Terminanor
Imán sexual de ancianos
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- 14 Nov 2018
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Para los que paséis de leer, miniresumen antes de las fotos:
Buenas noches amigos de lo desagradable.
El sábado me vi obligado a acercarme al centro de salud más cercano por una complicación en un uñero, algo que creo hemos tenido todos pero que más o menos se puede controlar.
De toda la vida me las he arreglado yo solo cuando la uña ha decidido crecer mal, pero hará cosa de dos años que aquello no fue del todo bien, y por mis cojones, mi orgullo y que soy un poco gilipollas, decidí darme más tiempo a ver si aquello se arreglaba. Casi un año más tarde hice la primera visita al podólogo, que tras rozarme dos veces el dedo vio claro que necesitaba anestesia para lo que necesitaba hacerme. Me desmayé de la sensación de sentir cómo urgaba entre la uña y la carne pese a estar el dedo completamente dormido. Necesité ir hasta cuatro veces, pues a las pocas semanas de tenerlo curado volvía el problema. Ya en la última, cuando empezaba el buen tiempo, me dijo que si volvía a ocurrir tendríamos que plantearnos quemar la raíz de la uña, al menos en la parte donde daba problemas.
Sería cosa de llevar el pie al aire con eso del buen tiempo, que aquella cuarta vez parecía la definitiva, y así parecía hasta el lunes pasado, que me noté cierto dolor en el fatídico lugar donde el uñero había decidido darme por el culo durante año y medio. Me lo miré y no vi nada extraño, solo algo de molestia, y lo dejé pasar.
El miércoles noté el dedo un poco hinchado, pero corté un poco la uña según me pareció y seguí.
El viernes apareció el puto mamelón.
Pero no era la primera vez que me enfrentaba a uno pequeño como ese, ya que en el otro pie llegué a quitármelo yo solo (no así en este pie, que fue el que requirió la visita), e intenté hacer de cirujano en casa. Con el cortauñas, una toalla que morder y muy mala uva corté aquello. Sangré unos minutos. Cuando por fin se detuvo eché algo de betadine por si las moscas. Salí aquella noche a cenar y tomar algo sin darle más importancia. Noté algo de dolor, pero pensé que se debía a la herida que me había hecho. Al levantarme el sábado, el panorama fue estremecedor. Y disculparéis que no tenga fotos de aquello, pues eran dignas de subirse, pero en aquel momento solo pude pensar en acudir a mi centro de salud a que echasen un ojo. El mamelón había vuelto, el dedo estaba hinchado y blanco por la infección: se podía comprobar que soy gilipollas. Pero los médicos, que son gente muy amable, drenaron aquello y me recetaron un antibiótico, que hoy he dejado de tomar. Pero la visita al podólogo no me la quita nadie, ya que la solución del centro de salud era arrancar la uña, y por ahí sí que no.
Resumen: un uñero que se había curado tras año y medio de hacer el imbécil y visitas al podólogo, vuelve a aparecer. Voy de listo y me lo intento arreglar en casa. A la mañana siguiente me toca ir a las urgencias de mi centro médico.
Tras tres días de antibiótico y betadine, el dedo estaba así antes de darme una ducha:
Sí, viendo estas fotos yo también empiezo a entender el significado aquél de "más feo que los pies de otro".
Me he quitado la costra en seco, para después en la ducha poder limpiar mejor la herida, ya que una vez húmeda me cuesta bastante. Este ha sido el resultado:
Lo de la derecha sobre el papel higiénico son los cachitos de costra.
Eso que se ve rojo al lado de la uña es el mamelón: un cacho de carne que crece porque la uña crece por donde no toca. Eso debería estar bajo la uña, pero no es el caso, me lo he producido yo solito por cortar la uña y llevar el pie encerrado. Si no lo cortas de raíz y cortas la uña para que crezca cubriéndolo, no desaparece cuando está en ese estado. Y yo fui lo bastante idiota como para cortar pero solo la parte superior.
Me he duchado y limpiado la herida, he aquí el aspecto:
Se aprecia mejor ese cacho de carne que crece donde no debería.
Le he puesto el betadine correspondiente:
Y después azol, que es otro antibiótico, pero en polvo:
Como observaréis, se me ha ido la mano con los polvitos, pero bueno, más vale así que no que falte.
Y así me toca aguantar hasta el miércoles que me han dado hora. ¿Creéis que perderé el dedo antes?
Buenas noches amigos de lo desagradable.
El sábado me vi obligado a acercarme al centro de salud más cercano por una complicación en un uñero, algo que creo hemos tenido todos pero que más o menos se puede controlar.
De toda la vida me las he arreglado yo solo cuando la uña ha decidido crecer mal, pero hará cosa de dos años que aquello no fue del todo bien, y por mis cojones, mi orgullo y que soy un poco gilipollas, decidí darme más tiempo a ver si aquello se arreglaba. Casi un año más tarde hice la primera visita al podólogo, que tras rozarme dos veces el dedo vio claro que necesitaba anestesia para lo que necesitaba hacerme. Me desmayé de la sensación de sentir cómo urgaba entre la uña y la carne pese a estar el dedo completamente dormido. Necesité ir hasta cuatro veces, pues a las pocas semanas de tenerlo curado volvía el problema. Ya en la última, cuando empezaba el buen tiempo, me dijo que si volvía a ocurrir tendríamos que plantearnos quemar la raíz de la uña, al menos en la parte donde daba problemas.
Sería cosa de llevar el pie al aire con eso del buen tiempo, que aquella cuarta vez parecía la definitiva, y así parecía hasta el lunes pasado, que me noté cierto dolor en el fatídico lugar donde el uñero había decidido darme por el culo durante año y medio. Me lo miré y no vi nada extraño, solo algo de molestia, y lo dejé pasar.
El miércoles noté el dedo un poco hinchado, pero corté un poco la uña según me pareció y seguí.
El viernes apareció el puto mamelón.
Pero no era la primera vez que me enfrentaba a uno pequeño como ese, ya que en el otro pie llegué a quitármelo yo solo (no así en este pie, que fue el que requirió la visita), e intenté hacer de cirujano en casa. Con el cortauñas, una toalla que morder y muy mala uva corté aquello. Sangré unos minutos. Cuando por fin se detuvo eché algo de betadine por si las moscas. Salí aquella noche a cenar y tomar algo sin darle más importancia. Noté algo de dolor, pero pensé que se debía a la herida que me había hecho. Al levantarme el sábado, el panorama fue estremecedor. Y disculparéis que no tenga fotos de aquello, pues eran dignas de subirse, pero en aquel momento solo pude pensar en acudir a mi centro de salud a que echasen un ojo. El mamelón había vuelto, el dedo estaba hinchado y blanco por la infección: se podía comprobar que soy gilipollas. Pero los médicos, que son gente muy amable, drenaron aquello y me recetaron un antibiótico, que hoy he dejado de tomar. Pero la visita al podólogo no me la quita nadie, ya que la solución del centro de salud era arrancar la uña, y por ahí sí que no.
Resumen: un uñero que se había curado tras año y medio de hacer el imbécil y visitas al podólogo, vuelve a aparecer. Voy de listo y me lo intento arreglar en casa. A la mañana siguiente me toca ir a las urgencias de mi centro médico.
Tras tres días de antibiótico y betadine, el dedo estaba así antes de darme una ducha:
Sí, viendo estas fotos yo también empiezo a entender el significado aquél de "más feo que los pies de otro".
Me he quitado la costra en seco, para después en la ducha poder limpiar mejor la herida, ya que una vez húmeda me cuesta bastante. Este ha sido el resultado:
Lo de la derecha sobre el papel higiénico son los cachitos de costra.
Eso que se ve rojo al lado de la uña es el mamelón: un cacho de carne que crece porque la uña crece por donde no toca. Eso debería estar bajo la uña, pero no es el caso, me lo he producido yo solito por cortar la uña y llevar el pie encerrado. Si no lo cortas de raíz y cortas la uña para que crezca cubriéndolo, no desaparece cuando está en ese estado. Y yo fui lo bastante idiota como para cortar pero solo la parte superior.
Me he duchado y limpiado la herida, he aquí el aspecto:
Se aprecia mejor ese cacho de carne que crece donde no debería.
Le he puesto el betadine correspondiente:
Y después azol, que es otro antibiótico, pero en polvo:
Como observaréis, se me ha ido la mano con los polvitos, pero bueno, más vale así que no que falte.
Y así me toca aguantar hasta el miércoles que me han dado hora. ¿Creéis que perderé el dedo antes?