Lirica romana.Catulo y Horacio

Yosifollo

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25 Jul 2006
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POESIA LIRICA

La lirica en Roma

La lírica latina comienza en Roma mucho más tarde que la épica o el teatro, concretamente a finales del siglo II a.C., en plena influencia helenística y cuando las circunstancias políticas y sociales habían abocado los ánimos de los ciudadanos cada vez más hacia la intimidad y la vida privada. Las convulsiones sociales que propiciaron la falta de ideales comunes que justificasen una épica nacional, hacen brotar una serie de composiciones breves y delicadas en las que se renuncia a todo lo que sea grandeza, volcándose en la intimidad de las pequeñas cosas.

Las características de esta nueva poesía siguen siendo semejantes a las de la lírica griega (mitología, polimetría, etc.), pero la diferencia es que los romanos escribieron poca poesía lírica propiamente dicha y además fue un producto completamente literario no arraigado en la costumbre social, pensado para ser leído y no cantado. En este marco afloró en primer lugar el círculo de Lutacio Cátulo y sus célebres epigramas eróticos, a quien podemos considerar como precedente de los neotéricos, verdaderos artífices y abanderados de toda una renovación literaria y estética.

Los Neotéricos son un grupo de poetas (no una escuela), considerados como los renovadores cultistas de la poesía latina del momento. Propugnaban el abandono de la épica en aras de unas pequeñas composiciones en las que predominaban la pureza estética, la propiedad en el lenguaje, la selección del vocabulario y la polimetría, buscando siempre la perfección métrica. Básicamente insisten en un nuevo tratamiento poético que gira en torno al culto a la forma perfecta y a la introducción de una nueva temática.

Catulo

Máximo representante de los poetae novi o neotéricos, es el único autor del que se nos han conservado todos sus poemas y uno de los poetas latinos más populares hoy día.Se le recuerda ante todo como poeta amoroso y en esto influyó sobremanera en los grandes elegíacos que le sucedieron.

Catulo, nacido en Verona (84.54 a.C.), tuvo una vida breve, pero intensa, aunque sin acontecimientos extraordinarios. Era hijo de una familia provinciana, que aún sin grandes bienes de fortuna, pudo dotarle de una excelente educación y facilitarle un trato social elevado. Su padre se preciaba de la amistad con César, sentimiento que Catulo no compartía. Tuvo poca inclinación por los cargos oficiales y el comercio, y gustaba, por el contrario, del otium, de la vida social, del trato con los amigos, de las mujeres, del arte poético...

El actual Corpus Catuliano que poseemos consta de 116 poemas y podemos vertebrarlo en tres partes claramente diferenciadas:

 La primera parte, del poema 1 hasta el 60, comprende poemas líricos cortos, en metros y contenidos variados: Así encontramos incidentes de la vida diaria, expresiones de amistad, sátiras, críticas políticas, poemas de amor e, incluso, un himno a Diana y la traducción (51) de un célebre poema de Safo.

 La segunda parte, del poema 61 hasta el 68, se caracteriza por una mayor extensión de las poesías e importancia del asunto: himnos nupciales, elegías epistolares, y hasta una breve epopeya con motivos mitológicos. Aquí Catulo se nos revela como el poeta doctus, de influencia alejandrina y carga erudita hasta el punto de versionar dos poemas de Calímaco.

 La tercera parte, del poema 69 hasta el 116, es parecida en cuanto al contenido a la tercera parte, pero se caracteriza por su forma métrica común, el dístico elegíaco, y además porque expresa los sentimientos del poeta de una forma más tradicionalmente romana.

Catulo escribió, pues, básicamente dos modos de poesía:

 poemas yámbicos o mélicos (de corta extensión) y epigramas en dísticos elegíacos, que en su mayoría reflejan sentimientos personales o impresiones vividas y

 poemas total o predominantemente narrativos, en los que o no se alude en absoluto a su persona o sólo para dar pretexto a una extensa digresión, donde el preciosismo y la precisión técnico-poética dominan absolutamente.

En la vida del poeta se mezclan momentos de felicidad, demasiado breves, con momentos de abatimiento y autodestrucción. La pasión desencantada junto con el angustioso drama de la muerte de su hermano le hacen llegar a una revelación íntima que llena de luz su alma, indecisa entre el odio y el amor: llega la hora amarga de la resignación.

Horacio. Los tópicos horacianos

Quinto Horacio Flaco (65-8 a.C.) nació en Venusia (Apulia), hijo de un liberto que ejercía el cargo de recaudador de impuestos en las subastas. Con gran sacrificio de su familia, recibió una esmerada educación en Roma y más tarde en Grecia, entusiasmándose con la filosofía epicúrea. Se enroló en el ejército de Bruto y combatió en Filipos con el grado de tribuno militar.

Tras la derrota volvió a Roma y compró un puesto de amanuense de los cuestores para poder vivir. Allí empieza a escribir con amargura sus Épodos y Sátiras, trabando amistad con Virgilio, quien lo presentó a Mecenas, al cual le unió una profunda amistad durante toda su vida. No se casó nunca. Se dedicó por completo a su actividad literaria, permitiéndose incluso rechazar el cargo de secretario particular del "princeps", que el propio Augusto le había ofrecido.

 Odas : El espíritu de Horacio era lírico, y por tanto sus mejores obras están entre las “odas”, en las que toca todo tipo de temas, porque todos se prestan más o menos al lirismo. Fijó sus ritmos con vigor, y obtuvo de la lengua latina efectos admirables con una forma muy sobria.

 “Carmen saeculare” : Apoyó las intenciones religiosas y morales de Augusto en cuanto que estaban de acuerdo con su propia filosofía y su deseo de tranquilidad y orden. Por eso el año 17 a. C. Augusto le encargó la redacción del himno que debían cantar en el Palatino 27 chicos y 27 chicas el tercer día de los “Ludi Saeculares” (del 31 de mayo al 2 de junio), en honor de los dioses, y en particular, de Apolo. Realizó una obra académica, sin gran entusiasmo. Ensalzó a Augusto y a los miembros de su familia. Se nota más perfección técnica de arte que fervor de poeta.

 “Satiras” : trata de fustigar los vicios y los lugares comunes sin alusiones personales, alaba también la vida sencilla.


Los topica o lugares comunes son un asunto muy antiguo en la literatura. Ya los griegos los usaron y los denominaron con el nombre de tópicos, haciendo referencia a la palabra griega topoV, que significa lugar. Aristóteles había escrito un tratado sobre este tema. Cicerón, en un escrito que lleva por título precisamente Topica, hace un resumen de memoria del libro de Aristóteles. Se trata de desarrollar asuntos repetidos que podrían dar lugar a desarrollos posteriores, pero ya conocidos por el público.

Bien es verdad que el autor latino que ha proporcionado más expresiones latinas al acervo cultural de Europa es Cicerón. Sin embargo Horacio nos ha dejado unas cuantas perlas, expresiones concisas, contundentes, expresivas, que han tenido mucho éxito en la filosofía y en la literatura universal, e, incluso, en el habla popular. ¿Quién no ha oído decir Carpe diem, Beatus ille, por ejemplo? No todas ellas son de propia cosecha, ya que muchas, como hemos apuntado anteriormente, procedían de la tradición literaria y filosófica griega. Sin embargo, han hecho fortuna a partir de Horacio.

Numerosas son las frases de Horacio que han llegado a ser tópicos, es decir, que, vengan o no vengan a cuento, se dicen o se escriben. Sin embargo también nos han quedado otras muchas menos conocidas, que merece la pena descubrir, porque, en unas pocas palabras, son un compendio de sabiduría. Estas expresiones, junto con otras de diversos autores, han sido adoptadas por filósofos, moralistas o literatos posteriores para explicar en pocas palabras y con contundencia todo un razonamiento filosófico, moral o literario.
 
a) El foro de libros y cómics no está de adorno.

b) En el mismo hay un hilo dedicado a la literatura clásica grecorromana

https://foropl.com/viewtopic.php?t=40504

c) Mucho hilo y mucho copiar y pegar, pero se ve que la mollera no le alcanza para darse cuenta de los dos puntos anteriores antes de abrir tanto hilo.

"Primero se apunta y luego se dispara", como me decía un maestro.
 
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