Capitan_Spaulding
Veterano
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Por lo visto, los que hemos acabado trabajando en hoteles somos legión en este sacrosanto foro, así que me he animado a abrir este hilo para contar nuestros chascarrillos, anécdotas y vivencias varias.
He dicho antes "los que hemos acabado" porque la mayoría de recepcionistas no teníamos previsto dedicarnos a esto. Yo mismo, sin ir más lejos, aspiraba a ganarme la vida con mi flamante título de empresariales y al final, por azares del destino, he acabado dedicándome a esto.
Podría contar mil historias de clientes tocahuevos a los que directamente degollarías, de incendios que he tenido que apagar con un extintor medio vacío, de fenómenos paranormales, de movidas con algún que otro famoso, de intentos de robos y extorsiones...., pero voy a ir a lo que realmente interesa, el puterío.
Por desgracia, debido a la crisis, ya son pocas las ocasiones en las que algún caballero aparece del brazo con alguna señorita de dudosa reputación, pero recuerdo que en los tiempos de bonanza no había noche en la que me tocara hospedar a alguna de estas simpáticas parejas.
Lo que más abundaba eran los típicos directivos de empresas que, aprovechando que la parienta no les tenían vigilados, venían a recepción a preguntar de forma disimulada si había algún local de alterne cercano. Incluso en la propia empresa les informaban de los sitios a los que debían ir en busca de amor fugaz. Había tal trasiego de putes todas las noches que hasta llegué a hacerme amigo de dos o tres meretrices que me dieron sus teléfonos para que les avisara en el caso de que algún cliente requiriera sus servicios.
En cierta ocasión, vino un ejecutivo de una importante empresa de construcciones con una puta de cada brazo. Se acercó a mí, me metió un billete de 50 leuros en el bolsillo de la camisa y me dijo "confío en su discreción" Por supuesto, al día siguiente ya se lo estaba contando a todos mis colegas y compañeros de hotel.
Otra noche, eran las 3 de la madrugada y yo estaba tan tranquilo viendo una peli, llamaron a la puerta y era un tiparraco enorme con pinta de mafioso ruso y dos señoritas de una belleza impresionante. Querían una habitación doble y otra individual. Les pedí los pasaportes y, efectivamente, eran ucranianos. Subieron a las habitaciones y al cabo de media hora baja el tío y me dice que se va, pero que las señoritas se quedan. Me paga, y sale con viento fresco. Al cabo del rato me llaman por teléfono de una habitación quejándose de que había mucho jaleo y no podían dormir. Subo a ver qué coño pasa y me encuentro a las dos ucranianas semidesnudas descojonándose y chillando en medio del pasillo. Aún parece que las esté viendo. Una iba tan solo con un tanguita y la otra iba con una camiseta de Mickey Mousse y con todo el pápol al aire. Pero lo más LOL fue mi reacción, me tapé los ojos con una mano y les dije "hagan el favor, que la gente intenta dormir". Qué gilipollas soy joder. Total, que las tías se fueron partiéndose el culo a su habitación y ya no se volvió a oír nada más.
Voy a acabar con otra historia que me pasó hace poco, que sino esto va a ser demasiado ladrillo.
Eran las 3 ó las 4 de la madrugada y estaba tan tranquilo viendo un episodio de "Rick y Morty" (los que nos dedicamos a esto tenemos la suerte de tener tiempo para ver todas las series que queramos). De pronto oigo el ascensor y me digo "a ver quién cojones viene a interrumpir este momento de tranquilidad". El caso es que aparece una chica de unos 20 años en pijama, guapísima y me dice "no sé qué hacer, mañana tengo un examen muy importante y no puedo pegar ojo, ¿qué hago?". Me la quedo mirando todo flipao, y le digo que si quiere que le prepare una infusión o un vaso de leche caliente o algo, y me dice que ya lo ha intentando todo y que no sabe qué hacer. Me cuenta un poco su vida, me informa de qué es el examen y vuelta a preguntarme "qué hago". Mil imágenes de todas las películas eróticas que he visto a lo largo de mi vida pasaron por mi mente. Me veía a mí mismo diciendo "pues para dormir bien lo mejor es un buen polvo" y saltaba encima del mostrador despojándola del pijama y la poseía ahí mismo en plan salvaje. Y de nuevo la pregunta "qué hago" me sacó de mi ensoñación. ¿Os queréis creer que la tuve ahí plantada durante más de una hora contándome toda su vida y preguntando cada 5 minutos "qué hago"? Al final, me dio las gracias por la conversación y dijo que parecía que ya le entraba un poco el sueño. Se dio media vuelta y se fue por donde había venido, y yo me quedé ahí dudando entre seguir viendo Rick y Morty o hacerme la paja más descomunal de la historia.
Venga compañeros de profesión, animaos a contar vuestras mierdas.
He dicho antes "los que hemos acabado" porque la mayoría de recepcionistas no teníamos previsto dedicarnos a esto. Yo mismo, sin ir más lejos, aspiraba a ganarme la vida con mi flamante título de empresariales y al final, por azares del destino, he acabado dedicándome a esto.
Podría contar mil historias de clientes tocahuevos a los que directamente degollarías, de incendios que he tenido que apagar con un extintor medio vacío, de fenómenos paranormales, de movidas con algún que otro famoso, de intentos de robos y extorsiones...., pero voy a ir a lo que realmente interesa, el puterío.
Por desgracia, debido a la crisis, ya son pocas las ocasiones en las que algún caballero aparece del brazo con alguna señorita de dudosa reputación, pero recuerdo que en los tiempos de bonanza no había noche en la que me tocara hospedar a alguna de estas simpáticas parejas.
Lo que más abundaba eran los típicos directivos de empresas que, aprovechando que la parienta no les tenían vigilados, venían a recepción a preguntar de forma disimulada si había algún local de alterne cercano. Incluso en la propia empresa les informaban de los sitios a los que debían ir en busca de amor fugaz. Había tal trasiego de putes todas las noches que hasta llegué a hacerme amigo de dos o tres meretrices que me dieron sus teléfonos para que les avisara en el caso de que algún cliente requiriera sus servicios.
En cierta ocasión, vino un ejecutivo de una importante empresa de construcciones con una puta de cada brazo. Se acercó a mí, me metió un billete de 50 leuros en el bolsillo de la camisa y me dijo "confío en su discreción" Por supuesto, al día siguiente ya se lo estaba contando a todos mis colegas y compañeros de hotel.
Otra noche, eran las 3 de la madrugada y yo estaba tan tranquilo viendo una peli, llamaron a la puerta y era un tiparraco enorme con pinta de mafioso ruso y dos señoritas de una belleza impresionante. Querían una habitación doble y otra individual. Les pedí los pasaportes y, efectivamente, eran ucranianos. Subieron a las habitaciones y al cabo de media hora baja el tío y me dice que se va, pero que las señoritas se quedan. Me paga, y sale con viento fresco. Al cabo del rato me llaman por teléfono de una habitación quejándose de que había mucho jaleo y no podían dormir. Subo a ver qué coño pasa y me encuentro a las dos ucranianas semidesnudas descojonándose y chillando en medio del pasillo. Aún parece que las esté viendo. Una iba tan solo con un tanguita y la otra iba con una camiseta de Mickey Mousse y con todo el pápol al aire. Pero lo más LOL fue mi reacción, me tapé los ojos con una mano y les dije "hagan el favor, que la gente intenta dormir". Qué gilipollas soy joder. Total, que las tías se fueron partiéndose el culo a su habitación y ya no se volvió a oír nada más.
Voy a acabar con otra historia que me pasó hace poco, que sino esto va a ser demasiado ladrillo.
Eran las 3 ó las 4 de la madrugada y estaba tan tranquilo viendo un episodio de "Rick y Morty" (los que nos dedicamos a esto tenemos la suerte de tener tiempo para ver todas las series que queramos). De pronto oigo el ascensor y me digo "a ver quién cojones viene a interrumpir este momento de tranquilidad". El caso es que aparece una chica de unos 20 años en pijama, guapísima y me dice "no sé qué hacer, mañana tengo un examen muy importante y no puedo pegar ojo, ¿qué hago?". Me la quedo mirando todo flipao, y le digo que si quiere que le prepare una infusión o un vaso de leche caliente o algo, y me dice que ya lo ha intentando todo y que no sabe qué hacer. Me cuenta un poco su vida, me informa de qué es el examen y vuelta a preguntarme "qué hago". Mil imágenes de todas las películas eróticas que he visto a lo largo de mi vida pasaron por mi mente. Me veía a mí mismo diciendo "pues para dormir bien lo mejor es un buen polvo" y saltaba encima del mostrador despojándola del pijama y la poseía ahí mismo en plan salvaje. Y de nuevo la pregunta "qué hago" me sacó de mi ensoñación. ¿Os queréis creer que la tuve ahí plantada durante más de una hora contándome toda su vida y preguntando cada 5 minutos "qué hago"? Al final, me dio las gracias por la conversación y dijo que parecía que ya le entraba un poco el sueño. Se dio media vuelta y se fue por donde había venido, y yo me quedé ahí dudando entre seguir viendo Rick y Morty o hacerme la paja más descomunal de la historia.
Venga compañeros de profesión, animaos a contar vuestras mierdas.