Sr. Torbellino:
No me cabe sino ejercer hoy de crítico cojonero, y soltar un "REDIOX", porque hay cosas que claman al cielo.
Ocurre que no conviene agasajar a las feminazis y a los canes con caricias ni huesos de más, pues terminan por sentirse demasiado cómodos, caprichosos e intratables. Ahora, insignes feminazis como Blanquita y la SuperMorrita, estarán meneando enérgicamente su colita mientras olfatean vigorosamente los zócalos en sus casetas.
Todo esto, amigo Nacho, viene por lo siguiente que ha vertido en ese artículo suyo de yogures y retambufas:
Creo que detrás de esa capa de tito Remigio, en realidad se esconde un tío inteligente y, esa chuminada con la que nos ha obsequiado no ha sido más que para mantener el potorramen fémino en sus debido estado acuoso, por aquello de que no se sabe cuándo puede presentársenos un caliqueño a la puerta. Pero ha de tener presente, Nachito, de que esa es arma de doble filo, y el que nos toca de cara, corta que da gusto.
Y es que encima está sentando cátedra sobre lo que no son sino gustos, diríase, culinarios. Todos formamos parte de un menú, compadre. A grandes rasgos, podríamos decir que el machamen somos la carne; unos, jamones pata negra, como este menda, y otros filetes de carne de chancho viejo, como el bueno del Lobito. Pero carne, al fin y al cabo. Luego las mujeres serían el pescadito. Unas serían esturiones de buen caviar, y otras las merluzas, como Blanquita. Pero pescadito, en suma.
Por eso, y aquí ya no va por usted, es que no entiendo a los que se hacen llamar homófobos. Es también de una falta de sentido histórico que quita el hipo; no queda sino observar a grandísimos personajes de la Historia con mayúsculas, que le dieron y dan al ciruelo ajeno, teniendo uno propio, como Alejandro Magno, Sócrates, Da Vinci, Federico el Grande, Neo_BCN y Fidel Castro.
A nadie se le ocurre tirar miguitas de pan y llamar degenerados a los comensales de la mesa de al lado, por el simple hecho de estar consumiendo pescado, en vez de carne. ¿O qué?
PLACER DE DIOSES
No me cabe sino ejercer hoy de crítico cojonero, y soltar un "REDIOX", porque hay cosas que claman al cielo.
Ocurre que no conviene agasajar a las feminazis y a los canes con caricias ni huesos de más, pues terminan por sentirse demasiado cómodos, caprichosos e intratables. Ahora, insignes feminazis como Blanquita y la SuperMorrita, estarán meneando enérgicamente su colita mientras olfatean vigorosamente los zócalos en sus casetas.
Todo esto, amigo Nacho, viene por lo siguiente que ha vertido en ese artículo suyo de yogures y retambufas:
Ademas, tampoco tienen su conversacion, su intelecto, su verbigracia natural, las mujeres, son ante todo compañeras, complices, el brazo donde apoyarte y donde mejor se esta
Creo que detrás de esa capa de tito Remigio, en realidad se esconde un tío inteligente y, esa chuminada con la que nos ha obsequiado no ha sido más que para mantener el potorramen fémino en sus debido estado acuoso, por aquello de que no se sabe cuándo puede presentársenos un caliqueño a la puerta. Pero ha de tener presente, Nachito, de que esa es arma de doble filo, y el que nos toca de cara, corta que da gusto.
Y es que encima está sentando cátedra sobre lo que no son sino gustos, diríase, culinarios. Todos formamos parte de un menú, compadre. A grandes rasgos, podríamos decir que el machamen somos la carne; unos, jamones pata negra, como este menda, y otros filetes de carne de chancho viejo, como el bueno del Lobito. Pero carne, al fin y al cabo. Luego las mujeres serían el pescadito. Unas serían esturiones de buen caviar, y otras las merluzas, como Blanquita. Pero pescadito, en suma.
Por eso, y aquí ya no va por usted, es que no entiendo a los que se hacen llamar homófobos. Es también de una falta de sentido histórico que quita el hipo; no queda sino observar a grandísimos personajes de la Historia con mayúsculas, que le dieron y dan al ciruelo ajeno, teniendo uno propio, como Alejandro Magno, Sócrates, Da Vinci, Federico el Grande, Neo_BCN y Fidel Castro.
A nadie se le ocurre tirar miguitas de pan y llamar degenerados a los comensales de la mesa de al lado, por el simple hecho de estar consumiendo pescado, en vez de carne. ¿O qué?
PLACER DE DIOSES