clod20
Forero del todo a cien
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- 25 Jul 2003
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No me sorprende la virulenta reacción contra las caricaturas de Mahoma publicadas en Europa. La libertad es mi valor supremo, pero a los europeos les faltó sensibilidad para entender que para el Islam es tremendamente ofensivo que se caricaturice a su profeta, dado que esta religión prohíbe toda representación del autor del Corán.
Como Huntington, soy muy pesimista en cuanto a las futuras relaciones entre musulmanes y el resto del planeta (cristianos, hinduistas, animistas, rojos, liberales y budistas tienen choques con ellos). Viví casi medio año en Egipto cuando trabajaba en el ILD y la verdad es que es una mentalidad absolutamente distinta. Los musulmanes que trabajaban con nosotros nos decían que les asombraba la falta absoluta de religión en nuestra vida diaria, mientras que la aplastante mayoría de ellos sólo vive en función a ella. Recuerdo cómo me impactó una conversación que tuve con un traductor, un veterano y cosmopolita ingeniero cincuentón que hablaba un inglés impecable por haber residido buen tiempo en Inglaterra. Un día estuvimos hablando sobre la prohibición que ellos tienen de comer cerdo. Me aventuré a decirle que seguramente se le había impuesto un veto religioso a este consumo antes que proscribirlo por razones puramente higiénicas, pues no existe prohibición social que más se respetase en la antigüedad que la religiosa. Me contestó que el cerdo es el único animal que no cela a su pareja (dato que hasta ahora no corroboro); esa sería, según él, la razón por la que los europeos son todos unos cornudos y las europeas unas rameras, porque su alimentación se basa en este animal.
Le respondí entonces que si fuera así, si yo comiera plátanos, actuaría como un mono, que cómo era posible que un tipo culto y viajado diga esas sandeces. Discutimos un rato más y allí quedó. Pero el hecho es que si alguien bastante sofisticado, occidentalizado, de la élite, pensaba así… ¿ya qué le queda a la masa? Por eso, no me extrañaría que esto de las caricaturas se desmadre aún más.
Y la cada vez más vieja y laica Europa tiene al frente, en el norte de Africa, a una incesantemente creciente población musulmana muy joven, cada vez más religiosa y paupérrima. Por más que instalen barreras fronterizas y Pinochets laicos (¡en ese caso los carniceros no son malos para los franceses!) en Argelia y otros sitios, esa masa humana va a seguir inundando Europa cada vez más y ya sabemos que su integración social es muy difícil. Y ese fanático Irán que ya está cerca de la bomba atómica. Y Hamas, la Hermandad Musulmana y los ayatollahs avanzando en los otrora muy laicos Palestina, Egipto e Iraq… Parece que volveremos a las luchas medievales de moros y cristianos, pero esta vez con armas terribles, no con espadas. ¡Qué miedo!
Como Huntington, soy muy pesimista en cuanto a las futuras relaciones entre musulmanes y el resto del planeta (cristianos, hinduistas, animistas, rojos, liberales y budistas tienen choques con ellos). Viví casi medio año en Egipto cuando trabajaba en el ILD y la verdad es que es una mentalidad absolutamente distinta. Los musulmanes que trabajaban con nosotros nos decían que les asombraba la falta absoluta de religión en nuestra vida diaria, mientras que la aplastante mayoría de ellos sólo vive en función a ella. Recuerdo cómo me impactó una conversación que tuve con un traductor, un veterano y cosmopolita ingeniero cincuentón que hablaba un inglés impecable por haber residido buen tiempo en Inglaterra. Un día estuvimos hablando sobre la prohibición que ellos tienen de comer cerdo. Me aventuré a decirle que seguramente se le había impuesto un veto religioso a este consumo antes que proscribirlo por razones puramente higiénicas, pues no existe prohibición social que más se respetase en la antigüedad que la religiosa. Me contestó que el cerdo es el único animal que no cela a su pareja (dato que hasta ahora no corroboro); esa sería, según él, la razón por la que los europeos son todos unos cornudos y las europeas unas rameras, porque su alimentación se basa en este animal.
Le respondí entonces que si fuera así, si yo comiera plátanos, actuaría como un mono, que cómo era posible que un tipo culto y viajado diga esas sandeces. Discutimos un rato más y allí quedó. Pero el hecho es que si alguien bastante sofisticado, occidentalizado, de la élite, pensaba así… ¿ya qué le queda a la masa? Por eso, no me extrañaría que esto de las caricaturas se desmadre aún más.
Y la cada vez más vieja y laica Europa tiene al frente, en el norte de Africa, a una incesantemente creciente población musulmana muy joven, cada vez más religiosa y paupérrima. Por más que instalen barreras fronterizas y Pinochets laicos (¡en ese caso los carniceros no son malos para los franceses!) en Argelia y otros sitios, esa masa humana va a seguir inundando Europa cada vez más y ya sabemos que su integración social es muy difícil. Y ese fanático Irán que ya está cerca de la bomba atómica. Y Hamas, la Hermandad Musulmana y los ayatollahs avanzando en los otrora muy laicos Palestina, Egipto e Iraq… Parece que volveremos a las luchas medievales de moros y cristianos, pero esta vez con armas terribles, no con espadas. ¡Qué miedo!