No os voy a engañar, hay muchas noches que duermo con la ropa del trabajo, tal cual. Y al día siguiente me levanto ya vestido, solo para calzarme. Esto lo puedo hacer porque no tengo que dar explicaciones a nadie, no tengo que presentarme en un lugar determinado a una hora concreta todos los días. Y cuando voy a algún sitio esa persona no sabe si estoy repitiendo la camiseta y los pantalones del día anterior o es que voy un poco sucio porque he estado antes en otro sitio trabajando más temprano. Las sábanas sufren mucho con esta costumbre, se ponen marrones y luego eso no se quita ni lavandolas, macho. Mis hermanas me echan la bronca cuando ven las sábanas tan sucias porque luego tienen que comprar sábanas nuevas.
Es lo que tiene vivir solo en una madriguera, que te lo montas como quieres y llega un punto que el cuerpo manda sobre uno mismo, y si llegas cansadísimo de estar todo el santo día con el azadón y cenas un bocadillo de sardinas con un tomate, se llena el buche y te entra el sopor, y vas directo a la cama sin haberte limpiado siquiera los morros, (paja mediante, por supuesto).