Nunca fui un buen estudiante, prácticamente me aburría lo que no me llamaba la atención que era mas bien poco. Yo estaba en mi mundo totalmente abstraído. Cuando ves las cosas desde un punto de vista radicalmente opuesto al de la mayoría de la sociedad estas condenado a ser un marginado. Cuando en realidad eres un puto genio.
Con el paso de los años y a pesar de tanto subnormal he mantenido y refinado ese don. El don de la abstracción natural. En el momento en que algo o alguien me toca los huevos conmuto a ese estado hermético, íntimo y privado al que solo yo tengo acceso. Sí, también he probado de todo a lo largo de todos estos años, mecanismos para alterar mi estado de conciencia, y , he de reconocer, que he obtenido experiencias muy satisfactorias, pero al ser sintéticas me provocaban una sensación de dependencia y de artificio. Luego exploré otros caminos naturales, el yoga, el auto-control, pero también me quedaba una sensación de de desasosiego.
Creo que hay algo, un estado superior mental que está al alcance de nuestros cerebros sin necesidad de paraísos artificiales ni masoquismos innecesarios. Es el eje de nuestro yo. Son las pajas, la llave de la ausencia de dolor. Están ahí, siempre fieles. Ah! Si pudiéramos saciar nuestros estómagos con la misma facilidad.
Con el paso de los años y a pesar de tanto subnormal he mantenido y refinado ese don. El don de la abstracción natural. En el momento en que algo o alguien me toca los huevos conmuto a ese estado hermético, íntimo y privado al que solo yo tengo acceso. Sí, también he probado de todo a lo largo de todos estos años, mecanismos para alterar mi estado de conciencia, y , he de reconocer, que he obtenido experiencias muy satisfactorias, pero al ser sintéticas me provocaban una sensación de dependencia y de artificio. Luego exploré otros caminos naturales, el yoga, el auto-control, pero también me quedaba una sensación de de desasosiego.
Creo que hay algo, un estado superior mental que está al alcance de nuestros cerebros sin necesidad de paraísos artificiales ni masoquismos innecesarios. Es el eje de nuestro yo. Son las pajas, la llave de la ausencia de dolor. Están ahí, siempre fieles. Ah! Si pudiéramos saciar nuestros estómagos con la misma facilidad.
