De la Sorna
Forero del todo a cien
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- 11 Nov 2009
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Sirva este lugar para derrarmarme sobre vosotros. Para compartir lo que me ocurre y lo que me aflige. Para hablaros de la vida, que siempre es cómica. Para hablar de un cuadrado de amor bizarro foril. Poco a poco publicaré también mi correspondencia con varias primeras espadas de la joven literatura. En definitiva, todo esto es una tentativa y una aproximación: la referencia a un post que nunca será escrito pero que podría haber sido grande. Pues empiezo:
¿Cuál es el problema de Leopoldo María Panero? Haber creído que existía la poesía; su profunda descontextualización sociológica. Unos creen en Dios, otros en la Historia de la Literatura. El siglo XXI ha sido determinante: ha hundido todas las creencias del XIX. Las ha dejado sin contenido. Incluso la grandeza de entregar la vida, al modo de una tauromaquia, a un absurdo acaba resultando hoy, en el 2012, un acto incomprensible, antiguo, insignificante. La velocidad de la Historia es salvaje. La reivindicación de la vida del siglo XXI ha sido frenética. Nadie quiera dar su vida por nada ni por nadie. La vida ya es otra cosa. Nadie quiere ser un genio, pero vivir en un psiquiátrico, solo, sin amigos, sin una mujer, sin amor. El fracaso no tiene ningún atractivo en el siglo XXI. Y la genialidad se ha dado el piro. La gente quiere ser feliz, vivir, amar, y ser amados. Es como si los artistas hubieran perdido el celibato del fracaso en este siglo XXI. Es un avance moral. Un progreso.
¿Cuál es el problema de Leopoldo María Panero? Haber creído que existía la poesía; su profunda descontextualización sociológica. Unos creen en Dios, otros en la Historia de la Literatura. El siglo XXI ha sido determinante: ha hundido todas las creencias del XIX. Las ha dejado sin contenido. Incluso la grandeza de entregar la vida, al modo de una tauromaquia, a un absurdo acaba resultando hoy, en el 2012, un acto incomprensible, antiguo, insignificante. La velocidad de la Historia es salvaje. La reivindicación de la vida del siglo XXI ha sido frenética. Nadie quiera dar su vida por nada ni por nadie. La vida ya es otra cosa. Nadie quiere ser un genio, pero vivir en un psiquiátrico, solo, sin amigos, sin una mujer, sin amor. El fracaso no tiene ningún atractivo en el siglo XXI. Y la genialidad se ha dado el piro. La gente quiere ser feliz, vivir, amar, y ser amados. Es como si los artistas hubieran perdido el celibato del fracaso en este siglo XXI. Es un avance moral. Un progreso.