Kafka

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Kafka mantenía contactos con prostitutas y simultáneamente odiaba la obscenidad.

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En una ocasión le escribe a Brod sentado en la habitación de un hotel, al lado de una mujer desnuda, según le cuenta en la carta.

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Otra vez, lo narra el propio Kafka en sus diarios, es una jovencita interesada la que lo lleva a una remota pensión de la vieja Praga.

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Esto parece increíble para un judío visionario de la lejanía de dios y de la imposibilidad de la gracia.

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Pero ya señaló Brod que que su amigo padecía fantasiosas dolencias metafísico-eróticas.

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Kafkja era enamoradizo y atormentado, y sin embargo, su presencia resultaba mágica y subyugante.

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Las cartas que el praguense escribió a su amante Milena son fabulosas.

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En mi vida he leído cosas así.

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Aunque sí he vivido.

Aquí debería ir una foto de mi novia, pero no me sale los cojones ponerla.

Como Kafka no dormía -su insomnio era proverbial- las horas de sus fines de semana le permitían coger trenes que llevaban de Praga a Viena, donde vivía su enamorada Milena, la que luego moriría en un campo de exterminio nazi.

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La paradoja es no menos que sarcástica, borgesiana o kafkiana: el escritor en lengua alemana, en mi opinión el más importante de todos los tiempos, es decir, de toda la historia de la literatura en esa lengua, era judío y medio sionista y estudiante de hebreo y toda su familia, amigos y amantes, judíos todos, fueron quemados por los nazis.

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El único que se salvó fue el salvador de las páginas de Kafka: su amigo Max Brod, siempre Max, que murió en los finales de los sesenta en Tel Aviv después de haber llorado a Kafka más de un cuarto de siglo.

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Me alegro de verte por aquí.


Este tema recuerdo que un día, hace ya mucho, lo comenté en el Foro General y Demian quiso que le explicara eso de que Kafka solía hacerse acompañar por prostitutas, como si de algún modo se sintiese traicionado por el checo.

En cualquier caso no lo veo extraño. Siempre he pensado que para tratar temas elevados hay que ser capaz de la mayor sordidez, o al menos ser capaz de dejarse arrastrar por ella. No creo que haya virtud en la renuncia, porque la renuncia implica temor y el temor nos aleja de Dios.
 
Kafka tenía un componente sórdido en todo cuanto hacía. Su amor por Milena, rozando la devoción, y su afición por las prostitutas no son menos degradantes, en mi opinión, que el pánico (o quizás odio) mal disimulado que sentía por su padre o sus conversaciones con vagabundos a altas horas de la madrugada. Kafka fue un verdadero nihilista, el hombre desencantado con todo y con todos.

En sus libros las relaciones amorosas siempre tienen algo de mezquino, por ejemplo como el agrimensor K. usa a la camarera amante del conde, en El Castillo, para acercarse a la autoridad invisible que persigue. O como (¿el mismo?) Josef K. tampoco puede llegar a amar a ninguna de sus amantes durante El Proceso. Todos sus personajes tienen un fin que persiguen con mucha mayor intensidad que con la que tratan a sus seres queridos, igual que el propio Kafka intentaba encontrar sentido a su vida por encima del amor que sentía incluso por Milena.
 
ruben_clv rebuznó:
Me alegro de verte por aquí.

Yo me alegro más, estos seis meses sin vosotros ha sido un infierno.

¿A cuántos artistas les han gustado las putas y los ambientes sórdidos?

Pérez Galdós se disfrazaba de mendigo para conocer los ambientes barriobajeros de Madrid. Yo, salvando las distancias, he hecho cosas parecidas.
 
No soy de ir lamiendo cimbreles, pero también me alegro de que Pulga esté por fin libre.


Y dicho esto, añadiré Burroughs, que además de ser muy maricón era un drojadicto que no sé cómo salió vivo.

A Poe se lo encontraron más muerto que vivo y con más alcohol y drojas en el cuerpo que la farmacia de mi barrio, se lo llevaron al jóspital, pero poco pudieron hacer por él.

Me encantan estas historias escabrosas de los grandes, sigan sigan.
 
Y De Quincey le cascaba al opio que daba gusto, y Goya al láudano, dipsómanos los ha habido la tira entre los poetas.

Verlaine y Rimbaud tuvieron una relación homosexual, maricón también era Wilde, etc etc etc
 
En el hilo de poetas y suicidios hay bastantes historias grotescas de este tipo.

En cualquier caso me gustaría, aunque ello suponga el final del hilo, que aquí nos centráramos en la figura de Kafka, posiblemente el escritor más influyente de la historia de la literatura. No hay un hilo propio para él y creo que este es bastante adecuado.


Cuando tenga tiempo megustaría hablar de la figura de Brod y otras puñaladas por el estilo.
 
Lo que más me ha gustado de Kafka ha sido como me ha hecho sentirme insignificante, por ejemplo en El Proceso dónde somos meros peones movidos por la caprichosa burocracia, dónde nada parece tener sentido. No tengo el libro aquí (lo leí de la Biblioteca), si me ponen unos fragmentitos quedaría muy agradecido.


Aunque el final cambia también me gustó la adaptación de Orson Welles.
 
Sólo he leído Aforismos, Visiones y Sueños de este praguense que mojaba las bragas de una novia catalana bastante zorra que tuve, pero como sé que ha dado a luz una de las más bellas frases de la Literatura Universal: Mas las sirenas tienen un arma mucho más terrible que su canto; esto es, su silencio, me gustaría que alguien me dijera a qué obra pertenece tal frase.

Quiero decir, creo que pertenece a un relato corto o cuento, pero lo que pretendo es saber en qué libro se puede encontrar dicho relato.

Thanks a lot.
 
El relato es El silencio de las sirenas, y la verdad es que Club Diógenes ha sacado hace poco su recopilatorio de relatos de Kafka en bolsillo y me extrañaría mucho que no estuviera ahí.

Yo lo pillé en tapa dura, que vale la pena:

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Uno de mis fragmentos favoritos:

Dos niños rondaban ante el escaparate de Casinelli, un niño de aproximadamente seis años y una niña de siete, ambos bien vestidos. Hablaban de Dios y de los pecados. Yo permanecí detrás de ellos. La niña, quizá católica, sostenía que sólo el mentir a Dios constituía el verdadero pecado. El niño, quizá protestante, preguntó con testarudez infantil qué era entonces el mentir o el robar a los hombres. «También grandes pecados -dijo la niña-, pero no los más grandes, sólo los pecados contra Dios son los más grandes, para los pecados contra los hombres tenemos la confesión. Cuando me confieso, viene enseguida el ángel y se sitúa detrás de mí, cuando cometo un pecado es el diablo el que se sitúa a mis espaldas, aunque no se le puede ver». Cansada de tanta seriedad, giró sobre sus talones para divertirse y dijo: «Ves, no hay nadie a mis espaldas.» El niño giró del mismo modo y me miró: «Ves -dijo sin considerar que pudiera oírle o sin ni siquiera pensar en ello-, a mis espaldas está el diablo.» «Yo también le veo -dijo la niña-, pero no me refiero a ése.»
 
Estaba buscando un fragmento de Kafka en concreto, pero he encontrado este vídrio

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El es principio de la peli de Orson Welles, que por cierto hace de abogado.
 
Ante la ley fue primero un relato del que despues desarrolló el libro de El Proceso. A mí me gusta una edición de bolsillo de los relatos que se llamaba "La Condena y otros relatos" o algo así, era bastante completo y muy barato.
 
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