Persona humana
Novato de mierda
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- 21 Sep 2017
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Mi abuela nació a principios de los años 20 y murió hace una década. Ya viuda, se cayó mientras le echaba hierba a las vacas, se rompió un par de huesos, y como era una cazurra que se negaba a moverse de su casa, me tocó irme a vivir con ella cerca de un año para que no estuviese sola. Yo con 12 años o así.
Lo más lejos que estuvo mi abuela del lugar donde nació fue la casa donde sirvió, a 10 minutos en coche. Sabía leer y escribir, pero nunca la vi leer nada que no fuesen cartas del banco. No era una abuela Disney. Con frecuencia solía decirme "Cómo se nota que no habéis pasado hambre, qué falta os hacía una guerra".
Su casa no tenia baño. Sólo un grifo en la cocina con el agua cogida de un regato que bajaba del monte. Tenia una nevera, una tele y un fogón de gas. Era una casa apartada de todo cerca del monte, en un valle que de noche era más oscuro que los cojones de un grillo.
Desconfiaba de todo el mundo y le importaba una mierda la opinión ajena. Una vez estaba viendo yo la tele en su cocina, calentó una cazuela de agua, lo echó en un balde y fue mojando un trapo y pasándoselo por las piernas y la cara. Así, vestida, eso era bañarse para ella. Un momento después lol la iluminó: se colocó esparrancada encima del balde y se puso a mear ahí mismo, con el chorro cayendo entre los pliegues de una falda que tenía más mierda que el palo de un gallinero. Luego mojó el trapo y siguió lavándose con esa misma agua como si nada.
Era algo que solía hacer, ponerse a mear ahí de pie cuando le salía de los cojones, y cuando iba a cenar a nuestra casa teníamos que ir empujándola para que no se pusiese a mear en medio del barrio. Alguna vez lo hizo, se quedaba mirando hacia lo alto de los edificios como pensando "antes esto era prao" y meaba con toda la tranquilidad del mundo.
Otro día estaba viendo las noticias. Llega la sección de deportes y sale la NBA. Primer plano de un negro tirando libres, y mi abuela se revuelve y se va diciendo:
-¡ay, qué negro es! ¡qué feo, qué miedo madremía!
Solía decirme por la noche "cierra bien la puerta niño, que viene un moro y nos lleva".
Una vez fue una tía vendiendo papel higiénico.
-para qué quiero eso si tengo el río al lado - respondió riéndose.
Otra vez fue un gitano vendiendo patatas.
-baratas, señora.
-¡vete a la mierda, asqueroso!
El gitano empieza a insultarla y ella insistía:
-aaa la mierda, piojoso.
Menudos cojonazos tenía. Una vez casi a la hora de comer llaman al portero. Contesta mi padre y luego cuelga entre alarmado y riendo: que mi abuela habia montado un cisco en el banco porque le habían cobrado 200 pesetas de gastos de cuentas y no se movía de allí, que saliese director que le iba a cortar los huevos. Tuvo que ir mi padre a sacarla de allí, y por lo visto mi abuela le estuvo llamando maricón a mi padre.
-te roban y les ríes la gracia, maricón.
Otro día coje una gallina, la agarra bien de las alas y con un hacha pequeña de mano sobre un taco de madera: zasca, a tomar por culo cabeza. Y me dice "esto tienes que aprender a hacerlo tú, que al maricón de tu padre le da asco". Yo tendría ahí 8 o 9 años.
Siempre llevaba un pañuelo en la cabeza. Siempre la había visto con él, un día se le quitó y me flipó ver que tenía el pelo larguísimo, y muy blanco. Me sorprendió y se lo dije. "Qué guapa era" dijo ella.
Otra vez, delante de mi madre, me dice:
-estas hecho un mozo ya. A ver qué pito tienes, sácale.
Y mi madre "no hagas caso", y ella insistía riéndose "a ver el pitu, a ver el pitu".
Van a visitarla unas viejas del pueblo y saca unas sillas a la calle. Con ellas una nieta algo mayor que yo, muy gorda, y me dice por lo bajo:
-mira que culo tiene esa, que no le cabe en la silla. Vaya carajones tiene que echar. El ojete como un saco - y se ríe.
Solía hacerlo mucho, lo de reírse de sus comentarios e insultos. Todo cristo era mariposón, vago, tonto o zorra.
Sale el rey juancar por la tele un día y dice
-mira que gordo y bien comido, el pollo. Para matarle está ya.
De los políticos decía "todos iguales, sólo quieren tu dinero, niño. Tenlo claro"
Odiaba a los curas. Del cura del pueblo decía "mira que manos, que parece una mujer. No ha trabajado en su vida".
Otra vez me contó mi padre que iba ella por el pueblo y le paró el dueño del bar en plan "tu marido me debe seimil peseta de wiski" y mi abuela le dijo "pues pídeselo a él, so tonto".
Y para despedirme la anécdota más lol: guardaba un trozo de dentadura de una hermana suya que murió siendo cría. Yo no sé cómo la obtuvo pero la tenía guardada en un pañuelo. Una fila de dientes montada en una encía que ya parecía papel viejo, y que me enseñaba siempre que se lo pedía "ay mi pobretina" decía moqueando.
Cuando murió llevaba unos años perdida en ese laberinto de la memoria que es el alzheimer. La verdad es que ahora que voy camino de la soledad con cierto gusto habría agradecido conocerla algo más.
Tochazo, lo sé.
Lo más lejos que estuvo mi abuela del lugar donde nació fue la casa donde sirvió, a 10 minutos en coche. Sabía leer y escribir, pero nunca la vi leer nada que no fuesen cartas del banco. No era una abuela Disney. Con frecuencia solía decirme "Cómo se nota que no habéis pasado hambre, qué falta os hacía una guerra".
Su casa no tenia baño. Sólo un grifo en la cocina con el agua cogida de un regato que bajaba del monte. Tenia una nevera, una tele y un fogón de gas. Era una casa apartada de todo cerca del monte, en un valle que de noche era más oscuro que los cojones de un grillo.
Desconfiaba de todo el mundo y le importaba una mierda la opinión ajena. Una vez estaba viendo yo la tele en su cocina, calentó una cazuela de agua, lo echó en un balde y fue mojando un trapo y pasándoselo por las piernas y la cara. Así, vestida, eso era bañarse para ella. Un momento después lol la iluminó: se colocó esparrancada encima del balde y se puso a mear ahí mismo, con el chorro cayendo entre los pliegues de una falda que tenía más mierda que el palo de un gallinero. Luego mojó el trapo y siguió lavándose con esa misma agua como si nada.
Era algo que solía hacer, ponerse a mear ahí de pie cuando le salía de los cojones, y cuando iba a cenar a nuestra casa teníamos que ir empujándola para que no se pusiese a mear en medio del barrio. Alguna vez lo hizo, se quedaba mirando hacia lo alto de los edificios como pensando "antes esto era prao" y meaba con toda la tranquilidad del mundo.
Otro día estaba viendo las noticias. Llega la sección de deportes y sale la NBA. Primer plano de un negro tirando libres, y mi abuela se revuelve y se va diciendo:
-¡ay, qué negro es! ¡qué feo, qué miedo madremía!
Solía decirme por la noche "cierra bien la puerta niño, que viene un moro y nos lleva".
Una vez fue una tía vendiendo papel higiénico.
-para qué quiero eso si tengo el río al lado - respondió riéndose.
Otra vez fue un gitano vendiendo patatas.
-baratas, señora.
-¡vete a la mierda, asqueroso!
El gitano empieza a insultarla y ella insistía:
-aaa la mierda, piojoso.
Menudos cojonazos tenía. Una vez casi a la hora de comer llaman al portero. Contesta mi padre y luego cuelga entre alarmado y riendo: que mi abuela habia montado un cisco en el banco porque le habían cobrado 200 pesetas de gastos de cuentas y no se movía de allí, que saliese director que le iba a cortar los huevos. Tuvo que ir mi padre a sacarla de allí, y por lo visto mi abuela le estuvo llamando maricón a mi padre.
-te roban y les ríes la gracia, maricón.
Otro día coje una gallina, la agarra bien de las alas y con un hacha pequeña de mano sobre un taco de madera: zasca, a tomar por culo cabeza. Y me dice "esto tienes que aprender a hacerlo tú, que al maricón de tu padre le da asco". Yo tendría ahí 8 o 9 años.
Siempre llevaba un pañuelo en la cabeza. Siempre la había visto con él, un día se le quitó y me flipó ver que tenía el pelo larguísimo, y muy blanco. Me sorprendió y se lo dije. "Qué guapa era" dijo ella.
Otra vez, delante de mi madre, me dice:
-estas hecho un mozo ya. A ver qué pito tienes, sácale.
Y mi madre "no hagas caso", y ella insistía riéndose "a ver el pitu, a ver el pitu".
Van a visitarla unas viejas del pueblo y saca unas sillas a la calle. Con ellas una nieta algo mayor que yo, muy gorda, y me dice por lo bajo:
-mira que culo tiene esa, que no le cabe en la silla. Vaya carajones tiene que echar. El ojete como un saco - y se ríe.
Solía hacerlo mucho, lo de reírse de sus comentarios e insultos. Todo cristo era mariposón, vago, tonto o zorra.
Sale el rey juancar por la tele un día y dice
-mira que gordo y bien comido, el pollo. Para matarle está ya.
De los políticos decía "todos iguales, sólo quieren tu dinero, niño. Tenlo claro"
Odiaba a los curas. Del cura del pueblo decía "mira que manos, que parece una mujer. No ha trabajado en su vida".
Otra vez me contó mi padre que iba ella por el pueblo y le paró el dueño del bar en plan "tu marido me debe seimil peseta de wiski" y mi abuela le dijo "pues pídeselo a él, so tonto".
Y para despedirme la anécdota más lol: guardaba un trozo de dentadura de una hermana suya que murió siendo cría. Yo no sé cómo la obtuvo pero la tenía guardada en un pañuelo. Una fila de dientes montada en una encía que ya parecía papel viejo, y que me enseñaba siempre que se lo pedía "ay mi pobretina" decía moqueando.
Cuando murió llevaba unos años perdida en ese laberinto de la memoria que es el alzheimer. La verdad es que ahora que voy camino de la soledad con cierto gusto habría agradecido conocerla algo más.
Tochazo, lo sé.
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