ilovegintonic rebuznó:
¿Que no qué?
¿Que no qué?
Sí, es bello. Es hermoso. Es tristemente bello, tristemente hermoso. Es, ni más ni menos, la vida. Tan bella como triste, tan hermosa como desoladora. ¿Pero tú quieres eso para ti? Porque yo no quiero lo del vídeo para mí, pese a que es hermoso, porque es triste. Yo sigo anhelando, yo sigo queriendo que funcione. Yo no quiero juguetes rotos en mi mano.
Sin embargo, Rubén, te entiendo. Te entiendo perfectamente, de la misma manera en la que veo lo desolador del vídeo, veo lo hermoso. La diferencia entre tú y yo es que tú amas más la vida que yo. Por eso no te importa el precio que haya que pagar. Yo pago lo que haya que pagar, pero me duele pagar. A ti no. Sí, un poco te envidio, sí.
Cuando empiezas una relación, de un modo u otro, estás aceptando su fin. El desamor, los celos, la futura melancolía no son más que tres mariposas que aletean en tu estómago cuando estás enamorado, junto a todas las demás. Y por eso hay que amar. Porque aun sabiendo todo esto de antemano hay que dejarse la vida en ello, porque si el acto tiene valor es porque está destinado a un trágico final. Por eso no disfruto con las aventuras. Me aburren. Porque en el mundo del no-compromiso, en nuestro mundo, me parece que ya hay demasiados adalides de ésta supuesta virtud como para sentirme cómodo. Y no hablo de compromiso en cuanto a fidelidad, hablo de compromiso con uno mismo, de sinceridad a la hora de afrontar lo sentimientos y, sobre todo, de tirar abajo de una puta vez ese muro de lamentaciones que habéis hecho -algunos- del vuelo de una falda. Y pensando así, es imposible odiar a las mujeres. De lo único que se les puede culpar es de no estar a la altura de lo que uno siente, pero es que eso, por desgracia, tampoco es culpa suya. No quisiera yo portar su carga durante mucho tiempo.
¿El amor? No sé, ni siquiera sé si he amado alguna vez. Pero, joder, que nadie diga que no lo intenté. Sólo porque me muestre comprensivo en un abandono, sólo porque sea capaz de facilitar una infidelidad, sólo porque sea incapaz de follarme a una puta. Eso no tiene nada que ver. El amor no es un sentimiento, es una actitud, algo global. Y desde el amor, desde el mismo centro, nace el arte o algo tan inútil como la melancolía. Sólo un pueblo que goza y ama puede sentir la tristeza como se debe sentir, sólo es España pudo nacer el bolero, sólo en Cuba podrían haber hecho de él un arte, sólo en Brasil la saudade. Lo que es un error es ligar esa actitud sólo a las mujeres, porque esa carga es demasiado pesada, porque estamos condenando algo de antemano. ¿Alguien puede leer a Hesse y no sentirse en paz con el puto mundo? Eso mismo es lo que busco en una mujer; un aleteo, una sonrisa, un gesto, ¿seré luego capaz de decir que esa sonrisa, ese gesto...me pertenecen? ¿seré capaz de decir que no existían sin mí? No, ya no.
Lo único que me jode es lo que nos mantiene cuerdos. El olvido. Nada de renegar del pasado, nada de aplastarlo como decía Candela. No hay ni una mujer en mi vida a la que no pueda recordar sin sonreir con dulzura. Y creo que ellas deben sentir algo parecido.
Y me voy a currar, que si no no llego. Sólo añadir que no soy mal amante, para que no deis por hecho que todo esto es una simple mascarada.