Neo_BCN El Samu Jedi.

Andy Milonakis

RangoForero del todo a cien
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30 May 2006
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Una de las consecuencias habituales (no necesaria, pero sí habitual) de irse de vacaciones es que se sacan fotos. Tranquilos, no haré un pase de diapositivas de mi última semana, entre otras cosas porque los caballeros de determinadas cosas no hablan, y yo tampoco. Pero hice fotos, sí. Muchas.


En tiempos (no tan lejanos), el número de fotos que se podían traer de unas vacaciones (o cualquier otro evento en el que se sacasen fotos) solía ser múltiplo de 36 o 24, que era el número de fotos que venían en un carrete. También existían los carretes de 12, pero no se de nadie que los usase nunca. Supongo que tendrían fines más profesionales, porque alguien que se gane la vida sacando fotos no podía permitirse el lujo de esperar a sacar 36 instantáneas para obtener la que les interesaban, y tampoco era plan de ir tirando carretes a medias.

Supongo, digo. Los números, en todo caso, eran más que aproximados, porque la mayoría de los carretes solían permitir sacar un par de fotos mas de las que nominalmente indicaban, y luego siempre había que descontar las que salían borrosas, movidas, sobreexpuestas o se sacaban por error al apretar el botón sin querer. Vamos, que al final, con suerte, se podían aprovechar la mitad escasa de las fotos que se habían sacado. Y eso contando que la máquina no se abriese de un golpe fortuito, velando todo el carrete, o que no te lo velasen en la tienda de fotos. Que esa era otra, había que pasar por la tienda de fotos, pagar un (carísimo) revelado, esperar entre un par de horas y un par de semanas (en función de la tienda, la tecnología que tuviesen y la carga de trabajo), rezar por que no se les escoñara la máquina o tuviesen los líquidos podridos y te jodieran todo el negativo (me pasó, snif...).

Eso, y ser consciente de que tus fotos las vería, en el mejor de los casos, el de la tienda, y, en el peor, cualquiera que pasase por la calle, que muchas de ellas tenían una reveladora automática que iba sacando los positivados en un rollo de papel que luego se cortaba convenientemente, y que, vaya usted a saber por qué, solían estar enfocados hacia los escaparates, con lo que la viabilidad de hacerte fotos, digamos, comprometidas, se reducía mucho. Que tampoco es plan que te vea la vecina haciendo según qué con según quién. Entre otras cosas porque no le importa una mierda.

La irrupción como elefante en cacharrería de la fotografía digital a precios competitivos acabó con todo eso. Se perdió el encanto de ver los negativos y cogerlos por los bordes, con cuidadito de no tocarlos para no dañar la imagen, los álbumes que se apilaban sin orden ni concierto y a los que o les faltaban bolsitas para todas las fotos, o les sobraban, o eran de tamaño no adecuado, y el tener que buscar entre los negativos el número de la foto para pedir copias, y se añadió el engorro de tener que llevar siempre el puto cable de alimentación a cuestas (y rezar por encontrar un enchufe, que no siempre los hay), que si no te quedas sin pilas a las primeras de cambio.
A cambio se ganó calidad de imagen, comodidad, privacidad, la posibilidad de rechazar al momento las fotos que no han quedado bien y repetirlas, la capacidad de aplicar zooms sin necesidad de ópticas especiales que ocupaban más que la cámara... en fin, qué os voy a contar que no sepais. Y se ganó en capacidad, claro. Una simple tarjetita de memoria que ocupa lo que la mitad de una biblia de papel de fumar y te cuesta lo que el revelado de dos o tres carretes permite hacer cienes y cienes de fotos, y encima luego te las descargas al ordenador, las borras y las puedes reutilizar.

Y aquí viene el ay. Las borras. Porque según que fotos sean, no pasa nada, las borras y ya está. Pero según que fotos sean, borrarlas cuesta. Mucho. Es el equivalente digital de romper una foto de papel.

A mí, romper una foto me cuesta. Mucho. No hablo físicamente ( aunque en algunos casos también, que hay papeles de foto que se retuercen y deforman más que romperse ) , sino sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) a nivel moral.
A una foto se la puede confinar en lo más hondo de un cajón olvidado, se le pueden dar tijeretazos, se la puede quemar o se le pueden emborronar las caras con un Edding 500 cuando las tripas te lo piden, pero romperlas... No diré que de mal fario, aunque todo puede ser y cosas mas estúpidas he leído, pero desde luego es poco... ¿ estético ? ¿ Ético? No sé como definirlo. Y no hablo de un comportamiento aprendido de mis mayores, sino de algo que me sale de más adentro. A una foto se le pueden hacer las mil y una putadas, sea o no con intenciones malévolas, pero no se pueden –no se deben- romper.

Y cuando la foto (o lo que - o a quien - ella representa) no sólo no te ha hecho nada, sino que es alguien o algo querido, por mucho que sepas que la has impreso en papel, te has hecho hacer con ella un póster que decora tu habitación, la tienes de fondo de escritorio y el archivo está debidamente guardado en tres ordenadores y un par de cedés, el borrarla (el romperla) cuesta. Esfuerzo y dolor físico. Siempre está la opción, me direis, de usar la opción “ borrar todo ” para dejar la tarjeta en blanco, sin mirar, una por una, qué fotos borras y tener que decidir cual de ellas eliminas para siempre y cual permites que permanezca durante unas horas, unos días o unos meses mas en la memoria, pero cuando no lo has hecho antes de salir de casa y tienes que tomar la decisión en el momento, no hay más remedio que hacerlo una por una, y decidir, con toda la sangre fría del mundo, cual de esos recuerdos conservas y cual envías al pozo del olvido para siempre. O hasta que llegues a casa y puedas consultar el ordenador. Y eso duele.

Y se te hace un nudo en la garganta y te tiemblan los dedos aunque sepas que es una tontería, y cada vez que aprietas Borrar es un lanzazo en el costado y un clavo mas en el ataúd de tu conciencia.


Sé, insisto, que es una tontería. Sé que soy un romántico incurable, en el sentido mas siniestro de la expresión, y que algún dia eso me acabará pasando factura. Pero cada vez que me veo en esa tesitura de tener que borrar fotos, me siento como si pudiese ver por el rabillo del ojo a los carretes de fotografía, las cubetas de líquidos de revelar, las luces rojas y las viejas cámaras ópticas descojonándose vivas desde el mas allá al ver lo bien que está funcionando su venganza sobre los que las dejamos abandonadas a favor de esos engendros de Satanás, feos y ridículamente pequeños, que son las cámaras digitales...
 
Qué tiene que ver el título del hilo con lo que has escrito?

No mancilles el nombre de Neo_bcn que tantos ratos de risas nos dio por aquí, hasta que adoptó la táctica del chino, esa de no parar de abrir hilos referentes a él mismo y hacerse cansino de cojones....

Venga.
 
paso de leer esta puta mierda y pregunto quien es el pseudo Rapero que esta en la Inaguracion del mundial Disfrazado como The Mask

Por cierto ya lo del Hip Hop esta dando mucho por el Culo.
 
ahora esta de moda poner titulos que no tienen que ver y poner tocho que no interesan una mierda?
 
Wow!

micropene rebuznó:
ahora esta de moda poner titulos que no tienen que ver y poner tocho que no interesan una mierda?

¿ Para que cojones lo preguntas si lo sabes ? Y de retórica tú pregunta tiene una mierda.

Sí, me siento especial.

sindrome_down_2.gif
 
no me voy a leer todo el tocho. ¿es neo y su katana o no?
 
Yo sigo utilizando las cámaras de toda la vida. No precisamente por que les tenga cariño (que sí) si no porque no se han unido las ganas de comprar una digital y el dinero sobrante.

Es cierto que jode romper o borrar fotos, de hecho las tengo absolutamente todas ocupando gran parte del pasillo de mi casa en varias estanterías.

Diría que tengo mi vida en fascículos: Mi infancia, mis viajes, mis novias, mis amigos, los trabajos...

Mola pasar un domingo aburrido mirando viejas fotos
 
En mis tiempos te habrían fusilado por menos que eso.
 
donde estan las fotos de tus viajes, por lo menos ponlas para animar este hilo, y reirnos de usted
 
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