JOSE MANUEL, VIRGEN A LOS 25.

norteño

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28 Ago 2011
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José Manuel llegó virgen a los 25 o, mejor dicho, casi, pues el par de experiencias fortuitas que tuvo hasta entonces no se pueden considerar como 'follar'. Una fue con una tal Elsa, una foca monje de su instituto con la que se encamó a los 17, en un viaje a París. Ella llevaba una sudadera de Nirvana. Y no hay mucho más que decir sobre su estilo y su sensualidad. Por la noche, de soslayo, se metió en la cama de JM y se metió su pene por el culo. A él le dio asco y se le bajó la erección. Ella lo fue contando, pues, dado que era gorda, necesitaba ridiculizar a los hombres para sentirse más realizada.

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Han pasado casi 20 años de aquello y Elsa ordena los barbitúricos por sus iniciales. Y José Manuel ha conocido sólo a dos mujeres más: una, su esposa. La otra, una filósofa a la que conoció en una manifestación de los saharauis. Se presentó ella y JM pudo demostrar en la conversación sus EXCELSOS conocimientos sobre el conflicto y, en especial, su odio a los marroquíes, que se debe a otro asunto, pero que decidió no mencionar ante la poca aceptación que tiene el RACISMO entre los progres moldeados con ingeniería social. Ella, que se llamaba Yoana, le llevó ese día a su casa. Se le subió encima y tampoco se empalmó. Él bajó a su vagina para tratar de arreglarlo, pero tras 15 minutos de lengüetazos desafinados (tocó clítoris un par de veces), ella le retiró. Ciertamente, era difícil alcanzar el orgasmo con esa lengua gorda y medio atrofiada, que se movía con un amplitud parecida a la del perro que bebe agua en un charco.
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A los 28, cuando José Manuel había comenzado a explorar los peligrosos territorios del cinismo, y cuando ya ni siquiera abría el ordenador para adornar sus pajas (solía hacerlo con imágenes de la televisión, con especial predilección por esas actrices desconocidas y nefastas de El Secreto de Puente Viejo), conoció a Rosario. Apodada Charo en su casa y en su grupo de amigas. Hasta entonces, había estado solo y, pese a que trataba de correr más rápido que las preguntas trascendentales, a veces le atrapaban y le transmitían un pensamiento: que la soledad era lo peor que le podía pasar.

José Manuel trabajaba de programador informático y tenía un sueldo más o menos decente, tras haber recorrido el submundo de las derivadas de las tecnológicas low cost. Vivía solo desde que a los 27 descubrió que su padre había dejado definitivamente de tolerar sus MASTODÓNTICAS sesiones de LOL y desde que su madre había organizado un juicio sumarísimo para eliminar el cerrojo de su habitación. Lo hizo después de descubrir que una fila de decenas de hormigas habían acudido a la llamada de una bolsa de riskettos que JM había dejado en el suelo de la habitación durante varios días. "Esto no puede seguir así", dijo. Y eliminó de un plumazo la intimidad de JM. Pajas con un oído puesto en el pasillo. Pantalones por las rodillas, y no en los tobillos, por si hubiera que subirlos de repente. Entonces, se independizó.


A Rosario la conoció porque ella era comercial a puerta fría. De Endesa. Llamó a su puerta un minuto después de que su jefe le enviara un mensaje humillante, descontento por su nula capacidad para vender NADA. Cuando JM abrió la puerta, ella tenía lágrimas en los ojos. A los pocos segundos, mientras le transmitía que con aquella oferta podría ahorrar un 800.000% en su factura de la luz, rompió a llorar. Y José Manuel, que siempre dice a sus escasos amigos que lo malo le pasa porque "es un pedazo de pan", le invitó a pasar y a sentarse en sofá. Y le dio un vaso de agua.
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A los dos días, ella volvió para agradecer el gesto a aquel hombre. La primera vez que le vio, tenía una camiseta de Breaking Bad. Ahora, iba más elegante, con una de esas camisetas que tienen dibujado un falso chaleco, de la que asomaba, en la parte inferior, un trozo de su ombligo. A JM, el gesto de Charo le conquisto. Ella, simplemente vio ahí un clavo ardiendo y decidió dejarse conquistar. Como a él le sudaban las manos y no daba ningún paso hacia adelante, decidió sentarse en una de sus piernas y besarle. La lengua gorda y atrofiada volvió a la carga. Le hizo una paja en el sillón, le dejó un número de teléfono y se fue.

A él nunca le habían tocado la trucha así. De hecho, nadie le había tocado la trucha desde que su madre le echaba la piel para atrás, de niño. Charo tenía dedos de gorda y la mano llena de anillos y pulseras de látex de diferentes causas justas. Pero la movía con pericia y le hizo una buena paja. Para qué nos vamos a engañar. Una paja llena de objetos, la paja top manta, pero una paja precisa. Su mano sonaba como quien mueve un saco de monedas, pero JM se corrió como un ternero al desflorarse. Nunca había sentido esas pequeñas contracciones que le vienen a uno cuando se la casca una mano ajena. Y aquello le pareció maravillosa. Paja de gorda con ruido, falsa solidaridad y supercherías varias. Con una medallita de recuerdo de las convivencias en Mondoñedo en la pulsera de la mano. Pero oye, fue una SEÑORA PAJA.
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A los pocos meses, JM se limpiaba el arroz de la solapa de su traje de novio (parecía un camarero de Vacaciones en el Mar) mientras le comentaba a un amigo: "y pensaba que me iba a quedar solo, pero mira, he encontrado a una mujer que me aguanta juejue jajota jajota". El evento se celebró en una finca de gran jardín, a las afueras de la ciudad, elegido por ella, que iba de blanco. JM quería que se hiciera en un castillo en el que había oído que daban cenas con espectáculo medieval. Y había propuesto que todos sus invitados se disfrazaran de esa temática para el convite. Pero ella le dijo con suaves palabras y eufemismos delicados que le parecía una idea propia de un subnormal de los cojones y al final se impuso su criterio.

Eso sentó un precedente, pues en ese matrimonio la balanza siempre estuvo desequilibrada. JM fue DOMESTICADO por ella y asistió en voz pasiva a la evolución de esa pareja. Temía tanto perderla y volver a su situación de soledad absoluta que, al final, al mínimo órdago, qué digo yo, al mínimo envite a la chica, daba su brazo a torcer. Ella decidía, pinchaba y cortaba. Ella quiso tener un hijo y él aceptó. Ella dejó de trabajar (mejor dicho, no buscó un nuevo trabajo) sin consultárselo a él. Ella buscó un piso en Montecarmelo, con hipoteca basta 2070, porque quería un edificio con piscina y zona verde para el crío. Él sólo ponía su dinero. Ella lo administraba. Y si faltaba, ella le decía: "creo que ya es hora de que pidas un aumento. Te están explotando y les exiges poco. Eres muy buenazo".

La de JM es la cruda realidad de los semi-vírgenes que encuentran pareja tardía. Los que viven su primer amor más cerca de los 30 que de los 20. Los que no conocieron el desengaño adolescente ni el polvo exagerado de universitarios. Los que no fueron de putas por tener buen corazón. Y los que pasaron de madre a esposa sin haber podido experimentar la sensación de que ella se lleve sus cosas de tu casa tras haberlo sido todo para ti, a los 25. La de vacío, volver a empezar, fregar menos vasos por la mañana, evitar el pasillo del supermercado donde está ese zumo de tomate que le gustaba. Buscar tutoriales de YouTube para dejar el espejo del baño y la mampara sin sombras. Y descargar Tinder como método para acallar la voz interior del desengaño con trozos de carne sin s
entimientos y tetas siliconadas.

JM pensó que estaba desahuciado del sexo y estaba en lo cierto. Ninguna pareja estable, ninguna hembra en la agenda a la que recurrir para atenuar la melancolía, ningún coño en otra ciudad al que visitar en verano. Ningún engaño, ningún desengaño y ninguna alegría. Era una vida simple: del trabajo a casa y, en casa, a practicar las formas electrónicas de ocio más insospechadas. Sin más problemas que hacer la compra y poner la lavadora. Sin plancha, sin preocuparse por limpiar las putas esquinas negras del fregadero. Sin más.

Su gregarismo y su instinto de supervivencia le traicionaron y, como siempre se había sentido solo, se agarró de la primera mano femenina que prometió sacarle de ese pozo. Se casó sin haber adquirido los mecanismos de defensa necesarios. Cambió su rutina, su vida y sus proyectos por una mucosa que ni siquiera se depiló a partir del segundo año, y estaba llena de pelo, siempre, con algún trocito de papel higiénico atrapado entre el matojo. Tu reino por un coño, José Manuel. Tu madre te lo advirtió: "ve despacio, muchacho, que eres un trozo de pan y...". "Ya se que soy un trozo de pan, mama, pero es que algo me dice que es la mujer de mi vida. Y ya sabes que yo he tenido novias y que he sido discreto, nunca te las he presentado, pero por eso a Charo la conoces, porque es especial". Tanta mentira. Tanta verdad. Tanta tristeza.
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Querido mío, amigo forista, has de saber que la vida muchas veces te aparta de los placeres, y esto es por algo. Si a los 27no has fornicado, ni conocido mujer premenstrual, degolladora de amigas y maniática para con tu comportamiento, hazme caso, no cometas una locura. No renuncies a tu soledad. No tires tu vida a la basura. No seas como José Manuel. No hipoteques tu felicidad por una Charo, gorda y resentida. Y con urgencias para concebir. Serás un mero cubo de semen con una antenita sobre tu cabeza. Y ella te manejará desde su puesto de control. Cruel es la vida, sí, pero más jodido es esperar el sábado por la mañana en un punto de intercambio del Ayuntamiento a que te lleve el crío.


 
Última edición por un moderador:
El tío Verru, aparte de la literatura habitual, parece coincidir bastante con el virgen de turno que asoma la nuca buscando experiencias de ojo pelo. ¿No habrá demasiado homosexualismo por estos lares? ¿Verá Verrugation el próximo gaycito en salir de la cómoda?
 
Última edición:
Estoy fatal, macho. Las navidades me destrozan, llevo unas semanas con el sueño cambiado, durmiendo por las mañanas hasta las 12 y despierto por las noches oyendo a mi vecino alcohólico toses con arcadas. Y encima la crisis de los cuarenta, el vigor del pene que no es ni una sombra de lo que era hace menos de un año y todo va mal, cada vez estoy más desesperado y cansado de todo. ¿Tú qué tal la guardia?
 
Como se nota que estamos de vacaciones y no hay que madrugar. O yo por lo menos. Verruga, me vas a mandar lejos, pero deberías hacer más deporte. Ya sabes, mejora el bombeo sanguíneo y son antidepresivos naturales para el cerebro.
 
Estoy fatal, macho. Las navidades me destrozan, llevo unas semanas con el sueño cambiado, durmiendo por las mañanas hasta las 12 y despierto por las noches oyendo a mi vecino alcohólico toses con arcadas. Y encima la crisis de los cuarenta, el vigor del pene que no es ni una sombra de lo que era hace menos de un año y todo va mal, cada vez estoy más desesperado y cansado de todo. ¿Tú qué tal la guardia?

Ya no estoy, ahora voy para rural. Pero sigo sin conciliar el sueño y procrastinando. Lo de rural tampoco me llena, sería lo mismo pero en campo y tratando con paletos, furtivos y fragonetas de gitanos. Lo mismo me especializo en guarda pesca marítimo.

O lo mismo me hago un curso del paro o me compro una fargoneta y me dedico al trasporte.
 

Gracias por ignorarme

Ah bueno, que ya lo has visto

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Como te iba diciendo Verruga, lo que no quiero es tratar con gilipollas en un trabajo, tengo que aparentar ser una persona normal durante mucho rato y eso me estresa.

Estaba pensando en pillar un servivo el 24 o el día 31 algún cotillón y librarme al menos de la fiesta familiar del 24, que llevo 4 o 5 años librandome de ella, y ahora tengo que aguantar todo esta mierda del 24
 
Última edición:
Como se nota que estamos de vacaciones y no hay que madrugar. O yo por lo menos. Verruga, me vas a mandar lejos, pero deberías hacer más deporte. Ya sabes, mejora el bombeo sanguíneo y son antidepresivos naturales para el cerebro.

A dormir Esther Nekane Hiyori Rehste. :lol:
 
Última edición:
Falta explicar con qué frecuencia folla José Manuel después del parto, o si caen pajas a la jaba the hut de esas.
 
José Manuel llegó virgen a los 25 o, mejor dicho, casi, pues el par de experiencias fortuitas que tuvo hasta entonces no se pueden considerar como 'follar'. Una fue con una tal Elsa, una foca monje de su instituto con la que se encamó a los 17, en un viaje a París. Ella llevaba una sudadera de Nirvana. Y no hay mucho más que decir sobre su estilo y su sensualidad. Por la noche, de soslayo, se metió en la cama de JM y se metió su pene por el culo. A él le dio asco y se le bajó la erección. Ella lo fue contando, pues, dado que era gorda, necesitaba ridiculizar a los hombres para sentirse más realizada.

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Han pasado casi 20 años de aquello y Elsa ordena los barbitúricos por sus iniciales. Y José Manuel ha conocido sólo a dos mujeres más: una, su esposa. La otra, una filósofa a la que conoció en una manifestación de los saharauis. Se presentó ella y JM pudo demostrar en la conversación sus EXCELSOS conocimientos sobre el conflicto y, en especial, su odio a los marroquíes, que se debe a otro asunto, pero que decidió no mencionar ante la poca aceptación que tiene el RACISMO entre los progres moldeados con ingeniería social. Ella, que se llamaba Yoana, le llevó ese día a su casa. Se le subió encima y tampoco se empalmó. Él bajó a su vagina para tratar de arreglarlo, pero tras 15 minutos de lengüetazos desafinados (tocó clítoris un par de veces), ella le retiró. Ciertamente, era difícil alcanzar el orgasmo con esa lengua gorda y medio atrofiada, que se movía con un amplitud parecida a la del perro que bebe agua en un charco.
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A los 28, cuando José Manuel había comenzado a explorar los peligrosos territorios del cinismo, y cuando ya ni siquiera abría el ordenador para adornar sus pajas (solía hacerlo con imágenes de la televisión, con especial predilección por esas actrices desconocidas y nefastas de El Secreto de Puente Viejo), conoció a Rosario. Apodada Charo en su casa y en su grupo de amigas. Hasta entonces, había estado solo y, pese a que trataba de correr más rápido que las preguntas trascendentales, a veces le atrapaban y le transmitían un pensamiento: que la soledad era lo peor que le podía pasar.

José Manuel trabajaba de programador informático y tenía un sueldo más o menos decente, tras haber recorrido el submundo de las derivadas de las tecnológicas low cost. Vivía solo desde que a los 27 descubrió que su padre había dejado definitivamente de tolerar sus MASTODÓNTICAS sesiones de LOL y desde que su madre había organizado un juicio sumarísimo para eliminar el cerrojo de su habitación. Lo hizo después de descubrir que una fila de decenas de hormigas habían acudido a la llamada de una bolsa de riskettos que JM había dejado en el suelo de la habitación durante varios días. "Esto no puede seguir así", dijo. Y eliminó de un plumazo la intimidad de JM. Pajas con un oído puesto en el pasillo. Pantalones por las rodillas, y no en los tobillos, por si hubiera que subirlos de repente. Entonces, se independizó.


A Rosario la conoció porque ella era comercial a puerta fría. De Endesa. Llamó a su puerta un minuto después de que su jefe le enviara un mensaje humillante, descontento por su nula capacidad para vender NADA. Cuando JM abrió la puerta, ella tenía lágrimas en los ojos. A los pocos segundos, mientras le transmitía que con aquella oferta podría ahorrar un 800.000% en su factura de la luz, rompió a llorar. Y José Manuel, que siempre dice a sus escasos amigos que lo malo le pasa porque "es un pedazo de pan", le invitó a pasar y a sentarse en sofá. Y le dio un vaso de agua.
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A los dos días, ella volvió para agradecer el gesto a aquel hombre. La primera vez que le vio, tenía una camiseta de Breaking Bad. Ahora, iba más elegante, con una de esas camisetas que tienen dibujado un falso chaleco, de la que asomaba, en la parte inferior, un trozo de su ombligo. A JM, el gesto de Charo le conquisto. Ella, simplemente vio ahí un clavo ardiendo y decidió dejarse conquistar. Como a él le sudaban las manos y no daba ningún paso hacia adelante, decidió sentarse en una de sus piernas y besarle. La lengua gorda y atrofiada volvió a la carga. Le hizo una paja en el sillón, le dejó un número de teléfono y se fue.

A él nunca le habían tocado la trucha así. De hecho, nadie le había tocado la trucha desde que su madre le echaba la piel para atrás, de niño. Charo tenía dedos de gorda y la mano llena de anillos y pulseras de látex de diferentes causas justas. Pero la movía con pericia y le hizo una buena paja. Para qué nos vamos a engañar. Una paja llena de objetos, la paja top manta, pero una paja precisa. Su mano sonaba como quien mueve un saco de monedas, pero JM se corrió como un ternero al desflorarse. Nunca había sentido esas pequeñas contracciones que le vienen a uno cuando se la casca una mano ajena. Y aquello le pareció maravillosa. Paja de gorda con ruido, falsa solidaridad y supercherías varias. Con una medallita de recuerdo de las convivencias en Mondoñedo en la pulsera de la mano. Pero oye, fue una SEÑORA PAJA.
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A los pocos meses, JM se limpiaba el arroz de la solapa de su traje de novio (parecía un camarero de Vacaciones en el Mar) mientras le comentaba a un amigo: "y pensaba que me iba a quedar solo, pero mira, he encontrado a una mujer que me aguanta juejue jajota jajota". El evento se celebró en una finca de gran jardín, a las afueras de la ciudad, elegido por ella, que iba de blanco. JM quería que se hiciera en un castillo en el que había oído que daban cenas con espectáculo medieval. Y había propuesto que todos sus invitados se disfrazaran de esa temática para el convite. Pero ella le dijo con suaves palabras y eufemismos delicados que le parecía una idea propia de un subnormal de los cojones y al final se impuso su criterio.

Eso sentó un precedente, pues en ese matrimonio la balanza siempre estuvo desequilibrada. JM fue DOMESTICADO por ella y asistió en voz pasiva a la evolución de esa pareja. Temía tanto perderla y volver a su situación de soledad absoluta que, al final, al mínimo órdago, qué digo yo, al mínimo envite a la chica, daba su brazo a torcer. Ella decidía, pinchaba y cortaba. Ella quiso tener un hijo y él aceptó. Ella dejó de trabajar (mejor dicho, no buscó un nuevo trabajo) sin consultárselo a él. Ella buscó un piso en Montecarmelo, con hipoteca basta 2070, porque quería un edificio con piscina y zona verde para el crío. Él sólo ponía su dinero. Ella lo administraba. Y si faltaba, ella le decía: "creo que ya es hora de que pidas un aumento. Te están explotando y les exiges poco. Eres muy buenazo".

La de JM es la cruda realidad de los semi-vírgenes que encuentran pareja tardía. Los que viven su primer amor más cerca de los 30 que de los 20. Los que no conocieron el desengaño adolescente ni el polvo exagerado de universitarios. Los que no fueron de putas por tener buen corazón. Y los que pasaron de madre a esposa sin haber podido experimentar la sensación de que ella se lleve sus cosas de tu casa tras haberlo sido todo para ti, a los 25. La de vacío, volver a empezar, fregar menos vasos por la mañana, evitar el pasillo del supermercado donde está ese zumo de tomate que le gustaba. Buscar tutoriales de YouTube para dejar el espejo del baño y la mampara sin sombras. Y descargar Tinder como método para acallar la voz interior del desengaño con trozos de carne sin s
entimientos y tetas siliconadas.

JM pensó que estaba desahuciado del sexo y estaba en lo cierto. Ninguna pareja estable, ninguna hembra en la agenda a la que recurrir para atenuar la melancolía, ningún coño en otra ciudad al que visitar en verano. Ningún engaño, ningún desengaño y ninguna alegría. Era una vida simple: del trabajo a casa y, en casa, a practicar las formas electrónicas de ocio más insospechadas. Sin más problemas que hacer la compra y poner la lavadora. Sin plancha, sin preocuparse por limpiar las putas esquinas negras del fregadero. Sin más.

Su gregarismo y su instinto de supervivencia le traicionaron y, como siempre se había sentido solo, se agarró de la primera mano femenina que prometió sacarle de ese pozo. Se casó sin haber adquirido los mecanismos de defensa necesarios. Cambió su rutina, su vida y sus proyectos por una mucosa que ni siquiera se depiló a partir del segundo año, y estaba llena de pelo, siempre, con algún trocito de papel higiénico atrapado entre el matojo. Tu reino por un coño, José Manuel. Tu madre te lo advirtió: "ve despacio, muchacho, que eres un trozo de pan y...". "Ya se que soy un trozo de pan, mama, pero es que algo me dice que es la mujer de mi vida. Y ya sabes que yo he tenido novias y que he sido discreto, nunca te las he presentado, pero por eso a Charo la conoces, porque es especial". Tanta mentira. Tanta verdad. Tanta tristeza.
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Querido mío, amigo forista, has de saber que la vida muchas veces te aparta de los placeres, y esto es por algo. Si a los 27no has fornicado, ni conocido mujer premenstrual, degolladora de amigas y maniática para con tu comportamiento, hazme caso, no cometas una locura. No renuncies a tu soledad. No tires tu vida a la basura. No seas como José Manuel. No hipoteques tu felicidad por una Charo, gorda y resentida. Y con urgencias para concebir. Serás un mero cubo de semen con una antenita sobre tu cabeza. Y ella te manejará desde su puesto de control. Cruel es la vida, sí, pero más jodido es esperar el sábado por la mañana en un punto de intercambio del Ayuntamiento a que te lleve el crío.



Has oído, Cenobita?
 
Concrepo, a partir de una edad, alfismo/mgtow o muerte.
Solo le faltaría a uno tener que pagarle una hipoteca a una gorda, que debe ser como lo de los tokens pero multiplicado por 1000.
 
Creo que el de los copypastes es clon de @urtikarianal el otro día con su usuario normal tambien hizo un copypaste de forocoches (el insulto largo) que no hace ni gracia ya.
No tengo ningún clon, se lo aseguro, que algún copipaste hago para trolear, sin duda, esos textos largos, como respuesta a hilos absurdos, pero ni clones ni hilos copiados, eso se lo aseguro.
 
Y como no se ha comido un BAN de IP todavía.
Tic tac tic tac
 
Estoy fatal, macho. Las navidades me destrozan, llevo unas semanas con el sueño cambiado, durmiendo por las mañanas hasta las 12 y despierto por las noches oyendo a mi vecino alcohólico toses con arcadas. Y encima la crisis de los cuarenta, el vigor del pene que no es ni una sombra de lo que era hace menos de un año y todo va mal, cada vez estoy más desesperado y cansado de todo. ¿Tú qué tal la guardia?

Eso si que se llama "empalmar" una desgracia tras otra.
 
Ser virgen a los 25, no es el fin del mundo.Vamos, que aquí tenemos ejemplos mas sangrantes.De no ser por les putes, muchos no nos habrían quitado el precinto en mucho tiempo.
¿Con Franco habian putas? No es broma.Imagino que serian de alto standing, señoritas de compañia.Pero casas de zorras, obviamente no creo que existiesen.


La putada de los 25, 26, es que por alguna extraña razón es un punto de inflexión, solo hay que ver los autobanes de famosos y la crisis existencial que le entra a uno.

A los 25 sin pagar, habian follado la gente guapa, atractiva, los empujacarritos, y los que no tenian estomago.

Yo no pertenecia a ninguno.
 
Follar esta sobrevalorado asi que cuando lo pruebe fijo que encima se lleva una decepcion.
 
Ser virgen a los 25, no es el fin del mundo.Vamos, que aquí tenemos ejemplos mas sangrantes.De no ser por les putes, muchos no nos habrían quitado el precinto en mucho tiempo.
¿Con Franco habian putas? No es broma.Imagino que serian de alto standing, señoritas de compañia.Pero casas de zorras, obviamente no creo que existiesen.


La putada de los 25, 26, es que por alguna extraña razón es un punto de inflexión, solo hay que ver los autobanes de famosos y la crisis existencial que le entra a uno.

A los 25 sin pagar, habian follado la gente guapa, atractiva, los empujacarritos, y los que no tenian estomago.

Yo no pertenecia a ninguno.
Cómo que no existían? Por supuesto que existían.
Le recomiendo un libro, la raíz rota, dónde tocan ese tema de manera secundaria
 
Lo mismo me especializo en guarda pesca marítimo.
Uy, lo que ha disho !

Cuidadín colega, cuidadín.
Le cuento, por si le sirve una anecdota.
Resulta que algún atunero he conocido. Recién conocí a uno, nos lo mandaron como coincidente laboral.

Al parecer el pana, agobiado por las perras, necesitaba ganar más pasta. Pidió una excedencia y se marchó a un atunero, que le dijeron que ganaría mucha a lot of dollars.
Los contratos al parecer, son de 6 meses renovables. Se fue y renovó una vez, 12 meses en total.
Nos cuenta que no le han pagado el pastizal que prometían (no se si del orden de 4000 vinagres al mes)
No precisa más, no sabemos lo que al final ganó realmente, no cuenta mucho de su sexperiencia en un atunero en alta mar.
Lo que si se, lo que he visto yo mismo, es que tiene la famosa mirada de los mil metros.

K♂rma y quien no avisa, es traidor.
 
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