Ramon Llull
Asiduo
- Registro
- 19 Sep 2005
- Mensajes
- 743
- Reacciones
- 0
Unos fragmentos de Poetas en la noche, novela de José María Fonollosa escrita en verso que narra la existencia de un grupo de poetas en la Barcelona de los sesenta. Bendito urbanismo.
"En lo inmediato es cierto de este modo.
Mas no en lo intemporal. Produce espanto
la enorme cantidad de poemas huecos,
montones de palabras solamente,
que han escrito los poetas anteriores.
Y algunos de ellos fueron celebrados
cual genios en su tiempo. Un puñadito
de aciertos ha quedado de sus poemas.
De millares de poetas, de millones
de versos, unos pocos, escasísimos,
tienen vigencia. Igual ocurrirá
con nosotros. De un par o tres o cuatro,
quedará un todo o parte de algún poema.
Acaso del que más consideremos.
Acaso del que menos. Si es así,
¿por qué nos afanamos? ¿Alguien sabe
qué es lo que debe hacerse y cómo hacerse
para ser de esos pocos que se quedan
sobreviviendo apenas a retazos?
El hilo conductor regresa al punto
de partida: Poesía disgregada.
Se impone, pues, el poema único y múltiple,
la síntesis que el todo en sí contenga.
Qué genio el que esta hazaña lleve a cabo.
[...]
A lo mejor las cosas son distintas
a como las estoy investigando.
Tal vez deformé ya los reales hechos,
de tanto darles vueltas en la mente.
¿Y si nada se hubiera producido
a como lo analizo e interpreto?
¿Y si fuera más simple y vulgar todo?
¿Y si, sencillamente, tú aceptaste
al otro, porque viste en él más cerca
la posibilidad de matrimonio
que, acaso, en mí veías más lejana?
Pudo haberte inducido esto a aceptarle.
El afán primordial de la mujer,
es casarse, tan pronto como pueda.
Al amor antepone el matrimonio.
No repara en obstáculos, ni indicios
que indican, claramente, el gran desastre
que puede motivar su decisión
Las graves consecuencias para aquel
que la ama y no la obtiene: para el otro
que ella no ama y acepta por esposo:
para ella misma, incluso, en el futuro.
Quizá esto es la clave. O no lo sea.
No sé por qué ocurrió. Cómo, tampoco.
[...]
Urge el establecer la nueva estética,
la "Estética del mal". Tengo esbozadas
algunas sugerencias sobre el tema,
que alcanzan perspectivas singulares.
Los seres inferiores, los estímulos
de hambre y sexo resuelven simplemente,
usando la crueldad. Mas no así el hombre.
El hombre es superior. Es refinado.
Une a lo imprescindible el goce estético.
Para saciar el hambre ha combinado
delicias -el placer- en los manjares.
Lo que se da en llamar gastronomía.
Para saciar el sexo él ha inventado
delicias -el placer- en los sentidos.
Eso que califica de erotismo.
Y el erotismo es siempre lo enfermizo,
lo artificial. En cambio, lo más sano
y natural es la pornografía.
Mas del normal instinto de ser crueles,
cuya semilla porta en sí cada uno,
se siente avergonzado y lo constriñe
y fuerza a reprimir su desarrollo.
Todo ente, intelectual, analfabeto,
el pobre, el rico, en todas las esferas
el que demuestra horror y ostenta pena,
siente vaga inquietud ante el cruel hecho.
Incendios, cataclismos, violaciones,
muertes, motín, disturbio, asalto, robo,
fusilamientos, guerras... Todo cuanto
signifique violencia le conturba.
Si este desasosiego se encauzara,
tendría todo el mundo un placer nuevo,
igual de natural que el hambre y el sexo,
como éstos mejorados por el hombre.
[...]
La crueldad como forma alambicada
de delicias -placer- para el humano,
es reivindicación imprescindible
de esta necesidad vital que enfrena.
Básica para la supervivencia.
La belleza es placer. A la belleza
-el placer- siempre aspira el ser humano.
Si hay placer en ser cruel, también belleza
en la crueldad habrá. Debe probarse."
"En lo inmediato es cierto de este modo.
Mas no en lo intemporal. Produce espanto
la enorme cantidad de poemas huecos,
montones de palabras solamente,
que han escrito los poetas anteriores.
Y algunos de ellos fueron celebrados
cual genios en su tiempo. Un puñadito
de aciertos ha quedado de sus poemas.
De millares de poetas, de millones
de versos, unos pocos, escasísimos,
tienen vigencia. Igual ocurrirá
con nosotros. De un par o tres o cuatro,
quedará un todo o parte de algún poema.
Acaso del que más consideremos.
Acaso del que menos. Si es así,
¿por qué nos afanamos? ¿Alguien sabe
qué es lo que debe hacerse y cómo hacerse
para ser de esos pocos que se quedan
sobreviviendo apenas a retazos?
El hilo conductor regresa al punto
de partida: Poesía disgregada.
Se impone, pues, el poema único y múltiple,
la síntesis que el todo en sí contenga.
Qué genio el que esta hazaña lleve a cabo.
[...]
A lo mejor las cosas son distintas
a como las estoy investigando.
Tal vez deformé ya los reales hechos,
de tanto darles vueltas en la mente.
¿Y si nada se hubiera producido
a como lo analizo e interpreto?
¿Y si fuera más simple y vulgar todo?
¿Y si, sencillamente, tú aceptaste
al otro, porque viste en él más cerca
la posibilidad de matrimonio
que, acaso, en mí veías más lejana?
Pudo haberte inducido esto a aceptarle.
El afán primordial de la mujer,
es casarse, tan pronto como pueda.
Al amor antepone el matrimonio.
No repara en obstáculos, ni indicios
que indican, claramente, el gran desastre
que puede motivar su decisión
Las graves consecuencias para aquel
que la ama y no la obtiene: para el otro
que ella no ama y acepta por esposo:
para ella misma, incluso, en el futuro.
Quizá esto es la clave. O no lo sea.
No sé por qué ocurrió. Cómo, tampoco.
[...]
Urge el establecer la nueva estética,
la "Estética del mal". Tengo esbozadas
algunas sugerencias sobre el tema,
que alcanzan perspectivas singulares.
Los seres inferiores, los estímulos
de hambre y sexo resuelven simplemente,
usando la crueldad. Mas no así el hombre.
El hombre es superior. Es refinado.
Une a lo imprescindible el goce estético.
Para saciar el hambre ha combinado
delicias -el placer- en los manjares.
Lo que se da en llamar gastronomía.
Para saciar el sexo él ha inventado
delicias -el placer- en los sentidos.
Eso que califica de erotismo.
Y el erotismo es siempre lo enfermizo,
lo artificial. En cambio, lo más sano
y natural es la pornografía.
Mas del normal instinto de ser crueles,
cuya semilla porta en sí cada uno,
se siente avergonzado y lo constriñe
y fuerza a reprimir su desarrollo.
Todo ente, intelectual, analfabeto,
el pobre, el rico, en todas las esferas
el que demuestra horror y ostenta pena,
siente vaga inquietud ante el cruel hecho.
Incendios, cataclismos, violaciones,
muertes, motín, disturbio, asalto, robo,
fusilamientos, guerras... Todo cuanto
signifique violencia le conturba.
Si este desasosiego se encauzara,
tendría todo el mundo un placer nuevo,
igual de natural que el hambre y el sexo,
como éstos mejorados por el hombre.
[...]
La crueldad como forma alambicada
de delicias -placer- para el humano,
es reivindicación imprescindible
de esta necesidad vital que enfrena.
Básica para la supervivencia.
La belleza es placer. A la belleza
-el placer- siempre aspira el ser humano.
Si hay placer en ser cruel, también belleza
en la crueldad habrá. Debe probarse."