Hygge

stavroguin 11

RangoClásico
Registro
14 Oct 2010
Mensajes
3.780
Reacciones
2.828
Pronunciado jugga.

Hasta hace unas horas jamás había oído ese aparatoso palabro danés, cuando en mi repaso diario de la prensa me encontré con esto:

El hombre más feliz del mundo

Se trata de un palabro adaptado del noruego para describir una idiosincrasia puramente danesa: los momentos de bienestar facilitados por el confort del hogar, los pequeños detalles y la compañía de personas especiales. Habla de luz de velas, tazas de chocolate caliente junto a la chimenea servidas en el juego de porcelana de los bisabuelos, decoración de colores vivos, cenas con los amigos, juegos de mesa, etc. Conceptos algunos demasiado claustrofóbicos o amariconados según determinados gustos, pero no olvidemos que hablamos de un país que muchos meses ni se imagina ver la luz del sol. El concepto no excluye circunstancias de soledad ni actividades al aire libre. Al parecer, pocos idiomas tienen una palabra equivalente; los ingleses tras darle muchas vueltas lo traducen por coziness. No sé cual podría ser el equivalente hispano.

La información en la red es abundante:

Los 12 pasos para incorporar a tu vida el S

Los daneses declaran ser felices por el Hygge, pero ¿qué es el Hygge? - La Mente es Maravillosa

En principio parece que el concepto puede encontrarse severamente limitado por las circunstancias socioeconómicas, ya que no creo posible que lo que nace en un barrio residencial de Copenhague pueda ser exportado a determinados ambientes. Un minero congoleño del coltán que se usa para la pantalla de los móviles en los que cotorrea la puta madre de todos ustedes quizás tenga dificultades para encontrar hygge entre las chinches y los anopheles de su choza al acabar su jornada de trabajo. No se imagina uno el hygge en el zulo del amigo Verruga, buscando orgasmos interiores entre una descarga de chatarra y una comida de esfínter a una nativa de Shuozhou. Ni tampoco en el cuchitril de arrabal madrileño con el que estafaron al pobre Zurraspas. Limitemos pues el jugga a determinados estratos sociales de ciertos países y a personas con un mínimo de sensibilidad introspectiva. Creo que llegar a casa con la tensión del trabajo puesta y la presencia de algún cretino tóxico también imposibilitan esta especie de zen nórdico.

Haciendo recopilación de posibles momentos hygge vividos en la particular idiosincrasia hispánica, encuentro ciertas coincidencias con los teóricos daneses: la lectura en un rincón cómodo y relajado, la música clásica sonando a moderado volumen, una entretenida actividad de bricolage casero, la luz tenue y las chimeneas, una cena con amigos en hogar propio o ajeno (en el restaurante las sensaciones son muy diferentes), un buen copazo de ron con peli de cine clásico, una mascota perezosa, un habano lento y reflexivo, una bañera acogedora con tormenta fuera... Me sobran quizás los cojines, la decoración colorista, los calcetines y jerseis de lana y las magdalenas de la tía soltera. Diferencias tal vez culturales, climáticas o de la propia idiosincrasia. Pero en esencia, creo que el hygge existe. Y si ustedes también lo creen, relaten sus momentos hygge y de paso propongan palabras para definirlo en castellano.
 
Última edición:
Comfy_guy.jpg
 
Buena forma de vivir, pero el español medio no tiene , creo yo, la disposición mental adecuada para ello, y es posible que tampoco los medios económicos, aunque quizá el hecho de que viven en compañía tóxica es la mayor de las limitaciones.

Sin embargo no descarto un estilo de vida similar que no es otro que disfrutar de las pequeñas cosas y sobre todo usar estas pequeñas cosas para obtener ese estado mental que describe ese termino Danés.

Es la mente la que juega con lo que le rodea y crea su realidad.

Recuerdo la escena de la película "El silencio de los Corderos" en la que justo antes de escaparse de la celda, incluso después de matar a uno de los guardias. Hannibal disfruta de una pieza de música clásica pese a ser reproducida en un dispositivo que daba una calidad de audio mediocre.

Pensé inmediatamente que ese es el estado mental que debía obtener al estar en soledad dedicado a mis cosas. Y que ya sea degustando un trozo de queso o viendo una película echado en la cama, el estado mental al realizar dichos actos es lo que realmente contaba.

No sé si me he salido por la tangente respecto del tema del hilo o no.
 
Última edición por un moderador:
La moraga en la lumbre al final de las tardes de invierno. O el chorizito fresco asado en las brasas. Todo de la matanza. Con vino de la bota. Eso si que eran hygges de esos, reconfortaban después de un duro día haciendo leña o picón en la dehesa. O los gazpachos fresquitos cenados al raso en verano, con las hortalizas cosechadas esa misma tarde del huerto. Después de un día destripando terrones a 38 grados. Era el único momento de felicidad del día. Hablo de memoria, hace años que no pillo un momento de esos.
 
Un hygge tremendísimo, cojonudérrimo, era la madrugada que se acercaba la hora de levantarse y de repente oías llover. Los días de lluvia en el campo no se trabaja. Te dabas la vuelta y te arropabas hasta la oreja y te quedabas ahí un rato oyendo llover hasta que te volvías a dormir, más feliz que una perdiz.
 
Un amigo mío tiene una antigua casa de piedra reformada en un valle verde y húmedo por Santander. Tiene un jardín enorme que baja hasta un río de agua limpísima. Este, un par de kilómetros mas abajo forma una piscina natural que apenas unas decenas de personas conocen.

Siguiendo un sendero puedes visitar a los vecinos, que moran en casas similares cada 700 metros o por ahí. No hay ruidos de gente, ni de coches. Solo el río, los arboles y los pájaros y alguna vaca.

Que yo sepa los rumanos y los búlgaros no han descubierto la zona o les pilla a desmano, pues no hay ningún tipo de problema por allá, pese a que los muros de los terrenos levantan solo un metro del suelo.

Es tal que así:

Casa-Rural-Senderhito-A.jpg


98_casaeljilguero_12_g.jpg


Clase media rural. Una casa sin lujos, pero con todo lo necesario, y que al mismo tiempo es toda ella un lujo desmedido para la gente de ciudad.

Lo único malo es que los Viernes, cuando él o sus padres van para allá, son no menos de tres horas de viaje en coche.


Las pocas veces que he estado me he pasado los días en un constante estado de paz interior y bienestar. En verano paseando por los prados con el perro, bajando por el jardín hasta el río o tomando el sol junto a la poza. Haciendo alguna ñapa de pintura o carpintería, o leyendo en las escaleras que llevan a una puerta de entrada secundaria en el primer piso. O sentado en el muro, de noche mirando las estrellas con total claridad.

En invierno haciendo pizza casera en la cocina americana, jugando a juegos de mesa en la mesa de madera maciza de 12 plazas, o leyendo junto a la chimenea.

Duermes bien, te despiertas fenomenalmente, y siempre tienes algo que hacer. Aunque sea hacer mejoras en tu refugio montañés aquí y allá.

Es que tal calidad de vida no la imagino de ninguna otra manera. Es una forma de vivir en la que te olvidas de internet y del teléfono, y de la tele y el cine, la fiesta, las zorras, los videojuegos, todo ello se esfuma porque empequeñece ante la aplastante realidad de la buena vida simple y tranquila del campo. Es una forma de vivir en la que todas las horas del día estas bien, física y mentalmente. Estas tranquilo, contento, relajado y sin anhelos de la vida moderna.
 
Última edición por un moderador:
Un amigo mío tiene una antigua casa de piedra reformada en un valle verde y húmedo por Santander. Tiene un jardín enorme que baja hasta un río de agua limpísima. Este, un par de kilómetros mas abajo forma una piscina natural que apenas unas decenas de personas conocen.

Siguiendo un sendero puedes visitar a los vecinos, que moran en casas similares cada 700 metros o por ahí. No hay ruidos de gente, ni de coches. Solo el río, los arboles y los pájaros y alguna vaca.

Que yo sepa los rumanos y los búlgaros no han descubierto la zona o les pilla a desmano, pues no hay ningún tipo de problema por allá, pese a que los muros de los terrenos levantan solo un metro del suelo.

Es tal que así:

Casa-Rural-Senderhito-A.jpg

98_casaeljilguero_12_g.jpg


Clase media rural. Una casa sin lujos, pero con todo lo necesario, y que al mismo tiempo es toda ella un lujo desmedido para la gente de ciudad.

Lo único malo es que los Viernes, cuando él o sus padres van para allá, son no menos de tres horas de viaje en coche.


Las pocas veces que he estado me he pasado los días en un constante estado de paz interior y bienestar. En verano paseando por los prados con el perro, bajando por el jardín hasta el río o tomando el sol junto a la poza. Haciendo alguna ñapa de pintura o carpintería, o leyendo en las escaleras que llevan a una puerta de entrada secundaria en el primer piso. O sentado en el muro, de noche mirando las estrellas con total claridad.

En invierno haciendo pizza casera en la cocina americana, jugando a juegos de mesa en la mesa de madera maciza de 12 plazas, o leyendo junto a la chimenea.

Duermes bien, te despiertas fenomenalmente, y siempre tienes algo que hacer. Aunque sea hacer mejoras en tu refugio montañés aquí y allá.
Casi me convences, pero:
Es una forma de vivir en la que te olvidas de internet...

No cuela. Otro.
 
La lluvia y el tiempo jodido son muy jiggis, siempre y cuando estés en un cubículo. Recuerdo mi infancia en una pequeña casa en la hoguera los premos y yo depués de llegar empapados tras atravesar un rió en invierno. Un bar cercano a la costa con un mar muy jodido y con tempestad. O simplemente viajando en mi auto y lloviendo a mares.

Soy un gran buscador de lo huggis, no sabia que existía ese termino, pero está muy en mi alma. Las peliculas de Burton son un complemento muy higgis.

El verano no es higgie, las fiestas no son higgies, el ruido y el bullicio no es hygge.

Esta estampa es muy hygge
The%2BHateful%2BEight%2B02.jpg
 
Última edición:
Gran verdad lo del mal tiempo. Recuerdo una historia que un escritor contaba acerca de un amigo que vivía en un primer piso y las noches de lluvia le pagaba al sereno para oírlo caminar en los charcos bajo su ventana mientras el estaba calentito bajo las mantas. Hygge cabron, pero hygge fetén.

Una buena nevada es incluso más hygge (joder, como se pega la palabreja) que el viento o la lluvia. Recuerdos infantiles: ese caer de copos en silencio, ese cuajar blanco progresivo del paisaje, la sensacion de aislamiento cuando la carretera quedaba obstruida y los buses no pasaban...
 
Un amigo mío tiene una antigua casa de piedra reformada en un valle verde y húmedo por Santander. Tiene un jardín enorme que baja hasta un río de agua limpísima. Este, un par de kilómetros mas abajo forma una piscina natural que apenas unas decenas de personas conocen.

Siguiendo un sendero puedes visitar a los vecinos, que moran en casas similares cada 700 metros o por ahí. No hay ruidos de gente, ni de coches. Solo el río, los arboles y los pájaros y alguna vaca.

Que yo sepa los rumanos y los búlgaros no han descubierto la zona o les pilla a desmano, pues no hay ningún tipo de problema por allá, pese a que los muros de los terrenos levantan solo un metro del suelo.

Es tal que así:

Casa-Rural-Senderhito-A.jpg


98_casaeljilguero_12_g.jpg


Clase media rural. Una casa sin lujos, pero con todo lo necesario, y que al mismo tiempo es toda ella un lujo desmedido para la gente de ciudad.

Lo único malo es que los Viernes, cuando él o sus padres van para allá, son no menos de tres horas de viaje en coche.


Las pocas veces que he estado me he pasado los días en un constante estado de paz interior y bienestar. En verano paseando por los prados con el perro, bajando por el jardín hasta el río o tomando el sol junto a la poza. Haciendo alguna ñapa de pintura o carpintería, o leyendo en las escaleras que llevan a una puerta de entrada secundaria en el primer piso. O sentado en el muro, de noche mirando las estrellas con total claridad.

En invierno haciendo pizza casera en la cocina americana, jugando a juegos de mesa en la mesa de madera maciza de 12 plazas, o leyendo junto a la chimenea.

Duermes bien, te despiertas fenomenalmente, y siempre tienes algo que hacer. Aunque sea hacer mejoras en tu refugio montañés aquí y allá.

Es que tal calidad de vida no la imagino de ninguna otra manera. Es una forma de vivir en la que te olvidas de internet y del teléfono, y de la tele y el cine, la fiesta, las zorras, los videojuegos, todo ello se esfuma porque empequeñece ante la aplastante realidad de la buena vida simple y tranquila del campo. Es una forma de vivir en la que todas las horas del día estas bien, física y mentalmente. Estas tranquilo, contento, relajado y sin anhelos de la vida moderna.

Casi me convences, pero:


No cuela. Otro.
A mí LeChuck no me tiene que convencer, yo ya estoy convencido de que eso que describe es la puta salud, el hygge máximo, pero por supuesto CON INTERNÉ. El día que me retire iré a un sitio así con una conexión por fibra óptica de chorrocientos teras por segundo, y ahí que me las den todas. Ni siquiera me hace falta que sea así de grande. Eso es mucho para mí, no necesito tanto.
 
Lo que no es muy Hygge es el palabro en si.
Leo al submarinista ( de nombre rrraro también) leo al pana Doc, con tan sólo la lectura al calor del calefactor voy comprendiendo el conceto .

Pero luego me viene a la mente que ese estado de ánimo se denomina Hygge y se va todo al guano.

Ka®ma y universales
 
Yo ahora estoy bastante depre, pero lo más hygge que se me ocurre es lo que estará sintiendo este chaval.

tour.jpg
 
Poca berza gastan esas mozas, caro pana.
¿ No te estarás haciendo HOMO?
Sin acritud, respectos al máximo.

,Ka®ma gustos y kolores
 
Mi hija, cuando queda con sus hamijas para cenar sólo chicas, se suelen llevar a uno.
Ese uno huele a HOMO que asustaría al pana @El bedel.

Con respecto a lo otro, está clari: la culpa de la homofonía del foro es del ILG.

Ka®ma homínida
 
Me estais jodiendo el Hygge, que coño pinta aquí el subnormal de Josemi. Estáis desvirtuando el concepto.

La foto de las titis es impresionante, de que pueblo son? Aunque eso de hygge no tiene nada. El pana atlético es a las tetas, lo que el cachondo mental a los pies, una finura.
 
Mi hija, cuando queda con sus hamijas para cenar sólo chicas...

Piensas demasiado en el homo y demasiado poco en las amigas de tu hija. :lol:

Si yo fuera tú me las ingeniaba para grabarlas a todas para futura paja.

Y una cámara oculta en el baño enfocando la ducha o bañera tampoco vendría nada mal.

Y una pregunta un poco incestuosa... si pillará usted a su chaval y a su chavala ahí más cariñosos de la cuenta, pecando y tal. ¿Cómo reaccionaria usted?

Karma Voyeur.
 
Última edición por un moderador:
Arriba Pie