Spawner
Muerto por dentro
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- 10 Dic 2005
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Tengo un amigo, un buen amigo, que me llamó el otro día bastante preocupado. Su pareja ha ascendido en su trabajo, un hotel enorme en la ciudad en que viven, rollo club social y no sé que hostias y, además, han contratado a gente nueva, antiguos amigos y compañeros de trabajo de su nueva jefa la cual, además, es muy amiga de su propia novia.
Todo parece ir bien. La chica es feliz en su hotel y los antiguos malos rollos que había en el ámbito laboral han parecido desaparecer. Sin embargo, hay algo que a él le huele raro, algo que, aunque reconoce no ser celoso ni nada por el estilo, lo pone nervioso.
Según me cuenta, dado su nuevo puesto, muchos fines de semana está obligada a viajar fuera, a cursos de formación y a ver otros hoteles de la misma cadena para ver cómo funcionan y cómo pueden mejorar en su trabajo. Cuando esto ocurre, se va con su jefa un fin de semana a Madrid o donde toque y poco más. No es nada nuevo, ya ha ocurrido en otras ocasiones. El problema es que, además, le ha dado por el Crossfit y algunos otros fines de semana también se va por ahí, por lo cual, han empezado a verse menos pese a llevar ya bastante tiempo juntos.
Él dice que esto no importa mucho, salvo por el hecho de notar una cierta distancia, pero lo justifica aduciendo que es normal que ella necesite su espacio y blaos varios. El problema real que él me contó es que la chica a veces, cada vez más frecuentemente, de hecho, decide salir de fiesta con estos nuevos compañeros de trabajo. Dice que entre unas cosas y otras, no hay fin de semana que pase las 3 noches en casa.
El otro día me llamó especialmente cabreado. Me contó que su pareja le había llamado para ver si se ponían de acuerdo en sus vacaciones para hacer un viaje, eso sí, en Semana Santa no porque se va a Finlandia con estos nuevos amigos. El pobre, que es profesor en un instituto, se pilló un gran cabreo porque sus vacaciones son precisamente en esas fechas y la tía ya las había planificado sin tenerlo en cuenta.
Y ya se me desahogó.
Me contó que con este nuevo círculo de amigos sólo ha estado él una vez. Su novia es de éstas que siempre le presentaba a todos los amigos y que, incluso sin querer él, a veces, por satisfacerla a ella, iba de cena con algunos de éstos aunque a él le importasen tres pollas. El tema es que con éstos su pareja es especialmente cerrada, es decir, que aunque él insinúe alguna vez ir con ellos a tomar algo, su pareja se niega en redondo.
Yo le dije que si eso no le olía mal y él, más por ser más bueno que el hambre que otra cosa, me dijo que no. Yo le dejé caer que podía tener más cuernos que un venado y él se lo tomó un poco mal. Quizá no estuve afortunado.
Según me cuenta, él no quiere decirle nada al respecto a su pareja ni presionarla demasiado, porque no quiere parecer el típico novio que prohíbe al otro hacer su vida, pero, según me dice, siente que cada vez le importa menos a su pareja y que ésta sólo pasa tiempo con él cuando no tiene nada mejor que hacer. Y pongo dos ejemplos.
Antes que nada he de aclarar que ellos no viven aún juntos, aunque lo habitual es que el pase los fines de semana en casa de ella porque él vive en un pueblo y ella en el centro. Por lo que aquello de que ella decida salir por ahí y llegar a las tantas o no estar le supone a él un engorro mayor que a ella, claro está.
A los ejemplos voy. Mi colega le propuso el día de año nuevo irse de fin de semana a Portugal. Cuando más o menos todo parecía concretado, sus amigos del trabajo propusieron a la novia hacer una excursión por la sierra así que ella le dijo al calzonazos de mi amigo que no le apetecía ir de viaje que por qué no se iba con ellos de excursión a la sierra. Mi amigo, por no montar el lío, dijo que no y listo, que se fuera ella sola.
Hace poco, deciden ir al teatro, bueno, lo propone él. Las entradas anticipadas están agotadas así que hay que comprarlas en taquilla. La sesión es a las 9, a las 7 ella le llama para decirle que le han llamado los del trabajo, que si no le importa dejar el teatro para otro día. Él le dice que haga lo que quiera y se va solo al teatro.
Yo le he dicho que la deje. Que eso no es forma de estar y que sí, que le está choteando de mala manera. Pero él dice que no sabe, que ella siempre ha sido un poco así; aunque hay cosas que le joden mucho: si salen ellos dos solos a tomar algo, a las 12.30 como tarde están en casa; si se va con los de trabajo, acaba en discotecas llegando a las 4 de la mañana. Yo le digo que eso huele muy, muy mal; él la justifica.
Así que, por lo contado, yo doy por hecho que ella se esta follando a todo lo que se le pone por delante y que sólo es cuestión de tiempo que le dé la patada más pronto que tarde.
¿Para vosotros alguna vez los amigos de vuestras parejas han sido un problema?
Todo parece ir bien. La chica es feliz en su hotel y los antiguos malos rollos que había en el ámbito laboral han parecido desaparecer. Sin embargo, hay algo que a él le huele raro, algo que, aunque reconoce no ser celoso ni nada por el estilo, lo pone nervioso.
Según me cuenta, dado su nuevo puesto, muchos fines de semana está obligada a viajar fuera, a cursos de formación y a ver otros hoteles de la misma cadena para ver cómo funcionan y cómo pueden mejorar en su trabajo. Cuando esto ocurre, se va con su jefa un fin de semana a Madrid o donde toque y poco más. No es nada nuevo, ya ha ocurrido en otras ocasiones. El problema es que, además, le ha dado por el Crossfit y algunos otros fines de semana también se va por ahí, por lo cual, han empezado a verse menos pese a llevar ya bastante tiempo juntos.
Él dice que esto no importa mucho, salvo por el hecho de notar una cierta distancia, pero lo justifica aduciendo que es normal que ella necesite su espacio y blaos varios. El problema real que él me contó es que la chica a veces, cada vez más frecuentemente, de hecho, decide salir de fiesta con estos nuevos compañeros de trabajo. Dice que entre unas cosas y otras, no hay fin de semana que pase las 3 noches en casa.
El otro día me llamó especialmente cabreado. Me contó que su pareja le había llamado para ver si se ponían de acuerdo en sus vacaciones para hacer un viaje, eso sí, en Semana Santa no porque se va a Finlandia con estos nuevos amigos. El pobre, que es profesor en un instituto, se pilló un gran cabreo porque sus vacaciones son precisamente en esas fechas y la tía ya las había planificado sin tenerlo en cuenta.
Y ya se me desahogó.
Me contó que con este nuevo círculo de amigos sólo ha estado él una vez. Su novia es de éstas que siempre le presentaba a todos los amigos y que, incluso sin querer él, a veces, por satisfacerla a ella, iba de cena con algunos de éstos aunque a él le importasen tres pollas. El tema es que con éstos su pareja es especialmente cerrada, es decir, que aunque él insinúe alguna vez ir con ellos a tomar algo, su pareja se niega en redondo.
Yo le dije que si eso no le olía mal y él, más por ser más bueno que el hambre que otra cosa, me dijo que no. Yo le dejé caer que podía tener más cuernos que un venado y él se lo tomó un poco mal. Quizá no estuve afortunado.
Según me cuenta, él no quiere decirle nada al respecto a su pareja ni presionarla demasiado, porque no quiere parecer el típico novio que prohíbe al otro hacer su vida, pero, según me dice, siente que cada vez le importa menos a su pareja y que ésta sólo pasa tiempo con él cuando no tiene nada mejor que hacer. Y pongo dos ejemplos.
Antes que nada he de aclarar que ellos no viven aún juntos, aunque lo habitual es que el pase los fines de semana en casa de ella porque él vive en un pueblo y ella en el centro. Por lo que aquello de que ella decida salir por ahí y llegar a las tantas o no estar le supone a él un engorro mayor que a ella, claro está.
A los ejemplos voy. Mi colega le propuso el día de año nuevo irse de fin de semana a Portugal. Cuando más o menos todo parecía concretado, sus amigos del trabajo propusieron a la novia hacer una excursión por la sierra así que ella le dijo al calzonazos de mi amigo que no le apetecía ir de viaje que por qué no se iba con ellos de excursión a la sierra. Mi amigo, por no montar el lío, dijo que no y listo, que se fuera ella sola.
Hace poco, deciden ir al teatro, bueno, lo propone él. Las entradas anticipadas están agotadas así que hay que comprarlas en taquilla. La sesión es a las 9, a las 7 ella le llama para decirle que le han llamado los del trabajo, que si no le importa dejar el teatro para otro día. Él le dice que haga lo que quiera y se va solo al teatro.
Yo le he dicho que la deje. Que eso no es forma de estar y que sí, que le está choteando de mala manera. Pero él dice que no sabe, que ella siempre ha sido un poco así; aunque hay cosas que le joden mucho: si salen ellos dos solos a tomar algo, a las 12.30 como tarde están en casa; si se va con los de trabajo, acaba en discotecas llegando a las 4 de la mañana. Yo le digo que eso huele muy, muy mal; él la justifica.
Así que, por lo contado, yo doy por hecho que ella se esta follando a todo lo que se le pone por delante y que sólo es cuestión de tiempo que le dé la patada más pronto que tarde.
¿Para vosotros alguna vez los amigos de vuestras parejas han sido un problema?
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