Spider-Man o X-Men. Ahora, el imperio Marvel contraataca con Iron Man (en España, el cómic apareció como El Hombre de Hierro) y aprovechamos el nuevo estreno (30 de abril) para repasar con Stan Lee su vida, una aventura a la altura de su obra.


XLSemanal. Ha hecho cameos en Spider-Man, X-Men, Hulk, Daredevil y Los 4 Fantásticos. ¿Repite en Iron Man?
Stan Lee.
Mejor no le adelanto nada. Se reirá al verlo. Sólo le digo que Robert Downey Jr. es perfecto como Iron Man.

XL. También le gustaba salir en sus cómics, ¿no?
S.L.
¡Oh, sí! Era muy divertido. En el número en que Reed Richards y Sue Storm [Los 4 Fantásticos] se casan, Jack Kirby y yo intentábamos colarnos en la boda. Hice lo mismo en la película Los 4 Fantásticos y Silver Surfer, sin Jack [falleció en 1994]. Hubiera sido genial haber aparecido con él.
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Los 4 fantásticos. «Mi jefe quería un equipo de superhéroes, como uno de la competencia que era un éxito. Llevábamos 20 años copiando a otros. Intenté hacer algo original por una vez. No ocultarían su identidad; no usarían trajes (acabaría poniéndoselos); uno de ellos era un monstruo; no sé dónde leí algo sobre rayos cósmicos y me dije: `Sufren una exposición y adquieren superpoderes´. Fue un bombazo.»

XL. ¿Qué siente al ver sus personajes en la gran pan
talla?
S.L.
Voy al cine como un espectador más. No lo veo como si fuera mi creación. Me relajo y disfruto.

XL. En unos años, al menos siete personajes de Marvel estrenarán película: Nick Fury, Spider-Man, Silver Surfer, Ant Man, Thor, X-Men, Wolverine y Hulk. ¿Cómo se siente?
S.L.
Estoy encantado. También hay un proyecto con el Doctor Extraño. Tengo ganas de verlos todos.

XL. ¿Sigue trabajando con algún personaje de Marvel?
S.L.
No. Lo último fue un álbum de Los 4 Fantásticos, hace más de un año, aunque no sé si estuve a la altura.

XL. ¿Recuerda el primer cómic que le impresionó?
S.L.
Capitán América. Antes de entrar en Timely. Luego, mi primer guion fue una aventura [mayo de 1941] del Capitán.

XL. Ya que está, vayamos un poco al pasado. Sus comienzos...
S.L.
Mi padre estaba en paro, así que, mientras estudiaba, yo hacía todo tipo de trabajos. Acabé el instituto y pensé que era hora de buscar un empleo, digamos, serio. Un tío mío me dijo que buscaban a alguien en Timely, donde él trabajaba. Me pareció interesante trabajar en una editorial y aprender, algo temporal. Hablé con Joe Simon [cocreador, con Jack Kirby, de Capitán América, Antorcha Humana o Namor] y me contrató como chico de los recados por ocho dólares semanales. Por aquel entonces, nadie respetaba a los que hacían cómics.

XL. De eso hace casi 70 años, sigue vinculado a la misma empresa. No está mal para ser algo temporal...
S.L.
[Se ríe] Bueno, fue cambiando de nombre, Timely, Atlas y Marvel, en los 60. Ahora soy presidente emérito, aunque no sé muy bien qué significa [risas]. Sigo siendo el mejor fan de Marvel, pero tengo mi propia empresa: POW! Entertainment. Pronto verá nuestros nuevos proyectos.

XL. De chico de los recados ascendió a editor. ¿Le ayudó eso de ser pariente del dueño?
S.L.
Bueno, sólo éramos Simon y Kirby –editaban, escribían y dibujaban–, Martin Goodman, mi tío político, y poco más. Un día, Simon y Kirby se fueron, yo tenía 17 años, Martin me puso al mando «hasta encontrar a la persona adecuada». Ocupé el puesto más de 30 años.

XL. ¿En qué consistía su trabajo?
S.L.
Era responsable de todo lo que publicábamos, escribiendo o comprando historias a terceros. También era director de arte, ya que los dibujos tenían tanto peso dramático como la historia en sí. Durante 20 años hice todo lo que mi jefe me pedía; básicamente, repetir fórmulas de éxito. ¿De vaqueros? Pues de vaqueros. ¿De guerra? Pues de guerra, de terror, de todo, vamos, menos arriesgarse a crear algo nuevo.

XL. No lo recuerda muy alegre, ¿pensó dejarlo alguna vez?
S.L.
Creía que perdía el tiempo, aunque toda esa experiencia fue luego vital para mí y Marvel. Siempre le decía a mi mujer: «Unas semanas más y me voy». Entonces lograba un aumento o surgía algún proyecto para nuevas revistas y recuperaba el interés. El tiempo fue pasando, un día eché cuentas y resulta que llevaba allí 20 años. Ahora, sí que quería irme. Martin quería historias cada vez más simples, para niños o adultos poco inteligentes [risas]. Prohibido palabras de más de dos sílabas, simplificar al máximo los argumentos, nada de historias de varios números... Él pensaba que los lectores no eran capaces de recordar el hilo de un mes para otro. ¡Imagínese!

XL. ¿Alguna vez quiso dedicarse a otra cosa?
S.L.
Siempre tuve otras inquietudes, ser actor, pero nunca tuve tiempo [risas]. Me encantaría escribir un guion, pero eso requiere mucha dedicación y sigo muy ocupado. Siempre digo que, si algún día me retiro, escribiré uno.

XL. No tiene pinta de que vaya usted a retirarse nunca...
S.L.
Sí, soy de la misma opinión [se ríe].

XL. De hecho, escribir un guion no suena mucho a retiro...
S.L.
[Se ríe] Tiene razón, nunca lo había visto de esa manera.

XL. En noviembre de 1961 salió el primer número de Los 4 Fantásticos, inicio del Universo Marvel. Por primera vez publicaban algo original. ¿Cómo convenció a su jefe?
S.L.
Martin me dijo que DC Comics –entonces, National Comics–, nuestro gran rival, había lanzado un álbum llamado La liga de la justicia [Superman, Batman, Mujer Maravilla, Flash, Linterna Verde, Aquaman y Detective Marciano], que se vendía como rosquillas. Así que, para variar, me pidió algo parecido. No podía más. Lo hablé con mi mujer y me dijo: «Stan, antes de despedirte, por qué no aprovechas esta oportunidad y escribes una historia como a ti te gusta. Lo peor que puede pasar es que te despidan. Total, ¡vas a renunciar de todos modos!». Hice Los 4 Fantásticos.

XL. ¿No tuvo problemas con Goodman?
S.L.
Siempre me decía: «Stan, no te preocupes por los diálogos ni por los personajes. La gente quiere acción». Lo lanzamos sin decirle nada, funcionó y se quedó encantado.

XL. Según dice, parece que Marvel triunfó pese a Goodman...
S.L.
No, sin él hubiera sido imposible. Era un hombre de negocios, no veíamos las cosas igual, pero nos entendíamos bien.
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Dr. Victor von Doom. «Necesitaba a alguien tan inteligente como Reed Richards [de Los 4 Fantásticos], no un monstruo. Debía tener una imagen colorista y Jack Kirby creó una obra maestra. El rey de Latveria, como monarca, podía entrar en EE.UU., realizar sus villanías y acogerse a su inmunidad como jefe de Estado. En cualquier caso, querer dominar el mundo no es un delito contemplado en el Código Penal.»
XL. Su primer supervillano fue Victor von Domm, rival de Los 4 Fantásticos y rey de Latveria. ¿Ha estado alguna vez allí?
S.L.
[Risas] He escrito tantas veces ese nombre que acabé por creer que existía ese país. Estoy muy orgulloso de Latveria. Mucha gente me ha dicho: «Perdona, Stan, me he vuelto loco mirando el mapa, pero no consigo encontrarlo» [risas]. Me encantan los malos, sobre todo Von Doom, Galactus, todos.

XL. ¿Hay diferencias entre crear supervillanos o superhéroes?
S.L.
Un héroe no evoluciona tanto. Aunque se puede desarrollar, sigue siendo el mismo un número tras otro, sin embargo, necesitas un villano diferente en cada aventura. A veces usas el mismo en varios números o lo recuperas, pero necesitas nuevos enemigos. Me encanta crear villanos.
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Hulk. «Buscaba una especie de Dr. Jekyll & Mr. Hyde. `Hulking brute´ [bestia gigantesca] era la expresión que lo definía, y de ahí surgió Hulk. Kirby dibujó un monstruo genial, terrible pero empático. En principio era gris, pero en la imprenta hicieron una pequeña chapuza. En algunas páginas salía un verde claro; en otras, oscuro; otras, casi negro. Al verlo verde, me gustó y decidí que se quedara así. Le daba un toque original.»
XL. Luego vino Hulk, un superhéroe que pierde el control sobre sí mismo, de piel verde..., causaría gran impacto, ¿no?
S.L.
Mi idea era crear un superhéroe que, a la vez, fuera un monstruo. Un ser bueno, pero brutal. ¿Recuerda Frankenstein [de 1931], con Boris Karloff? Siempre pensé que el monstruo era un buen tipo, no quería dañar a nadie, y aquel puñado de idiotas con antorchas no dejaba de perseguirlo.

XL. ¿Cuánto tardó en convencer a Goodman para que le diera total libertad creativa?
S.L.
Trabajaba siempre a sus espaldas. Cuando le hablé de Spider-Man, el tercer superhéroe que lanzamos, casi le da algo. Yo no conseguía quitármelo de la cabeza. Se lo comenté a Kirby y me dibujó un héroe demasiado seguro de sí mismo, fuerte, poderoso. No era lo que buscaba y se lo pasé a Steve Ditko, que dio con el traje perfecto. Cuando llegaron las cifras de circulación, Martin se me acercó y me dijo: «Stan, ¿recuerdas a ese tal Spider-Man que nos gustó tanto a los dos? ¿Hagamos una serie con él?». A partir de ahí todo vino rodado. Ya nunca me decía que no a nada: Thor, Daredevil, Dr. Extraño, X-Men y demás. Los libros funcionaron tan bien que nunca más volví a pensar en renunciar.
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Spider-man. «Quería hacer un superhéroe adolescente, con problemas económicos, preocupaciones familiares y toda clase de complejos juveniles... `Ni se te ocurra publicar algo así –me dijo me jefe–. Además, la gente odia las arañas.´ Lo publiqué a sus espaldas en una serie que íbamos a cancelar, el típico número al que nadie presta atención. Puse a Spider-Man en portada. Fue el cómic más vendido en muchos meses.»
XL. Spider-Man sigue siendo hoy el más popular. ¿La clave?
S.L.
No lo sé, los lectores, muchos adolescentes, se identificaron con facilidad. El traje que diseñó Ditko tiene algo que atrae a la gente, y estaba excelentemente ilustrado. También sus habilidades, por primera vez un superhéroe trepaba como un insecto, lanzaba una red... Quiero pensar también, por lo que me toca, que estaba muy bien escrito.

XL. En los primeros años de Marvel, creó entre 20 y 30 personajes. ¿No le quitaba el sueño tanto superhéroe?
S.L.
[Se ríe] Nunca tuve el vértigo a la hoja en blanco, el bloqueo del escritor. Creaba uno y ya pensaba en el siguiente.

XL. ¿Qué método seguían, cómo se organizaban?
S.L.
No escribía estrictamente un guion. Le contaba mi idea al artista y les dejaba dibujar. Yo los coordinaba y, cuando acababan, agregaba los textos, era la única forma de sacar tantos álbumes. Todos ganamos, eso hizo mi vida más fácil, ellos desarrollaron su talento y las historias mejoraron.

XL. ¿Hasta cuándo llevó ese ritmo de trabajo?
S.L.
En 1970, me nombraron director, contraté escritores y editores y empecé a pasar más tiempo dando conferencias y entrevistas. Pasé a ser una especie de portavoz de Marvel.
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XL. Muchos de los que trabajaron con usted le acusan de quedarse con todo el crédito de esos personajes de Marvel...
S.L.
Siempre he dicho que soy coautor. Junto con Ditko creé Spider-Man; con Kirby, Los 4 Fantásticos, Hulk...; Iron Man, con Don Heck. Los periodistas me presentaban como «el creador de Spider-Man» y demás. Ditko o Kirby lo leían y se enfadaban, pero no era culpa mía. Sin ellos, nada hubiera sido igual.

XL. Kirby era uno de los grandes dibujantes de la época. Para algunos, el más importante de la historia del cómic...
S.L.
Totalmente de acuerdo. Era el mejor. No importa lo rápido que dibujara, todo lo que tocaba era bueno.

XL. ¿Y Ditko –«la figura más misteriosa en la historia del cómic», se dice de él–, cómo era en las distancias cortas?
S.L.
Sí, era una persona muy cerrada. Siempre evitó la publicidad, las entrevistas, es muy suyo.

XL. En su época tenían una máxima: «Un superhéroe de Marvel nunca muere». ¿En alguna ocasión ha tenido ganas de deshacerse de alguno de ellos?
S.L.
No, los quiero demasiado. Nunca pensé: «Odio a este personaje, no me acaba de cuadrar». Disfruté con todos igual.XL. Aun así, siempre asignaba a sus personajes un talón de Aquiles. ¿Le gustaba hacerlos sufrir?
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X-Men. «Se me ocurrió un grupo de héroes marginados que sufrían mutaciones que los dotaban de superpoderes. No necesitaba de más explicaciones. Los llamamos Los Mutantes, pero no funcionaba. Eran héroes con poderes extras. Ya le había puesto nombre al jefe, Profesor Xavier, ¿por qué no X-Men? Si nadie sabía lo que era un mutante, tampoco sabrían lo que era un X-men.»
S.L.
[Se ríe] ¡Oh, no!, sólo que así es más interesante. Si un personaje es completamente infalible y no tiene nada de qué preocuparse, pierde valor. Adoro a Superman, pero sabes que no le puede pasar nada. Era demasiado perfecto.

XL. Hombre, creo que tenía cierta aversión a la kriptonita...
S.L.
Es cierto, pero era un peligro exterior. Mis personajes se debaten consigo mismos, pueden ser sus peores enemigos, tienen problemas cotidianos, hay más profundidad emocional. La arrogancia de Spider-Man es su mayor amenaza, Hulk es un peligro para sí mismo, Thor se torna vulnerable cuando se convierte en su álter ego humano, en fin... Superman y Batman, en aquellos años, al menos, no sufrían tanto.

XL. ¿Un héroe no puede ser infalible?
S.L.
Para ser héroe debes superar grandes dificultades. El talón de Aquiles, la debilidad, ayuda a crear la empatía hacia el personaje. Le da más emoción.
XL. Iron Man/Tony Stark tiene problemas de salud, financieros, es alcohólico... Se cebó un poco con él, ¿no?
S.L. [Risas] Eso lo hace más grande. Pese a todo, no se rinde y sigue luchando. Para mí, eso es un verdadero héroe.

XL. Los 4 Fantásticos sufrieron exposición a rayos cósmicos; Hulk, a rayos gamma; Spider-Man a radiactividad... ¿Se documentaba científicamente para crear sus personajes?
S.L.
Ni tenía tiempo ni hacía falta. No sé qué son los rayos cósmicos o gamma, pero suenan lo suficientemente creíbles. Si hubiera conocido más tipos de rayos, se los hubiera aplicado a otros personajes [se ríe].

XL. La mayoría de sus personajes son de Nueva York... ¿Qué le hizo mudarse a Los Ángeles?
S.L.
Me parecía un paraíso, el clima, los espacios abiertos, el mar a mano. Por aquel entonces hacíamos dibujos animados y contratábamos para ello a unos estudios en Los Ángeles. Les dije a mis jefes que deberíamos hacerlos nosotros mismos y que yo estaba dispuesto a `sacrificarme´ y mudarme a California para montar un estudio. «Todo sea por la compañía» [se ríe]. Se quedaron encantados.

XL. ¿Recuerda la primera película de Superman?
S.L.
Sí, claro. Era estupenda. Me encanta su ironía, el humor que la recorre, como el gag de la cabina telefónica. Entra para cambiarse y se da cuenta de que no hay puerta [se ríe].

XL. La primera vez que un superhéroe Marvel se hizo de carne y hueso fueron las series Spider-Man y El increíble Hulk, con Lou Ferrigno. ¿Quedó satisfecho?
S.L.
Spider-Man fue un desastre, pero Hulk tuvo mucho éxito. Estaba muy pensada. En los cómics, Hulk hablaba, ya sabe: «Hulk, ¡golpear, matar!». Hubiera quedado un poco cursi, así que prescindimos de ello. Hulk no hablaba en absoluto.

XL. ¿Le dio Lou Ferrigno algún abrazo?
S.L.
[Se ríe] Cuando nos tomaban fotos, a su lado, parecía un espantapájaros. Al darnos la mano, le decía: «Si aprieto muy fuerte, avísame, no quisiera hacerte daño» [risas]. Es la persona más amable que he conocido. Él salía cinco minutos por capítulo, pero todos esperaban su aparición. Tenía el cuerpo perfecto para el papel, la musculatura, era muy alto [1,95 m y 138 kg]. Se mantuvo en antena cinco años [1978-1982].

XL. En la serie, Bruce Banner es David, ¿de verdad lo cambiaron porque Bruce tenía connotaciones homosexuales?
S.L.
[Risas] Sí, fue cosa del productor. Aunque en un capítulo en el que el Dr. Banner va al cementerio, en su lápida se lee «David Bruce Banner».

XL. También trabajó con Pamela Anderson en Stripperella, una serie animada para televisión...
S.L.
Siempre quise hacer una historia con una superheroína atractiva y cuando conocí a Pamela, hallé la inspiración adecuada. ¿Quién no querría ver una versión en cómic de Pamela, una de las mujeres más deseadas? Fue muy divertido trabajar juntos. Ella sabe bien lo que el público quiere.

XL. Sí, no me cabe duda... ¿Necesitó documentarse para crear el personaje?
S.L.
Habría estado bien pasar algunas horas en algún ‘club de caballeros’ estudiando a las bailarinas, por el bien de la serie, por supuesto [se ríe]. Infelizmente, no tuve tiempo, tuve que confiar en mi imaginación y en mis recuerdos de juventud

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<table border="0"> <tbody><tr><td valign="top">«Trabajando con Don Heck, nos inspiramos en Howard Hughes, que había construido y volado en sus propios aviones. Buscaba un héroe como él, inventor, magnate y aventurero. Lo llamé Tony Stark. Para mostrar alguna debilidad, su talón de Aquiles, le puse un trozo de metralla cerca del corazón. Siempre tendría que llevar un dispositivo para que su corazón siguiera latiendo. Tal vez no sea convincente desde el punto de vista médico, pero él es un superhéroe y yo no soy cardiólogo [risas].»


Los colores
«Batman diseñó su traje para ocultarse en la oscuridad. Stark, a diferencia de Bruce Wayne, es un magnate pagado de sí mismo, al que le gusta llamar la atención. No es raro que use el oro y el rojo para crear una armadura robusta, pero muy chic.»

La armadura
«Construida con una combinación de resistentes metales como hierro o titanio, es una especie de chaleco antibalas ignífugo y autopropulsado por energía solar, baterías eléctricas y absorción de partículas beta.»

El casco
«Unas finas lentes protegen sus ojos cuando lo necesita, como en misiones submarinas o espaciales. Un visor interior permite a Tony Stark recibir información de satélites y otros dispositivos a su disposición.»

El pecho
«Hay una razón vital para que brille este medallón situado sobre el corazón. ¡Tampoco vamos a contarlo todo!»

Las manos
«Con las palmas emite rayos de energía que aturden a sus enemigos. También son un sistema de dirección en vuelo. Otras armas a su disposición son el generador de pulso electromagnético y un campo de energía.» </td> <td valign="top">
</td> </tr> <tr> <td colspan="2"> </td></tr></tbody> </table>
 
Creo que es la primera vez que un periodista español hace una entrevista a alguien que representa al género superheroico desde el punto de vista serio y riguroso.Sin pretender infantilizar el medio ni ridiculizar a sus lectores....Claro que eso de que "pocos" lo conocen ...en fin
 
Totalmente en serio, acostumbrado a las entrevistas planas de agencia que abundan por el país esta se agradece, que no todo es el marca y el as.
 
Cierto, a ver si en el número que viene hay cartas de marvel fans....

¿no escaneaste las fotos de la revista?
 
La entrevista está muy bien, pero los fans tenemos miles de preguntas que nos olemos, no se harán jamás (o si se le hacen, no hará más que sortearlas como siempre): ¿existía realmente un pique DC-Marvel o todo quedaba en los correos?; ¿se reconcilió con Kirby?, ¿sabía que durante años, a principio de los 90 muchos fans opinaban que usted no hizo nada en sus cómics, sólo poner la firma?, y etc...

Eso sí, estupendo ver lo marchoso que sigue el abuelo.
 
ENTREVISTA A JAIME MARTÍN
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Hace ya mes y medio que en la sección de cómics del Cabaret Eléctric invitamos a Jaime Martín y hasta ahora no he podido ponerme con la traducción del audio, que es en catalán y pueden descargar aquí. Aprovechen porque Jaime no es muy dado a aparecer en radio o televisión. Me confesó que lo pasa muy mal y no le gusta nada, así que no me queda más que agradecerle mucho que aceptara mi propuesta para venir al programa y hablar en directo de su trabajo más reciente, Lo que el Viento Trae (Norma Editorial); y ahí vamos, porque es, sin duda, uno de los mejores álbumes de autor español publicados en lo que llevamos de 2008, con un guión soberbio y un tratamiento gráficamente exquisito, brutal, que demuestra que estamos ante uno de nuestros mejores autores, como bien se han dado cuenta en Francia, donde ha recibido el premio al mejor cómic de género negro del Festival de Polar et Noir de Penmarc'h (Francia).

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De hecho, por lo que pude hablar con él, el álbum está funcionando muy bien en Francia, en Dupuis andan la mar de encantados con el resultado y ya se le empieza a acumular el trabajo, cosa que me alegra enormemente. No me extraña que funcione: dejé el álbum a doña absenta, a quién podríamos encuadrar dentro del tipo de lectora casual de historieta, y se lo tragó entusiasmada y enganchada. Lo mismo sucedió con Txell Bonet, la directora y presentadora del Cabaret, y coautora de la entrevista que a continuación les dejo. Por cierto, lo único que parecía preocupar a Jaime era el desenlace del álbum, ya que piensa que no es el típico final de impacto tradicional en el cómic de horror, y que eso podía defraudar a los aficionados al género. Algo de razón tiene, pero por otro lado lo cierto es que funciona muy bien, al fin y al cabo no estamos ante una historia de ocho páginas para la Warren o la EC, sino ante una historia honesta, con grandes personajes y muy muy trabajada. Un pedazo de tebeo, vamos. Y ahora sí, les dejo con la charla.

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Absence: Hola Jaime. Eres un autor de cómics vocacional: ya desde muy pequeño tenías claro que era lo que querias ser

Jaime Martín: Sí, desde pequeño. Con 14 años ya quería ser pintor, aunque también me atraían las carreras de motos; luego quise ser judoka y al final, con un poco más de juicio, decidí que mi futuro sería el de dibujante de cómics.

Absence: ¿Judoka? Eso me suena mucho a cultura de barrio de los 70. Te diste a conocer sobre todo en El Víbora, con historias de marginación urbana como Los Primos del Parque y la trilogía de Sangre de Barrio, que te convirtió en uno de los autores más importantes de la revista.

Jaime Martín: Eso decían. En aquella epoca el tema del cómic era más pujante que ahora para los autores españoles. En los 90 hubo una crisis, coincidiendo con la primera guerra de Irak. No sé si es casualidad o qué, pero Bush padre jodió el cómic al provocar una crisis del petroleo y el posterior encarecimiento del papel. Y ahora el hijo sigue dando por el culo con una guerra que afecta a los precios y, por tanto, a lo que cuestan los tebeos. No sé si tiene que ver, pero yo me me monto la película para darles caña a los Bush.

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Absence: ¿Se nota a faltar El Víbora? Aparecía mensualmente y reunía autores que hacían historieta urbana, y ahora ese espacio no existe.

Jaime Martín: Lo encuentro a faltar un poco, la verdad es que sí. Hay un tipo de autores y de lectores que encuentran a faltar este tipo de cómic, llámalo contestatario, radical o como quieras. Debería salir alguna revista de este tipo, digital o en papel.

Txell Bonet: Lo que el vientro trae cuenta una historia de miedo. En el álbum explicas que tu familia era aficionada al género del suspense y el terror.

Jaime Martín: Sí. Era una familia un poco rara. Ya de entrada mi madre era judoka, mis hermanas eran karatekas y mi abuelo practicaba el boxeo. Y a todos les gustaban las pelis de miedo.

Txell Bonet: Por un momento, cuando te referías a tu abuelo he pensado que ibas a decir que era cirujano; porque el tema de la cirugía planea sobre toda la historia, y para documentarte leíste tratados de cirugía del siglo XIX que te ayudaron la ambientación.

Jaime Martín: Sí. Era indispensable. Hay una relacion directa entre el miedo, el terror y la medicina. La cirugía da miedo.

Absence: Es algo que se explica muy bien en el álbum. Lo que el Viento Trae tiene tres ejes argumentales claros: la introducción de la cirugía en el mundo rural, la Revolución Rusa y un cuento de miedo inspirado en una leyenda catalana.

Jaime Martín: En realidad no tengo ningún referente directo sobre la leyenda; me la explicó mi amigo Josep Maria Beà: en las montañas de Girona, en el siglo XIX, habitaba un loco que cuando soplaba la tramontana se giraba, y si se cruzaba con alguien por el bosque lo asesinaba de manera muy violenta. Me gustaba la idea de mezclar esta historia de miedo, de personaje psicópata, con la medicina, y trasladarla a un entorno aún más aspero, como lo eran los pueblos de la estepa rusa de la época prerevolucionaria, una sociedad rural reducida, primitiva, cerrada y salvaje.

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Txell Bonet: Has investigado también en las leyendas rusas. Mentas a la bruja Baba Yaga o a los Wurdalak de Chejov. Como persona que no siente debilidad por el género de terror, que no lo consume demasiado, leyendo el álbum he notado esa mezcla de atracción y repulsión hacia el género que tu explicabas tener cuando eras pequeño. No sé si es por el entorno solitario y nevado, pero encuentro que es una historia también muy entrañable. Hay gore y violencia, pero los personajes están movidos por grandes sentimientos. Me ha gustado mucho. Y luego está el trabajo con el color, inspirado en autores rusos.

Jaime Martín: Para mi era muy importante que tuviera el punto realista, con un tratamiento importante de los personajes, que fueran como nosotros, seres humanos con problemas y manías, y que el componente fantástico estuviera controlado. No me gusta que se desborde la fantasía y que los personajes acaben lanzando rayos mágicos por los ojos. Ese lado de la fantasía no me atrae.

Absence: La música que nos acompaña durante la entrevista (La Polla Records, AC/DC, Sade) la has escogido tú . ¿Es la que escuchas para trabajar?

Jaime Martín: Cuando he de realizar la parte más delicada, de más detalle, escucho cosas tranquilas, como Sade o Bebel Gilberto. Y cuando hay prisa, o sobre todo cuando trabajo con el color, que me gusta hacerlo de manera más directa, que parezca inmediato, me pongo La Polla Records, AC/DC, Megadeath, Motorhead. Energía que escuchaba de adolescente.

Absence: Eres un prefesional de muy larga trayectoria, pero Lo Que el Viento Trae es tu primer trabajo realizado para el mercado francés, para una colección de prestigio de la editorial Dupuis. ¿Como accedes al mercado vecino?

Jaime Martín: Bueno, una editorial francesa ya editó Sangre de Barrio hace unos años, pero eso era una obra hecha para El Víbora y luego exportada. El contacto con Dupuis fue gracias a mi agente, un dibujante retirado que se dedica al diseño gráfico; vio mi trabajo y me dijo que era completamente capaz de conseguirme trabajo en Francia; y es verdad, en dos meses ya estaba todo acordado.

Absence: ¿Y tus próximas obras también están planteadas para ser publicadas primero en Francia?

Jaime Martín: Sí, totalmente. Tengo muy claro que donde me puedo ganar la vida es en Francia, donde hay un mercado potente que me permite seguir con mi profesión. En los ochenta aún podía conseguirlo trabajando para el mercado español, pero ya no es así. Estoy recibiendo clases de francés, voy cogiendo soltura, me escribo así con mi agente, y para darme ánimos pienso que dentro de diez años seré capaz de escribir mis guiones, las historias, directamente en esa lengua. Quizá sea una tontería, pero me motiva mucho ese objetivo.

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Txell Bonet: Y tanto que sí. Leo que para el álbum llegaste a diseñar un trineo en 3D para dibujarlo mejor. Es un buen ejemplo de tu perfeccionismo. Está todo muy documentado, sin anacronismos.

Jaime Martín: Realicé una inmersión total.

Absence: ¿Cuánto tiempo invertiste en la realización del álbum?

Jaime Martín: Año y medio.

Absence: ¿En exclusiva?

Jaime Martín: Casi. Lo alterné con poca cosa más, en concreto las clases que imparto en la Escuela Joso.

Absence: Eso es todo, muchas gracias Jaime.

Jaime Martín: A vosotros.


Por cierto, sobre el proceso de creación y la documentación utilizada por Jaime recomiendo esta entrada de su blog: Slow Studio
 
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