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Subnormal fachilla de pastel
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- 11 Sep 2006
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A mí no me gusta contar mis experiencias personales, pero voy a hacer algo cuyo efecto viene a ser el mismo: Contar las de otra persona, mostrando la perniciosa mentalidad que tiene. Algo que pasó hace mucho.
Hace muchos años conocí a una chica en unas circunstancias que no vienen al caso. Salíamos juntos con amigos y tal, y a veces solos, pero como amigos. Un día quedamos los dos a ir a cierto acontecimiento. Ella estaba muy amable y simpática, y en un momento determinado me cogió de la mano pero yo me solté. Un poco más tarde hablamos, y la dije lo que pensaba, que además era verdad: Que sólo la veía como amiga, porque yo buscaba una relación estable, y ella no era mi tipo, ni yo era su tipo. Además, yo en esa época estaba todavía bastante mal (y ella lo sabía), y habría sido imprudente por mi parte liarme con una tía con la que sabía que no había futuro, incrementando la probabilidad de sufrir algún conflicto emocional sin estar bien.
Yo pensaba que la habría molestado el haber sido rechazada, pero para mi sorpresa su actitud fue la contraria. Dijo que la parecía bien mi actitud, y que yo la "respetaba". Y digo que fue una sorpresa, porque ella decía que sólo iba con tíos a los que quería, con lo cual, si intentó enrrollarse conmigo debía ser porque sentía algo por mí, pero su actitud alegre de que mi actitud la parecía bien, demostraba que era mentira que para querer enrollarse con alguien necesitara algún sentimiento de por medio. Además, como ella misma me dijo más adelante, yo "estaba demasiado delgado", (afortunadamente, otras no han pensado igual a lo largo de mi vida, uf). O sea, que no le gustaba.
Así que quedamos como amigos. Ella me contaba sus cosas y yo la contaba las mías, durante varios años, y yo encantado, no por cotilla, sino porque yo siempre necesito información, cuanta más, mejor, de todo tipo de cosas "importantes" o "necesarias", como estos asuntos. La información es comida para la mente. Además, como yo tenía menos cosas que contarla a ella, que ella a mí, digamos que el saldo estaba a mi favor. Pero es que cualquiera tendría menos cosas que contarla a ella que viceversa, porque como explicaré, era bastante zorrón.
Según me contó, había tenido una relación larga con un tipo y había estado a punto de casarse, pero algo pasó y rompieron. No recuerdo el motivo, pero no parece que fuera algo aparentemente grave, como alguna infidelidad. El caso es que ese individuo era ya historia, y tras él, había estado/estaba con otro en épocas intermitentes. Es decir, estaban una temporada juntos y luego rompían, para volver a reconciliarse al cabo de un tiempo. En alguna ocasión salimos juntos y le conocí, pero no lo suficiente para conocer qué tal era. Sólo pude sacar la impresión del primer vistazo, y daba la sensación de ser un poco macarra de barrio, un poco barriobajero. Quizá yo estuviera equivocado, pues ya digo que apenas hablé con él, y se comportó correctamente, pero esa fue la impresión que me dió. Yo sólo la dije que me daba la sensación que no pegaban juntos mucho, que era como de otro ambiente. Pero ella hablaba bien de él. Decía que era muy inteligente y que tenía otras virtudes y tal, y no digo que no fuera así, pero si me hubieran dicho que le metían en la cárcel por algún asunto raro, no me habría pillado de sorpresa. De hecho, ella contaba algunas cositas que hacía que no eran muy normales.
En las largas épocas en las que no estaba con él, se ligaba a otros tíos, y esos ligues siempre seguían el mismo patrón: Conocía a un tío y empezaba a decir que estaba enamorada y que era el hombre de su vida, pero a los 3 meses (cronometrados), siempre rompía con él. Le dejaba ella a él, y al poco tiempo, volvía a conocer a otro y vuelta a empezar. Y así, una y otra vez. Además, no era como la mayoría de las tías, que lo más que hacen es coquetear, echando miraditas e insinuarse, sino que, además de hacer eso, si tenía que decirle a un tío a la cara que le gustaba, se lo decía y tan ancha se quedaba, con lo que ligaba con mucha más facilidad y sobre todo, rapidez, que otras que lo más que hacen es solamente coquetear y esperar. De todas formas, me sorprendía que ligara tanto. Debe ser que el mundo está lleno de tíos gualtrapas desesperados, que no son más que combustible en la interminable caldera de tías como esa.
Por supuesto, todo lo que ella contaba lo hacía siempre desde su punto de vista. Es decir, que alguna vez la pregunté qué la parecía que cada 3 meses dejara abandonado a algún tío, si eso estaba bien, si antes de liarse con ellos no pensaba que sólo la iba a durar los acostumbrados 3 meses para pensárselo un poco antes de decir que ese "sí era el definitivo", y por su respuesta, tanto en lo que decía como en cómo lo decía, era más o menos como la que daría si dejara abandonado un electrodoméstico averiado en el cubo de la basura. No la importaba lo más mínimo.
Pero, por supuesto, lo que más me llamaba la atención era que confundiera amor con sexo de esa manera. Luego dicen de los hombres, pero lo cierto es que los hombres sabemos distinguir perfectamente el amor del sexo, y alguien que hace lo que ella hacía, estar 3 meses con cada tío y vuelta a empezar con uno nuevo, no puede estar enamorada de ninguno de ellos, pues ese sentimiento no surge y se acaba continuamente una y otra vez, varias veces al año. Yo soy de los que piensan que las mujeres tienen más facilidad para manejar y expresar las emociones, pero considerando este ejemplo, no tienen más facilidad para interpretarlas o reconocerlas, o al menos, esta chica no. Supongo que ella se veía a sí misma éticamente legitimada para ser tan zorrón, pues todo lo que hacía era siempre por "amor", no por ganas de sexo. Así que con el paso del tiempo, mi estima por ella fue bajando, tanto por el hecho de que fuera tan zorrón, como por, sobre todo, porque fuera capaz de autoengañarse de esa manera, llamando al sexo, amor.
Pero ahora viene lo mejor. Un buen día quedamos y me cuenta que tenía nueva pareja. Bueno, lo de siempre, pensé. Pero cuál no sería mi sorpresa cuando me dice que en esta ocasión no era un tío, sino una tía con quien se había liado. ¡Se había vuelto lesbiana!. Se me rompieron los esquemas, pues aunque no era una tía coqueta y presumida como otras, tampoco es que fuera una tía masculinoide, y jamás se me habría ocurrido pensar que su próximo ligue fuera una lesbiana reconocida. Pero ella decía lo de siempre: "Estoy enamorada y esta vez sí que es la definitiva".[7i] Sin embargo, yo que la conocía muy bien, pensé que a los 3 meses esa relación estaría acabada como las demás. Y así fue. Acerté de lleno, y a los 3 meses ya habían roto. Como yo suelo decir: "El que predice y acierta, es que sabe".
Ni qué decir tiene, que el poco respeto, entendiendo por respeto a esa especie de valoración, "admiración" y aprecio que se tiene por los amigos, que tenía por ella, se fue casi definitivamente por el desagüe, pues si su comportamiento me resultaba repelente con hombres, añadir el componente homosexual ya se me hizo excesivo. Ya no me gustaba oírla sus historias. Ya estaba cansado de tal grado de degradación, de bajeza, de falta de honestidad hacia sí misma para reconocer cuáles son los auténticos sentimientos y emociones que la movían (sexo, y no amor, y en el último caso, ganas de probar la homosexualidad). Ya había "aprendido" bastante de su mentalidad y de ella. Ya la conocía de sobra (y a otras tías similares por otras vías). Así que ya nos fuimos distanciando cada vez más.
Estaba claro, que la relación más duradera que ella había mantenido era con el macarra. Con ese tipo, había sufrido malos tragos parece ser, y lo contrario también, claro. Épocas en las que "lloraba mientras estudiaba", y épocas en las que estaban juntos tan ricamente. Es decir, es el tío que la pone las cosas difíciles, el duro, el malo, con el que volvía periódicamente, mientras que sus ligues trimestrales eran desechados sin miramientos.
El remate fue un día que quedamos. Siempre vestía sin llamar la atención, aparentando ser normalucha y sin valer gran cosa, su peinado era bastante soso y nunca iba maquillada, pero ese día apareció vestida más sexy que nunca, con un vestido rojo de una pieza ajustado marcando curvas, y con los labios y uñas pintados de rojo. Joder, yo no tenía ni idea de que estuviera tan buena. Si en la anécdota que conté al principio hubiera aparecido así de provocativa, probablemente mis instintos animalescos y primitivos habrían impedido que la hubiera rechazado, y yo habría sido entonces otro ligue trimestral suyo y ahí habría acabado todo.
Alguien dijo que hay que hacer caso de lo que las mujeres hacen, no de lo que dicen. Y eso se podía aplicar a este caso perfectamente. Me estaba contando que un amigo común con el que había quedado el otro día había querido beneficiársela, y ella le había rechazado muy ofendida, porque sólo la quería para sexo y no para mantener una relación estable (y eso que él no sabía la intensa vida zorronil que ella mantenía, pues yo no se lo había contado). "¿Y con qué intención me cuentas eso mientras al mismo tiempo me estás provocando vestida y maquillada de esa manera?", pensé yo. ¿Pretendía que yo fuera el siguiente de la lista de sus ligues temporales, fiel a su mentalidad del autoengaño de "quién sabe, quizá sea el definitivo"?. ¿O es que después de probar lo heterosexual y lo homosexual, no la quedaba otra cosa que la diera más morbo que yo?. Desde luego, ese día estaba para darla su merecido, pero como sabía que yo iba a ser otra muesca de su revólver, preferí mantener la compostura, y comportarme como cualquier otro día. O sea, ignorar las ganas de arrancarla la ropa violentamente.
Posteriormente, no recuerdo si volvimos a quedar alguna vez más antes de dejar de vernos del todo. Sí recuerdo que algún día que la llamé obtuve por respuesta un "no me llames, ya te llamaré yo", cosa que no hizo, demostrando así que su interés por mí era nulo. ¿A qué viene, entonces, esa hipocresía, de "sexo sin amor, no", mientras tu vestido y maquillaje gritaba "fóllame"?.
En definitiva, yo sólo pido un poco de honestidad, la cual empieza por la auto-honestidad, honestidad consigo mismo para reconocer las cosas: Si quieres sexo o probar la homosexualidad, no seas tan falsa de llamarlo amor. Si te da morbo un tío al que le has contado tu vida y viceversa, díselo claramente, que se supone había confianza y no te andes con juegos mentales, que siempre los he aborrecido.
Hace muchos años conocí a una chica en unas circunstancias que no vienen al caso. Salíamos juntos con amigos y tal, y a veces solos, pero como amigos. Un día quedamos los dos a ir a cierto acontecimiento. Ella estaba muy amable y simpática, y en un momento determinado me cogió de la mano pero yo me solté. Un poco más tarde hablamos, y la dije lo que pensaba, que además era verdad: Que sólo la veía como amiga, porque yo buscaba una relación estable, y ella no era mi tipo, ni yo era su tipo. Además, yo en esa época estaba todavía bastante mal (y ella lo sabía), y habría sido imprudente por mi parte liarme con una tía con la que sabía que no había futuro, incrementando la probabilidad de sufrir algún conflicto emocional sin estar bien.
Yo pensaba que la habría molestado el haber sido rechazada, pero para mi sorpresa su actitud fue la contraria. Dijo que la parecía bien mi actitud, y que yo la "respetaba". Y digo que fue una sorpresa, porque ella decía que sólo iba con tíos a los que quería, con lo cual, si intentó enrrollarse conmigo debía ser porque sentía algo por mí, pero su actitud alegre de que mi actitud la parecía bien, demostraba que era mentira que para querer enrollarse con alguien necesitara algún sentimiento de por medio. Además, como ella misma me dijo más adelante, yo "estaba demasiado delgado", (afortunadamente, otras no han pensado igual a lo largo de mi vida, uf). O sea, que no le gustaba.
Así que quedamos como amigos. Ella me contaba sus cosas y yo la contaba las mías, durante varios años, y yo encantado, no por cotilla, sino porque yo siempre necesito información, cuanta más, mejor, de todo tipo de cosas "importantes" o "necesarias", como estos asuntos. La información es comida para la mente. Además, como yo tenía menos cosas que contarla a ella, que ella a mí, digamos que el saldo estaba a mi favor. Pero es que cualquiera tendría menos cosas que contarla a ella que viceversa, porque como explicaré, era bastante zorrón.
Según me contó, había tenido una relación larga con un tipo y había estado a punto de casarse, pero algo pasó y rompieron. No recuerdo el motivo, pero no parece que fuera algo aparentemente grave, como alguna infidelidad. El caso es que ese individuo era ya historia, y tras él, había estado/estaba con otro en épocas intermitentes. Es decir, estaban una temporada juntos y luego rompían, para volver a reconciliarse al cabo de un tiempo. En alguna ocasión salimos juntos y le conocí, pero no lo suficiente para conocer qué tal era. Sólo pude sacar la impresión del primer vistazo, y daba la sensación de ser un poco macarra de barrio, un poco barriobajero. Quizá yo estuviera equivocado, pues ya digo que apenas hablé con él, y se comportó correctamente, pero esa fue la impresión que me dió. Yo sólo la dije que me daba la sensación que no pegaban juntos mucho, que era como de otro ambiente. Pero ella hablaba bien de él. Decía que era muy inteligente y que tenía otras virtudes y tal, y no digo que no fuera así, pero si me hubieran dicho que le metían en la cárcel por algún asunto raro, no me habría pillado de sorpresa. De hecho, ella contaba algunas cositas que hacía que no eran muy normales.
En las largas épocas en las que no estaba con él, se ligaba a otros tíos, y esos ligues siempre seguían el mismo patrón: Conocía a un tío y empezaba a decir que estaba enamorada y que era el hombre de su vida, pero a los 3 meses (cronometrados), siempre rompía con él. Le dejaba ella a él, y al poco tiempo, volvía a conocer a otro y vuelta a empezar. Y así, una y otra vez. Además, no era como la mayoría de las tías, que lo más que hacen es coquetear, echando miraditas e insinuarse, sino que, además de hacer eso, si tenía que decirle a un tío a la cara que le gustaba, se lo decía y tan ancha se quedaba, con lo que ligaba con mucha más facilidad y sobre todo, rapidez, que otras que lo más que hacen es solamente coquetear y esperar. De todas formas, me sorprendía que ligara tanto. Debe ser que el mundo está lleno de tíos gualtrapas desesperados, que no son más que combustible en la interminable caldera de tías como esa.
Por supuesto, todo lo que ella contaba lo hacía siempre desde su punto de vista. Es decir, que alguna vez la pregunté qué la parecía que cada 3 meses dejara abandonado a algún tío, si eso estaba bien, si antes de liarse con ellos no pensaba que sólo la iba a durar los acostumbrados 3 meses para pensárselo un poco antes de decir que ese "sí era el definitivo", y por su respuesta, tanto en lo que decía como en cómo lo decía, era más o menos como la que daría si dejara abandonado un electrodoméstico averiado en el cubo de la basura. No la importaba lo más mínimo.
Pero, por supuesto, lo que más me llamaba la atención era que confundiera amor con sexo de esa manera. Luego dicen de los hombres, pero lo cierto es que los hombres sabemos distinguir perfectamente el amor del sexo, y alguien que hace lo que ella hacía, estar 3 meses con cada tío y vuelta a empezar con uno nuevo, no puede estar enamorada de ninguno de ellos, pues ese sentimiento no surge y se acaba continuamente una y otra vez, varias veces al año. Yo soy de los que piensan que las mujeres tienen más facilidad para manejar y expresar las emociones, pero considerando este ejemplo, no tienen más facilidad para interpretarlas o reconocerlas, o al menos, esta chica no. Supongo que ella se veía a sí misma éticamente legitimada para ser tan zorrón, pues todo lo que hacía era siempre por "amor", no por ganas de sexo. Así que con el paso del tiempo, mi estima por ella fue bajando, tanto por el hecho de que fuera tan zorrón, como por, sobre todo, porque fuera capaz de autoengañarse de esa manera, llamando al sexo, amor.
Pero ahora viene lo mejor. Un buen día quedamos y me cuenta que tenía nueva pareja. Bueno, lo de siempre, pensé. Pero cuál no sería mi sorpresa cuando me dice que en esta ocasión no era un tío, sino una tía con quien se había liado. ¡Se había vuelto lesbiana!. Se me rompieron los esquemas, pues aunque no era una tía coqueta y presumida como otras, tampoco es que fuera una tía masculinoide, y jamás se me habría ocurrido pensar que su próximo ligue fuera una lesbiana reconocida. Pero ella decía lo de siempre: "Estoy enamorada y esta vez sí que es la definitiva".[7i] Sin embargo, yo que la conocía muy bien, pensé que a los 3 meses esa relación estaría acabada como las demás. Y así fue. Acerté de lleno, y a los 3 meses ya habían roto. Como yo suelo decir: "El que predice y acierta, es que sabe".
Ni qué decir tiene, que el poco respeto, entendiendo por respeto a esa especie de valoración, "admiración" y aprecio que se tiene por los amigos, que tenía por ella, se fue casi definitivamente por el desagüe, pues si su comportamiento me resultaba repelente con hombres, añadir el componente homosexual ya se me hizo excesivo. Ya no me gustaba oírla sus historias. Ya estaba cansado de tal grado de degradación, de bajeza, de falta de honestidad hacia sí misma para reconocer cuáles son los auténticos sentimientos y emociones que la movían (sexo, y no amor, y en el último caso, ganas de probar la homosexualidad). Ya había "aprendido" bastante de su mentalidad y de ella. Ya la conocía de sobra (y a otras tías similares por otras vías). Así que ya nos fuimos distanciando cada vez más.
Estaba claro, que la relación más duradera que ella había mantenido era con el macarra. Con ese tipo, había sufrido malos tragos parece ser, y lo contrario también, claro. Épocas en las que "lloraba mientras estudiaba", y épocas en las que estaban juntos tan ricamente. Es decir, es el tío que la pone las cosas difíciles, el duro, el malo, con el que volvía periódicamente, mientras que sus ligues trimestrales eran desechados sin miramientos.
El remate fue un día que quedamos. Siempre vestía sin llamar la atención, aparentando ser normalucha y sin valer gran cosa, su peinado era bastante soso y nunca iba maquillada, pero ese día apareció vestida más sexy que nunca, con un vestido rojo de una pieza ajustado marcando curvas, y con los labios y uñas pintados de rojo. Joder, yo no tenía ni idea de que estuviera tan buena. Si en la anécdota que conté al principio hubiera aparecido así de provocativa, probablemente mis instintos animalescos y primitivos habrían impedido que la hubiera rechazado, y yo habría sido entonces otro ligue trimestral suyo y ahí habría acabado todo.
Alguien dijo que hay que hacer caso de lo que las mujeres hacen, no de lo que dicen. Y eso se podía aplicar a este caso perfectamente. Me estaba contando que un amigo común con el que había quedado el otro día había querido beneficiársela, y ella le había rechazado muy ofendida, porque sólo la quería para sexo y no para mantener una relación estable (y eso que él no sabía la intensa vida zorronil que ella mantenía, pues yo no se lo había contado). "¿Y con qué intención me cuentas eso mientras al mismo tiempo me estás provocando vestida y maquillada de esa manera?", pensé yo. ¿Pretendía que yo fuera el siguiente de la lista de sus ligues temporales, fiel a su mentalidad del autoengaño de "quién sabe, quizá sea el definitivo"?. ¿O es que después de probar lo heterosexual y lo homosexual, no la quedaba otra cosa que la diera más morbo que yo?. Desde luego, ese día estaba para darla su merecido, pero como sabía que yo iba a ser otra muesca de su revólver, preferí mantener la compostura, y comportarme como cualquier otro día. O sea, ignorar las ganas de arrancarla la ropa violentamente.
Posteriormente, no recuerdo si volvimos a quedar alguna vez más antes de dejar de vernos del todo. Sí recuerdo que algún día que la llamé obtuve por respuesta un "no me llames, ya te llamaré yo", cosa que no hizo, demostrando así que su interés por mí era nulo. ¿A qué viene, entonces, esa hipocresía, de "sexo sin amor, no", mientras tu vestido y maquillaje gritaba "fóllame"?.
En definitiva, yo sólo pido un poco de honestidad, la cual empieza por la auto-honestidad, honestidad consigo mismo para reconocer las cosas: Si quieres sexo o probar la homosexualidad, no seas tan falsa de llamarlo amor. Si te da morbo un tío al que le has contado tu vida y viceversa, díselo claramente, que se supone había confianza y no te andes con juegos mentales, que siempre los he aborrecido.