redpo
Lo vio en un documental
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- 6 Ene 2004
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Bueno, creo que la gran mayoría de ustedes saben de mis taras mentales. No voy a entrar (al menos de momento) en si son exógenas o endógenas, aunque ya les adelanto que ambas
El caso es que dichas taras no son tan visibles como a lo mejor puedan imaginar. Podrían verme en la calle y pensar que soy un tío normal. De hecho, mucha gente tiene una imagen de mí que les sorprendería. Pura fachada que he llevado toda mi vida a modo de protección (supongo). Los que me conocen por aquí saben de Gaspar y mi "afición" por los animales, y no únicamente cánidos y felinos. Lo que creo que pocos saben es que soy educador canino (no como actividad principal). Normalmente lo hago gratis, siempre y cuando sea gente sin recursos. Para asegurar que son buenos adoptantes y que efectivamente no pueden pagar, me hacen de filtro varias asociaciones.
Así mismo, la que para mí es la mejor clínica veterinaria de Mallorca tiene a bien llamarme si alguno de sus pacientes requiere de mis servicios.
Al lío: Ayer noche me llama mi veterinaria (cosa rara, obviamente suelo ser yo el que llamo). El caso es que tiene un cane corso con leishmania (una especie de SIDRA transmitida por un mosquito) que ha salido de UCI, pero con muchas secuelas.
Gracias a un tratamiento con células madre ha mejorado mucho, está listo para abandonar la clínica, pero está muy delicado y no se sabe que tal se desenvolverá. Casi ciego y con parte de la nariz comida. Eso me lo cuenta ayer por teléfono a las 22:00 de la noche. Me dice que la clienta paga bien (es guiri), y que lo mejor para el perro es salir de la clínica e ir recuperándose y adaptándose.
Pues nada, que hoy me he ido para allá, he accedido a la zona de observación, y joder. Será por que es el peor caso que he vivido en directo, pero se me ha roto el alma en mil pedazos, hijos de puta . He abierto la jaula para acariciarlo, aunque él no ha querido salir. Los ojos casi blancos por la ceguera. Pues me he puesto a llorar como una nenanza. Menos mal que mi vete sabe de mi depresión, además de estar acostumbrada a tratar con gente muy afectada por la salud de sus animales.
No hubiera llegado a ese estado si no se le hubiera interrumpido el tratamiento debido al Alzheimer de su dueño. Los hijos, en lugar de ocuparse del animal lo han dejado como un juguete roto. Prefiero no cruzármelos ni conocerlos.
la Leishmania, si se trata a tiempo, no deja secuelas y se puede hacer vida normal, pero ahora ya le ha dejado ciego, y con problemas neuronales de carácter vestibular todavía por evaluar.
Pero un momento, que todavía no soy lo suficientemente maricón, aún hay más: Y por si fuera poco, un forero, al echarme hoy una mano (que os conozco) ha hecho que, literalmente, se me humedecieran los ojos. Os lo digo en serio, cabrones, con esta hipersensibilidad no se puede vivir con un mínimo de calidad. ¿Lo habéis captado? Un forero de PL me ha emocionado. ¿Qué será lo siguiente? Es una pregunta retórica, se que me vais a llamar maricón y nenaza hasta la saciedad . Os leo atentamente.
Por cierto: el hilo me parece una mierda, estoy por borrarlo yo, así que procedan según consideren. Yo ya perdí hasta la dignidad.
El caso es que dichas taras no son tan visibles como a lo mejor puedan imaginar. Podrían verme en la calle y pensar que soy un tío normal. De hecho, mucha gente tiene una imagen de mí que les sorprendería. Pura fachada que he llevado toda mi vida a modo de protección (supongo). Los que me conocen por aquí saben de Gaspar y mi "afición" por los animales, y no únicamente cánidos y felinos. Lo que creo que pocos saben es que soy educador canino (no como actividad principal). Normalmente lo hago gratis, siempre y cuando sea gente sin recursos. Para asegurar que son buenos adoptantes y que efectivamente no pueden pagar, me hacen de filtro varias asociaciones.
Así mismo, la que para mí es la mejor clínica veterinaria de Mallorca tiene a bien llamarme si alguno de sus pacientes requiere de mis servicios.
Al lío: Ayer noche me llama mi veterinaria (cosa rara, obviamente suelo ser yo el que llamo). El caso es que tiene un cane corso con leishmania (una especie de SIDRA transmitida por un mosquito) que ha salido de UCI, pero con muchas secuelas.
Gracias a un tratamiento con células madre ha mejorado mucho, está listo para abandonar la clínica, pero está muy delicado y no se sabe que tal se desenvolverá. Casi ciego y con parte de la nariz comida. Eso me lo cuenta ayer por teléfono a las 22:00 de la noche. Me dice que la clienta paga bien (es guiri), y que lo mejor para el perro es salir de la clínica e ir recuperándose y adaptándose.
Pues nada, que hoy me he ido para allá, he accedido a la zona de observación, y joder. Será por que es el peor caso que he vivido en directo, pero se me ha roto el alma en mil pedazos, hijos de puta . He abierto la jaula para acariciarlo, aunque él no ha querido salir. Los ojos casi blancos por la ceguera. Pues me he puesto a llorar como una nenanza. Menos mal que mi vete sabe de mi depresión, además de estar acostumbrada a tratar con gente muy afectada por la salud de sus animales.
No hubiera llegado a ese estado si no se le hubiera interrumpido el tratamiento debido al Alzheimer de su dueño. Los hijos, en lugar de ocuparse del animal lo han dejado como un juguete roto. Prefiero no cruzármelos ni conocerlos.
la Leishmania, si se trata a tiempo, no deja secuelas y se puede hacer vida normal, pero ahora ya le ha dejado ciego, y con problemas neuronales de carácter vestibular todavía por evaluar.
Pero un momento, que todavía no soy lo suficientemente maricón, aún hay más: Y por si fuera poco, un forero, al echarme hoy una mano (que os conozco) ha hecho que, literalmente, se me humedecieran los ojos. Os lo digo en serio, cabrones, con esta hipersensibilidad no se puede vivir con un mínimo de calidad. ¿Lo habéis captado? Un forero de PL me ha emocionado. ¿Qué será lo siguiente? Es una pregunta retórica, se que me vais a llamar maricón y nenaza hasta la saciedad . Os leo atentamente.
Por cierto: el hilo me parece una mierda, estoy por borrarlo yo, así que procedan según consideren. Yo ya perdí hasta la dignidad.
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