BALDO DE UBALDI
Forero del todo a cien
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- 6 Sep 2008
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El otro día, tras una buena cantidad de cervezas surgió una discusión en la cuadrilla respecto a las actitudes que cada uno tenemos en cuanto al asunto del ligue en la que se pusieron de manifiesto las dos diferentes actitudes que entre nosotros hay cuando se sale por la noche por esos antros de Dios.
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Por un lado están los que “pasan” los que no entran a las hembras o los que les parece que es una perdida de tiempo y de dinero además de una soberana estupidez.
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Por otro estamos, y me incluyo entre ellos, los que hacemos del tratar de ligar con las féminas la principal actividad del ocio nocturno. Si bien tampoco se desprecian otras como una buena charleta con los amigos ante una mesa repleta de botellas de cerveza vacías, a partir de una hora la necesidad de iniciar la caza se hace casi incontrolable.
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Cuando hablo de ligar hablo de, en la misma noche, entrar a una desconocida, entablar conversación con ella hasta saber que te la puedes follar, ni siquiera hablo de consumar el acto, que es secundario, sino de saber que puedes, los que lo habéis vivido sabéis a lo que me refiero.
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Pensándolo objetivamente el perder el tiempo en buscar a unas mujeres, tratar de entablar conversación con ellas y pelear hasta que sepas que te puedes acostar con ellas es una actividad absolutamente ridícula cuando la cosecha habitual suele ser desplantes, desprecio, indiferencia, alguna bronca además de tener que sortear peligros incontables como novios celosos, canis endrogainaos, murciélagos jode rollos, y demás fauna nocturna, junto con otros riesgos como caer en el pagafantismo, dar con taradas psicopatas o buscarte la ruina en tu hogar aunque no te hayas comido una rosca.
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No obstante a algunos de los presentes en la conversación afirmabamos que nos compensa la emoción de la caza, la necesidad vencer en tan desigual combate, la búsqueda y obtención, a veces, de la adrenalina del vencedor. Y es curioso, dicha adrenalina no pasa, exclusivamente, por la consumación del lance en un encuentro sexual (que también, por supuesto) sino en la convicción o convencimiento de que la presa esta lista o dispuesta para ello.
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Convenimos entre los "cazadores" que a pesar de que los años dicha necesidad de caza no se pasa hasta que el tiempo, la naturaleza y las presas te hacer ver que ya estas fuera, que hay lobos mas jóvenes que te superan y que lo que te queda es retirarte a una segunda línea y esperar a que los lobos jóvenes se equivoquen o una presa desprevenida se ponga a tiro, por que, como dice un amigo mío, el que nace lobo, muere lobo…
<O:p</O:p
Así que, creéis que el ligar, el salir de caza, como actividad puede ser adictiva? ¿Como si fuera hacer puenting o alguna chorrada sin sentido por el estilo? ¿Quizás verlo desde ese prisma lúdico y no tan trascendente, podría aliviar a muchos de los que aquí postean de sus traumas y frustraciones? ¿O es que creemos que todos los días que se sale de caza se vuelve con una presa en el morral, y si no nos deprimimos?.
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Por un lado están los que “pasan” los que no entran a las hembras o los que les parece que es una perdida de tiempo y de dinero además de una soberana estupidez.
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Por otro estamos, y me incluyo entre ellos, los que hacemos del tratar de ligar con las féminas la principal actividad del ocio nocturno. Si bien tampoco se desprecian otras como una buena charleta con los amigos ante una mesa repleta de botellas de cerveza vacías, a partir de una hora la necesidad de iniciar la caza se hace casi incontrolable.
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Cuando hablo de ligar hablo de, en la misma noche, entrar a una desconocida, entablar conversación con ella hasta saber que te la puedes follar, ni siquiera hablo de consumar el acto, que es secundario, sino de saber que puedes, los que lo habéis vivido sabéis a lo que me refiero.
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Pensándolo objetivamente el perder el tiempo en buscar a unas mujeres, tratar de entablar conversación con ellas y pelear hasta que sepas que te puedes acostar con ellas es una actividad absolutamente ridícula cuando la cosecha habitual suele ser desplantes, desprecio, indiferencia, alguna bronca además de tener que sortear peligros incontables como novios celosos, canis endrogainaos, murciélagos jode rollos, y demás fauna nocturna, junto con otros riesgos como caer en el pagafantismo, dar con taradas psicopatas o buscarte la ruina en tu hogar aunque no te hayas comido una rosca.
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No obstante a algunos de los presentes en la conversación afirmabamos que nos compensa la emoción de la caza, la necesidad vencer en tan desigual combate, la búsqueda y obtención, a veces, de la adrenalina del vencedor. Y es curioso, dicha adrenalina no pasa, exclusivamente, por la consumación del lance en un encuentro sexual (que también, por supuesto) sino en la convicción o convencimiento de que la presa esta lista o dispuesta para ello.
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Convenimos entre los "cazadores" que a pesar de que los años dicha necesidad de caza no se pasa hasta que el tiempo, la naturaleza y las presas te hacer ver que ya estas fuera, que hay lobos mas jóvenes que te superan y que lo que te queda es retirarte a una segunda línea y esperar a que los lobos jóvenes se equivoquen o una presa desprevenida se ponga a tiro, por que, como dice un amigo mío, el que nace lobo, muere lobo…
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Así que, creéis que el ligar, el salir de caza, como actividad puede ser adictiva? ¿Como si fuera hacer puenting o alguna chorrada sin sentido por el estilo? ¿Quizás verlo desde ese prisma lúdico y no tan trascendente, podría aliviar a muchos de los que aquí postean de sus traumas y frustraciones? ¿O es que creemos que todos los días que se sale de caza se vuelve con una presa en el morral, y si no nos deprimimos?.